El discernimiento y la sabiduría están relacionados estrechamente con el conocimiento, pero tienen diferencias importantes. Mientras que el conocimiento tiende a enfocarse en la comprensión correcta, la sabiduría es la habilidad para aplicar el conocimiento y el discernimiento puede ser definido como la habilidad de reconocer la verdad que no siempre es obvia.
Aunque los tres están vinculados y son necesarios para vivir una vida piadosa, quiero enfocarme en el discernimiento y la sabiduría. Por un lado, usamos la sabiduría para discernir cómo aplicar los principios bíblicos a los asuntos de la vida y, al mismo tiempo, el discernimiento es clave para crecer en sabiduría.
Es importante que nos preguntemos: ¿Cómo podemos cultivar el discernimiento y la sabiduría? En este artículo ofreceré algunas observaciones sobre cómo desarrollar estas características en nosotras.
Desarrollemos discernimiento
El discernimiento es un don espiritual, pero también lo podemos desarrollar mientras caminamos con el Señor. Me refiero a que hay creyentes que lo tienen en algún grado de manera natural para ellos, por lo que tendrán facilidad y una capacidad mayor para discernir; pero otros pueden aprender a discernir, aun si no llegan a adquirir la misma facilidad que los primeros.
Una de las formas para desarrollar discernimiento es a través de la meditación, primero en las Escrituras y luego sobre nuestras acciones, para descubrir nuestras intenciones verdaderas detrás de las justificaciones que nos decimos. Cada una de nosotras tiene un corazón engañoso (Jr 17:9) y una mente con áreas entenebrecidas (Ro 12:2), así que la primera persona con la que debemos ejercer discernimiento es con nosotras mismas.
El discernimiento se logra solamente con la sumisión a Dios a través de la obediencia a Su Palabra
Ya que solemos ser expertas en justificarnos, necesitamos reconocer nuestros ídolos —los cuales estimulan nuestras motivaciones y luego nuestras acciones— y apartarnos de ellos para pedir perdón a Dios por nuestras faltas, pues de otro modo no podremos aplicar las Escrituras en esa área de debilidad. Cuando creemos nuestras mentiras sobre nosotras, no tomamos el tiempo requerido para cambiar porque creemos que ya estamos bien.
Pero cuando confiamos en Dios con todo nuestro corazón, dejando atrás nuestra
autoconfianza y decidiendo caminar en Sus sendas, Él endereza nuestros caminos (Pr 3:5-6). De esta manera, la comprensión verdadera o discernimiento se logra solamente con la sumisión a Dios a través de la obediencia a Su Palabra.
Desarrollemos sabiduría
Al hablar sobre la sabiduría, Santiago nos ayuda a comprender quién es realmente sabio: «¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su buena conducta sus obras en sabia mansedumbre» (Stg 3:13). Para Santiago, la sabiduría no es simplemente intelectual, sino que debe ser probada por las acciones.
Podemos aprender mucho de lo que Santiago enseña sobre cómo luce en la práctica la sabiduría: «Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía» (Stg 3:17).
Así que, tener mucho conocimiento, aun cuando es bíblico, no necesariamente se traduce en una vida piadosa y sabia. Pero cuando tememos al Señor y le pedimos Su ayuda (Pr 9:10; Stg 1:5), Él nos concede Su sabiduría con abundancia.
Dios quiere formarnos a la imagen de Su Hijo (Ro 8:29), así que si se lo pedimos, Él estará más que dispuesto para moldearnos. La pregunta es: ¿Queremos oír Su respuesta? Él está decidido a cumplir Su meta (Fil 1:6), pero la rapidez con la que crezcamos depende de nuestra disposición para obedecerle (Pr 1:7).
Marcas de crecimiento
Hay un refrán que dice que los hechos son más elocuentes que las palabras y yo añadiré que esto es especialmente cierto cuando se contradicen. ¿Estamos confesando que Dios es perfecto y que Él orquesta nuestras vidas, pero vivimos inconformes y quejándonos siempre? ¿Confesamos que Él es confiable, pero vivimos con ansiedad sobre el futuro?
La verdadera piedad, con discernimiento y sabiduría del Señor, es demostrada en una persona cuando ha sido libre de la autopromoción
Hay personas que tienen mucho conocimiento bíblico, conocen el lenguaje eclesiástico y hasta han aprendido a hablar con amabilidad. Sin embargo, la recurrencia de sus acciones demuestra que son orgullosas y ambiciosas y, por tanto, que no tienen sabiduría ni discernimiento.
Por ejemplo, hay quienes están promocionándose siempre. Este tipo de persona aparentemente sabia es difícil de reconocer como carente de sabiduría porque parece humilde y, a menos que estés bien cerca para observar sus pasos, te quedas impresionada de su «discernimiento». Aunque ellos no hablan sobre sus talentos, crean oportunidades para estar en frente de una audiencia. Su lenguaje corporal y las palabras que usan parecen humildes, pero sus acciones demuestran orgullo. Sin embargo, la verdadera piedad, con discernimiento y sabiduría del Señor, es demostrada en una persona cuando, al confiar en Él, ha sido libre de la autopromoción.
Es bueno evaluarnos: ¿Qué demuestran nuestras acciones sobre nosotras y nuestro crecimiento en sabiduría y discernimiento?
El Señor nos ayuda
Hay muchos otros ejemplos que uno pudiera dar sobre todo esto. Sin embargo, lo más importante para desarrollar sabiduría y discernimiento es ir ante el Señor, pedir Su ayuda y luego hacer lo que Él dice.
Sabemos que Dios nos dará cualquier cosa que pidamos conforme a Su voluntad (Jn 14:13), por lo que pedir sabiduría y discernimiento es una oración con garantía de ser contestada (Stg 1:5). Nuestro propósito es glorificar Su nombre y, al desarrollar sabiduría y discernimiento, Él será glorificado.
<strong>Catherine Scheraldi de Núñez</strong>
Catherine Scheraldi de Núñez es la esposa del pastor Miguel Núñez, y es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Está encargada del ministerio de mujeres Ezer de la Iglesia Bautista Internacional. Conduce el programa Mujer para la gloria de Dios, en Integridad y Sabiduría. Puedes seguirla en Twitter.
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