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Joven: Oportunidades y amenazas en tu tiempo de ocio (2da. Parte)

¡¡Riiiinnnng!! Todos en el salón se ponen de pie, algunos salen corriendo y otros caminando, pero cada uno tiene un sentido de alivio de que, por fin, es el tiempo de “recreo”. Así le llamamos aquí en Dominicana al tiempo de receso que regularmente existe en las escuelas para que los estudiantes vayan a comer algo, jugar algún deporte, charlar con los amigos o simplemente descansar de las clases. Cuando escuchaba ese timbre era como si me abrieran las puertas de los calabozos dentro un castillo ancestral donde había estado atado con cadenas los últimos 20 años.

Aunque estoy exagerando un poco, la verdad es que el tiempo libre o de ocio es necesario para todo ser humano. Es parte de la libertad con la que Dios nos creó y del descanso que desea que disfrutemos (Marcos 2:27). Sin embargo, después de Génesis 3 (el famoso capítulo de “la caída” en pecado de la humanidad), todo lo que Dios creó es propenso a ser afectado por nuestro pecado. En este sentido, algo que fue pensado para nuestra bendición, como el tiempo de ocio, ahora puede traer consigo amenazas producidas por nuestro pecado.

Por esta razón, el llamado a “aprovechar bien el tiempo” se hace relevante cada día de nuestras vidas (ver la primera parte de este artículo). Y para entender de forma más clara el impacto de la frase “tengan cuidado cómo andan; no como insensatos, sino como sabios” (Efesios 5:17), revisemos ahora 5 amenazas y 5 oportunidades de este tiempo de ocio adicional que nos presenta la cuarentena:

5 amenazas del tiempo de ocio

1. Bajar tus barreras: El tiempo libre te llama con frecuencia a relajarte y olvidar que hay un enemigo que busca destruirte (Juan 10:10) y una carne que no cesa de hacer sus ofertas contrarias al Espíritu de Dios (Gálatas 5:17). Este relajamiento fue lo que ocurrió al rey David antes de caer en su pecado más humillante (2 Samuel 11:1-2). William Taylor, obispo y misionero cristiano del siglo diecinueve, decía: “La tentación rara vez llega en las horas de trabajo. Es en su tiempo libre que los hombres son forjados o estropeados.” Recuerda que, aún en cuarentena, estás en una batalla. ¡Sé sobrio! (1 Pedro 5:8) y mantente alerta de los impulsos y ofrecimientos de tu carne.

2. Alimentar tu mente de basura: Ahora que tienes oportunidad de ver más televisión, surfear en la web y actualizarte de todo lo que acontece en las redes sociales, estás expuesto a todo tipo de ideas, formas de vestir, de actuar, de música y miles de cosas que este mundo valora pero que no corresponden a tu Padre (1 Juan 2:15-15). Si no estás consciente de esto, tu mente puede irse acostumbrando a una dieta baja en “proteínas espirituales” y quedarás desnutrido para cuando llegue la tentación y la prueba. En este tiempo, alimenta tu mente de algo que es más nutritivo que el pan (Deuteronomio 8:3) y cuyo sabor es más dulce que la miel (Salmo 119:103). Bebe de la leche que te da energía espiritual y te hace crecer (1 Pedro 2:2).

3. Ponerte en el centro de tu vida: El tiempo de ocio te brinda la libertad de elegir qué hacer, cuándo y cómo hacerlo. Este tipo de libertad puede llevarte a sacar a Dios de ser el Señor de tus decisiones, llevándote a hacer las cosas para tu gloria, comodidad o deseo, en lugar de cumplir el propósito por el cuál fuiste creado, Su gloria (Isaías 43:7). Tu mayor desafío para glorificar a Dios en este tiempo es considerar a Dios en todos tus caminos (Eclestiastes 12:1) y amar a los que te rodean como a ti mismo (Mateo 22:39-40).
Como hijo de Dios que busca agradarle, mientras más te salgas del centro de tu vida, más vivirás para Su gloria. Algunas formas prácticas de lograr esto son:
Ora para que Dios siga siendo tu mayor pasión y que Él te llene de Su sabiduría y Su poder para obedecerle.

Ama a tu familia, siendo paciente con ellos, brindando ayuda a los que necesiten en la casa y saliendo de tu habitación lo más posible para compartir con ellos en conversaciones o actividades que no te lleven a aislarte.

4. Hacer del ocio un hábito: Al principio, el tiempo libre nos sirve de descanso y para lograr hacer muchas cosas que no hacíamos en los días más ocupados, pero si el ocio se extiende (como es el caso de la cuarentena), podemos llegar a desarrollar hábitos nocivos que serán difíciles de romper y nos podrían llevar a la pereza (Proverbios 6:9-11). Puedes resistir esta amenaza con algunas de estas ideas:

Establece un horario de acostarte y levantarte. No dejes que tu cuerpo decida por tu mente.
Mantén un tiempo de oración, lectura y reflexión de la Palabra de forma diaria. No negocies con esto, ya que el enemigo y tu propia carne se resistirán a esta iniciativa.

Disfruta de tiempo de entretenimiento (TV, Internet, juegos, redes, etc.), pero determina un límite de horas al día para eso. Tu mente caída querrá más y más de esto, si no decides ponerle límites.

Involúcrate de forma diaria e intencional en los quehaceres de la casa. Comienza por tu propia habitación y ponte a la orden de tus padres para lo que sea necesario realizar en estos días.

Participa en las iniciativas virtuales de tu Iglesia para mantener la comunión con tus hermanos y orar por sus necesidades y las del mundo que nos rodea.

5. Olvidarte de huir: Ahora que todo el tiempo estás en casa, puedes llegar a pensar que estás a salvo, ya que las tentaciones no están en tu lugar de estudio, trabajo o en las actividades sociales con tus amistades. Pero la mayor amenaza de la cual tenemos que huir siempre es de nuestra propia naturaleza de pecado (1 Corintios 6:18). El pecado está donde tú estés, no juegues con sus ofertas, aléjate de él, escondiéndote en Dios. Thomas Brooks advertía: “La mejor manera de evitar caer en la trampa es alejarte de ella; el que se atreve a bailar en el borde de la fosa aprenderá por la dolorosa experiencia que Dios tendrá por justo que se caiga en ella.”

5. Oportunidades del tiempo de ocio

1. Aumentar tu vida de adoración: Aprovecha este “kairos” (oportunidad) para mejorar lo más importante de tu vida, tu relación con Dios. Si logras desarrollar el hábito de buscarle diariamente al finalizar esta cuarentena, habrás hecho el mayor avance en tu vida espiritual que tendrá un impacto profundo y duradero en tu adoración y servicio al Rey. Algunas recomendaciones generales:

Ora a Dios antes de comenzar tu tiempo devocional, pidiendo por su ayuda y dirección en todo lo que harás.

Sigue el modelo de la oración del “Padre Nuestro” (Mateo 6:9-13) para hablar con Dios en tus propias palabras. Lee la Palabra, preferiblemente tomando un libro a la vez (Evangelios, Salmos, cartas de Pablo, etc.).

Detente en los versos que te impacten y reflexiona cómo el pasaje aplica a tu vida. Hazlo despacio, nadie te está esperando.
Subraya y memoriza los pasajes relevantes, escribiendo tus notas al borde de la Biblia o en una libreta a parte.

Ora nuevamente, usando los versos subrayados o el mensaje central que un grupo de versos te haya brindado.
Dale “play” a una canción de alabanza a Dios y ofrécele adoración con tu corazón y tus labios.

2. Énfasis en la introspección o revisión de tu vida: En adición al punto anterior, hay preguntas que te pueden llevar hacer a un análisis más profundo de tu nivel de consagración a Dios. Este es el momento indicado para hacer esta introspección, no la retardes. Responde las siguientes preguntas con sinceridad, arrepiéntete en los casos que aplique y cree en el poder del sacrificio de Jesús en la cruz para perdonar tus pecados y ayudarte a seguir:

¿Cómo está tu deseo por Dios, Su presencia y Su carácter? (Salmos 42:2, 63:1)

Qué haces con la Palabra de Dios? ¿La obedeces con diligencia o la ignoras? (Juan 14:15)

¿Cómo estás mostrando el fruto del Espíritu en tu vida? (Gálatas 5:22-23)

¿Cómo está tu amor, interés y servicio hacia los que te rodean? (1 Juan 4:20-21)

¿Hay tristeza en tu corazón cuando pecas? (Salmo 32:1-5)

¿Amas a la novia de Cristo, Su Iglesia? ¿Anhelas compartir con tus hermanos en Cristo? (Hebreos 10:25)

¿Cómo estás cumpliendo el propósito principal de tu vida que es Su gloria? (Isaías 43:7)

3. Lee más, investiga o aprende algo nuevo: Después de enfocarte en aprovechar bien este tiempo para lo más importante, definitivamente esta es la oportunidad para leer esos libros cristianos que están pendiente de tu atención y que te ayudarán también en tu crecimiento espiritual. Para mí, leer un libro de un hijo de Dios con mayor experiencia, es como si subiera sobre los hombros de un gigante para poder ver mejor y más lejos. En adición a los libros, nuestra generación dispone de infinitos recursos electrónicos para investigar y aprender sobre temas y habilidades nuevas. Úsalas y decídete a crecer en conocimiento y sabiduría.

4. Cultiva tu relación con tu familia: Sé que estás lejos de muchos de tus relacionados, pero estás ahora más cerca de otros, los que viven contigo. Comparte con tu familia cercana la mayor cantidad de tiempo que puedas, sírveles, exprésales tu afecto, juega con ellos, tenles paciencia, pregunta sobre sus vidas y compárteles la tuya. Pronto estarán ocupados nuevamente y sería un desperdicio no conectarte con ellos más profundamente en estos días.

5. Ejercita tu cuerpo: Esto puede parecer superficial para muchos en comparación con los demás puntos que te he compartido, pero soy fiel creyente de que Dios creó al Ser Humano con una parte espiritual y otra material, que están unidas profundamente (Génesis 2:7); hasta el punto que si descuidamos una, la otra también es afectada. Lo que Dios rechaza es enfocarnos en cuidar lo externo y la apariencia, en perjuicio de cultivar la vida de piedad o el carácter santo (1 Timoteo 4:7-9). Si dejas tu cuerpo sin ejercitar, se volverá más lento y perezoso. Ahora que tienes tiempo, no te la pases solo comiendo y durmiendo; sé sabio y fortalece tu cuerpo para que estés más energizado y puedas aprovechar las demás oportunidades mencionadas en este artículo.

Conclusión

Junto con muchos otros hermanos en Cristo estoy convencido que Dios orquestó este tiempo para tratar con cada uno de nosotros. Necesitamos con urgencia revisar nuestras vidas, arrepentirnos de una vida de pecado y rebeldía y, entonces, volvernos a Él en humillación y adoración. Abre tus ojos y decide no desperdiciar esta oportunidad. Crece en tu relación con Él, cultiva el amor por los demás, profundiza en tu carácter para hacerlo más santo y ten cuidado de las amenazas que el tiempo de ocio te presenta. Tu amado Dios está de tu lado, confía y obedece.

Joel Peña

Ingeniero Industrial de profesión. Realizó estudios de Postgrado en Productividad y Calidad en Santo Domingo donde ejerció su profesión por 13 años. Se desempeña como pastor de los ministerios para jóvenes, que incluye edades desde la pre-adolescencia hasta la etapa universitaria. Realizó una Maestría en Divinidad (MDiv) en Seminario Teológico Bautista del Sur en Louisville, Kentucky. Está casado con Angélica Rivera y juntos tienen dos hijos: Samuel y Abigail.

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