Lectura de Hoy
11-10-2023
Devocional: Salmos 97–98
En el Libro de Oración Común de la iglesia anglicana, el Salmo 98 se conoce como el Cantate Domino (Cantad al Señor) y está ubicado entre la lectura nocturna del Antiguo Testamento y su equivalente del Nuevo, desbordante de adoración y gozo vivificantes.
El Salmo 98 tiene tres estrofas. La primera (98:1-3) celebra la “salvación” de Dios (que vemos en cada versículo). La palabra tiene quizás un uso más amplio que el que le damos actualmente. Incluye la victoria sobre los enemigos: la “diestra” y el “santo brazo” del Señor (98:1) llevarán a cabo esta “salvación” o victoria. Sin embargo, también incluye nuestro significado del término: Dios reconcilia al pueblo con él y lo transforma por su gracia. Mientras él “se ha acordado de su amor y de su fidelidad por el pueblo de Israel” (98:3), la gloriosa verdad es que “el Señor ha hecho gala de su triunfo; ha mostrado su justicia a las naciones” (98:2); “¡Todos los confines de la tierra son testigos de la salvación de nuestro Dios!” (98:3). No es de extrañar, pues, que debamos cantar “un cántico nuevo” al Señor (98:1). Esta expresión no se refiere tanto a una composición nueva, escrita quizás para la ocasión, como a una reacción fresca ante las nuevas misericordias derramadas sobre nosotros.
La segunda estrofa (98:4-6) responde con una adoración emocionada a cada acto de Dios en la primera, que celebra su venida en poder y salvación. De hecho, todos nuestros actos de adoración constituyen un adelanto del fin, pues la salvación total descrita brevemente espera la consumación. Aclamamos “alegres al Señor, el Rey” (98:6) como preludio del anuncio de la culminación de su reino. Los instrumentos enumerados aquí se utilizaban regularmente como parte de la adoración en el templo (cf. 1 Crónicas 16:5-6) o en ocasiones alegres como la coronación de un nuevo rey (p. ej., 1 Reyes 1:39).
Si la alabanza de la segunda estrofa se estructura en un cántico orquestado, la de la tercera (98:7-9) es inarticulada. Sin embargo, no es menos poderosa por ser tosca. Incluso ahora, todo el universo declara la gloria de Dios. No obstante, si diversos pasajes del Antiguo Testamento anuncian una enorme renovación del orden creado (Salmo 96:11-13; Isaías 2; 11; 55:11-12), Pablo no sólo también lo hace, sino que reconoce que el cumplimiento depende de la transformación de los seres humanos al final: “La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios, porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para alcanzar así la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Romanos 8:19-21).
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.
Devocional: Colosenses 1
El conjunto de la fe, la esperanza y el amor a veces se conoce como la tríada paulina. Aparecen en las cartas de Pablo en varias combinaciones. En ocasiones, se mencionan sólo dos de las tres; en otros casos, todas.
Quizás el mejor conocido de los versículos que contienen la tríada paulina es 1 Corintios 13:13: “Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor”. Aquí no se expresa ninguna relación entre las tres. Pablo nos dice que permanecerán estas tres virtudes—la fe, la esperanza y el amor. A esta última la denomina “el camino más excelente” (12:31b; ver la meditación del 8 de septiembre), y no como un “don”. Creo que, al decir que “permanecen”, se refiere a que todas se mantendrán en la eternidad y, por ello, debemos fomentarlas y procurarlas ahora. Pero la mayor de estas tres virtudes, afirma Pablo, es el amor. No nos dice por qué. Si nos basamos en el resto del Nuevo Testamento, podríamos asegurar razonablemente que la razón por la cual el amor es el mayor es porque es un atributo de Dios. Dios no ejercita la fe; no “espera” en el sentido de mirar hacia delante al cumplimiento de algo que otros ejecutarán. Pero sí ama: de hecho, 1 Juan 4:8 afirma que Dios es amor; ningún texto dice que él es la fe o la esperanza. El mayor de estos es el amor.
Aquí, en Colosenses 1:3-6, sin embargo, la relación entre los tres elementos de la tríada paulina es diferente. Pablo dice que le da gracias a Dios cuando ora por los colosenses “pues hemos recibido noticias de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis por todos los santos a causa de la esperanza reservada para vosotros en el cielo. De esta esperanza ya habéis sabido por la palabra de verdad, que es el evangelio que ha llegado hasta vosotros. Este evangelio está dando fruto y creciendo en todo el mundo, como también ha sucedido entre vosotros desde el día en que supisteis de la gracia de Dios y la comprendisteis plenamente” (1:4-6). Esta traducción capta muy bien el sentido. A ver:
(1) Pablo no fundó la iglesia colosense, pero al oír acerca de estos creyentes, ora por ellos constantemente, con acción de gracias.
(2) Lo que Pablo escuchó de los creyentes colosenses es de su fe y amor, ambos demostrables. Si tienes fe en Jesús y amas a los santos, ninguna de estas virtudes se puede esconder. Eran tan evidentes entre los colosenses, que las noticias sobre su fe y amor llegaron a los oídos de Pablo. ¿Cuán lejos llegan hoy las noticias sobre la fe y el amor de nuestras iglesias?
(3) Pablo dice que esta fe y este amor son “a causa de la esperanza” que está reservada para ellos (1:5). Vivir con la eternidad en mente revitaliza la fe y hace brotar el amor.
(4) Esta esperanza, que ha sido la base de su fe y amor, a su vez se ha fundamentado sobre el evangelio, la palabra de verdad que les fue predicada (1:5-6).
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.
Profecía de Ahías contra Jeroboam
14 Por aquel tiempo Abías, hijo de Jeroboam, se enfermó. 2 Y Jeroboam dijo a su mujer: «Levántate ahora y disfrázate para que no conozcan que eres la mujer de Jeroboam, y ve a Silo, pues allí está el profeta Ahías, que dijo de mí que yo sería rey sobre este pueblo. 3 Toma en tus manos diez panes, tortas y un jarro de miel, y ve a él. Él te dirá lo que le ha de suceder al niño». 4 Así lo hizo la mujer de Jeroboam; se levantó, fue a Silo y llegó a casa de Ahías. Y Ahías no podía ver porque sus ojos se habían nublado a causa de su vejez. 5 Pero el SEÑOR había dicho a Ahías: «La mujer de Jeroboam viene a consultarte sobre su hijo, pues está enfermo. Esto y esto le dirás, pues será que cuando ella venga, fingirá ser otra mujer».
6 Cuando Ahías oyó el ruido de los pasos de ella al entrar por la puerta, dijo: «Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué finges ser otra mujer? Pues he sido enviado a ti con un duro mensaje. 7 Ve, dile a Jeroboam: “Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: ‘Yo te levanté de entre el pueblo y te hice príncipe sobre Mi pueblo Israel. 8 Arranqué el reino de la casa de David y te lo di a ti, pero tú no has sido como Mi siervo David, que guardó Mis mandamientos y me siguió de todo corazón, para hacer solo lo que era recto a Mis ojos; 9 sino que has hecho más mal que todos los que fueron antes de ti, y fuiste e hiciste para ti otros dioses e imágenes fundidas para provocarme a ira, y me arrojaste detrás de tus espaldas; 10 por tanto, voy a traer mal sobre la casa de Jeroboam, y cortaré de Jeroboam a todo varón, tanto esclavo como libre en Israel. Barreré completamente la casa de Jeroboam, como se barre el estiércol hasta que desaparece del todo. 11 Cualquiera de los de Jeroboam que muera en la ciudad, se lo comerán los perros. Y el que muera en el campo, se lo comerán las aves del cielo; porque el SEÑOR ha hablado’”. 12 Y tú, levántate, vete a tu casa. Cuando tus pies entren en la ciudad, el niño morirá. 13 Y todo Israel hará duelo por él y lo sepultarán, pues solo este de la familia de Jeroboam irá a la sepultura, porque de la casa de Jeroboam, solo en él fue hallado algo bueno hacia el SEÑOR, Dios de Israel.
14 »Y el SEÑOR levantará para sí un rey sobre Israel que destruirá la casa de Jeroboam en este día, y de ahora en adelante. 15 El SEÑOR, pues, herirá a Israel, como se agita una caña en el agua, y Él arrancará a Israel de esta buena tierra que dio a sus padres, y los esparcirá más allá del río Éufrates, porque han hecho sus Aseras, provocando a ira al SEÑOR. 16 Él abandonará a Israel a causa de los pecados que cometió Jeroboam y con los cuales hizo pecar a Israel».
17 Entonces la mujer de Jeroboam se levantó, se fue y llegó a Tirsa. Y al entrar ella por el umbral de la casa, el niño murió. 18 Y todo Israel lo sepultó e hizo duelo por él, conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado por medio de Su siervo, el profeta Ahías.
19 Los demás hechos de Jeroboam, cómo peleó en las guerras y cómo reinó, están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel. 20 El tiempo que Jeroboam reinó fue de veintidós años, y durmió con sus padres; y su hijo Nadab reinó en su lugar.
Reinado de Roboam
21 Roboam, hijo de Salomón, reinó en Judá. Roboam tenía cuarenta y un años cuando comenzó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que el SEÑOR había escogido de entre todas las tribus de Israel para poner allí Su nombre. El nombre de su madre era Naama, una amonita.
22 Judá hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, y lo provocaron a celos más que todo lo que sus padres lo habían provocado con los pecados que habían hecho. 23 Porque ellos también edificaron para sí lugares altos, pilares sagrados y Aseras en toda colina alta y bajo todo árbol frondoso. 24 Hubo también en la tierra sodomitas de cultos paganos. Hicieron conforme a todas las abominaciones de las naciones que el SEÑOR había echado delante de los israelitas.
25 Y sucedió que en el quinto año del rey Roboam, Sisac, rey de Egipto, subió contra Jerusalén. 26 Tomó los tesoros de la casa del SEÑOR y los tesoros del palacio del rey. Se apoderó de todo, llevándose aun todos los escudos de oro que había hecho Salomón. 27 Entonces el rey Roboam hizo escudos de bronce en su lugar, y los entregó al cuidado de los jefes de la guardia que custodiaban la entrada de la casa del rey. 28 Cuando el rey entraba en la casa del SEÑOR, los de la guardia llevaban los escudos; y después los devolvían a la sala de los de la guardia.
29 Los demás hechos de Roboam y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá? 30 Hubo guerra continua entre Roboam y Jeroboam. 31 Y durmió Roboam con sus padres y fue sepultado con sus padres en la ciudad de David; y el nombre de su madre era Naama, una amonita. Y su hijo Abiam reinó en su lugar.
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Saludo
1 Pablo , apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, 2 a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre.
Gratitud de Pablo por los colosenses
3 Damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por ustedes, 4 pues hemos oído de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los santos, 5 a causa de la esperanza reservada para ustedes en los cielos. De esta esperanza ustedes oyeron antes en la palabra de verdad, el evangelio 6 que ha llegado hasta ustedes. Así como en todo el mundo está dando fruto constantemente y creciendo, así lo ha estado haciendo también en ustedes, desde el día que oyeron y comprendieron la gracia de Dios en verdad.
7 Así ustedes lo aprendieron de Epafras, nuestro amado consiervo, quien es fiel servidor de Cristo de parte nuestra, 8 el cual también nos informó acerca del amor de ustedes en el Espíritu.
Pablo ora por los colosenses
9 Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por ustedes, pidiendo que sean llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, 10 para que anden como es digno del Señor, haciendo en todo, lo que le agrada, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios. 11 Rogamos que ustedes sean fortalecidos con todo poder según la potencia de Su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia, con gozo 12 dando gracias al Padre que nos ha capacitado para compartir la herencia de los santos en la Luz.
La persona y la obra de Jesucristo
13 Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de Su Hijo amado, 14 en quien tenemos redención: el perdón de los pecados. 15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
16 Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. 17 Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen.
18 Él es también la cabeza del cuerpo que es la iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que Él tenga en todo la primacía. 19 Porque agradó al Padre que en Él habitara toda la plenitud, 20 y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de Su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos.
21 Y aunque ustedes antes estaban alejados y eran de ánimo hostil, ocupados en malas obras, 22 sin embargo, ahora Dios los ha reconciliado en Cristo en Su cuerpo de carne, mediante Su muerte, a fin de presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de Él. 23 Esto Él hará si en verdad permanecen en la fe bien cimentados y constantes, sin moverse de la esperanza del evangelio que han oído, que fue proclamado a toda la creación debajo del cielo, y del cual yo, Pablo, fui hecho ministro.
Cristo en ustedes, la esperanza de gloria
24 Ahora me alegro de mis sufrimientos por ustedes, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por Su cuerpo, que es la iglesia. 25 De esta iglesia fui hecho ministro conforme a la administración de Dios que me fue dada para beneficio de ustedes, a fin de llevar a cabo la predicación de la palabra de Dios, 26 es decir, el misterio que ha estado oculto desde los siglos y generaciones, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos. 27 A estos Dios quiso dar a conocer cuáles son las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en ustedes, la esperanza de la gloria.
28 A Él nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en Cristo. 29 Con este fin también trabajo, esforzándome según Su poder que obra poderosamente en mí.
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Deberes de los levitas y sacerdotes
44 Entonces el hombre me hizo volver por el camino de la puerta exterior del santuario que da hacia el oriente, y estaba cerrada. 2 Y el SEÑOR me dijo: «Esta puerta estará cerrada; no se abrirá y nadie entrará por ella, porque el SEÑOR, Dios de Israel, ha entrado por ella; por tanto permanecerá cerrada. 3 En cuanto al príncipe, él, como príncipe, se sentará allí para comer pan delante del SEÑOR; entrará por el camino del vestíbulo de la puerta y por el mismo camino saldrá».
4 Luego me llevó por el camino de la puerta del norte al frente del templo; miré que la gloria del SEÑOR llenaba la casa del SEÑOR, y me postré sobre mi rostro. 5 Y el SEÑOR me dijo: «Hijo de hombre, pon atención, mira con tus ojos y oye con tus oídos todo lo que te digo acerca de todos los estatutos de la casa del SEÑOR y acerca de todas sus leyes; y fíjate bien en cuanto a la entrada del templo y a todas las salidas del santuario. 6 Y dirás a los rebeldes, a la casa de Israel: “Así dice el Señor DIOS: ‘Son ya demasiadas todas sus abominaciones, oh casa de Israel, 7 cuando introdujeron extranjeros, incircuncisos de corazón e incircuncisos de carne, para que estuvieran en Mi santuario y profanaran Mi casa; cuando les ofrecieron Mi alimento, la grasa y la sangre; invalidaron, pues, Mi pacto; esto además de todas sus abominaciones. 8 No se han ocupado de guardar Mis cosas sagradas, sino que han puesto extranjeros como guardas de Mis ordenanzas en Mi santuario’.
9 ”Así dice el Señor DIOS: ‘Ningún extranjero, incircunciso de corazón e incircunciso de carne, entrará en Mi santuario; ninguno de los extranjeros que están entre los israelitas. 10 Y los levitas que se alejaron de Mí cuando Israel se descarriaba, y se alejaron de Mí tras sus ídolos, llevarán el castigo por su iniquidad. 11 Serán servidores en Mi santuario, encargados de las puertas del templo y servidores en el templo; ofrecerán el holocausto y el sacrificio para el pueblo, y estarán delante de ellos para servirles. 12 Por cuanto les sirvieron delante de sus ídolos, y fueron tropezadero de iniquidad para la casa de Israel, por tanto he jurado contra ellos’, declara el Señor DIOS, ‘que llevarán el castigo por su iniquidad. 13 No se acercarán a Mí para servirme de sacerdotes, ni se acercarán a ninguna de Mis cosas santas, ni a las cosas santísimas, sino que cargarán su ignominia y las abominaciones que han cometido. 14 Los pondré como guardas de las ordenanzas del templo, de todo su servicio y de todo lo que se ha de hacer en él.
15 ’Pero los sacerdotes levitas, hijos de Sadoc, que se ocupaban de guardar Mi santuario cuando los israelitas se alejaron de Mí, se acercarán a Mí para servirme, y estarán delante de Mí para ofrecerme la grasa y la sangre’, declara el Señor DIOS. 16 ‘Ellos entrarán en Mi santuario, y se acercarán a Mi mesa para servirme y guardar Mis ordenanzas. 17 Cuando entren por las puertas del atrio interior, se pondrán vestiduras de lino; no se pondrán lana mientras estén sirviendo en las puertas del atrio interior y en el templo. 18 Llevarán turbantes de lino sobre sus cabezas, y calzoncillos de lino sobre sus lomos; no se pondrán nada que los haga sudar. 19 Cuando salgan al atrio exterior, al atrio exterior donde está el pueblo, se quitarán las vestiduras con que han estado sirviendo y las dejarán en las cámaras sagradas, y se pondrán otras vestiduras a fin de no santificar al pueblo con sus vestiduras.
20 ’No se afeitarán la cabeza, ni se dejarán crecer el cabello; solo se recortarán el pelo de su cabeza. 21 Ningún sacerdote beberá vino cuando entre al atrio interior. 22 No tomará por mujer ni a viuda ni a divorciada, sino que tomará a una virgen del linaje de la casa de Israel, o a una viuda que sea viuda de sacerdote. 23 Enseñarán a Mi pueblo a discernir entre lo sagrado y lo profano, y harán que ellos sepan distinguir entre lo inmundo y lo limpio. 24 En un pleito actuarán como jueces; lo decidirán conforme a Mis ordenanzas. También guardarán Mis leyes y Mis estatutos en todas Mis fiestas señaladas, y santificarán Mis días de reposo. 25 No se acercarán a persona muerta para no contaminarse; pero por el padre, la madre, el hijo, la hija, el hermano, la hermana que no tenga marido, sí podrán contaminarse. 26 Después de haberse purificado, se le contarán siete días. 27 El día que entre en el santuario, en el atrio interior, para ministrar en el santuario, ofrecerá su ofrenda por el pecado’, declara el Señor DIOS.
28 ‘Con respecto a la heredad para ellos, Yo soy su heredad; no les darán posesión en Israel: Yo soy su posesión. 29 Comerán la ofrenda de cereal, la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa; toda cosa consagrada en Israel será de ellos. 30 Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y de toda clase de ofrenda de sus ofrendas, serán para los sacerdotes; también darán al sacerdote las primicias de sus masas para que haga reposar una bendición sobre su casa. 31 Los sacerdotes no comerán el cuerpo muerto o despedazado de ninguna ave ni de ningún animal.
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Soberanía y poder del SEÑOR
97 El SEÑOR reina; regocíjese la tierra; Alégrense las muchas islas. 2 Nubes y densas tinieblas lo rodean, Justicia y derecho son el fundamento de Su trono. 3 Fuego va delante de Él, Y quema a Sus adversarios en derredor. 4 Sus relámpagos iluminaron el mundo; La tierra vio y se estremeció. 5 Como cera se derritieron los montes ante la presencia del SEÑOR, Ante la presencia del Señor de toda la tierra. 6 Los cielos proclaman Su justicia, Y todos los pueblos han visto Su gloria.
7 Sean avergonzados todos los que sirven a imágenes talladas, Los que se glorían en los ídolos. Póstrense ante Él todos los dioses. 8 Oyó Sión esto y se alegró, Y las hijas de Judá se han regocijado A causa de Tus juicios, oh SEÑOR. 9 Porque Tú eres el SEÑOR, el Altísimo sobre toda la tierra, Muy excelso sobre todos los dioses.
10 Los que aman al SEÑOR, aborrezcan el mal; Él guarda las almas de Sus santos; Los libra de la mano de los impíos. 11 Luz se ha sembrado para el justo, Y alegría para los rectos de corazón. 12 Justos, alégrense en el SEÑOR, Y alaben Su santo nombre.
Alaben al SEÑOR por su justicia
Salmo.
98 Canten al SEÑOR un cántico nuevo, Porque ha hecho maravillas, Su diestra y Su santo brazo le han dado la victoria. 2 El SEÑOR ha dado a conocer Su victoria; A la vista de las naciones ha revelado Su justicia. 3 Se ha acordado de Su misericordia y de Su fidelidad para con la casa de Israel; Todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.
4 Aclamen con júbilo al SEÑOR, toda la tierra; Prorrumpan y canten con gozo, canten alabanzas. 5 Canten alabanzas al SEÑOR con la lira, Con la lira y al son de la melodía. 6 Con trompetas y sonido de cuerno, Den voces ante el Rey, el SEÑOR.
7 Ruja el mar y cuanto contiene, El mundo y los que en él habitan. 8 Batan palmas los ríos, A una canten jubilosos los montes 9 Delante del SEÑOR, pues viene a juzgar la tierra; Él juzgará al mundo con justicia, Y a los pueblos con equidad.
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