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Lectura de Hoy

20-10-2023

Devocional

Devocional: Daniel 5

Tras la muerte de Nabucodonosor, el imperio babilónico decayó con rapidez. Mediante violentos golpes de Estado, varios miembros de la dinastía se sucedieron. Nabonides llegó finalmente a imponer cierta estabilidad, aunque varios de los estados vasallos se segregaron. Él mismo se convirtió en un diletante religioso. Abandonó la adoración de Marduk (dios principal del panteón babilonio) y, al parecer, acabó excavando santuarios enterrados, restaurando los antiguos rituales religiosos y fomentando la adoración a Sin, el dios de la luna. Probablemente, se hallaba en una de aquellas extrañas misiones religiosas en el tiempo de Daniel 5. Como resultado, dejó el cuidado de Babilonia en manos de su hijo Belsasar. (En las notas de la nvi 5:2, 11, 13, 18 se observa correctamente que Nabucodonosor era el “padre” de Belsasar solamente en el sentido de “antepasado” o, tal vez, “predecesor”, un uso común del término semita parecido al de 2 Reyes 2:12.)

El relato deja claro que el ejército persa se hallaba fuera de los muros de la ciudad, pero es evidente que Belsasar consideró que la ciudad era inmune al asalto. La bacanal que ordenó era peor que una orgía de permisividad. Sacar las copas de oro que se habían tomado del templo de Jerusalén era más que un capricho. En la secuencia de los dos capítulos, Daniel 4 y 5, resulta difícil no ver que se trataba de repudiar lo que Nabucodonosor, el “padre” de Belsasar, había aprendido sobre el Dios vivo. Tal vez pensara que la suerte de Babilonia había decaído por el relativo descuido de las divinidades paganas. Nabucodonosor había aceptado reverenciar al Dios de Israel; Belsasar se complació en despreciarlo. De modo que bebieron de las copas y “se deshacían en alabanzas a los dioses de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra” (5:4). Daniel ve la conexión entre los dos emperadores y esto forma parte de su hiriente reprensión: Belsasar sabía lo que “el Altísimo Dios” le había hecho a Nabucodonosor y cómo este había recuperado la razón y reconocido que “que el Dios Altísimo es el soberano de todos los reinos del mundo, y que se los entrega a quien él quiere”; a pesar de ello, él se había “opuesto al Dios del cielo mandando traer de su templo las copas, para que bebáis en ellas tú y tus nobles, y vuestras esposas y concubinas. Te has deshecho en alabanzas a los dioses de oro, plata, hierro, madera y piedra, dioses que no pueden ver ni oír ni entender; en cambio, no has honrado al Dios en cuyas manos se hallan tu vida y tus acciones” (5:18-24). En cierto modo, Belsasar pensó que podía ignorar o desafiar al Dios que había humillado a Nabucodonosor, alguien mucho más grande que él.

¿Qué hemos aprendido, pues? ¿Hemos asimilado las lecciones de la historia con respecto a que uno no puede burlarse ni desafiar a Dios en última instancia? ¿Que somos criaturas totalmente dependientes y que, si no llegamos a reconocer esta sencilla verdad, nuestros pecados se agravarán? ¿Qué Dios puede humillar y convertir a los más insólitos, como Nabucodonosor, y destruir a quienes lo desafían, como Belsasar?


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 2 Tesalonicenses 1

Una vez escuché a un pastor predicar sobre 2 Tesalonicenses 1 con el siguiente bosquejo:

1. Una buena iglesia que pasa por un momento difícil (1:3-4).

2. Un buen Dios que espera el momento correcto (1:5-10).

3. Un buen hombre que ora mientras tanto (1:11-12).

Hoy quisiera reflexionar sobre el segundo punto.

(1) Pablo puede decir que los tesalonicenses son “dignos” del reino de Dios que vendrá en todo su poder completo cuando Jesús regrese (1:5,11). El contexto muestra que Pablo no está suponiendo que, de alguna manera, lograrán ser dignos para que, de entrada, Dios los acepte. Más bien, la idea es que, habiéndose convertido en cristianos, están manifestando la fe y el amor cristianos (1:3-4) y perseverando en el camino cristiano a pesar del sufrimiento y de las pruebas (1:4-5). Esta demostración continua de gracia bajo presión, esta perseverancia, es evidencia de lo que está sucediendo en sus vidas y “por consiguiente seréis tenidos por dignos del reino”. En otras palabras, los cristianos genuinos, por la gracia de Dios, perseveran en el evangelio y esto revela que son aptos para la consumación. En este sentido prueban ser “dignos”.

(2) “Dios es justo” (1:6). Por lo tanto, habrá un momento de retribución para aquellos que han llevado a cabo una cruel oposición a su pueblo (1:7) e ignorado su Palabra (1:8). Cuando regrese Cristo, va a “castigar a los que no conocen a Dios ni obedecen el evangelio de nuestro Señor Jesús” (1:8). Lo que se presupone aquí es que las perfecciones de la justicia de Dios no se manifestarán hasta que Jesús regrese. Algunos aspectos de su justicia se revelan en este mundo quebrantado, pero seamos francos: mucha gente malvada parece salirse con la suya y mucha gente de bondad extraordinaria sufre muchísimo. Los padres sabios suelen decir a sus hijos: “La vida no es justa. No esperes que lo sea”. Sin embargo, a la vez, Dios es perfectamente “justo”. Pero no debemos esperar que su justicia se manifieste en recompensas y retribuciones instantáneas. Su calendario no es el nuestro. La vida no es justa dentro de este mundo. Ahora bien, cuando Jesús regrese, no sólo se hará justicia, sino que esta será visible.

(3) En ese momento, Cristo mismo (y no ninguno de nosotros individualmente) es el centro de todo. Por la centralidad de Cristo, el castigo casi se define en términos de ser “lejos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” por lo cual “sufrirán el castigo de la destrucción eterna” (1:9). Por otro lado, entre sus santos, su “pueblo santo”, ese mismo Señor Jesús será “glorificado” y “admirado por todos los que hayan creído” (1:10). Si Cristo no estuviera allí, el cielo sería el infierno.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 1 Reyes 22

A muchos cristianos les inquieta leer 1 Reyes 22, el último capítulo de este libro. Aquí se dice que Dios mismo envía a un “espíritu de mentira” (22:22) que engañará al rey Acab y lo llevará a su destrucción. ¿Acaso Dios aprueba a los mentirosos?

El contexto nos arroja algo de luz. El reino de Judá y el de Israel por fin se están uniendo en contra del rey de Aram en vez de pelear violentamente unos con otros. Josafat, rey de Judá, aparece como un hombre bueno con muchas ganas de ser fiel al pacto y a Dios, pero un poco débil. Se comporta como si la futura expedición militar fuera una aventura, pero quiere que Acab, rey de Israel, consulte la palabra del Señor (22:5). Cuando los profetas falsos acabaron, Josafat muestra suficiente inteligencia como para preguntar si hay algún otro profeta del Señor y aparece Micaías. No obstante, a pesar de las advertencias de Micaías, sale con Acab e incluso accede a usar sus vestidos reales mientras Acab disfraza su identidad.

Ahora bien, la clave del asunto recae sobre Micaías. Observemos:

(1) Implícitamente, Acab se ha rodeado de hombres religiosos que le dirán siempre lo que él quiere oír. La razón por la cual detesta a Micaías es porque todo lo que este le dice es malo. Como los líderes que únicamente quieren a su alrededor hombres que le digan amén a todo, Acab se expone a ser engañado.

(2) Cuando Micaías comienza con un pronóstico positivo de manera sarcástica (22:15), inmediatamente Acab reconoce que no le está diciendo la verdad (22:16). Esto nos demuestra una conciencia bastante atribulada. Después de todo, Dios ya le había dicho anteriormente que por su culpa en el asunto de Nabot, un día los perros lamerían su sangre (21:19). Él, por tanto, esperaba que las malas noticias llegaran algún día y, en lo profundo de su ser, no lograba confiar en las predicciones optimistas de sus “profetas” domesticados.

(3) Cuando Micaías le advierte sobre el desastre inminente, también le señala una razón dramática para la coherencia y unanimidad de los falsos profetas: Dios mismo le había permitido actuar a un espíritu engañoso. La hora de Acab ha llegado: será destruido. La soberanía de Dios se extiende incluso sobre los medios al enviarle un “fuerte engaño” a los profetas domesticados de Acab (compara con 2 Tesalonicenses 2:11-12). Ahora bien, el hecho de que a Acab se le dice todo esto demuestra que Dios, en su gracia, todavía le está facilitando acceder a la verdad. No obstante, Acab ya está tan desviado que no la soporta. Responde de manera ridícula: cree suficientemente la verdad como para esconder su identidad entre la masa de soldados comunes, pero no tanto como para mantenerse alejado de Ramot de Galaad. Así que muere: el juicio soberano de Dios se cumple, particularmente porque Acab, habiendo escuchado tanto la verdad como la mentira, prefirió esta última.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

2 Reyes 1

Muerte de Ocozías

1 Después de la muerte de Acab, Moab se rebeló contra Israel. En Samaria, Ocozías se cayó por la ventana de su aposento alto, y se enfermó. Entonces envió mensajeros diciéndoles: «Vayan, consulten a Baal Zebub, dios de Ecrón, si he de sanar de esta enfermedad». Pero el ángel del SEÑOR dijo a Elías el tisbita: «Levántate, sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria y diles: “¿Acaso no hay Dios en Israel para que ustedes vayan a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón?”. Por tanto, así dice el SEÑOR: “No te levantarás del lecho donde te has acostado, sino que ciertamente morirás”». Entonces Elías se fue.

Cuando los mensajeros volvieron al rey, este les dijo: «¿Por qué han vuelto?». Ellos le respondieron: «Un hombre vino a nuestro encuentro y nos dijo: “Vayan, vuelvan al rey que los envió, y díganle: ‘Así dice el SEÑOR: “¿Acaso no hay Dios en Israel para que envíes a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón? Por tanto, no te levantarás del lecho donde te has acostado, sino que ciertamente morirás”’”». Y él rey les preguntó: «¿Qué aspecto tenía el hombre que subió al encuentro de ustedes y les habló estas palabras?». «Era un hombre cubierto de pelo, con un cinturón de cuero ceñido a sus lomos», respondieron ellos. «Es Elías el tisbita», dijo el rey.

Entonces el rey envió un capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres a buscarlo. El capitán subió a él, y allí estaba Elías sentado en la cumbre del monte, y le dijo: «Hombre de Dios, el rey dice: “Desciende”». 10 Elías respondió al capitán de cincuenta: «Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta». Entonces descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta.

11 De nuevo el rey envió a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta que le habló: «Hombre de Dios, así dice el rey: “Desciende inmediatamente”». 12 «Si yo soy hombre de Dios», respondió Elías, «que descienda fuego del cielo y te consuma a ti y a tus cincuenta». Entonces el fuego de Dios descendió del cielo y lo consumió a él y a sus cincuenta.

13 De nuevo el rey le envió al tercer capitán de cincuenta con sus cincuenta. Cuando el tercer capitán de cincuenta subió, vino y se postró de rodillas delante de Elías y le rogó, diciéndole: «Hombre de Dios, le ruego que mi vida y la vida de estos cincuenta siervos suyos sean de valor ante sus ojos. 14 Ya que ha descendido fuego del cielo y ha consumido a los dos primeros capitanes de cincuenta con sus cincuenta; pero ahora, sea mi vida preciosa ante sus ojos».

15 Entonces el ángel del SEÑOR dijo a Elías: «Desciende con él y no le tengas miedo». Se levantó Elías y descendió con él a ver al rey, 16 y le dijo: «Así dice el SEÑOR: “Por cuanto has enviado mensajeros a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón (¿acaso no hay Dios en Israel para consultar Su palabra?), por tanto no bajarás del lecho al que has subido, sino que ciertamente morirás”».

17 Ocozías murió conforme a la palabra del SEÑOR que Elías había hablado. Y Joram reinó en su lugar durante el año segundo de Joram, hijo de Josafat, rey de Judá, porque Ocozías no tenía ningún hijo. 18 Los demás hechos de Ocozías, lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?


Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

2 Tesalonicenses 1

Saludo

1 Pablo , Silvano y Timoteo:

A la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia a ustedes y paz de parte de Dios el Padre y del Señor Jesucristo.

Acción de gracias

Siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, hermanos, como es justo, porque su fe aumenta grandemente, y el amor de cada uno de ustedes hacia los demás abunda más y másPor lo cual nosotros mismos hablamos con orgullo de ustedes entre las iglesias de Dios, por su perseverancia y fe en medio de todas las persecuciones y aflicciones que soportan. Esta es una señal evidente del justo juicio de Dios, para que sean considerados dignos del reino de Dios, por el cual en verdad están sufriendo.

Justicia de la retribución final

Porque después de todo, es justo delante de Dios que Él pague con aflicción a quienes los afligen a ustedes. Pero que Él les dé alivio a ustedes que son afligidos, y también a nosotros, cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con Sus poderosos ángeles en llama de fuego, dando castigo a los que no conocen a Dios, y a los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús.

Estos sufrirán el castigo de eterna destrucción, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de Su poder, 10 cuando Él venga para ser glorificado en Sus santos en aquel día y para ser admirado entre todos los que han creído; porque nuestro testimonio ha sido creído por ustedes.

Oración por los tesalonicenses

11 Con este fin también nosotros oramos siempre por ustedes, para que nuestro Dios los considere dignos de su llamamiento y cumpla todo deseo de bondad y la obra de fe con poder, 12 a fin de que el nombre de nuestro Señor Jesús sea glorificado en ustedes, y ustedes en Él, conforme a la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

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Daniel 5

La escritura en la pared

5 Belsasar, rey de Babilonia ofreció un gran banquete a mil de sus nobles, y en presencia de los mil se puso a beber vino. Mientras saboreaba el vino, Belsasar ordenó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor su padre había sacado del templo que estaba en Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas. Entonces trajeron los vasos de oro que habían sido sacados del templo, la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas bebieron en ellos. Bebieron vino y alabaron a los dioses de oro y plata, de bronce, hierro, madera y piedra.

De pronto aparecieron los dedos de una mano humana y comenzaron a escribir frente al candelabro sobre lo encalado de la pared del palacio del rey, y el rey vio el dorso de la mano que escribía. Entonces el rostro del rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, las coyunturas de sus caderas se le relajaron y sus rodillas comenzaron a chocar una contra otra. El rey gritó fuertemente que trajeran a los encantadores, a los caldeos y a los adivinos. El rey habló, y dijo a los sabios de Babilonia: «Cualquiera que pueda leer esta inscripción y declararme su interpretación, será vestido de púrpura, llevará un collar de oro al cuello y tendrá autoridad como tercero en el reino».

Entonces entraron todos los sabios del rey, pero no pudieron leer la inscripción ni dar a conocer al rey su interpretación. Y el rey Belsasar se turbó en gran manera, su rostro palideció aún más. También sus nobles quedaron perplejos.

10 La reina, al enterarse de las palabras del rey y de sus nobles, entró en la sala del banquete y tomando la palabra, dijo: «¡Oh rey, viva para siempre! No le turben sus pensamientos ni se mude su semblante. 11 Hay un hombre en su reino en quien está el espíritu de los dioses santos. Y en los días de su padre se halló en él luz, inteligencia y sabiduría como la sabiduría de los dioses. Y su padre, el rey Nabucodonosor, su padre el rey, lo nombró jefe de los magos, encantadores, caldeos y adivinos, 12 debido a que se halló un espíritu extraordinario, conocimiento e inteligencia, interpretación de sueños, explicación de enigmas y solución de problemas difíciles en este hombre, Daniel, a quien el rey llamaba Beltsasar. Que llamen ahora a Daniel, y él declarará la interpretación».

13 Entonces Daniel fue traído ante el rey. El rey preguntó a Daniel: «¿Eres tú aquel Daniel de los deportados de Judá, que el rey mi padre trajo de Judá? 14 He oído de ti que el espíritu de los dioses está en ti, y que luz, inteligencia y extraordinaria sabiduría se hallan en ti. 15 Ahora mismo los sabios y encantadores fueron traídos delante de mí para que leyeran esta inscripción y me dieran a conocer su interpretación, pero no pudieron declarar la interpretación del escrito. 16 Pero yo he oído decir de ti que puedes dar interpretaciones y resolver problemas difíciles. Ahora, si puedes leer la inscripción y darme a conocer su interpretación, serás vestido de púrpura y llevarás un collar de oro al cuello, y tendrás autoridad como tercero en el reino».

17 Entonces Daniel respondió delante del rey: «Sean para ti tus regalos y da tus recompensas a otro. Yo leeré, sin embargo, la inscripción al rey y le daré a conocer su interpretación. 18 Oh rey, el Dios Altísimo concedió a tu padre Nabucodonosor soberanía, grandeza, gloria y majestad. 19 Y a causa de la grandeza que Él le concedió, todos los pueblos, naciones y lenguas temían y temblaban delante de él. A quien quería, mataba, y a quien quería, dejaba con vida; exaltaba a quien quería, y a quien quería humillaba. 20 Pero cuando su corazón se enalteció y su espíritu se endureció en su arrogancia, fue depuesto de su trono real y su gloria le fue quitada. 21 Fue echado de entre los hombres, su corazón se hizo semejante al de las bestias y con los asnos monteses tuvo su morada. Se le dio a comer hierba como al ganado y su cuerpo se empapó con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo domina sobre el reino de los hombres y que pone sobre él a quien le place.

22 »Pero usted, su hijo Belsasar, no se ha humillado su corazón aunque sabía todo esto, 23 sino que se ha ensalzado usted contra el Señor del cielo. Y han traído delante de usted los vasos de Su templo, y usted y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas, han estado bebiendo vino en ellos y han alabado a los dioses de plata y oro, de bronce, hierro, madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden. Pero al Dios que tiene en Su mano su propio aliento y es dueño de todos sus caminos, no ha glorificado. 24 Por lo cual Él envió de Su presencia la mano que trazó esta inscripción.

25 »Esta es la inscripción que fue trazada: MENE, MENE, TEKEL, UFARSIN. 26 Esta es la interpretación del escrito: MENE: Dios ha contado su reino y le ha puesto fin. 27 TEKEL: ha sido pesado en la balanza y hallado falto de peso28 PERES: su reino ha sido dividido y entregado a los medos y persas».

29 Entonces Belsasar ordenó que vistieran a Daniel de púrpura y le pusieran un collar de oro al cuello, y que proclamaran acerca de él, que él tenía ahora autoridad como tercero en el reino.

30 Aquella misma noche fue asesinado Belsasar, rey de los caldeos. 31 Y Darío el Medo recibió el reino cuando tenía sesenta y dos años.

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Salmos 110–111

El SEÑOR da autoridad al rey

Salmo de David.

110 Dice el SEÑOR a mi Señor: «Siéntate a Mi diestra, Hasta que ponga a Tus enemigos por estrado de Tus pies». El SEÑOR extenderá desde Sión Tu poderoso cetro, diciendo: «Domina en medio de Tus enemigos». Tu pueblo se ofrecerá voluntariamente en el día de Tu poder; En el esplendor de la santidad, desde el seno de la aurora; Tu juventud es para Ti como el rocío.

El SEÑOR ha jurado y no se retractará: «Tú eres sacerdote para siempre Según el orden de Melquisedec». El Señor está a Tu diestra; Quebrantará reyes en el día de Su ira. Juzgará entre las naciones, Las llenará de cadáveres, Quebrantará cabezas sobre la ancha tierra. Él beberá del arroyo en el camino; Por tanto levantará la cabeza.

Las obras redentoras del SEÑOR

111 ¡Aleluya! Daré gracias al SEÑOR con todo mi corazón, En la compañía de los rectos y en la congregación. Grandes son las obras del SEÑOR, Buscadas por todos los que se deleitan en ellas. Esplendor y majestad es Su obra, Y Su justicia permanece para siempre. Ha hecho Sus maravillas para ser recordadas; Clemente y compasivo es el SEÑOR. Ha dado alimento a los que le temen; Recordará Su pacto para siempre. Ha hecho conocer a Su pueblo el poder de Sus obras, Al darle la heredad de las naciones.

Las obras de Sus manos son verdad y justicia, Fieles todos Sus preceptos. Son afirmados para siempre, Ejecutados en verdad y rectitud. Él ha enviado redención a Su pueblo, Ha ordenado Su pacto para siempre; Santo y temible es Su nombre. 10 El principio de la sabiduría es el temor del SEÑOR; Buen entendimiento tienen todos los que practican Sus mandamientos; Su alabanza permanece para siempre.

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