Crecí en una iglesia evangélica en donde se enseñaba lo mismo que en todas las iglesias evangélicas que conocía: un premilenialismo dispensacional.
Hay dos tipos de premilenialismo: el dispensacional y el histórico. Ambos defienden la postura de que Apocalipsis 20 enseña que habrá un largo periodo de tiempo en donde Jesucristo reinará con su Iglesia sobre las naciones del mundo antes de los cielos nuevos y la tierra nueva, cumpliendo así las expectativas escatológicas del Antiguo y Nuevo Testamento. Se llama premilenial porque la postura afirma que Cristo vendrá previamente a la instauración de un reino milenial. Pero en la escatología (el estudio bíblico de los últimos tiempos) hay también otras posturas históricas: el postmilenialismo y el amilenialismo.
Aunque sigo siendo premilenial, aprecio mucho a mis hermanos amileniales al igual que la tradición histórica que representan. El que buenos hermanos en Cristo tengamos serias diferencias en cuanto a escatología nos habla de la dificultad de interpretar pasajes proféticos y apocalípticos. Por eso la escatología se presta para malentendidos, y la posición premilenial no es la excepción.
Estos son tres mitos comunes sobre el premilenialismo y la verdad detrás de ellos:
Mito #1: “El premilenialismo fue inventado por los dispensacionalistas”
Según la Asociación Nacional de Evangélicos (NAE, por sus siglas en inglés), hace una década el 65% de los evangélicos norteamericanos se considera premilenial, el 13% amilenial, y el 4% postmilenial.[1] Aunque muy probablemente la estadística cambió (en parte gracias a la resurgencia reformada de los últimos años), se estima que el premilenialismo sigue siendo la posición dominante entre evangélicos norteamericanos.
Aunque es difícil hallar un buen estudio sobre las posiciones mileniales en Latinoamérica, es muy probable que la mayoría de los evangélicos sean premileniales de alguna corriente dispensacional. En parte, esto se debe a que muchos de los primeros misioneros a Latinoamérica eran dispensacionales, y también al impacto de la Biblia de Estudio Scofield —una de las primeras Biblias de estudio publicadas en nuestros países— la cual tiene una perspectiva dispensacional.
El dispensacionalismo tuvo sus inicios temprano en el siglo XIX entre el movimiento de los “Hermanos” (Brethren, en inglés) y “disfrutó de su más grande éxito entre bautistas, episcopales reformados, y en especial los presbiterianos”.[2] Hoy en día es la posición hermenéutica más común entre los pentecostales, también. Sin duda, una de las razones principales por las que la mayoría de los evangélicos son premileniales es por el impacto del movimiento dispensacional, el cual se propagó a través de conferencias bíblicas, institutos bíblicos (como el Instituto Bíblico Moody) y seminarios teológicos (como Dallas Theological Seminary).
Aunque el premilenialismo no era la única posición de la iglesia postapostólica, la evidencia apunta a que era probablemente la más común. Sin embargo, el premilenialismo tiene sus inicios en los primeros siglos de la Iglesia. El premilenialismo (o quiliasmo, cómo se le llamaba antiguamente) es enseñado en la Didaché (siglo I) y por teólogos y pastores como Ignacio (murió c. 108 d. C.), Policarpo (65-155 d. C.), Bernabé (siglo I), El pastor de Hermas (siglo II), Hipólito (170-235 d. C.) y Justino Mártir (100-165 d. C.). Ireneo (130-202 d. C.) fue un férreo defensor del quiliasmo, al igual que Tertuliano (155-240 d. C.).
Justino Mártir da evidencia de que un milenio literal era la posición común en su tiempo (aunque no la única) cuando escribe:
“Pero yo y todos los demás cristianos completamente ortodoxos estamos seguros de que habrá una resurrección de la carne, seguida de mil años en la ciudad reconstruida, embellecida y ampliada de Jerusalén, como lo anunciaron el profeta Ezequiel, Isaías y los demás [profetas]”.[3]
Ireneo, en su libro Contra los herejes (escrito c. 180 d. C.) hace varios argumentos a favor de un milenio literal. Él afirma que Jesucristo enseñó un milenio literal en Mateo 26:29, y que el apóstol Juan enseñó un milenio literal tanto en Apocalipsis como en enseñanzas orales, asegurando que Jesucristo mismo había enseñado un milenio literal. También dice que Papías (murió c. 100 d. C.) escribió que Jesucristo habló de cómo sería tal milenio.[4]
Que Papías creía en un milenio literal es confirmado por Eusebio, quien escribió que Papías decía “qué habrá un milenio después de la resurrección de los muertos, donde el reino de Cristo será edificado de forma material en esta tierra”.[5] Lo crucial de esto es que tanto Irenio como Papías fueron discípulos del apóstol Juan, el escritor de Apocalipsis.
De hecho, la creencia en un milenio literal era la postura común en Asia, lugar donde ministró Juan. Martin Eerdman escribe: “la autoridad decisiva para el milenialismo asiático era Juan, de quién los ancianos aseguraban habían obtenido su información. Además, Juan —como también lo dijo Papías— adjudicó el origen del milenialismo a Cristo”.[6]
Aunque es cierto que el premilenialismo no era la única posición de la iglesia postapostólica, la evidencia apunta a que era probablemente la más común. El famoso historiador Philip Schaff, quien no era premilenial, afirma:
“El punto más sorprendente en la escatología de la era anterior a Nicea es el quiliasmo prominente, o milenarismo, que es la creencia de un reinado visible de Cristo en gloria en la tierra con los santos resucitados durante mil años, antes de la resurrección y el juicio general”.[7]
El claro premilenialismo de la Iglesia en los primeros siglos es un factor decisivo en el auge del premilenialismo histórico, una posición cuyos campeones incluyen teólogos como George Ladd, Craig Blomberg, y D. A. Carson,[8] y pastores como John Piper, entre muchos otros. Esta posición tiene gran importancia en un buen número de seminarios conservadores, y es posible que pronto se convierta en una posición común en la iglesia.
Es necesario aproximarnos a la literatura profética y apocalíptica con humildad, reconociendo nuestras propias limitaciones.
Vale también señalar que, aunque sería anacronismo decir que la iglesia postapostólica era dispensacional, varias de las enseñanzas del dispensacionalismo premilenial fueron primero propuestas por los pastores y teólogos de los primeros siglos. Tanto Justino Mártir como Ireneo escribieron que Jerusalén sería literalmente reconstruida.[9] Tanto Ireneo como Hipólito postularon que la última semana de las setenta semanas de Daniel se refería a la tribulación final, en donde un anticristo literal se sentaría en un templo literal.[10] Como mantienen los premilenialistas históricos, hay evidencia también de que los primeros teólogos, como Ireneo y Justino Mártir, creían en un cumplimiento literal a las promesas de la tierra hechas en el Antiguo Testamento, si bien cumplidas en todo el pueblo de Dios.[11]
Verdad: Aunque los dispensacionalistas popularizaron el premilenialismo, el premilenialismo parece haber sido la posición estándar en los primeros años de la iglesia.
Mito #2: “Todos los premilenialistas creen en el rapto pretribulacional”
La gran mayoría de los cristianos creen que habrá un arrebatamiento al final de los tiempos. A esta doctrina a veces se le llama la doctrina del “rapto”, pues la Vulgata latina —traducción medieval con mucha influencia— tradujo la palabra griega harpazo en 1 Tesalonicenses 4:17 con el latín rapio. Así que tanto arrebatamiento como rapto hablan de la misma doctrina (aunque algunos prefieren evitar la palabra rapto por su asociación cercana con el dispensacionalismo). Hay tres posiciones históricas al respecto:
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Pre-tribulacional: el arrebatamiento será antes de la tribulación final.
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Mid-tribulacional: el arrebatamiento será a mediados de la tribulación final.
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Post-tribulacional: el arrebatamiento será al final de la tribulación.
John Walvoord, en La esperanza bienaventurada y la tribulación (The Blessed Hope and the Tribulation) asegura que había un buen número de dispensacionalistas post-tribulacionales en su tiempo. En efecto, la posición pre-tribulacional no es un sine cua non del dispensacionalismo, aunque indudablemente es la posición mayoritaria. El premilenialismo histórico decididamente se considera post-tribulacional.
Mantengamos la enseñanza clara de las Escrituras: Cristo viene por segunda vez.
Por supuesto, la doctrina del arrebatamiento ha sido ferozmente discutida tanto en seminarios como en iglesias, y quizá el mejor lugar para ver argumentos eruditos de las tres posiciones será El rapto: Antes de la tribulación, antes de la ira, o luego de la tribulación (The Rapture: Pretribulation, Prewrath, or Postribulation [Zondervan, 2010]), en donde teólogos de gran calibre e influencia dan a conocer los mejores argumentos exegéticos a favor y en contra de las diferentes posiciones.
Verdad: Hay un buen número de premilenialistas que no son pre-tribulacionistas, especialmente los premileniales históricos.
Mito #3: “El premilenialismo considera herejía toda posición contraria”
Es cierto que, mayormente en el campo dispensacionalista, se ha visto con mucha sospecha a las otras posiciones milenarias, sobre todo entre pastores y teólogos de la generación pasada. Esto se debe, en parte, a que en las controversias fundamentalistas de los años 20 y 30, la mayoría de los teólogos liberales eran amileniales mientras que el campo dispensacionalista se mantuvo firme a favor de la inerrancia de la Biblia.
Sin embargo, en los últimos años hemos visto un acercamiento entre posiciones mileniales. Quizá esto se deba a las revisiones que han surgido dentro del dispensacionalismo (como el dispensacionalismo progresivo) y del pactismo (como el pactismo progresivo). Además, los enemigos comunes contra el evangelio han acercado a los diferentes campos mileniales para juntos luchar en contra del error.
Pienso que la mayoría de los teólogos hoy reconocen que, aunque es bueno ser firmes y tener una posición escatológica definida, la posición milenial no debe ser considerada como doctrina fundamental. Más bien, la doctrina fundamental es que Jesucristo vendrá en cuerpo por segunda vez. En eso, los pre, post y amileniales deben estar de acuerdo.
Al final, debemos reconocer que la profecía es un género literario difícil de interpretar. Es necesario aproximarnos a la literatura profética y apocalíptica con humildad, reconociendo nuestras propias limitaciones. Al mismo tiempo, mantengamos la enseñanza clara de las Escrituras: Cristo viene por segunda vez. ¡Maranata!
Verdad: Los partidarios de distintas posturas sobre el milenio podemos servir juntos por el evangelio.
[1] “Premillennialism Reigns in Evangelical Theology”. National Association of Evangelicals (enero, 2011). https://www.nae.net/premillennialism-reigns-in-evangelical-theology/ (consultado enero 25, 2021).
[2] A Case for Historic Premillennialism (Baker Publishing Group), Kindle Loc. 530-531.
[3] Justino Mártir, Diálogo con Trifo, FC 6:277; ANF 1:239.
[4] Irenio, Contra los herejes, 5.33
[5] Historia eclesiástica, 39.11-12.
[6] The Millennial Controversy in the Early Church, 111.
[7] Philip Schaff, History of the Christian Church, vol. 2, 5th ed. (New York: Scribner’s Sons, 1889; repr., Peabody, MA: Hendrickson, 1996), 614.
[8] Ver https://thirdmill.org/seminary/lesson.asp/vid/233/version/
[9] Justin Martyr, Dialogue with Trypho 80 (FC 6:275; ANF 1:239); Tertullian, Against Marcion 3.25 (ANF 3:342–43).
[10] Irenaeus, Against Heresies 5.25 (ANF 1:553–54); Hippolytus, On the Antichrist 43 (ANF 5:213).
[11] A Case for Historic Premillennialism (Baker Publishing Group), Kindle Loc. 2882-2883.
<strong>Emanuel Elizondo</strong>
Emanuel Elizondo (MDiv, DMin) es editor en jefe de Biblias Holman. Enseña teología en la UCLA y predica en la iglesia Vida Nueva en Monterrey, México, donde vive con su esposa Milka. Tiene un doctorado en predicación expositiva en The Master’s Seminary. Puedes seguirlo en Facebook y Twitter.