A todos les gustan las historias. Ellas pueden inspirar, instruir, animar y corregir. Una buena historia puede cautivarnos. La Biblia está llena de historias, especialmente el Antiguo Testamento. En ellas leemos los pasajes más conocidos en las Escrituras. David y Goliat (1 S. 17), Daniel y los leones (Dn. 6), Abram y el (casi) sacrificio de su hijo Isaac (Gn. 22), Jonás y el gran pez (Jon. 1), el éxodo de Egipto (Éx. 7–12), y muchas otras.
Aunque amamos estas historias, debemos preguntarnos: ¿qué significan? ¿Qué debemos aprender de ellas? ¿Cómo podemos encontrar su significado? Para contestar estas preguntas importantes, debemos entender cómo funcionan las historias y cómo podemos leerlas bien.
Contestaremos las preguntas enfocándonos en dos cosas. En primer lugar, trataremos de entender qué es una historia y cómo funcionan. En segundo lugar, aplicaremos nuestro entendimiento a una historia bíblica. Mi esperanza es que si entendemos cómo funcionan las historias en general, y las historias bíblicas en particular, podremos entender lo que nos enseñan hoy.
La narrativa y cómo leerla
La Biblia contiene una variedad de literatura escrita por muchas personas durante mucho tiempo en varios idiomas. Por eso, leer la Biblia puede ser difícil pero interesante al mismo tiempo. ¡El libro de 1 Crónicas es muy distinto del libro de 1 Corintios! Aunque nos frustra a veces, debemos dar gracias al Señor por proveernos tanta variedad. No sé tú, pero una de las razones por la cual la Biblia me fascina es porque contiene cartas, poemas, historias, y más.
Aunque hay mucha variedad, la literatura bíblica se puede dividir en tres tipos de textos:
-
Discurso: comunicación unidireccional, de una persona a otra u otras (piensa en las cartas de Pablo)
-
Poesía: una forma de comunicación vivida que usa imágenes, ideas, y sonidos para expresar algo (piensa en los Salmos)
-
Narrativa: el reporte de una serie de eventos en un orden específico (piensa en Génesis)
El género narrativo es relativamente sencillo de identificar en la Biblia porque se usa cada vez que se cuenta una historia.
La mayoría de los libros bíblicos contienen una mezcla de estos tipos de literatura. Por ejemplo, en Números 23–24 hay narrativa pero con mucha poesía en medio (cada vez que Balam habla, por ejemplo).
El género narrativo es relativamente sencillo de identificar en la Biblia porque se usa cada vez que se cuenta una historia. Pero ¿en qué consiste una historia? ¿Has considerado esta pregunta? La mayoría de las personas, hasta los niños pequeños, pueden reconocer las historias y contarlas también. Pero entender cómo funciona una historia es un poco más complicado.
Mucha gente ha pensado en la fórmula de la historia. Aristóteles, el filósofo griego, explicó que una historia es una acción que contiene un principio, un medio, y un final. Es así de fácil. Hay un punto de partida, un punto final, y varias cosas que pasan en medio de los dos puntos. Una historia puede ser muy complicada o muy compacta, pero en cualquier caso, hay movimiento de un punto a otro.
Déjame ilustrarlo. Aquí hay dos escritos breves. Uno es una historia, el otro no:
-
Dos amigos almorzaron juntos.
-
Dos amigos llegaron a un lago para almorzar juntos. Al llegar, encontraron que uno había ido al lado norte del lago, y el otro al lado sur. Se rieron de la situación y su falta de planificación. Decidieron caminar al lado oeste del lago para verse en medio. Cuando se reunieron, almorzaron juntos.
El número 1 no es nada más que una declaración de un hecho. Es un resumen de lo que encontramos en el número 2. Pero observa cómo los detalles hacen que la historia sea más interesante. Podríamos añadirle a la historia para hacer más complejo el viaje de los amigos (escaparse de lobos, perderse en el camino, etc.), pero la esencia de la historia permanecería: dos amigos almorzando juntos.
El viaje de una historia del principio al final se llama la trama. Cada trama tiene una forma. Esta es la forma:
Déjame definir cada parte de la trama y darte un ejemplo con los amigos almorzando:
Ambiente: este es el escenario inicial que provee información que necesitamos para entender la historia. Es nuestro punto de partida. La descripción del ambiente puede ser sencilla o compleja. Puede identificar los personajes principales, dónde están, qué están haciendo, y su estado de ánimo. Por ejemplo, el ambiente de nuestra historia son los dos amigos, en un lago, con el deseo almorzar juntos. Si no tuviéramos nada más, tendríamos solamente un escenario. Lo que necesitamos para una historia son eventos.
Conflicto: este es el evento o los eventos que nos llevan al clímax. Aquí encontramos problemas que requieren una resolución, u obstáculos que se deben cruzar. Por ejemplo, en nuestra historia, nuestros amigos se encuentran en lados opuestos del lago y por eso no pueden almorzar juntos. ¿Qué harán?
Clímax: este es el punto sin retorno. Posiblemente muchas cosas han pasado hasta este momento, pero después de aquí el mundo será diferente para siempre. Por ejemplo, nuestros amigos toman una decisión: van a caminar al lado oeste del lago. En el momento en que toman esa decisión, hemos pasado al clímax, y su mundo ha cambiado.
Resolución: aquí suceden los eventos que nos conducen al nuevo ambiente. Tal vez muchas cosas pasan, tal vez pocas. En cualquier caso, la resolución resuelve el conflicto. Por ejemplo, nuestros amigos separados, habiendo decidido reunirse al lado oeste del lago, cumplen su meta. Observa que esta parte de la historia no se explica a detalle. Solo tenemos la decisión de reunirse y un reporte de que tuvieron éxito (“Cuando se reunieron…”). Esta resolución termina en un nuevo ambiente.
Nuevo ambiente: aquí termina nuestra historia. Es nuestro punto final. Por ejemplo, nuestros amigos, habiéndose reunido, almorzaron juntos. Ocasionalmente, el nuevo ambiente es el ambiente de la próxima trama.
La trama puede ser una herramienta muy útil para entender las historias, pero no es nuestra única herramienta. Mientras leemos la historia debemos enfocarnos en los personajes (¿cómo cambian?, ¿qué hacen?), el tiempo (¿cuánto tiempo pasa en la historia?, ¿ocurre durante mucho tiempo o poco?), los escenarios (¿cuántos hay? Si hay varios, ¿por qué?), y la geografía (¿pasa todo en el mismo lugar o en varios lugares?). Al observar todas estas cosas y combinarlas con la trama, pueden ayudarnos a entender lo que está pasando en la historia y por qué el autor está contando la historia.
¿Qué tiene que ver todo eso con la lectura de la narrativa en la Biblia y con encontrar el significado de las historias bíblicas? Entender las historias en la Biblia será mucho más fácil si entendemos la manera en que funciona la narrativa como un tipo de literatura. Cuando entendemos cómo funciona, podremos leer mejor y entender lo que el autor intenta comunicarle a su audiencia. Cuando entendemos el significado para la audiencia original podemos empezar a discernir lo que la historia significa para nosotros.
Aplicar la estrategia
La mejor manera de ilustrar cómo la trama puede ayudarnos a apreciar una historia y entender lo que el autor quiere comunicarle a su audiencia es al observar una historia bíblica. Vamos a enfocarnos en una historia muy conocida: el cruce del mar Rojo en Éxodo 14.
Sería un ejercicio muy fructífero que leyeras la historia por ti mismo, y que trates de identificar el ambiente, conflicto, clímax, resolución y nuevo ambiente antes de que continúes leyendo este párrafo. Para encontrar estas cosas, lee Éxodo 14 varias veces, en diferentes traducciones si es posible, en silencio y en voz alta, también. Conoce la historia y sus detalles bien. Muchas veces entendemos poco porque leemos poco y no prestamos atención. Sería útil que leyeras el texto con alguien en tu familia o iglesia. Dos recordatorios antes de que lo hagas:
1. Estás tratando de descubrir cuáles son las partes de la trama. Sé lo más preciso y conciso posible en tu descripción.
2. Normalmente es útil descubrir el conflicto de la historia primero.
La trama de Éxodo 14
En la narrativa tenemos un regalo. Por medio de historias, Dios comunica su verdad de manera poderosa.
Ambiente: Israel está acampado “junto al mar” (v. 2) por el mandato de Dios a fin de atraer al faraón para que Dios demuestre Su gloria sobre Él.