Reflexiones

  El Poder que hay detrás de un buen testimonio en Cristo

“Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. (Santiago 2:17-18)”

La carta del apóstol Santiago, fue el último escrito aceptado como una narración canónica para integrarla dentro de los 66 libros de la Biblia.

Al leer este escrito del apóstol Santiago, aparentemente en algunos términos se contraponen con las enseñanzas del apóstol Pablo, en referencia a la salvación por fe, sin necesidad de tener obras.

Pero si escudriñamos bien estos textos, nos daremos cuenta de que, no hay ninguna discrepancia entre Santiago y Pablo, puesto que Pablo habla que las obras son inútiles para obtener la salvación, en cambio Santiago nos habla de las obras como producto de una reacción de nuestra salvación.

Muchos de nosotros pensamos, que las obras ya no tienen nada que ver con un cristiano y llegamos a pensar, que estas están relacionadas con la religión y no con nuestra fe, ni con nuestro estilo de vida.

Pero en este sentido, estamos muy equivocados, de hecho, son la muestra de que hemos creído en Cristo (ver verso 18) y nuestras buenas obras, muestran nuestra fe en Cristo en forma concreta.

En lo que todos podemos estar de acuerdo, es que las buenas obras no nos hacen ser hijos de Dios, ni a través de ellas podemos alcanzar nuestra salvación.
Las buenas obras a las que se refiere el apóstol Santiago, es a anunciar el evangelio, a la lectura de Su Palabra, a la enseñanza bíblica, a la oración, es al servicio como hijos de Dios enfocado en un solo propósito de hacer buenas obras para beneficiar a nuestro prójimo.

"Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente PREPARADO PARA TODA BUENA OBRA. (2 Timoteo 3:16-17)”

Pero todas las buenas obras que podamos realizar como cristianos, tienen que ver con nuestro buen testimonio como hijos de Dios. Es decir, que cuando damos un buen testimonio estamos confirmando que el poder de nuestro Dios es real y que Él nos puede transformar.

Por esta razón, entendemos que nuestro testimonio es la muestra más palpable y fiel que hemos crecido en nuestro Señor Jesucristo.

“Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento. (Mateo 3:8)”

Cuando nuestro Señor Jesucristo mora en nuestros corazones, produce un obrar diferente en cada uno de nosotros, y ya como Sus hijos, comenzamos a tomar otras actitudes por mantener nuestra salvación, ya que no podemos vivir como vivíamos antes o como se nos dé la gana.

“Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Corintios 6:20)”

Esto nos da a entender, que debemos usar nuestros cuerpos como testimonios vivos, para alabar a nuestro Dios y cumplir con Sus propósitos, ya que nuestro testimonio en si tiene poder, pues, es más impactante lo que podemos hacer ante los inconversos, que lo que podemos decir.

“Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder. (1 Corintios 4:20)”

En esta ocasión, podemos comprender por medio de la Palabra de Dios, en qué se sostiene el poder entregar un buen testimonio.

A.-) UN BUEN TESTIMONIO NOS IDENTIFICA COMO HIJOS DE DIOS.

“Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. (Mateo 7:17-20)”

La carta de presentación de todo cristiano es su testimonio, y las obras que podamos hacer son producto del cambio, que Dios ha hecho en nuestras vidas.

Así como podemos reconocer un árbol por sus frutos, un cristiano se debe conocer por su manera de enfrentar la vida, por su manera de hablar, por su manera de reaccionar ante los problemas.

B.-) NUESTRO BUEN TESTIMONIO SIEMPRE LE DARÁ PRIMERAMENTE LA GLORIA A DIOS.

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (Mateo 5:16)”

Cada buen cambio que las personas ven en nosotros, le dan la gloria a nuestro Dios, ya que cuando cambiamos nuestra manera de vivir, le estamos testimoniando al mundo, que tenemos un Dios poderoso que cambia, que transforma y que restaura las vidas.

C.-) NUESTRO TESTIMONIO SIEMPRE NOS DARÁ AUTORIDAD DE PARTE DE NUESTRO DIOS.

En este sentido el apóstol Pablo nos manifiesta:

“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. (1 Corintios 11:1)”

Nuestro buen testimonio, siempre nos dará autoridad, para ordenar nuestro hogar, para guiar a nuestra familia, y para que esto ocurra, debemos mostrarnos a nosotros mismos, como un reflejo de nuestro Señor Jesús.

D.-) PERO ¿COMO PODEMOS MEJORAR NUESTRO TESTIMONIO?

¿Como podemos hacer obras dignas de un hijo de Dios?

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. (Hebreos 12:1)”

Tomemos en cuenta, que como cristianos, siempre tendremos las miradas de muchas personas, puestas en nuestro estilo de vida y en todos lo que ellos esperan de nosotros y otros en este proceso esperan que nuestros pies tropiecen. Por lo tanto, despojémonos de todo peso y de todo pecado, que signifique un lastre para nuestro cristianismo y entreguemos el testimonio que nuestro Dios, espera que demos como Sus hijos.

DIOS LOS BENDIGA DE UNA MANERA MUY, PERO MUY, PERO, MUY ESPECIAL.

Franklin Mirabal, es miembro líder de la Iglesia Asamblea de Dios Central de Higüey, República Dominicana.

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