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Lectura de Hoy

21-10-2023

Devocional

Devocional: Daniel 6

En el relato de Daniel en el foso de los leones (Daniel 6), observamos a un hombre de unos ochenta años, tan fiel al final de su vida como lo fue al principio de ella. Unas cuantas observaciones:

(1) A pesar de su avanzada edad, las aptitudes administrativas de Daniel y su pasión por la integridad le hicieron altamente valioso a los ojos de un gobernante relativamente cultivado como Darío. Esas mismas virtudes lo convirtieron en el blanco de la envidia de individuos inferiores que se sintieron más que contentos de implicarse en una campaña de sucias artimañas para desprestigiarlo. No fue Nixon quien inventó los ardides deshonestos; estos se remontan a la Caída. ¡Bendito el cristiano cuya vida es tan transparente como la de Daniel, que estaba tan lejos de ser corrupto o negligente […], “era un hombre digno de confianza” (6:4)! La única forma de destruirlo/a es convertir su conducta y su convicción en un crimen.

(2) Daniel es el modelo de la forma en que un cristiano puede servir en un gobierno que no es, en modo alguno cristiano. No ofrece consuelo a quienes no solo se retiran del pecado, sino también de la responsabilidad y de la influencia piadosa.

(3) La expresión “conforme a la ley de los medos y los persas, no podrá ser revocado” (6:8) era probablemente un emblema de honor en el imperio. Es posible que la política estuviera diseñada para desalentar el favoritismo, las excepciones corruptas, el cambiante pragmatismo. Pero ningún sistema legal puede asegurar una justicia sistemática. Los corruptos siempre encuentran formas de explotar el sistema para oprimir a otros y progresar ellos mismos. Escondiéndose tras el eslogan, hay una cuestión más profunda. Históricamente, siempre ha habido una tensión entre la teoría de la ley positiva, en la que la única ley que se debe obedecer es la que el gobierno ha puesto en vigor, y la teoría de la ley natural, en la que se piensa que los seres humanos pueden descubrir algunos fundamentos. En nombre de la equidad y la justicia, hasta hace relativamente poco, los tribunales británicos dejaban a veces de lado la ley positiva a favor de la natural cuando era bastante obvio que se estaba cometiendo una injusticia. Tanto en Gran Bretaña como en los Estados Unidos, tales consideraciones son ahora escasas. En el país británico, se debe obedecer lo que dice el Parlamento; en los Estados Unidos, prevalece lo que decida la Corte Suprema. En ambos casos, la ley positiva predomina en la mayoría de las ocasiones, como en la antigua Persia. El asunto se ha complicado aquí desde que los Estados occidentales han llegado a opinar que tienen un papel terapéutico en la sociedad, definiendo las “enfermedades” que deben confrontarse y las “terapias” que se deben imponer ya que van de la mano. El potencial para la injusticia y la desigualdad se multiplica.

(4) En la crisis precipitada por esta ley injusta, Daniel permanece coherente, sin hacer ostentación de su independencia ni esconder sus convicciones y costumbres. Deja el resultado en las manos de Dios, de manera muy parecida a la oración de Jesús (“Hágase tu voluntad”) y su ejemplo (Mateo 6:1026:39). Semejante madurez puede convertirse en un modelo amado para nosotros.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 2 Tesalonicenses 2

Siempre ha sido fácil equivocarse sobre el regreso de Jesús. A veces esto sucede por ignorancia y a veces por un énfasis distorsionado. A juzgar por 2 Tesalonicenses 2:1-12, estos peligros han existido desde la iglesia primitiva.

Todavía hoy mantenemos bastantes interpretaciones erradas sobre estos asuntos. Por ejemplo, en 1 Tesalonicenses 4:17, Pablo escribe: “Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre”. Por esto, muchos académicos contemporáneos afirman que Pablo pensaba que el regreso del Señor sucedería mientras él aún estaba vivo y, desde luego, estaba equivocado. En realidad, 1 Tesalonicenses 4:17 no demuestra que Pablo creía que Cristo regresaría durante su vida, de la misma forma que 1 Corintios 6:14 tampoco demuestra que él creyera que Cristo no regresaría durante su vida. Ahí, Pablo escribe: “Con su poder Dios resucitó al Señor, y nos resucitará también a nosotros”. Aunque habla en primera persona en ambas ocasiones, Pablo sencillamente se está identificando con los cristianos que vivirán estas experiencias, ya sea que se encuentren con el Señor, escapando así de la muerte, o muriendo y al final resucitando de entre los muertos. No obstante, esta idea errónea hoy día se ha propagado mucho.

El error que se halla detrás de 2 Tesalonicenses 2:1-12 no está demasiado claro, pero aparentemente los tesalonicenses habían recibido una carta falsa que alegaba ser de Pablo pero que no estaba escrita con su letra bien conocida ni con su firma al final. (Por esto Pablo resalta a sus lectores esos elementos en 3:17.) Esa carta engañosa convenció de alguna manera a algunos tesalonicenses de que “el día del Señor” ya había llegado (2:1-2); o bien habían sido abandonados en cierta forma, o bien se les estaba enseñando algún tipo de escatología “sobrerrealizada” que trata de reservar todas las bendiciones de la salvación para el presente. La carta daba a entender que tal vez haya inmortalidad más allá de la muerte, pero la implicación de ello, es que no hay necesidad de un retorno personal de Jesucristo, ni de una crisis de juicio y reinado triunfante.

De manera que Pablo proporciona algunas razones para afirmar que el día del Señor no ha llegado. Aquí sigue el ejemplo del Señor Jesús, quien también dio instrucciones acerca de aquellos que identificarían falsamente a alguien como el Cristo (Mateo 24:23-27). Ciertas cosas tienen que acontecer antes de que el Señor Jesús regrese y entonces él destruirá decisivamente y sin ambigüedad a la oposición, “con el soplo de su boca” y “con el resplandor de su venida” (2:8). Las mentiras incluso pueden venir rodeadas y apoyadas por “toda clase de milagros, señales y prodigios falsos” (2:9); no obstante, en el fondo, la gente perece porque rehúsa amar la verdad (2:10). Tarde o temprano, Dios emite el juicio enviando el engaño por el que ellos han optado.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

2 Reyes 2

Eliseo sucesor de Elías

2 Y sucedió que cuando el SEÑOR iba a llevarse a Elías al cielo en un torbellino, Elías venía de Gilgal con Eliseo. Y Elías le dijo a Eliseo: «Te ruego que te quedes aquí, porque el SEÑOR me ha enviado hasta Betel». Pero Eliseo le dijo: «Vive el SEÑOR y vive tu alma, que no me apartaré de ti». Así que ambos descendieron a Betel.

Entonces los hijos de los profetas que estaban en Betel salieron al encuentro de Eliseo y le dijeron: «¿Sabes que hoy el SEÑOR va a quitarte a tu señor?». Y él dijo: «Sí, yo lo sé; cállense». Elías entonces le dijo: «Eliseo, te ruego que te quedes aquí, porque el SEÑOR me ha enviado a Jericó». Pero él dijo: «Vive el SEÑOR y vive tu alma, que no me apartaré de ti». Y fueron juntos a Jericó. También los hijos de los profetas que estaban en Jericó se acercaron a Eliseo y le dijeron: «¿Sabes que hoy el SEÑOR va a quitarte a tu señor?». Y él respondió: «Sí, yo lo sé; cállense». Entonces Elías le dijo: «Te ruego que te quedes aquí, porque el SEÑOR me ha enviado al Jordán». Pero Eliseo dijo: «Vive el SEÑOR y vive tu alma, que no me apartaré de ti». Y los dos siguieron caminando.

Y cincuenta hombres de los hijos de los profetas fueron y se pararon frente a ellos, a lo lejos, mientras ellos dos se detuvieron junto al Jordán. Entonces Elías tomó su manto, lo dobló y golpeó las aguas, y estas se dividieron a uno y a otro lado, y los dos pasaron por tierra seca. Cuando ya habían pasado, Elías le dijo a Eliseo: «Pide lo que quieras que yo haga por ti antes de que yo sea separado de ti». Y Eliseo le respondió: «Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí». 10 Elías le dijo: «Has pedido una cosa difícil. Sin embargo, si me ves cuando sea llevado de tu lado, así te sucederá; pero si no, no será así.»

11 Mientras ellos iban andando y hablando, de pronto, apareció un carro de fuego y caballos de fuego que separó a los dos. Y Elías subió al cielo en un torbellino. 12 Eliseo lo vio y clamó: «Padre mío, padre mío, los carros de Israel y su gente de a caballo». Y no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos pedazos. 13 También recogió el manto de Elías que se le había caído, y regresó y se paró a la orilla del Jordán. 14 Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: «¿Dónde está el SEÑOR, el Dios de Elías?». Y cuando él golpeó también las aguas, estas se dividieron a uno y a otro lado, y Eliseo pasó.

15 Cuando lo vieron los hijos de los profetas que estaban en Jericó frente a él, dijeron: «El espíritu de Elías reposa sobre Eliseo». Entonces fueron a su encuentro y se postraron ante él, 16 y le dijeron: «Aquí entre tus siervos hay cincuenta hombres fuertes; te rogamos que los dejes ir a buscar a tu señor; tal vez el Espíritu del SEÑOR lo ha levantado y lo ha echado en algún monte o en algún valle». Y él dijo: «No los envíen». 17 Pero cuando le insistieron hasta la saciedad, dijo: «Envíenlos». Entonces enviaron cincuenta hombres; y buscaron durante tres días, pero no lo hallaron. 18 Volvieron a Eliseo que se había quedado en Jericó, y él les dijo: «¿No les dije: “No vayan”?».

19 Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: «El emplazamiento de esta ciudad es bueno, como mi señor ve, pero el agua es mala y la tierra estéril». 20 Y él dijo: «Tráiganme una vasija nueva, y pongan sal en ella». Y se la trajeron. 21 Eliseo fue al manantial de las aguas, echó sal en él, y dijo: «Así dice el SEÑOR: “He purificado estas aguas; de allí no saldrá más muerte ni esterilidad”». 22 Y las aguas han quedado purificadas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.

23 Después subió de allí a Betel; y mientras subía por el camino, unos muchachos salieron de la ciudad y se burlaban de él, diciéndole: «¡Sube, calvo; sube, calvo!». 24 Cuando él miró hacia atrás y los vio, los maldijo en el nombre del SEÑOR. Entonces salieron dos osas del bosque y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos. 25 De allí, Eliseo fue al monte Carmelo, y desde allí regresó a Samaria.


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2 Tesalonicenses 2

La venida del Señor y el hombre de pecado

2 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con Él, les rogamos, hermanos, que no sean sacudidos fácilmente en su modo de pensar, ni se alarmen, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el día del Señor ha llegado. Que nadie los engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición.

Este se opone y se exalta sobre todo lo que se llama dios o es objeto de culto, de manera que se sienta en el templo de Dios, presentándose como si fuera Dios. ¿No se acuerdan de que cuando yo estaba todavía con ustedes les decía esto?

Ustedes saben lo que lo detiene por ahora, para ser revelado a su debido tiempo. Porque el misterio de la iniquidad ya está en acción, solo que aquel que por ahora lo detiene, lo hará hasta que él mismo sea quitado de en medio. Entonces será revelado ese impío, a quien el Señor matará con el espíritu de Su boca, y destruirá con el resplandor de Su venida.

La venida del impío será conforme a la actividad de Satanás, con todo poder y señales y prodigios mentirosos, 10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 11 Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira, 12 a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad sino que se complacieron en la iniquidad.

Firmes en la doctrina

13 Pero nosotros siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque Dios los ha escogido desde el principio para salvación mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad. 14 Fue para esto que Él los llamó mediante nuestro evangelio, para que alcancen la gloria de nuestro Señor Jesucristo. 15 Así que, hermanos, estén firmes y conserven las doctrinas que les fueron enseñadas, ya de palabra, ya por carta nuestra.

16 Y que nuestro Señor Jesucristo mismo, y Dios nuestro Padre, que nos amó y nos dio consuelo eterno y buena esperanza por gracia, 17 consuele sus corazones y los afirme en toda obra y palabra buena.

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Daniel 6

Daniel en el foso de los leones

6 Le pareció bien a Darío constituir sobre el reino 120 sátrapas que gobernaran en todo el reino, y sobre ellos, tres funcionarios (uno de los cuales era Daniel) a quienes estos sátrapas rindieran cuenta, para que el rey no fuera perjudicado. Pero este mismo Daniel sobresalía entre los funcionarios y sátrapas porque había en él un espíritu extraordinario, de modo que el rey pensó ponerlo sobre todo el reino.

Entonces los funcionarios y sátrapas buscaron un motivo para acusar a Daniel con respecto a los asuntos del reino. Pero no pudieron encontrar ningún motivo de acusación ni evidencia alguna de corrupción, por cuanto él era fiel, y ninguna negligencia ni corrupción podía hallarse en él. Entonces estos hombres dijeron: «No encontraremos ningún motivo de acusación contra este Daniel a menos que encontremos algo contra él en relación con la ley de su Dios».

Estos funcionarios y sátrapas, de común acuerdo, fueron entonces al rey y le dijeron así: «¡Rey Darío, viva para siempre! Todos los funcionarios del reino, prefectos, sátrapas, altos oficiales y gobernadores, han acordado que el rey promulgue un edicto y ponga en vigor el mandato de que cualquiera que en el término de treinta días haga petición a cualquier dios u hombre fuera de usted, oh rey, sea echado en el foso de los leones. Ahora pues, oh rey, promulgue el mandato y firme el documento para que no sea modificado, conforme a la ley de los medos y persas, que no puede ser revocada». Por tanto, el rey Darío firmó el documento, esto es, el mandato.

10 Cuando Daniel supo que había sido firmado el documento, entró en su casa (en su aposento superior tenía ventanas abiertas en dirección a Jerusalén), y como solía hacerlo antes, continuó arrodillándose tres veces al día, orando y dando gracias delante de su Dios. 11 Entonces estos hombres, de común acuerdo, fueron y encontraron a Daniel orando y suplicando delante de su Dios; 12 por lo cual se presentaron ante el rey y le hablaron tocante al mandato real: «¿No firmó usted un mandato que cualquier hombre que en el término de treinta días hiciera petición a cualquier dios u hombre fuera de usted, oh rey, fuera echado en el foso de los leones?». «La orden es cierta, conforme a la ley de los medos y persas, que no puede ser revocada», respondió el rey. 13 Entonces ellos respondieron: «Daniel, que es uno de los deportados de Judá, no le hace caso, oh rey, ni del mandato que usted firmó, sino que tres veces al día hace su oración».

14 Al oír estas palabras, el rey se afligió mucho y se propuso librar a Daniel. Y hasta la puesta del sol estuvo buscando la manera de librarlo. 15 Entonces aquellos hombres vinieron de común acuerdo al rey y le dijeron: «Reconozca, oh rey, que es ley de los medos y persas que ningún mandato o edicto que el rey establezca puede ser revocado».

16 El rey entonces dio órdenes que trajeran a Daniel y lo echaran en el foso de los leones. El rey habló a Daniel y le dijo: «Tu Dios, a quien sirves con perseverancia, Él te librará». 17 Trajeron una piedra y la pusieron sobre la boca del foso. El rey la selló con su anillo y con los anillos de sus nobles, para que nada pudiera cambiarse de lo ordenado en cuanto a Daniel. 18 Después el rey se fue a su palacio y pasó la noche en ayuno. Ningún entretenimiento fue traído ante él y se le fue el sueño.

19 Entonces el rey se levantó al amanecer, al rayar el alba, y fue a toda prisa al foso de los leones. 20 Y acercándose al foso, gritó a Daniel con voz angustiada. El rey habló a Daniel y le dijo: «Daniel, siervo del Dios viviente, tu Dios, a quien sirves con perseverancia, ¿te ha podido librar de los leones?».

21 Entonces Daniel respondió al rey: «Oh rey, viva para siempre. 22 Mi Dios envió Su ángel, que cerró la boca de los leones, y no me han hecho daño alguno porque fui hallado inocente ante Él. Y tampoco ante usted, oh rey, he cometido crimen alguno».

23 El rey entonces se alegró mucho y mandó sacar a Daniel del foso. Cuando Daniel fue sacado del foso, no se encontró en él lesión alguna, porque había confiado en su Dios. 24 El rey dio órdenes que trajeran a aquellos hombres que habían acusado falsamente a Daniel, y que los echaran a ellos, a sus hijos y a sus mujeres en el foso de los leones. No habían llegado aún al fondo del foso, cuando ya los leones se habían apoderado de ellos y triturado todos sus huesos.

25 Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitaban en toda la tierra: «Que abunde su paz. 26 De parte mía se proclama un decreto de que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen delante del Dios de Daniel,

Porque Él es el Dios viviente que permanece para siempre, Y Su reino no será destruido Y Su dominio durará para siempre. 27 Él es el que libra y rescata, hace señales y maravillas En el cielo y en la tierra, El que ha librado a Daniel del poder de los leones».

28 Y este mismo Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el Persa.

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Salmos 112–113

Prosperidad del que teme al SEÑOR

112 ¡Aleluya! Cuán bienaventurado es el hombre que teme al SEÑOR, Que mucho se deleita en Sus mandamientos. Poderosa en la tierra será su descendencia; La generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa, Y su justicia permanece para siempre. Luz resplandece en las tinieblas para el que es recto; Él es clemente, compasivo y justo. Bien le va al hombre que se apiada y presta; Arreglará sus asuntos con juicio. Porque nunca será sacudido; Para siempre será recordado el justo.

No temerá recibir malas noticias; Su corazón está firme, confiado en el SEÑOR. Su corazón está seguro, no temerá, Hasta que vea vencidos a sus adversarios. Con liberalidad ha dado a los pobres; Su justicia permanece para siempre; Su poder será exaltado con honor.

10 Lo verá el impío y se irritará; Rechinará los dientes y se consumirá; El deseo de los impíos perecerá.

El SEÑOR exalta al humilde

113 ¡Aleluya! Alaben, siervos del SEÑOR, Alaben el nombre del SEÑOR. Bendito sea el nombre del SEÑOR Desde ahora y para siempre. Desde el nacimiento del sol hasta su ocaso, Alabado sea el nombre del SEÑOR. Excelso sobre todas las naciones es el SEÑOR; Su gloria está sobre los cielos.

¿Quién es como el SEÑOR nuestro Dios, Que está sentado en las alturas, Que se humilla para mirar Lo que hay en el cielo y en la tierra? Él levanta al pobre del polvo, Y al necesitado saca del muladar, Para sentarlos con príncipes, Con los príncipes de Su pueblo. Hace habitar en casa a la mujer estéril, Gozosa de ser madre de hijos. ¡Aleluya!

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