La frase “nombres de Dios” se refiere a las denominaciones y los títulos a través de los cuales Dios se revela a sí mismo en su relación con personas en el Antiguo Testamento. Los nombres de Dios se empezaron a dar a conocer en la Biblia cuando el Señor se reveló a sí mismo a Israel. Cuando leemos las Escrituras, encontramos varios títulos o nombres que ciertos personajes bíblicos usaron para describir la forma en que experimentaron su relación con Dios.
Aunque hay muchos detalles que revisten el significado de un nombre divino en el Antiguo Testamento, en este artículo nos limitaremos a describir algunos de los nombres más frecuentes de Dios y sus significados más esenciales.
La relación entre los nombres “El”, “Eloah” y “Elohim”
El nombre hebreo “El” era usado para llamar al Dios supremo y para los dioses de otros pueblos. El Antiguo Testamento registra tres términos relacionados estrechamente, aunque la opinión de los eruditos varía sobre la forma en que estos vocablos se relacionan con exactitud: (1) “El” significa dios, ser fuerte y poderoso; (2) “Eloah” se traduce como dios, en singular; (3) “Elohim” significa dioses, en plural. Algunos eruditos creen que Elohim es el plural del término singular Eloah. Sobre el nombre Elohim,[1] el erudito Larry Richards afirma:
“Lo más sorprendente de esta palabra que denota a Dios es que aparece solo en hebreo y no en otra lengua semita, ni siquiera en el arameo bíblico. Es como si Elohim se hubiera aislado cuidadosamente del término “El” —que usaban otros pueblos semitas para dirigirse a sus dioses— para que Dios pudiera ser honrado como verdaderamente único”.[2]
El nombre “El”, siempre que se acompaña de algún adjetivo, destaca un aspecto o virtud del Creador:
El Elyon: “Dios altísimo” (Gn 14:17-20; Is 14:13-14).
El Shadday: “Dios todopoderoso, omnipotente” (Gn 17:1; Sal 91:1; usado 48 veces en el Antiguo Testamento).
El Olam: “Dios eterno” (Gn 21:33; Is 40:28).
Elohim: Significa literalmente “dioses”.[3]
Usos y significados de Jehová o Yahvé
Jehová o Yahvé es traducido como “Yo soy el que soy” (Éx 3:14), es una expresión relacionada con el nombre de Dios. En hebreo YHWH, generalmente traducido como Señor, y que se deriva del verbo hebreo HAYAH: ser. Este nombre hace referencia a la auto existencia y continua autorrevelación de Dios. Es el nombre más empleado en el Antiguo Testamento, pues aparece unas 6,823 veces. La forma abreviada, Yah o Jah, se menciona en otras partes del Antiguo Testamento (p. ej., Éx 15:6; 17:16; Is 12:2; 38:11; Sal 77:11; 89:8).
Las diversas expresiones compuestas en que se utiliza completan la revelación de la naturaleza y carácter de Dios en relación con el hombre, algunas de las cuales son:
Yahvé-Jireh: “Jehová proveerá” (Gn 22:13-14).
Yahvé-Nissí: “Jehová, mi bandera o estandarte” (Éx 17:15).
Yahvé-Shalom: “Jehová es paz” (Jue 6:24).
Yahvé-Shammá: “Jehová está allí” (Ez 48:35).
Yahvé-Tsidkenu: “Jehová nuestra justicia” (Jr 23:6).
Yahvé-Rafa: “Jehová sana”. De donde proviene el nombre “Rafa-El”. (Éx 15:25-27; Sal 103:3; 147:3).
Yahvé tsebaoth o sabaot: “Jehová de los ejércitos”. Es una designación bastante frecuente en el Antiguo Testamento, en la que los ejércitos representan las huestes celestiales (Jr 5:14; 38:17; 44:7; Os 12:5; Am 3:13; Sal. 59:5; 80:4, 7, 14; Ro 9:29; Stg 5:4).
Adonay: “Señor, dueño, amo, juez”. Este nombre fue también aplicado ya desde el principio al Dios de Israel (Gn 15:2, 8; 18:3, 27, 30; Ex 23:17; 34:23); se utiliza 427 veces en el Antiguo Testamento para expresar la soberanía de Dios.
Qadosh Yisrael: “Santo de Israel”. En el libro de Isaías, Dios es llamado con frecuencia el Santo de Israel, o solamente el Santo (Is 1:4; 5:19, 24; 6; 40:25).
Aunque los nombres de Dios se hallan con más frecuencia en el Antiguo Testamento, la revelación especial sobre Su persona se extiende al Nuevo Testamento. Cada personaje de la Biblia que experimentó a Dios, se vio movido a mencionar un título que reflejaba un atributo divino. Por eso Abraham llamó a Jehová Jireh, porque Él proveería el cordero para el sacrificio en lugar del hijo primogénito.
Hoy en día, los creyentes seguimos experimentando a Dios en cada situación de la vida —gozamos de la presencia de su Espíritu Santo—, pero la mejor provisión que el Señor concedió fue al Cordero perfecto y santo, quien sería inmolado en nuestro lugar para que un día nosotros tengamos un nuevo nombre que describirá nuestra nueva naturaleza en la eternidad, donde estaremos con el Dios todopoderoso (Ap 2:17).
[1] Aunque lo dicho por Richards es verdad sobre la exclusividad en el uso del nombre “Elohim”, también debemos recordar que la naturaleza del término es que en la Biblia se utiliza también para referirse a los dioses de los pueblos vecinos en tiempos del Antiguo Testamento (p. ej. Éx 12:2; Dt 6:14; 13:7-8; Jos 24:15). Sin embargo, estos usos poco comunes no desvirtúan el significado primordial para designar al Dios supremo de la Biblia.
[2] Larry Richards, Todos los nombres de Dios en la Biblia (Nashville, Tennessee: Editorial Caribe, 2003) p. 18.
[3] “Elohim” denota personas que merecen adoración. Usado 2,570 veces, habla de la fortaleza y el poder de Dios (Gn. 1:1; Sal. 19:1). Es ciertamente una de las designaciones más antiguas del Dios revelado. Se halla en los relatos bíblicos de la creación y de la época patriarcal. Aunque sea una forma plural, va seguido por el verbo en singular cuando designa al Dios de Israel, lo que sugiere entonces una intensificación o también una absolutización de la divinidad, algo así como “Dios de dioses” o “Dios supremo”.
Nimrod López Noj posee una licenciatura en teología y estudios de maestría en Biblia del Seminario Teológico Centroamericano (SETECA) en Guatemala. Es profesor en el Instituto Bíblico Bautista de Ecuador y editor en Coalición por el Evangelio. Vive en Ecuador con su esposa Jeanine y su bebé.