Lectura de Hoy
13-10-2023
Devocional: Salmo 102
En ocasiones, se ha calificado erróneamente al Salmo 102 como de penitencia. Parece más el clamor de una persona cuyos sufrimientos no tienen explicación (como los de Job). Al principio, el dolor es privado y personal; después, la creciente preocupación por Sión lo eclipsa. El progreso hacia la gloria de Sión parece lento, lo cual da lugar a un contraste entre los “días” limitados y fugaces del salmista (102:3) y los “años” eternos del Todopoderoso (102:27).
Pero, aquí centraremos la atención en los versículos finales del salmo. Los lectores habituales de la Biblia se darán cuenta de que los versículos 25-27 se citan en Hebreos 1:10-12, con Dios dirigiéndose al Mesías, otorgándole un estatus divino. Podríamos preguntarnos por qué el escritor de Hebreos interpretó de esta forma el texto del Antiguo Testamento.
En parte, la respuesta gira en torno al hecho de que el texto hebreo original del Antiguo Testamento se componía con lo que actualmente llamamos consonantes. No se incluían las vocales. Estas se añadieron mucho después. De hecho, el sistema vocálico más común se introdujo en el texto hebreo alrededor del año 1000 de nuestra era. Normalmente, esto no plantea problemas. Cada cierto tiempo, es posible leer el texto consonántico del Antiguo Testamento con una opción vocálica ligeramente distinta, dando lugar a un significado diferente. En este ejemplo, no existen en absoluto dudas acerca de las consonantes. Sin embargo, la antigua traducción griega del Antiguo Testamento, la Septuaginta, muestra cómo entendían el hebreo los que la elaboraron, y en este pasaje lo interpretaron exactamente como lo hace la epístola a los Hebreos. La colocación tradicional de las vocales, preservada en nuestras versiones, entiende los versículos 23-24 como la NVI. El pensamiento es análogo a los versículos 11-12. No obstante, la Septuaginta y Hebreos dicen lo siguiente: “En el curso de mi vida acabó Dios con mis fuerzas; me redujo los días. Por eso dije: ‘No me lleves, Dios mío, a la mitad de mi vida; tú permaneces por todas las generaciones. En el principio tú afirmaste la tierra…’”. Esta traducción implica que Dios está dirigiéndose al salmista, llamándole Señor y Creador. Así es cómo lo entiende el hebreo. Ateniéndonos a este punto de vista, todo el salmo es mesiánico, un salmo oracular como el 110 (véase la meditación del 17 de junio del volumen I). Intente releer el Salmo 102 de esa forma; tiene sentido. Compare el uso del salmo 45 en Hebreos 1 (véase la meditación del 4 de septiembre): se llama Dios al rey davídico, algo que también se cita en Hebreos 1. No obstante, si la colocación tradicional de las vocales hebreas es correcta, las conclusiones a las que llega Hebreos 1 no están muy lejos, aunque deben extraerse de bases bastante diferentes.
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.
Devocional: 1 Reyes 16
Primero y Segundo de Reyes narran la decadencia de la suerte en ambos reinos: el norte y el sur. De vez en cuando, surge un rey reformador en uno u otro gobierno. Pero en su mayoría, la historia va en declive. Un poco de orientación (1 Reyes 16):
(1) Si bien 1 y 2 de Reyes hablan de ambos reinos, el énfasis está sobre el norte. Por otro lado, 1 y 2 de Crónicas, que cubren más o menos el mismo material, se inclinan fuertemente hacia el reino de Judá.
(2) En el sur, la dinastía davídica continúa. Durante su historia, peligró bastante, humanamente hablando. Sin embargo, Dios preservó el linaje; su propósito de redención está ligado a la continuidad de esa descendencia de David. La postura general se expresa bien en 1 Reyes 15:4. Abiam, rey de Judá, reinó sólo tres años y sin duda era un rey malvado. “No obstante, por consideración a David, el Señor su Dios mantuvo la lámpara de David encendida en Jerusalén, y le dio un hijo que le sucediera, para fortalecer así a Jerusalén”. No obstante, en el norte ninguna dinastía se mantuvo mucho tiempo. La dinastía de Jeroboam duró dos generaciones y luego fue masacrada (15:25- 30), pasando a ser reemplazada por Baasa (15:33-34). Su dinastía también produjo dos reyes, y luego los varones de su familia fueron eliminados por Zimri, cuya dinastía duró nada más y nada menos que siete días (16:15-19). Y así continuó. Si el linaje davídico persistió en el sur, fue sólo por gracia.
(3) Estas sucesiones en el norte son brutales y sangrientas. Por ejemplo, después de Zimri los ciudadanos de Israel se enfrentaron a una pequeña guerra civil, pues estaban divididos entre Omri y Tibni. Los seguidores de Omri ganaron y en el texto se hace un comentario irónico: “y Tibni murió, y Omri fue rey” (16:22). En fin, hay un hambre perenne de poder, pocos sistemas que ayudaran a una transición ordenada de gobierno y ninguna sumisión profunda al Dios vivo.
(4) No obstante, desde la perspectiva de Dios, la severidad del pecado se mide, primeramente y sobre todo, no en términos de la violencia sangrienta, sino de idolatría (por ejemplo, 16:30-33). Omri fue un gobernante enérgico que fortaleció enormemente a la nación, pero de eso se escribió muy poco. Desde el punto de vista divino, él “hizo lo que ofende al Señor y pecó más que todos los reyes que le precedieron” (16:25). Los programas de construcción y el aumento del Producto Interior Bruto (PIB) no compensan por la idolatría.
(5) Los detalles en estos relatos suelen enlazar la narrativa con eventos muy anteriores y futuros. Por ejemplo, la reconstrucción de Jericó (16:34) nos recuerda la maldición sobre la ciudad cuando fue destruida siglos atrás (Josué 6:26). La fundación de la ciudad de Samaria (16:24) anticipa innumerables relatos sobre hechos que ocurrieron en esa ciudad, incluyendo el de Jesús y la mujer en el pozo (Juan 4; ver meditación del 14 de marzo).
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.
Devocional: Colosenses 2
La siguiente situación ocurrió en el contexto de un estudio bíblico que dirigía una mujer de la iglesia que yo pastoreaba. Una persona de una secta conocida se había infiltrado en este grupo y la mujer de nuestra iglesia pronto se encontró en aguas demasiado profundas. Me invitaron y acabé participando en una confrontación pública con el “pastor” (aunque él no se llamaba a sí mismo así) de la secta del intruso. Una de las cosas que él quería negar enfáticamente era la deidad de Jesucristo. Al observar juntos las referencias bíblicas que dicen algo sobre la deidad de Cristo, nos encontramos con Colosenses 2:9. Él quería interpretar el pasaje de manera muy libre, algo como: “en Cristo, todos los atributos de la Deidad habitan en forma corporal”.
Le pregunté qué atributos de Dios no se encontraban en Jesús. Inmediatamente, se dio cuenta del problema. Si decía “ser eterno” (cosa que él creía), se vería atrapado, porque estaría en contradicción con su propia traducción. Pero si respondía “ninguna” (negando sus propias creencias), entonces ¿cómo se podría distinguir a Jesús de Dios tan claramente como él proponía?
De cualquier forma, Colosenses 2:9 es aún más fuerte de lo que su traducción le permitía: “en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Observemos:
(1) En este contexto, a los colosenses se les exhorta a continuar la vida en Cristo, “de la manera que recibisteis a Cristo Jesús como Señor” (2:6). Estas palabras nos sugieren, como es usual, la identidad divina de Jesús, porque la palabra Señor era la manera más común de dirigirse a Dios en las versiones griegas del Antiguo Testamento.
(2) Tanto en esa época como en la nuestra, hay personas que tratan de engañar a la gente mediante “vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas” (2:8). Prácticamente, en todos los casos, la meta de dichas filosofías engañosas era disminuir o relativizar a Cristo, para desviar la atención y la lealtad del pueblo hacia otras cosas. No sólo estos versículos, sino gran parte de la carta a los colosenses demuestra que, quienquiera que sean estos herejes, su ataque es contra Cristo. Pablo no cede: “Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo” y en él estás completo, en él puedes disfrutar de toda la plenitud que jamás podrás experimentar (2:9). Volverse a otras añadiduras en vez de a él es desastroso, pues sólo él “es la cabeza de todo poder y autoridad” (2:10).
(3) Por lo visto, al menos una de las ramas de herejía en Colosas intentaba lograr que los creyentes le añadieran a Cristo una gama de rituales judíos. Pablo, sin embargo, permanece firme: él entiende que los rituales ordenados por el Antiguo Testamento eran “una sombra de las cosas que van a venir; la realidad se halla en Cristo” (2:17).
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.
16 Y la palabra del SEÑOR vino a Jehú, hijo de Hananí, contra Baasa: 2 «Yo te levanté del polvo y te hice príncipe sobre Mi pueblo Israel, y has andado en el camino de Jeroboam, y has hecho pecar a Mi pueblo Israel provocándome a ira con sus pecados. 3 Por tanto, consumiré a Baasa y a su casa, y haré su casa como la casa de Jeroboam, hijo de Nabat. 4 El que de Baasa muera en la ciudad, se lo comerán los perros, y el que de él muera en el campo, se lo comerán las aves del cielo».
5 Los demás hechos de Baasa, lo que hizo y su poderío, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? 6 Y durmió Baasa con sus padres y fue sepultado en Tirsa; y su hijo Ela reinó en su lugar. 7 También, la palabra del SEÑOR vino por medio del profeta Jehú, hijo de Hananí, contra Baasa y su casa, no solo por todo el mal que hizo ante los ojos del SEÑOR, provocándolo a ira con la obra de sus manos, siendo semejante a la casa de Jeroboam, sino también por haber destruido a esta.
Reinados de Ela, Zimri y Omri
8 En el año veintiséis de Asa, rey de Judá, Ela, hijo de Baasa, comenzó a reinar sobre Israel en Tirsa y reinó dos años. 9 Y su siervo Zimri, jefe de la mitad de sus carros, conspiró contra él. Y Ela estaba en Tirsa bebiendo hasta emborracharse en la casa de Arsa, que era mayordomo de la casa en Tirsa. 10 Entonces Zimri entró, lo hirió, y le dio muerte en el año veintisiete de Asa, rey de Judá, y reinó en su lugar. 11 Y sucedió que cuando comenzó a reinar, tan pronto como se sentó en su trono, mató a toda la casa de Baasa; no dejó ni un solo varón, ni de sus parientes ni de sus amigos. 12 Así Zimri destruyó toda la casa de Baasa, conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado contra Baasa por medio del profeta Jehú, 13 por todos los pecados de Baasa y por los pecados de su hijo Ela, con los cuales pecaron y con los que hicieron pecar a Israel, provocando a ira con sus ídolos al SEÑOR, Dios de Israel. 14 Los demás hechos de Ela y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?
15 En el año veintisiete de Asa, rey de Judá, Zimri reinó siete días en Tirsa. Y el pueblo estaba acampado contra Gibetón, que pertenecía a los filisteos. 16 El pueblo que estaba acampado oyó decir: «Zimri ha conspirado y también ha matado al rey». Entonces, ese mismo día en el campamento, todo Israel hizo a Omri, jefe del ejército, rey sobre Israel. 17 Entonces Omri subió desde Gibetón, y todo Israel con él, y sitiaron a Tirsa. 18 Cuando Zimri vio que la ciudad era tomada, entró en la ciudadela de la casa del rey, prendió fuego a la casa del rey y murió, 19 a causa de los pecados que había cometido, haciendo lo malo ante los ojos del SEÑOR, andando en el camino de Jeroboam, y por el pecado que cometió, haciendo pecar a Israel. 20 Los demás hechos de Zimri, y la conspiración que llevó a cabo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?
21 Entonces el pueblo de Israel se dividió en dos partes: la mitad del pueblo siguió a Tibni, hijo de Ginat, para hacerlo rey; la otra mitad siguió a Omri. 22 Pero el pueblo que siguió a Omri prevaleció sobre el pueblo que siguió a Tibni, hijo de Ginat. Y Tibni murió, y Omri comenzó a reinar.
23 En el año treinta y uno de Asa, rey de Judá, Omri comenzó a reinar sobre Israel, y reinó doce años; seis años reinó en Tirsa. 24 Y compró a Semer el monte Samaria por 68 kilos de plata; edificó sobre el monte, y a la ciudad que edificó puso por nombre Samaria, del nombre de Semer, dueño del monte. 25 Omri hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, y obró más perversamente que todos los que fueron antes que él; 26 pues anduvo en todos los caminos de Jeroboam, hijo de Nabat, y en los pecados con que hizo pecar a Israel, provocando al SEÑOR, Dios de Israel, con sus ídolos. 27 Los demás hechos que Omri hizo y el poderío que mostró ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? 28 Y durmió Omri con sus padres y fue sepultado en Samaria; y su hijo Acab reinó en su lugar.
Reinado de Acab
29 Acab, hijo de Omri, comenzó a reinar sobre Israel en el año treinta y ocho de Asa, rey de Judá, y Acab, hijo de Omri, reinó veintidós años sobre Israel en Samaria. 30 Y Acab, hijo de Omri, hizo lo malo a los ojos del SEÑOR más que todos los que fueron antes que él. 31 Como si fuera poco el andar en los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, tomó por mujer a Jezabel, hija de Et Baal, rey de los sidonios, y fue a servir a Baal y lo adoró. 32 Edificó un altar a Baal en la casa de Baal que edificó en Samaria. 33 Acab hizo también una Asera. Así Acab hizo más para provocar al SEÑOR, Dios de Israel, que todos los reyes de Israel que fueron antes que él.
34 En tiempos de Acab, Hiel de Betel reedificó Jericó. A costa de la vida de Abiram su primogénito puso sus cimientos, y a costa de la vida de su hijo menor Segub levantó sus puertas, conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado por medio de Josué, hijo de Nun.
La meta del cristiano
3 Si ustedes, pues, han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Pongan la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces ustedes también serán manifestados con Él en gloria.
La vida vieja y la vida nueva
5 Por tanto, consideren los miembros de su cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría. 6 Pues la ira de Dios vendrá sobre los hijos de desobediencia por causa de estas cosas, 7 en las cuales ustedes también anduvieron en otro tiempo cuando vivían en ellas. 8 Pero ahora desechen también todo esto: ira, enojo, malicia, insultos, lenguaje ofensivo de su boca.
9 Dejen de mentirse los unos a los otros, puesto que han desechado al viejo hombre con sus malos hábitos, 10 y se han vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando hacia un verdadero conocimiento, conforme a la imagen de Aquel que lo creó. 11 En esta renovación no hay distinción entre griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, Escita, esclavo o libre, sino que Cristo es todo, y en todos.
12 Entonces, ustedes como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; 13 soportándose unos a otros y perdonándose unos a otros, si alguien tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes. 14 Sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo de la unidad.
15 Que la paz de Cristo reine en sus corazones, a la cual en verdad fueron llamados en un solo cuerpo; y sean agradecidos. 16 Que la palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes, con toda sabiduría enseñándose y amonestándose unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en sus corazones. 17 Y todo lo que hagan, de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre.
Relaciones sociales del cristiano
18 Mujeres, estén sujetas a sus maridos, como conviene en el Señor. 19 Maridos, amen a sus mujeres y no sean ásperos con ellas. 20 Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es agradable al Señor. 21 Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten. 22 Siervos, obedezcan en todo a sus amos en la tierra, no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, temiendo al Señor.
23 Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, 24 sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien sirven. 25 Porque el que procede con injusticia sufrirá las consecuencias del mal que ha cometido, y eso, sin acepción de personas.
Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
46 ”Así dice el Señor DIOS: ‘La puerta del atrio interior que mira al oriente estará cerrada los seis días de trabajo; pero se abrirá el día de reposo; también se abrirá el día de la luna nueva. 2 El príncipe entrará desde el exterior por el camino del vestíbulo de la puerta y se detendrá junto al poste de la puerta. Entonces los sacerdotes ofrecerán su holocausto y sus ofrendas de paz, y él adorará junto al umbral de la puerta y luego saldrá, pero no se cerrará la puerta hasta la tarde. 3 El pueblo de la tierra también adorará a la entrada de esa puerta delante del SEÑOR los días de reposo y en las lunas nuevas. 4 El holocausto que el príncipe ofrecerá al SEÑOR el día de reposo será de seis corderos sin defecto y un carnero sin defecto; 5 y la ofrenda de cereal será de 22 litros por carnero, y la ofrenda de cereal con los corderos según lo que pueda dar, y 3.7 litros de aceite por cada 22 litros.
6 ’El día de la luna nueva ofrecerá un novillo sin defecto de la vacada, también seis corderos y un carnero, que serán sin defecto. 7 Y proveerá una ofrenda de cereal, 22 litros por novillo y 22 litros por carnero, y con los corderos según lo que pueda, y 3.7 litros de aceite por cada 22 litros. 8 Cuando el príncipe entre, entrará por el camino del vestíbulo de la puerta y saldrá por el mismo camino. 9 Pero cuando el pueblo de la tierra venga delante del SEÑOR en las fiestas señaladas, el que entre por la puerta del norte para adorar, saldrá por la puerta del sur, y el que entre por la puerta del sur, saldrá por la puerta del norte. Nadie saldrá por la puerta por la cual entró, sino que saldrá por el lado opuesto. 10 Y cuando entren, el príncipe entrará en medio de ellos; y cuando ellos salgan, saldrá él. 11 En los días festivos y en las fiestas señaladas, la ofrenda de cereal será 22 litros por novillo y 22 litros por cordero, y con los corderos, según lo que pueda dar, y 3.7 litros de aceite por cada 22 litros. 12 Y cuando el príncipe ofrezca una ofrenda voluntaria, un holocausto u ofrendas de paz como ofrenda voluntaria al SEÑOR, le abrirán la puerta que da al oriente, y ofrecerá su holocausto y sus ofrendas de paz como lo hace en el día de reposo. Luego saldrá, y cerrarán la puerta después que él salga.
13 ’Cada día ofrecerás un cordero de un año sin defecto para holocausto al SEÑOR; mañana tras mañana lo ofrecerás. 14 También cada mañana ofrecerás con él una ofrenda de cereal, unos 5 litros de aceite para humedecer la flor de harina; es la ofrenda continua de cereal al SEÑOR como ordenanza perpetua. 15 Ofrecerán, pues, el cordero, la ofrenda de cereal y el aceite, mañana tras mañana, como un holocausto continuo’.
16 ”Así dice el Señor DIOS: ‘Si de su heredad el príncipe hace un regalo a alguno de sus hijos, será para sus hijos; es posesión de ellos por heredad. 17 Pero si de su heredad hace un regalo a uno de sus siervos, será de él hasta el año del jubileo; después volverá al príncipe. Su heredad será solo de sus hijos; a ellos pertenecerá. 18 El príncipe no tomará nada de la heredad del pueblo, despojándolos de su posesión; dará heredad a sus hijos de su propia posesión, para que ninguno de Mi pueblo sea echado de su posesión’”».
19 Después me llevó por la entrada que estaba al lado de la puerta, a las cámaras sagradas de los sacerdotes, las cuales daban al norte; y allí había un lugar al fondo, hacia el occidente. 20 Y me dijo: «Este es el lugar donde los sacerdotes cocerán la ofrenda por la culpa y la ofrenda por el pecado, y donde cocerán la ofrenda de cereal, para que no tengan que sacarlas al atrio exterior, y santifiquen así al pueblo». 21 Entonces me sacó al atrio exterior y me llevó por los cuatro ángulos del atrio; y en cada ángulo del atrio había un atrio pequeño. 22 En los cuatro ángulos del atrio había atrios cercados, de 40 codos (21 metros) de largo y 30 codos (15.75 metros) de ancho; los cuatro atrios en los ángulos tenían una misma medida. 23 Y había un muro alrededor de ellos, alrededor de los cuatro, y debajo había fogones construidos alrededor de los muros. 24 Y me dijo: «Estos son los fogones donde los servidores de la casa cocerán los sacrificios del pueblo».
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Oración de un afligido
Plegaria de uno que sufre, cuando desmaya y expone su queja ante el SEÑOR.
102 Oh SEÑOR, escucha mi oración, Y llegue a Ti mi clamor. 2 No escondas de mí Tu rostro en el día de mi angustia; Inclina hacia mí Tu oído; El día en que te invoco, respóndeme pronto. 3 Porque mis días han sido consumidos en humo, Y como brasero han sido quemados mis huesos. 4 Mi corazón ha sido herido como la hierba y se ha secado, Y hasta me olvido de comer mi pan. 5 A causa de la intensidad de mi gemido Mis huesos se pegan a la piel. 6 Me parezco al pelícano del desierto; Como el búho de las soledades he llegado a ser. 7 No puedo dormir; Soy cual pájaro solitario sobre un tejado.
8 Mis enemigos me han afrentado todo el día; Los que me escarnecen han usado mi nombre como maldición. 9 Porque he comido cenizas por pan, Y con lágrimas he mezclado mi bebida, 10 A causa de Tu indignación y de Tu enojo; Pues Tú me has levantado y me has rechazado. 11 Mis días son como sombra que se alarga; Y yo me seco como la hierba.
12 Pero Tú, SEÑOR, permaneces para siempre, Y Tu nombre por todas las generaciones. 13 Te levantarás y tendrás compasión de Sión, Porque es tiempo de apiadarse de ella, Pues ha llegado la hora. 14 Ciertamente Tus siervos se deleitan en sus piedras, Y se apiadan de su polvo. 15 Las naciones temerán el nombre del SEÑOR, Y todos los reyes de la tierra, Su gloria. 16 Porque el SEÑOR ha edificado a Sión, Y se ha manifestado en Su gloria. 17 Ha considerado la oración de los menesterosos, Y no ha despreciado su plegaria.
18 Esto se escribirá para las generaciones futuras, Para que un pueblo aún por crear alabe al SEÑOR. 19 Pues Él miró desde Su excelso santuario; Desde el cielo el SEÑOR se fijó en la tierra, 20 Para oír el gemido de los prisioneros, Para poner en libertad a los condenados a muerte; 21 Para que los hombres anuncien en Sión el nombre del SEÑOR Y Su alabanza en Jerusalén, 22 Cuando los pueblos y los reinos se congreguen a una Para servir al SEÑOR.
23 Él debilitó mis fuerzas en el camino; Acortó mis días. 24 Dije: «Dios mío, no me lleves a la mitad de mis días; Tus años son por todas las generaciones. 25 Desde la antigüedad Tú fundaste la tierra, Y los cielos son la obra de Tus manos. 26 Ellos perecerán, pero Tú permaneces. Todos ellos como una vestidura se desgastarán, Como vestido los cambiarás, y serán cambiados. 27 Pero Tú eres el mismo, Y Tus años no tendrán fin. 28 Los hijos de Tus siervos permanecerán, Y su descendencia será establecida delante de Ti».
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