La oración de fe sanará al enfermo

PODCAST – MIGUEL NÚÑEZ • PEPE MENDOZA • FABIO ROSSI

La Biblia dice que la oración de fe sanará al enfermo, y que todo lo que pidamos al Padre en el nombre de Jesús, nos será dado. Pero, ¿cómo debemos orar por los enfermos? ¿Cómo debemos entender estos pasajes y cómo se aplican a la vida cristiana hoy? De eso es lo que hablaremos en este episodio, con nuestro invitado especial, el pastor Miguel Núñez.

TRANSCRIPCIÓN

El texto a continuación ha sido generado por un servicio de transcripción, y no ha sido editado. Antes de citar el contenido, verifica la precisión del audio correspondiente.


Fabio Rossi: ¿Cuántas veces has escuchado pastores orando de esta manera?

Pepe Mendoza: Sería bueno reconocer también, Fabio, cuántas veces nosotros hemos orado de esa manera. Definitivamente es algo que está latente en medio del cristianismo.

Fabio Rossi: Y es que hay muchos textos acerca de la oración que son mal interpretados, y es justamente uno de esos textos que abordaremos hoy, en Santiago capítulo 5, con un invitado muy, muy, muy especial: el pastor Miguel Núñez. Así que acompáñanos. Bienvenidos a textos fuera de contexto, un podcast de Coalición por el Evangelio donde hablaremos sobre temas difíciles de la Biblia, el ministerio y la vida cristiana, que con frecuencia requieren de una mayor profundidad.

Pepe Mendoza: En cada episodio. Fabio Rossi y yo, Pepe Mendoza, conversaremos con pastores, teólogos y líderes hispanos para abordar estos asuntos complejos y confusos desde una perspectiva bíblica y centrada en el Evangelio. ¿Cómo estás, Fabio? Un gusto saludarte. Realmente estamos emocionados de esta oportunidad que tenemos de poder conversar con nuestros oyentes en este nuevo podcast.

Fabio Rossi: Hola Pepe, yo también estoy muy contento de estar aquí contigo hoy, y de iniciar esta conversación de este tema tan importante. Por eso, quiero darle la bienvenida al pastor Miguel Núñez quien nos acompaña aquí. Pastor, ¡qué gusto tenerle con nosotros hoy!

Miguel Núñez: Gracias, Fabio. Un placer estar contigo y con Pepe. Ah, es bueno siempre conversar con amigos y sobre todo cuando la conversación gira en torno a lo que Dios ha revelado para nosotros crecer, ser nutridos y hacer una mejor iglesia, y poder caminar mejor. De manera que nada, gracias por invitarme a este primer episodio de este, porque es un honor poder ser el primer invitado, así que gracias de nuevo.

Pepe Mendoza: Bueno Miguel, parte del propósito de nuestra reunión no es solamente conversar específicamente del tema que queremos discutir contigo, sino que todos sabemos y todos conocen al pastor Miguel Núñez y conocen de sus sermones, de sus libros, pero quisiéramos conocer un poco más acerca de su persona. Yo me voy a atrever y voy a decir un par de cosas que yo conozco de mi amigo Miguel Núñez. Por ejemplo, yo sé que su postre preferido tiene que tener chinola o maracuyá o passion fruit para poder ponerlo en el idioma de todos los que nos están escuchando. Entonces, esa es una de tus características. Y también sé que tú no necesitas dormir mucho para para volver a estar con fuerzas; que tú no necesitas muchas horas de sueño. Pero yo quisiera preguntarte qué otra característica de Miguel Núñez es algo que nosotros pudiéramos conocer de ti, de la persona de Miguel Núñez.

Miguel Núñez: Bueno, me gusta leer, me gusta aprender. Ambas cosas. Me gusta leer porque aprendo y cuando aprendo, crezco. Me gusta llevar a la práctica prontamente lo que aprendo. Hay cosas que aprendo que quizás no tengan aplicación porque tienen que ver, qué se yo, hasta con conocimiento de la naturaleza o la astronomía. A veces leo algo sobre eso, pero aquellas cosas que tienen una practicalidad, que tienen que ver con la vida del creyente o aún en la medicina, porque como saben soy médico, me gustan ponerlo en práctica porque creo que sé la manera como verdaderamente aprendemos y recordamos. Entonces leer es mi hobby. Yo leo todo el tiempo. Para mí es más difícil no leer que tener que leer. Eso es una cosa.

Fabio Rossi: Algo tenemos en común, pastor Miguel. Ahora que Pepe le introducía y decía que le gusta la maracuyá, a mí me encanta la maracuyá. Es una de mis frutas favoritas y creo que algo que tenemos en común, lo que decía del amor, la pasión por leer y por aprender. Y por eso le damos gracias por habernos concedido la oportunidad de estar con nosotros hoy, para no sólo conocerle un poquito más, pero para que podamos hablar acerca de un tema que nos concierne hoy, que es la importancia para la iglesia cristiana. La oración de fe sanará al enfermo y creo que no hay mejor ocasión ni mejor persona para hablar acerca de esto que ustedes. Así que pasemos al tema central. ¿Está alguien entre ustedes enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia y que ellos oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará. Y seguramente, Pastor Miguel, al igual que nosotros, usted ha visto cómo este pasaje y otros similares son usados de tantas maneras y con tantos fines, y le dan vuelta y lo ponen de cabeza y lo usan y lo mal usan también, fuera de su contexto para afirmar que el cristiano tiene autoridad o tiene poder en el nombre de Jesús para sanar cuando él lo desee. Y queremos preguntarle a usted, al leer este pasaje, ¿qué es lo que nos está diciendo Santiago? En realidad, ¿él está diciendo que esto es una fórmula de la sanidad? ¿Es una promesa que nos afirma que si nosotros oramos de cierta manera, el Señor responde con sanidad?

Miguel Núñez: Sí, yo creo que lo primero que debemos hacer para interpretar ese texto y cualquier otro, para evitar los errores, es preguntarnos de qué está hablando el texto. Entonces, en este texto, que comienza realmente en el versículo 13, es claro que el tema no es la sanación, aunque la sanación está ahí. Pero el tema es la oración. Y la razón por la que yo menciono esto es si tú me das el versículo 13, que lo tengo frente a mí, “sufre alguno entre vosotros, que haga oración”, ahí está la palabra oración mencionada versículo 14. “¿Está alguno alegre? Que cante alabanza”. Bueno, eso es un tipo de oración. “¿Está alguno entre vosotros enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia y que ellos oren”. Está la oración. Entonces, está en el v. 13, en el v. 14. Luego habla de la unción con aceite en el nombre del Señor en el v. 15 “Y la oración de fe restaurará al enfermo. Y el Señor lo levantará”, etcétera, etcétera. Entonces la oración es el tema en los vv. 13, 14 y 15. Quizás aún en el 16. “Por tanto, confesaos vuestros pecados unos a otros, y oren unos por otros”. En cada versículo sale a relucir la oración. En uno de ellos está el tema de la sanación. Pero la mayoría de las personas se enfocan en que el tema de este este texto es la sanación. En vez de ser la oración. Esa es la primera parte ahora. En un momento entro a lo de la sanación. Lo segundo es que necesito considerar, es el contexto más amplio de la Biblia. Y sabemos por el resto de la Biblia, que la oración está diseñada para nutrir una relación. No es tanto para que Dios me dé, me dé y yo pida, pida, pida. Aunque ambas cosas ocurren vía la oración. Pero está diseñada para nutrir una relación. Y segundo, hay otros pasajes acerca de la oración, como cuando Juan habla de que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Entonces, cualquier cosa que yo quiera decir de este texto tiene que estar relacionado a eso que yo acabo de decir en 1 Juan, porque la Biblia es un todo, una verdad que habla de una misma cosa o habla de manera coherente. Entonces, luego pudiéramos pensar en la sanación que Santiago habla, y obviamente Santiago nos está instruyendo a orar en casos de enfermedad. No hay duda de eso. Y no creo que eso puede ser discutido. Número dos, nos está llamando a orar con fe. Claro, porque si no tengo fe, para qué voy a orar, si no tengo ninguna señal, si no tengo confianza en que Dios va a responder esto. Mejor ni oro. Entonces yo creo que hasta ahí, hasta ahí vamos bien. El texto tiene que ver con oración. Nos está llamando a orar por sanación. Nos está llamando a orar con fe. Luego Santiago dice que la oración del hombre de fe puede mucho. Logrará muchas cosas, como sanar al enfermo. Bueno, eso si ese es el único verso que yo tengo en la palabra, yo concluiría categóricamente que el que ore con fe va a sanar. Pero como no lo es, yo tengo versículos como el de 1 Juan, diciendo que si oramos conforme a la voluntad, él nos oye. Tengo al Señor mismo en Getsemaní diciendo: “Señor, si es posible que pase esta copa, pero que se haga tu voluntad y no la mía”. Entonces, ahora yo necesito poner todo eso junto y ver qué sale. Y yo creo que lo que el texto nos está diciendo, es que cuando una oración de sanación resulta en sanación, usualmente ha sido, es una oración que ha sido hecha con fe, que ha sido hecha por gente que cree que esto puede funcionar de esa manera, porque en la vida de Cristo mismo dice en un momento dado que Él no hizo muchos milagros en equis región, no recuerdo ahora cuál era la región, por su incredulidad. O sea que Cristo unido la falta de fe a la ausencia de milagros. Bueno, yo creo que Santiago me está diciendo cada vez que tuve una sanación fruto de una oración. Esa oración ha sido hecho por un hombre, por una mujer, por un grupo que realmente tenía la fe puesta no en la oración, sino en el Señor que responde la oración. La oración no tiene poder, el poder lo tiene quien escucha mi oración. Pero Dios se complace en la persona de fe, porque sin fe es imposible agradar a Dios, dice la Palabra misma. Entonces yo creo que ese es como el entendimiento que este texto tiene que tener.

Pepe Mendoza: Miguel, y ahora yo te pregunto desde dos de tus credenciales. Te pregunto como médico y te voy a preguntar como teólogo. Como médico, cómo enfrentas tú, tú que vas a atacar el mal con la medicina, cómo vinculas tú, tu actuar como médico y al mismo tiempo tu fe en el hecho de orar. Yo me imagino que te has enfrentado a esa situación donde estás ordenando ciertos medicamentos y al mismo tiempo estás intercediendo por sanidad, por la persona. Eso por un lado, para que luego te puedas explayar. Y en segundo lugar, como teólogo, muchas veces nos acusan a nosotros como evangélicos, calvinistas o reformados, que nosotros no creemos en la sanidad, que nosotros no creemos en el poder sobrenatural o la intervención sobrenatural de Dios. Yo creo que nosotros estamos opuestos a determinadas prácticas como de milagreros, por decirlo de alguna manera. Pero cómo entendemos teológicamente la sanidad. Y te lo pregunto, entonces, como médico por un lado, y como teólogo por el otro lado.

Miguel Núñez: Claro. Gracias a Peter por la pregunta. Creo que es una pregunta interesante y buena de tener que discutir. La primera parte, como médico, todo el tiempo yo oro por mis pacientes. Frecuentemente, incluso oro con ellos, después de pedirle permiso si lo podría hacer. Y no es infrecuente que ore incluso por su sanación. Entonces, ¿cómo lo entiendo? Bueno, por un lado voy como médico, y sé que tengo que examinar el paciente. Encontrar signos X la enfermedad puede llegar a ser un diagnóstico y en eso mismo yo estoy confiando y dependiendo de Dios, por discernimiento, por sabiduría y a veces literalmente orando mientras voy entrando a la habitación. A veces mientras lo examino al paciente, porque yo creo que Dios hace todo eso, nos da sabiduría para aún a través de los medios ordinarios, como sería el ejercicio de la medicina, los medios naturales, el poder glorificarse. Entonces, bueno, llego a una conclusión x e indico mis medicamentos, y creo que ese medicamento es probablemente la mejor elección para ese paciente, y que va a tener el efecto adecuado. Eso es el médico. Pero luego, también entiendo que al final del camino, Dios es soberano sobre mí como médico, sobre mi persona, sobre el paciente y aún sobre la acción de los medicamentos. Y por tanto, no puedo despegar a Dios, no solamente de la certidumbre del diagnóstico o de la precisión del diagnóstico. Pero no puedo despegarlo ni siquiera del efecto final del medicamento o que el medicamento haga una mejoría x, y que Dios quiera mejorar el efecto del medicamento sobrenaturalmente, y usar entonces medios sobrenaturales para acelerar la sanación del paciente o aún para producirla instantáneamente. Ya sería mucho menos, mucho menos común. Entonces, como que nunca, nunca me encuentro en un dilema de fe y práctica de la medicina, porque yo creo que Dios ha ordenado todos los medios a través de los cuales Él se propone obrar. La mayoría de las veces van a ser medios ordinarios como la medicina, los medicamentos, el diagnóstico, una radiografía o una tomografía. Todo eso. Pero todo eso cae dentro de la de la providencia de Dios, del ordenamiento de Dios, porque Dios no nos ha permitido incluso experimentar cierto gozo al descubrir cosas. Uno de los Proverbios dice algo de eso, verdad, que es la gloria del Señor. Esconder ciertas cosas, pero la gloria del hombre como descubrir esas cosas. Yo creo que soy parte del gozo que Dios nos permite tener, pero estamos descubriendo la sabiduría de Dios. Estamos descubriendo cómo Dios ha armado un ser humano, un cuerpo humano. Cómo funciona cuando estamos haciendo estos diagnósticos y demás. Pero al mismo tiempo sé que Dios, Dios es sobrenatural. Todo lo que tiene que ver con Dios, es sobrenatural. Él es sobrenatural. La Palabra de Dios es sobrenatural. Su obrar es sobrenatural. Entonces, si yo quiero relacionarme con Él, yo tengo que aprender a relacionarme con Él, en cierta medida, de manera sobrenatural. Y ahí está la oración. La oración es eso es lo que me une al plano sobrenatural de Dios. Y la oración de fe de que habla Santiago, es la que me dice yo te estoy orando porque yo tengo fe, no solamente en el poder que tú tiene y la fidelidad tuya y el carácter tuyo. Pero yo tengo fe también en que tú puedes responder esto. A la verdad, es que Dios siempre va a responder nuestras oraciones. Como decía, creo que era Spurgeon, quien decía que Dios siempre va a responder la oración que hacemos o la oración que debimos haber hecho. Entonces yo creo que cuando el Espíritu, cuando la Palabra de Dios dice que el Espíritu de Dios ora por nosotros, cuando no sabemos cómo orar, intercede por nosotros cuando no sabemos cómo orar. Yo creo que muchas veces nuestras oraciones son tomadas por el Espíritu y llevadas hasta nuestro Dios de una manera distinta, como fue enunciada, como diciendo si esto fue lo que Miguel oró, pero esto es lo que Miguel necesita o le conviene. Es una forma humana de ilustrar el funcionamiento de la oración. Y luego entonces como teólogo, como tú me decías, como pastor. Definitivamente que creo en la sanación, creo en la sanación porque la veo en la palabra. Creo en la sanación porque veo un mandato de orar por sanación. Creo en sanación porque yo no veo en ningún lugar de la palabra, ni de forma tangencial, que diga que Dios ha dejado de obrar sobrenaturalmente o que Dios ha dejado o dejaría en algún momento de hacer milagros. No lo veo, como digo, ni siquiera tangencialmente. Mucho menos directamente. Ahora lo que no creo es que hay un curandero o un sanador, alguien que tiene de manera especial el don de sanación que tenemos que procurar a esa persona. Si alguien me pregunta por qué no lo crees, que hay un Pedro, un Pablo. Bueno, aparte de que creo que no hay apóstoles hoy en día, para tener esa autoridad delegada. Pero independientemente de eso, aquí en Santiago claramente me dice que si hay alguien que está enfermo, no me dice busque a alguien con don de sanación, me dice que busca a los ancianos de la iglesia, los que sean los que estén fungiendo de ancianos de la iglesia, y que ellos vengan y oren por el enfermo. Entonces, yo creo que Santiago claramente me dice es que Dios quiere que la Iglesia, por así decirlo, y su liderazgo, ambos puedan ser ahora el agente a través del cual él trae esas obras sobrenaturales y lo va a hacer a través de la oración. Entonces, es claro que no importa si somos calvinistas, cómo lo vemos. Bueno, yo creo que no debiéramos llamarnos, por así decirlo, calvinistas si no tenemos una fe bíblica. Y antes de Calvino hubo mucha gente que creyó las mismas cosa que creemos nosotros, incluyendo el apóstol Pablo. Pero, ¿por qué creemos, como reformados, que la sanación sigue ocurriendo hoy en día? Bueno, es que nuestro Dios es el Dios sobrenatural de la Biblia. Y continúa siendo hoy en día. Porque creemos que los milagros continúan ocurriendo en el día de hoy. Los que he visto, de hecho he orado por algunos de ellos, los he visto ocurrir. Porque nosotros creemos que nuestro Dios ha ordenado, como ya mencioné, los medios a través de los cuales va a obrar. Y por tanto, si él ha destinado a Fabio, Pepe y a mí, que oremos por una persona y nosotros seríamos el medio a través del cual Dios va a hacer eso. Si Dios eligió ese como el medio, nosotros tenemos que hacerlo, por qué no va a pasar de otra manera. Nosotros fuimos elegidos por Dios y eso va a ocurrir después que nosotros hagamos lo que toca hacer. ¿Cómo lo sé? Porque la Palabra de Dios también me dice, por Santiago, “no tenéis, porque no pedís”, capítulo 4, el capítulo anterior a éste. En otras palabras, hay cosas que no están ocurriendo hoy en día porque nosotros no la estamos pidiendo. De alguna forma, no entendible para nosotros, Dios ha unido su soberanía y su providencia con la oración de seres humanos. ¿Cómo Él hace eso? Yo no sé, pero hay una orquestación donde parte de ese ordenamiento, vamos a decir, que Dios ha hecho, es que hay cosas que haya cosas que no ocurran a menos que nosotros la pidamos. Y eso está diseñado así para forzarme a ir donde Él, forzarme a nutrir una relación con Él, no porque Dios necesita eso, sino porque yo la necesito. Dios me forzó a ir donde Él, sin que Él necesite mi presencia, ni nada se le va a agregar a Dios con que yo vaya y le visite. Pero cosas van a pasar en mí que yo necesito, y que no van a pasar a menos que yo esté relacionado con él. Entonces, por esa razón, entre otras, Dios ha unido el ejercicio de su soberanía con mi oración como una forma de beneficiarme a mí. Entonces, definitivamente que lo creo, teológicamente hablando, creo en esta sanación.

Fabio Rossi: Pastor Miguel, ahora que usted hablaba de esto, de la manera en que nosotros debemos orar, yo creo que esa es una de las dudas que muchas veces captura nuestra mente. Y hay cierta, cierto cuestionamiento sobre cómo debería yo realmente orar. Y usted decía que ora con sus pacientes, y constantemente en su ministerio como pastor en una iglesia, seguro que usted está orando por las ovejas y la grey que el Señor ha puesto. Pero en estos momentos, en medio de la enfermedad, o cuando uno ve situaciones difíciles, ¿cómo debemos orar? ¿Cuál debe ser nuestra comprensión? Me estoy poniendo en el lugar de un cristiano que está frente a una situación difícil. Uno dice, ¿cómo oró? ¿Le debo pedir yo a Dios que haga algo de una manera específica? O como decía Pepe, el lugar seguro es decir: “Mejor que se haga tu voluntad”. Y entonces no te estoy pidiendo que hagas esto o aquello, porque quién soy yo para pedirte, Señor, que tú hagas algo. ¿Cómo balanceamos esta es esta comprensión de qué debemos pedir?

Miguel Núñez: Bueno, a la hora de de orar con mis pacientes, ya sea con ellos en una habitación de una clínica u hospital o en la iglesia, cuando alguien viene y me pide que ore, usualmente esta es la manera como lo hago. Primero, le doy gracias, si estoy con el paciente en la habitación. Le doy gracias por la oportunidad de poder ministrar al alma y al cuerpo de esta persona. Y si tengo su nombre, pues pronuncio su nombre. Le pido a Dios también sabiduría para poder tratarlo como médico. Le doy gracias por la sabiduría que Él puede dar. Le pido a Dios que por medio de su gracia fortalezca al paciente y le permita pasar por lo que está pasando, con tranquilidad, en paz, que traiga paz a su mente. Luego de hacer eso, como introducción, entonces paso a decirle en oración al Señor, y en parte para que el paciente lo escuche incluso: “Señor, nosotros sabemos que tú eres un Dios sobrenatural. Sabemos que tú tienes poder. Sabemos que en ocasiones tú frecuentemente tú decides usar los medios comunes y corrientes. Pero hay otras ocasiones que escapan a nuestro conocimiento. Pero hay otras donde tú decides obrar sobrenaturalmente. Nosotros no conocemos cuál de cuál de esas ocasiones estamos ahora mismo. Nosotros también queremos confesar que tú tienes, que creemos que tú tienes el poder para sanar a esta persona, a fulano, a Fabio, a Pepe, a en este momento de este padecimiento. Y al mismo tiempo sabemos que tú tienes propósitos que van más allá de la sanación. Pero nosotros queremos pedirte, conforme al deseo de nuestros corazones. El deseo de nuestro corazón es que tú obres sobrenaturalmente y sanes a Fabio, vamos a decir, y que esto pueda resultar en honor y gloria para ti. Al mismo tiempo, si por alguna razón tú tienes otro propósito, Señor, te pido que de esa misma forma tú puedas ser glorificado a la otra manera en que quizás tú decidas obrar y que nosotros podamos esperar en paz, en tranquilidad, sabiendo que en ambos casos tú estás obrando y estás obrando tus propósitos”. Pero no cierro sin volver a reiterar que, para mí por lo menos importante, pero creo que para el paciente importante que lo oiga, sin volver a reiterar. Pero, señor, una vez más te decimos que creemos que tú tienes el poder para hacerlo y que si tú deseas, pues será hecho, y que esta sanación la veremos, pero la dejamos en tus manos. Y yo creo que para mí, como médico, como pastor, como médico cristiano y como pastor, es importante que yo me recuerde a mí mismo que tú crees que este poder existe y que tú crees que Dios tiene ese poder y que Él puede hacerlo. Ya de ahí en adelante sería para él. Pero tú sabes, no me gusta ser. Te pido por esto, pero yo sé que quizá no es tu voluntad, por tanto, entonces porque como que al final el paciente ni siquiera sabe, como estoy orando con él, si realmente tú crees lo que estás pidiendo, entonces como qué cree lo que estás pidiendo. Y al mismo tiempo deja, deja ver que puede ser que el propósito de Dios sea diferente y que nos dé la gracia para esperarlo así.

Fabio Rossi: Gracias, pastor Miguel. Pues aquí está la última pregunta, y esta última pregunta es un pequeño segmento que queremos tener dentro del podcast, que le hemos llamado “La patada voladora”, Pastor Miguel. Y se llama así porque es que a Pepe, siempre que se le ocurre una idea, nos dice: “Fabio, aquí va una patada voladora. Esta es la pregunta, o esta es la idea, y nos la tira a ver cómo nos cae y cómo logramos responder”. Y va de la mano con el tema. Así que aquí va la patada voladora, Pastor Miguel. Si alguien entra a su oficina, ya sea en la iglesia o en su oficina, en el consultorio médico, y alguien le pide a usted: “Por favor, pastor, únjame con aceite, porque Santiago dice que si yo estoy enfermo, que le debo pedir a los ancianos que me unjan con aceite, porque es parte de este proceso o de esta fe que yo tengo, y que me puede sanar”. Entonces, la pregunta es, ¿cómo entendemos o cómo debemos entender la unción con aceite? ¿Es una práctica que los pastores y ancianos en las congregaciones deberíamos considerar en la actualidad?

Miguel Núñez: Bueno, voy a tratar de responder la pregunta primera que me hiciste. “Si alguien entra a mi oficina”, y luego la segunda parte, por así decirlo. Si alguien entra y me pide que lo haga de esa manera, porque entiende que de esa manera es que pudiera obrar, no, no lo haría. Para comenzar, porque pienso que la persona ha puesto su fe y su confianza en el elemento, en el aceite. Y yo no creo que Santiago no está diciendo eso. Porque ya incluso dije anteriormente que el poder ni siquiera está en mi oración. El poder está en Dios que escucha mi oración. Ahora, ¿por qué mi fe sí influye en los resultados? Porque sin fe es imposible agradar a Dios. Entonces, Dios necesitas estar agradado, honrado, glorificado en todo lo que hacemos, incluyendo mi oración, para que Él pueda responder adecuadamente. Entonces, si mi fe influye, pero la fe está puesta en Él, como quiera, no puedo olvidarme de eso. Entonces el aceite no puede ser elemento de confianza para que esto ocurra. Eso sería la primera parte. Entonces, no lo haría de esa manera. Número dos, ¿pudiera el aceite ser usado en alguna ocasión el día de hoy? Bueno, como tú sabes, ha habido debate acerca de esto. Entonces voy a mencionar brevemente. En la antigüedad, el aceite era usado como un elemento de sanación. Eso sería la primera parte, como si fuera un medicamento. Y es posible que alguna gente o mucha gente en el pasado haya sanado, ya sea porque espontáneamente iban a sanar, ya sea porque Dios respondió a la oración, pero pensó que el aceite verdad que se usó como elemento medicinal, pues tuvo un efecto. Por otro lado, yo no creo que Santiago, para ser honesto, porque yo creo que es aquí donde las cosas comienzan a ponerse más difíciles. Entonces cuál es la función del aceite. Yo no quiero que Santiago me está llamando a usar el aceite como elemento medicinal. Honestamente, yo no creo que eso era lo que el texto está apuntando, pero tengo que preguntarme a la luz de la Palabra de Dios qué otro uso tuvo el aceite. Y esto es lo que algunos han dicho y que cuando lo leí por primera vez, no recuerdo de quién, pero me gustó la explicación porque la encontré congruente con lo que la Palabra muestra. El aceite era un elemento usado en la antigüedad, en contextos bíblicos, para apartar a alguien. Por ejemplo, cuando una persona iba a ser ungido como rey, se ungía con aceite. Bueno, estaba siendo apartado para esa función. Los sacerdotes eran ungidos, y también estaban siendo apartados para esa función. Entonces, yo creo que la idea del aceite en ese pasaje es que cuando llama a los ancianos y ellos deciden a ungir a alguien con aceite, están tratando de de simbolizar, de mostrar que esta persona que está enferma la vamos a ungir para que Dios la aparte por un tiempo, el tiempo que Dios decida. Y nosotros estamos haciendo eso visiblemente para que Él no solamente, y nosotros, podamos orar con Él a lo largo del período, sino para que Dios trate con Él en el sentido que Dios quiera. Trate con su santificación, trate con su fe, trate con su relación con Él. Quizás lo prepare hasta para la muerte, porque quizás no es una oración que va a resultar en sanación. Entonces, Dios lo está apartando para tratar con Él de diferentes formas. Ya las formas, y el por qué, y el para qué lo decide Dios. Pero nosotros estamos diciendo Señor, esta persona necesita ser apartada para un trato contigo, y nosotros estamos simbolizando eso. Y yo creo que eso es bueno. Es como, distinto al bautismo, obviamente. Pero por qué tú bautiza públicamente. Es bueno que otros vean el testimonio. Yo creo que cuando tú haces eso frente a otras personas, es bueno que otros vean que tú estás. Tú estás pidiendo con fe para que Dios aparte esta persona trate con él y use la enfermedad para glorificarse, pero usa la enfermedad para hacer crecer esta persona, aún si es para que vaya a morir en tres días o cinco días después. Bueno, Dios necesita preparar a esa persona y me gusta mucho la idea de que Él sea apartado y se simbolice eso para un trato especial con Dios. Eso es como yo lo veo el día de hoy.

Pepe Mendoza: Miguel, antes de concluir solamente una pregunta en el pasaje Santiago se refiere a los ancianos, a los ancianos de manera particular, como ordenándoles que vayan ellos. ¿Cuál es tu opinión al respecto? Y si es una práctica aún para nuestros días.

Miguel Núñez: Si yo creo que nosotros, todos podemos orar, todos podemos hacer uso incluso de lo que Santiago se refiere. Ahora yo creo que si vemos todo lo que dice yo, yo no creo que cada vez que alguien está enfermo y cada vez que alguien tiene fiebre, vamos a ir a ungirlo con aceite, va a morar para sanación. Yo no creo que eso es lo que Santiago está diciendo. Yo creo que la razón por la que ahí se está hablando de llamar a los ancianos, yo creo que es que hay ciertos ciertos casos. Yo no sé cómo ponerlo en palabras exactamente porque no está especificado. Hay ciertos casos, ciertos momentos, ciertas ocasiones, ciertas personas que sea por la razón que sea, están pasando por una enfermedad que se requiere que gente de carácter piadoso vaya y ore por ellos. Si se supone que la persona más piadosa de una iglesia, a veces no ocurre así, pero debiera ser de las personas más piadosas en una iglesia, debieran ser los ancianos de la iglesia. Entonces, si queremos que esta persona, este grupo de personas dos, tres, cinco de carácter piadoso, vaya, ore con él. Pero yo creo incluso que parte de lo que debiera ocurrir ahí es que, dos o tres o cuatro, el número de ancianos que vayan también hablen con el paciente con el que está sufriendo, escuchen lo que está pasando como una forma de ministración también, y de saber cómo orar por él. Entonces, quizás eso no es para cualquier persona en la iglesia, ese caso, esa ocasión. Aunque para la mayoría de los casos, incluyendo una fiebre, yo creo que todo el mundo debiera estar orando. Pero yo creo que estos son casos particulares a lo que Dios se está refiriendo, por lo menos en ese pasaje, donde de forma particular se dice que llame a los ancianos. No creo que Santiago está diciendo cada vez que alguien tiene fiebre porque no daríamos abasto nosotros ya yendo a orar por personas que tienen fiebre, que vomitaron anoche, que está mal del estómago, imagínate. No creo que es eso. Yo creo que son casos particulares que requieren de la administración de personas piadosas y la oración, por tanto, de ellos mismos.

Pepe Mendoza: Cuán importante ha sido esta conversación. Realmente, el pastor Miguel Núñez nos ha llevado a descubrir que este texto, que aunque es tan brillante, depende de un contexto general. Y lo que descubrimos es que la invitación de Santiago es básicamente a orar, a orar por todas nuestras necesidades, a orar por todas las áreas de nuestra vida. Y también, entendimos de una manera muy clara que no hay una dicotomía entre la oración y la medicina, sino que básicamente nosotros debemos poner nuestras vidas delante de Dios en todo momento, bajo cualquier circunstancia. En algún momento llamaremos a los ancianos. En otros momentos no. Pero el llamado general es a orar para que el Señor Dios Todopoderoso intervenga en nuestras vidas.

Fabio Rossi: Pastor Miguel, muchísimas gracias por habernos acompañado el día de hoy.

Miguel Núñez: Gracias, Pepe. Gracias, Fabio. El placer es mío de poder estar con ustedes reflexionando sobre cosas tan necesarias como la oración, tan práctica como la oración, tan ordenadas por Dios en su Palabra como la oración. De manera que, bueno, para aquellos que nos escuchan antes de iniciar este podcast, oramos también. Nosotros necesitamos orar sin cesar, literalmente, porque somos seres humanos caídos e imperfectos en necesidad de Dios todo el tiempo.

Fabio Rossi: Queremos darle gracias también a toda nuestra audiencia, a los que nos sintonizaron en este primer episodio de textos fuera de contexto. Para nosotros fue un gran privilegio haber compartido con ustedes acerca de este tema y queremos invitarles a que no olviden suscribirse a nuestras plataformas en donde estaremos publicando el podcast –su plataforma favorita. Suscríbase para que reciban las notificaciones de próximos episodios. Recuerden, cada mes estaremos con ustedes con un nuevo contenido, con nuevos invitados para hablar acerca de textos fuera de contexto. Que Dios les bendiga y nos vemos en la próxima.

<strong>Miguel Núñez</strong>

Miguel Núñez es vicepresidente de Coalición por el Evangelio. Es el pastor de predicación y visión de la Iglesia Bautista Internacional, y presidente de Ministerios Integridad y Sabiduría. El Dr. Núñez y su ministerio es responsable de las conferencias Por Su Causa, que procuran atraer a los latinoamericanos a las verdades del cristianismo histórico. Puedes encontrarlo en Twitter.

<strong>José</strong> <strong>«Pepe» Mendoza</strong>

José «Pepe» Mendoza sirve como Asesor Editorial en Coalición por el Evangelio. Sirvió como pastor asociado en la Iglesia Bautista Internacional, en República Dominicana, y actualmente vive en Lima, Perú. Es profesor en el Instituto Integridad & Sabiduría, colabora con el programa hispano del Southern Baptist Theological Seminary, y también trabaja como editor de libros y recursos cristianos. Está casado con Erika y tienen una hija, Adriana. Puedes seguirlo en Twitter.

<strong>Fabio Rossi</strong> 

Fabio Rossi es miembro de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo (República Dominicana) donde sirve junto a su esposa, Carol, y sus dos hijos.

Exit mobile version