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¿Qué enseñó Jesús sobre la violencia y poner la otra mejilla? | Preguntas bíblicas
La no violencia y el Sermón del monte
¿Requiere pacifismo por parte de los cristianos la enseñanza de Jesús en el Sermón del monte de «poner la otra mejilla» y no resistir el mal?
Dado que la mayoría de los pacifistas religiosos basan sus convicciones en una supuesta «ética de amor» no violenta de Jesús, la cual se entiende como la enseñanza de Mateo 5:38-42, es imperativo que se evalúe el significado de la enseñanza de Jesús en el Sermón del monte.
Mateo 5:38-42 es una de las seis ilustraciones de casos de la enseñanza de Jesús sobre la ley (cp. Mt 5:17). Junto con las otras cinco, Jesús ratifica los requisitos éticos de la ley del Antiguo Testamento, los cuales perduran. De manera similar, Jesús comienza con la fórmula que ya ha usado cuatro veces en este cuerpo de enseñanza: «Ustedes han oído que se dijo… Pero Yo les digo…».
Si bien algunos estudiosos del texto bíblico interpretan estas palabras en particular como una referencia a la ley mosaica, tal lectura no encaja en el contexto. Para introducir Su enseñanza, Jesús acaba de reiterar que la ley tal como se revela en el antiguo pacto, continuamente reafirmada por los profetas, no debe ser abrogada; es vinculante (Mt 5:17).
Jesús no puede estar contradiciéndose a Sí mismo. Lo que el contexto sí requiere, sin embargo, es que las nociones contemporáneas —de hecho, las distorsiones contemporáneas de la ley— necesitan un ajuste. Una de esas ilustraciones del error contemporáneo se refiere al hecho de reaccionar con represalias.
Jesús y la lex talionis
En el Sermón del monte, Jesús no deja de lado la idea de la restitución en sí misma, ni la «ley del ojo por ojo» (la lex talionis o ley del talión como norma de justicia pública).
Más bien, Jesús está desafiando a Sus oyentes a considerar sus actitudes para que respondan de manera apropiada a la injusticia o al insulto personal. Que sea un insulto (daño a nivel personal) en lugar de una agresión (daño a nivel público) el asunto aquí lo sugiere la mención del golpe en la mejilla derecha. Además, se aclara con la siguiente ilustración: «Al que quiera ponerte pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa» (Mt 5:40). Manejar insultos y asuntos de vestimenta (una necesidad humana básica) no corresponden al ámbito del gobierno y las políticas públicas.
En verdad, las cuatro ilustraciones que llaman a no reaccionar con represalias (poner la otra mejilla, ofrecer la capa, cargar la milla extra y prestar dinero al que lo pide) corresponden al dominio privado. Estos son asuntos de incomodidad o abuso personal, no asuntos de política pública; hablan de insulto y no de agresión.
Los perjuicios personales, sin política estatal
Por lo tanto, el mandato de Jesús de no resistir el mal (Mt 5:39), contextualmente, debe ubicarse en el ámbito de los perjuicios personales, no en el de la política estatal. Mateo 5 – 7 no es una declaración sobre la naturaleza y jurisdicción del Estado o de las autoridades gobernantes; más bien, se trata de asuntos de discipulado personal. Sus afinidades son más cercanas a Romanos 12:17-21 y no 13:1-7.
En el ámbito de lo personal y privado, la justicia no exige retribución. En la esfera de lo público, donde el magistrado está encargado de proteger y defender el bien común, la justicia exige retribución. Esta es la enseñanza inequívoca del Nuevo Testamento y no el supuesto pensamiento «comprometido» de los llamados imperialismo o constantinianismo.
Ayuda de C. S. Lewis
En su fascinante ensayo «Por qué no soy un pacifista», C. S. Lewis considera que el mandato de Jesús sobre «poner la otra mejilla» no puede tener la intención de descartar la protección de los demás. Lewis se pregunta: «¿Alguien supone que los oyentes de nuestro Señor entendieron que Él quería decir que, por ejemplo, si un maníaco homicida que trata de asesinar a un tercero, intenta sacarme del camino, debo hacerme a un lado y dejar que atrape a su víctima?».[1]
Si Jesús llama a la no violencia absoluta basándose en Mateo 5:38-39, entonces estaríamos obligados a poner la mejilla de un tercero. Lewis prefiere aceptar la lectura simple de este texto.
La audiencia de Jesús consistía en «personas privadas en una nación desarmada», así que «la guerra no era lo que ellos habrían estado pensando» en ningún tramo de la imaginación.[2] La comprensión de Lewis procede de una lectura simple del texto.
Llamados a resistir el mal
Al final, el cristiano es llamado a resistir el mal cuando y donde sea posible, como siempre lo han entendido los santos del pasado y del presente. El apóstol Pablo afirma en términos muy claros que el magistrado existe precisamente para esta función divinamente instituida:
Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella, pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme. Porque no en vano lleva la espada, pues es ministro de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo (Ro 13:3-4).
Incluso cuando Jesús prohíbe la espada como un medio para hacer avanzar el reino de Dios, el Nuevo Testamento no enseña un pacifismo absoluto o de principios. Tampoco prohíbe al cristiano «llevar la espada» —o servir como magistrado, con ese objetivo— al servicio de la sociedad y para el bien mayor de la comunidad.
Publicado originalmente en Crossway. Traducido por el Equipo Coalición.
1 «Why I Am Not a Pacifist», en The Weight of Glory and Other Addresses, rev. ed. (New York: Harper Collins, 2001), p. 86.
2 Ibíd., p. 50.
<strong>J. Daryl Charles</strong>
J. Daryl Charles (PhD, Seminario Teológico de Westminster) es un estudioso afiliado del Instituto John Jay y autor, editor o coeditor de catorce libros.