Ministerio
El ministerio de jóvenes no es un simple peldaño
Una vez me entrevistaron para dos puestos ministeriales al mismo tiempo: un puesto de pastor de jóvenes y un puesto de pastor titular.
Al final busqué el trabajo con jóvenes, entendiendo que era lo que mejor encajaba en aquella época. Cuando cuento esto a las personas, recibo una variedad de respuestas, desde un simple «¡Genial!» hasta «¿Por qué no quieres ser pastor titular?».
Un malentendido común acerca de los pastores de jóvenes es que se están entrenando para la posición de mayor rango de pastor principal. Si bien es cierto que muchos pastores trabajaron alguna vez con jóvenes, las dos funciones son distintas. Los pastores principales que han servido anteriormente como pastores de jóvenes pueden proporcionar aliento y comprensión. Pero también pueden canalizar su experiencia hacia expectativas poco realistas, quizás comenzando con el dicho: «Cuando yo era pastor de jóvenes…».
La implicación de tales respuestas es que el papel de pastor de jóvenes no es un ministerio verdadero; solo aquellos que tienen el título de pastor principal tienen esa distinción.
Todos los dones son igualmente valiosos
Afortunadamente, Dios no hace distinciones.
En 1 Corintios 12:12-27 Pablo utiliza partes del cuerpo para ilustrar que el pueblo de Dios se necesita mutuamente. Cada persona dentro del cuerpo de Cristo es valiosa y ayuda al funcionamiento de la iglesia. Ninguna parte es inadecuada o indispensable. Aunque Pablo puede sugerir una diferencia en el papel de los miembros de la iglesia, deja claro que todos son necesarios:
Así formó Dios el cuerpo, dando mayor honra a la parte que carecía de ella, a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros. Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado, todos los miembros se regocijan con él. Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él (1 Co 12:24-27).
Los pastores de jóvenes deben ser vistos como una parte valiosa del cuerpo. Dios nos coloca en una posición única para ministrar a los niños, a los jóvenes y a sus familias. Formamos parte de una iglesia más amplia que busca servir a un grupo demográfico particular, con preguntas particulares sobre la fe y luchas únicas a medida que pasan de la adolescencia a la edad adulta.
El pastor de jóvenes busca cumplir su ministerio con el mismo objetivo que el pastor principal: servir, enseñar las Escrituras y presentar a todos maduros en Cristo
El pastor de jóvenes —especialmente aquellos que forman parte de un equipo pastoral— busca cumplir su ministerio con los jóvenes a través del mismo lente que el pastor principal. Sus objetivos son en gran medida los mismos: servir, enseñar las Escrituras y presentar a todos maduros en Cristo.
Animar y defender
1 Timoteo 3 describe los requisitos para todos los líderes pastorales, lo que incluye (así lo creo) a los pastores de jóvenes modernos. Cuando vemos y tratamos el papel de pastor de jóvenes como un mero peldaño hacia el ministerio de alto nivel, hacemos un daño al cuerpo de Cristo en al menos cuatro maneras.
1. Minimiza la importancia del ministerio con los jóvenes
Los miembros del equipo que desempeñan una función pastoral se esfuerzan por enseñar la Palabra de Dios y pastorear a quienes están a su cuidado. El pastor de jóvenes ayuda a las familias, reconociendo que el papel principal de guía espiritual y enseñanza pertenece a los padres. En esta época de soledad y confusión, no se puede exagerar la importancia de tener a otro adulto maduro caminando junto a los jóvenes.
2. Presiona a los pastores de jóvenes a buscar la próxima cosa
El pastor de jóvenes de tu iglesia ya se impone una inmensa presión a sí mismo. Añadirle expectativas de ascender en la jerarquía de la iglesia no disminuye la presión, sino que le hace sentirse más inseguro sobre su valor y su lugar. Anima a tu pastor de jóvenes haciéndole saber que lo aprecias profundamente a él y a su trabajo.
3. Dice que los pastores de jóvenes deben estar solo por un corto tiempo
Se calcula que los pastores de jóvenes permanecen unos dieciocho meses en una misma iglesia. Espero que esto no sea cierto, aunque las evidencias anecdóticas sugieren que es así. Cuando a un pastor de jóvenes se le pregunta sobre la posibilidad de convertirse en pastor principal, a menudo cae en la trampa de aceptar períodos de ministerio cortos. Qué grandes son los ministerios de aquellos que se han quedado y han enseñado fielmente las Escrituras, que se han regocijado en conversiones y bautismos, y que han participado en ceremonias matrimoniales.
La próxima vez que hables con un pastor de jóvenes, anímalo en sus dones y llamado
Animemos y defendamos el ministerio juvenil a largo plazo.
4. No aprecia los dones individuales para el ministerio
Mientras yo era entrevistado para esos dos puestos, supe que el ministerio de jóvenes era mi pasión y mi llamado. Aunque ser pastor principal es atractivo en ciertos aspectos, la cuestión también es del corazón: ¿Busco un nombre en la puerta o un título en una tarjeta de presentación? Una vez que nos hemos enfrentado a nuestro propio orgullo y a la búsqueda de popularidad, queda la cuestión de los dones y deseos que un Dios soberano ha decidido concedernos. Esto es algo con lo que lucho y sin duda otros pastores de jóvenes también lo hacen.
La próxima vez que hables con un pastor de jóvenes, anímalo en sus dones y llamado. Él es una parte vital de la misión, el servicio y el ministerio de la iglesia de Cristo.
Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
<strong>Jon Coombs</strong>
Jon Coombs es pastor asociado para jóvenes y adultos jóvenes en la Iglesia Bautista Rowville en Melbourne, Australia. Durante más de 15 años ha trabajado con jóvenes y adultos jóvenes en iglesias, escuelas, agencias misioneras, y organizaciones sin fines de lucro. Tiene un MDiv de la Escuela de Teología de Melbourne y escribe regularmente en joncoombs.com. Puedes encontrarlo y conectarte con él en Twitter o Facebook.