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Cómo Timothy Keller aprendió la dinámica del avivamiento

La influencia de Richard Lovelace en el pensamiento de Keller

Nota del editor: Este es un fragmento adaptado del libro Timothy Keller: Su formación espiritual e intelectual (B&H Español, 2023), por Collin Hansen.

Era el primer curso de Tim Keller en el seminario Gordon-Conwell y era la primera vez que el profesor Richard Lovelace lo impartía. Se llamaba Neumodinámica. Para los que no conozcan el griego koiné, eso significa «dinámica espiritual». Basado en este curso, en el otoño de 1972, saldría el libro de Lovelace Dynamics of Spiritual Life [Dinámica de la vida espiritual], que Tim recomendaba con frecuencia.

No es exagerado afirmar que ese curso cambió su vida. «Afirmar que el tiempo que pasé estudiando con Richard Lovelace fue primordial para mi pensamiento y forma de hacer ministerio es quedarme corto», señaló Keller.

Más que cualquier otro libro, con la excepción de la Biblia, Dynamics of Spiritual Life moldeó su visión de la iglesia y dirigió el curso de su ministerio. «Cualquiera que conozca mi ministerio y lea Dynamics of Spiritual Life dirá: “¡Así que de ahí sacó Keller todo esto!». Estudiar con Lovelace fue una experiencia inolvidable.

Keller solo tomó otro curso con Lovelace, que era sobre la historia de los avivamientos. Sin embargo, este breve lapso con Lovelace ayudó a Keller a entender su pasado y a adquirir una visión más clara del futuro. Por otro lado, ganó un nuevo compañero vitalicio de diálogo para debatir las obras del evangelista estadounidense Jonathan Edwards.

Las tareas de lectura que ponía Lovelace vinieron como anillo al dedo para los gustos voraces y variados de Keller. Este leyó por primera vez a Flannery O’Connor en su cuento Un hombre bueno es difícil de encontrar, que Lovelace le asignó para enseñar sobre el pecado. Lovelace lo ponía a la par con Mortificación de John Owen y en Keller tuvo un efecto electrizante.

Gracias a la obra de O’Connor, que murió en 1964, Tim vio con respeto el trabajo de los cristianos en las artes. Gracias a Owen, que murió en 1683, Tim pudo echar un vistazo a la teología pastoral del puritanismo británico tras la Reforma. No obstante, lo principal que Keller aprendió de Lovelace fue la dinámica del avivamiento.

Lovelace sostenía que la iglesia se pierde cuando los cristianos confunden la ley y el evangelio y enseñaba que la iglesia debe evitar tanto la ortodoxia muerta como el legalismo, así como la heterodoxia y el antinomismo.

"Necesitamos los avivamientos, para despojarnos de nuestra proclividad natural a la justicia por obras y para vivir a la luz del evangelio de la gracia"

Las condiciones están listas para el avivamiento (una obra poderosa del Espíritu para bendecir al pueblo de Dios) cuando la justificación y la santificación no se separan ni se combinan. En un avivamiento, los moralistas se dan cuenta de que no conocen el evangelio y se convierten, y los cristianos atascados en su pecado gozan de una nueva libertad cuando entienden el poder liberador de su unión con Cristo y de la justificación. Incluso muchos de fuera de la iglesia se convierten durante los avivamientos, ya que, por primera vez, escuchan el evangelio como el poder de resucitar a los muertos, y no como un discurso trillado que aboga por los valores morales y conservadores.

Al estudiar esta dinámica espiritual con Lovelace, Keller empezó a entender lo que le había ocurrido a él y a su capítulo de InterVarsity en Bucknell años atrás (la conversión de muchos estudiantes en respuesta a la predicación del evangelio). Como seguidor de Lovelace y también de Edwards, Keller abogó por el avivamiento en sus propios escritos y predicaciones, donde sostenía que este intensifica la obra normal del Espíritu de convencer a los pecadores, regenerarlos y santificarlos y asegurarles la gracia de Dios. El Espíritu hace estas cosas a través de los medios de gracia ordinarios; es decir, la predicación, la oración y los sacramentos. Se puede reconocer un avivamiento cuando estos medios ordinarios producen una oleada sorprendente de pecadores convertidos y creyentes renovados.

Al estudiar la historia de los avivamientos de Lovelace, Keller aprendió que el famoso avivamiento de Northampton de 1734 tuvo lugar luego de dos sermones de Edwards sobre Romanos 4:5 («Justificación por la fe sola»). Un patrón casi similar ocurrió con los evangelistas John Wesley y George Whitefield cuando estos predicaron la salvación solo por gracia y no mediante el esfuerzo moral.

Lovelace le enseñó a Keller que, independientemente de las diferencias de lugar, tiempo y manifestaciones, los avivamientos comparten un corazón común. Aunque en su mente los cristianos saben que Dios los acepta por fe mediante la gracia del sacrificio expiatorio de Cristo, no siempre viven de acuerdo con esto. En el día a día, creen que Dios los ama porque obedecen Su ley y encuentran «su seguridad de ser aceptados por Dios sobre la base de su sinceridad, su experiencia pasada de conversión, su comportamiento religioso reciente, o la relativa poca frecuencia de actos de desobediencia consciente y premeditada» (Dynamics of Spiritual Life, p. 101). «Por eso necesitamos los avivamientos, para despojarnos de nuestra proclividad natural a la justicia por obras y para vivir a la luz del evangelio de la gracia» (Keller, Center Church, p. 54).

"Gran parte de lo que hemos interpretado como un defecto de santificación en la gente de la iglesia es en realidad una consecuencia de su confusión respecto a la justificación"

Los cristianos disfrutan el avivamiento cuando se apropian de la obra justificadora de Cristo para su vivir diario, así como Martín Lutero se aferró a la justicia ajena de Cristo como única defensa ante un Dios santo y justo. Solo entonces puede desarrollarse la verdadera santificación como obra avanzada del amor y el agradecimiento.

«Gran parte de lo que hemos interpretado como un defecto de santificación en la gente de la iglesia es en realidad una consecuencia de su confusión respecto a la justificación», escribió Lovelace en Dynamics of Spiritual Life. Explicó que cuando los cristianos no saben que Dios los acepta en nombre de Jesús, se vuelven inseguros. «Su inseguridad se traduce en orgullo, en una reivindicación defensiva violenta de su propia justicia y en una crítica defensiva de los demás. Llegan a odiar, de forma natural, otros estilos culturales y otras razas para reforzar su propia seguridad y dar rienda suelta a su ira reprimida» (Dynamics, p. 211-12).

Este tema sería recurrente en muchos de los sermones y escritos de Keller, entre los que destaca El Dios pródigo. Lovelace le presentó a Keller la dinámica cultural del avivamiento y la forma en que los cristianos inseguros se resienten ante estilos culturales desconocidos y de otras razas, porque la animosidad refuerza la justicia propia.

La raza, el partido político y la cultura se convierten en medios de superioridad que reprimen el susurro interior de la duda. Este tipo de cristianos no comprenden que el amor propio les impide disfrutar de la libertad y el gozo en Cristo, cuya gracia abunda para todos los que se arrepienten de sus esfuerzos morales vanos.

"Los cristianos disfrutan el avivamiento cuando se apropian de la obra justificadora de Cristo para su vivir diario"

Dividir el mundo entre gente buena y mala es perder de vista la esencia de lo que hace que el cristianismo sea tan revolucionario. Las preferencias sobre las maneras de manifestar la emoción, la selección de cantos y la duración del servicio pueden variar de una cultura a otra y, al mismo tiempo, ser una expresión de la misma fe cristiana. Sin embargo, los cristianos a menudo convierten sus preferencias en requisitos absolutos para la práctica fiel.

No obstante, el avivamiento destroza las barreras del mundo, pues los cristianos confían solamente en Jesús y no en sus preferencias culturales. Lovelace creía ver ese avivamiento en el Movimiento de Jesús, que otros líderes cristianos veían con recelo debido a la vestimenta y la música contracultura. Lovelace interpretó el Movimiento de Jesús como un reto necesario ante el statu quo.

Keller introdujo esta dinámica de avivamiento en la iglesia, primero en su ministerio en Hopewell y luego en Nueva York. También prestó atención a la advertencia de Lovelace:

Cuando los pastores, al intentar moldear sus congregaciones para convertirlas en instrumentos de evangelización y sanidad social, se ven frente a este tipo de reacción violenta, se acomodan gradualmente y pierden el interés en ser agentes de cambio en la iglesia. Surge una conspiración inconsciente entre la carne de ellos y la de sus congregaciones. Se sobreentiende que los laicos concederán a los pastores un honor especial en el ejercicio de sus dones, si estos aceptan no molestar el estilo de vida precristiano de sus congregaciones ni exigir la movilización de los dones laicos para la obra del reino. A los pastores se les permite convertirse en superestrellas ministeriales, cuyo orgullo se alimenta mientras permiten que sus congregaciones sigan siendo rebaños en los que cada una se ha vuelto alegremente a su propio camino.

Incluso cuando Keller alcanzó fama mundial en Nueva York, siguió apartando a su congregación de la complacencia y guiándola hacia el avivamiento, como Lovelace le enseñó.

Collin Hansen sirve como director editorial de The Gospel Coalition. Es el co-autor de A God-Sized Vision: Revival Stories That Stretch and Stir. Puedes encontrarlo en Twitter.

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