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Tú puedes entender el Antiguo Testamento mejor que quienes lo vivieron

«No se servían a sí mismos» (1 Pedro 1:12).

Según los autores del Nuevo Testamento, los autores del Antiguo Testamento sabían que estaban hablando y escribiendo para los creyentes del nuevo pacto, y también tenían cierto nivel de conciencia sobre quién sería Cristo y cuándo aparecería. Con la venida de Cristo, la anticipación da lugar al cumplimiento y los tipos encuentran su antitipo, lo que significa que los miembros del nuevo pacto pueden comprender la plenitud del significado del Antiguo Testamento mejor que los rebeldes y el remanente del antiguo pacto.

La audiencia del Antiguo Testamento

Romanos 4:23-2415:4 y 1 Corintios 10:11 resaltan que el autor del Antiguo Testamento escribió su texto en beneficio de los creyentes que viven a este lado de la cruz. Para Pablo, el Antiguo Testamento es Escritura cristiana y plenamente aplicable a los creyentes cuando se lee a través de Cristo.
El apóstol también se lo dijo a Timoteo. Hablando de las Escrituras judías, escribió que las «Sagradas Escrituras… te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús» (2 Ti 3:15). Así, Pablo afirma: «Toda la Escritura es… útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra» (2 Ti 3:16-17).

Para Pablo, el Antiguo Testamento es Escritura cristiana y plenamente aplicable a los creyentes cuando se lee a través de Cristo
 
Basándose en este hecho, los autores del Nuevo Testamento citan con frecuencia instrucciones del Antiguo Testamento, asumiendo su relevancia para los creyentes de hoy. Por ejemplo, Pablo recurre a los Diez Mandamientos cuando se dirige a los hijos (Ef 6:2-3Éx 20:12Dt 5:16) y toma de textos sobre ejecución de Deuteronomio cuando habla sobre la excomunión (1 Co 5:13Dt 22:212224). Pedro también recuerda el estribillo de Levítico cuando escribe: «sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: “Sean santos, porque Yo soy santo”» (1 P 1:15-16Lv 11:44-4519,22026).
Dado que ahora formamos parte del nuevo pacto y no del antiguo, es natural que surjan preguntas sobre cómo debe relacionarse exactamente el cristiano con determinadas leyes o promesas del antiguo pacto. Sin embargo, el punto es que Dios dio el Antiguo Testamento para la instrucción cristiana.

Pablo no fue explícito en cuanto a si era solo intención de Dios, como Autor supremo, escribir el Antiguo Testamento para nuestra instrucción, o si esa era también la intención de los autores humanos. Pedro, sin embargo, lo dejó claro cuando escribió que «a ellos les fue revelado que no se servían a sí mismos, sino a ustedes» (1 P 1:12). Enfatizó que los propios autores humanos sabían que sus palabras en el Antiguo Testamento no eran principalmente para ellos, sino para los que vivirían después de la venida de Cristo. Por tanto, el Antiguo Testamento es más relevante para los cristianos de hoy que para la mayoría en la época del antiguo pacto.

La interpretación de los profetas del Antiguo Testamento sobre la persona y el tiempo de Cristo

En Juan 8:56, Jesús declaró que Abraham esperaba ansiosamente la venida del Mesías. Del mismo modo, Pedro creía que el propio David anticipó la venida de Cristo en el Salmo 16 (Hch 2:30-31), y las últimas palabras de David afirman que esperaba un gobernante justo, quien vencería la maldición e iniciaría una nueva creación (2 S 23:3-7). Asimismo, el escritor de Hebreos enfatizó: «Todos estos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto desde lejos» (He 11:13). El remanente del Antiguo Testamento disfrutó de cierta luz; ellos mismos escribieron sobre el Cristo y esperaron en Él.

Por otra parte, Jesús también declaró que «muchos profetas y reyes desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron» (Lc 10:24). Parece que debemos entender que los antiguos profetas de Yahvé veían realmente la belleza y los propósitos de Dios y la esperanza que les aguardaba, aunque también afirmamos que no experimentaron y, por tanto, no comprendieron todo lo que nosotros experimentamos en Cristo. Para ellos, la revelación plena aguardaba un día posterior.

1 Pedro 1:10-12 refleja las dos vertientes de este marco interpretativo. Según Pedro, los profetas eran estudiosos de la revelación previa. Bajo la guía del Espíritu (2 P 1:21), «diligentemente inquirieron y averiguaron» para saber quién sería el Mesías y cuándo aparecería. Aunque tal vez no supieran el nombre de Jesús, tenían una idea general del tipo de persona que sería y de cuándo vendría, y a menudo lo aprendían estudiando las Escrituras (p. ej., Sal 119:2Dan 9:2). En efecto, la revelación progresó del Antiguo al Nuevo Testamento, pero el desarrollo fue a menudo de la predicción consciente al cumplimiento realizado, no simplemente una predicción de la que solo Dios era consciente originalmente y que ahora reconocemos retrospectivamente.

Como en el caso de Daniel (Dn 12:8-10), el significado completo de algunos textos del Antiguo Testamento trasciende la comprensión de los autores humanos. No obstante, el Nuevo Testamento da testimonio de que estos autores solían comprender sus visiones del final de los tiempos, esperaban verdaderamente al Mesías y sabían algo de cuándo vendría. Además, los intérpretes deben esperar que el uso que los autores bíblicos hacen de la Escritura antecedente surja orgánicamente de los materiales anteriores, sin contradecirlos nunca, porque toda la Escritura viene de Dios (2 Ti 3:16) y los profetas «diligentemente inquirieron y averiguaron» (1 P 1:10) e hicieron interpretaciones guiadas por el Espíritu (2 P 1:20-21).

La incapacidad de los rebeldes para comprender el Antiguo Testamento

El Nuevo Testamento deja claro que la ceguera asociada a la mayoría incrédula del antiguo pacto continuó en tiempos de Cristo. Vemos esta incapacidad, por ejemplo, en los líderes religiosos a los que Jesús se enfrentó en numerosas ocasiones (p. ej., Mt 12:3-7Lc 16:31Jn 5:39-40). Los líderes judíos estaban espiritualmente ciegos, incapaces de ver cómo el Antiguo Testamento mismo señalaba a Cristo.
Los evangelios indican las raíces de esa ceguera. En resumen, hablan de una maldad innata hostil a Dios, de corazones duros, de deseos alineados con el diablo y de una pasión por la alabanza de los hombres por encima de la gloria de Dios (Mt 16:3-423:6Mc 3:5Lc 11:4320:46Jn 8:42-44). El resultado fue que no podían oír la voz de Dios ni saborear la belleza y los propósitos de Dios en las Escrituras. Allí donde iban los líderes, iba también el resto de la nación (Juan 12:37-41).

Asimismo, otros pasajes del Nuevo Testamento enseñan que la era del antiguo pacto era una era de ignorancia y dureza (Hch 17:30Ef 4:181 Pe 1:14), en la que el diablo mantenía ciega a la mayor parte del mundo ante las glorias de Dios que culminaban en Cristo (2 Co 4:3-4). Pero en Jesús amanece la nueva creación, con la luz del evangelio rompiendo el horizonte y dispersando las tinieblas y las sombras (4:6).

¿Por qué prolongaría Dios tal temporada de dureza, ignorancia y ceguera? Si Romanos 9:22-24 nos sirve de indicación, Pablo cree que Dios se propuso mover a los que recibían Su misericordia a maravillarse más de Su multiforme gloria en Cristo. El Señor hizo las tinieblas tan profundas y la noche tan larga, para que nosotros, sobre los que ha amanecido la luz, podamos saborear aún más el calor, el brillo y la gloria misericordiosa de Dios envuelta en el don de Cristo.

El retraso del remanente en comprender el Antiguo Testamento

El Nuevo Testamento deja claro que algunos, como Simeón, anticipaban la venida de Cristo y comprendían correctamente Su persona y Su obra, incluida Su misión de sufrimiento (Lc 2:25-35). Sin embargo, muchos de los discípulos más cercanos a Jesús no reconocieron plenamente quién era ni todo lo que las Escrituras anticipaban sobre Él (ver, p. ej., Mr 4:138:31-33).

Los autores del Nuevo Testamento afirman que el Antiguo Testamento fue escrito para los cristianos
 
Lucas enfatizó especialmente el desconocimiento del Antiguo Testamento por parte de los discípulos. Después de Su resurrección, Jesús desafió a aquellos dos en el camino de Emaús por no haber «creído todo lo que los profetas han dicho» (Lc 24:25). Sin embargo, les hizo comprender el significado del Antiguo Testamento (v. 27), cumpliendo así lo que Isaías y Daniel dijeron que sucedería (Is 29:18Dn 12:10). Del mismo modo, Cristo se apareció más tarde a los seguidores que le quedaban y «les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras» (Lc 24:45). El Cristo resucitado permite ahora a Sus seguidores ver en la Biblia cosas que siempre estuvieron ahí, pero que eran inaprehensibles sin la luz y la lente correctas (ver Ro 16:25-262 Co 3:14). En Cristo, Dios «ilumina» los ojos de nuestros corazones (Ef 1:18).

El Evangelio de Juan, en particular, destaca cómo la resurrección y glorificación de Cristo marcan un punto de inflexión en la comprensión de la Escritura por parte de los discípulos. En Juan 2:20-22, por ejemplo, la resurrección de Jesús movió a los discípulos a abrazar de una forma nueva «la Escritura y la palabra que Jesús había hablado». Asimismo, como deja claro Juan 12:13-16, solo cuando el Padre glorificó a Su Hijo, los seguidores de Cristo relacionaron el modo en que las Escrituras del Antiguo Testamento daban testimonio de la entrada triunfal de Cristo.

Conclusión

Los autores del Nuevo Testamento afirman que el Antiguo Testamento fue escrito para los cristianos y que los profetas sabían que escribían para nuestro provecho. Los profetas también sabían algo sobre Cristo y el momento de Su venida, pero el significado completo de sus textos a veces trascendía su entendimiento.
Cumpliendo la profecía de Isaías (Is 6:1053:1), la maldad innata y la dureza de corazón de la mayoría de la población judía los incapacitó espiritualmente. En juicio, Dios los endureció, de modo que fueron incapaces de entender Su Palabra o ver Sus propósitos culminando en Jesús (Ro 11:7-8). Solo «por medio de Cristo» esta ceguera es quitada (2 Co 3:14).
Desde el nacimiento de Jesús, algunos como Simeón comprendieron correctamente que el triunfo de Cristo solo llegaría a través de sufrimientos. Sin embargo, la mayoría de los discípulos no comprendieron plenamente el testimonio de las Escrituras sobre la muerte, resurrección y misión global de Jesús hasta después de Su resurrección.

Publicado originalmente en For the ChurchTraducido por Eduardo Fergusson.

<strong>Jason S. DeRouchie</strong>

Jason S. DeRouchie (PhD, The Southern Baptist Theological Seminary) es profesor de investigación del Antiguo Testamento y teología bíblica en el Midwestern Baptist Theological Seminary en Kansas City, Missouri. Él editor contribuyente en What the Old Testament Authors Really Cared About: A Survey of Jesus’ Bible (Grand Rapids: Kregel, 2013) y el autor de How to Understand and Apply the Old Testament: Twelve Steps from Exegesis to Theology (P&R, 2017). Su sitio web de recursos es jasonderouchie.com.

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