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Lectura de Hoy
02-11-2023
Devocional
Devocional: Oseas 8
El único elemento que mantiene juntos los varios pecados condenados en Oseas 8 es, quizá, la autoconfianza humana. El “águila” de 8:1 es, probablemente un buitre. “¡Un [buitre]… sobre la casa del Señor!” es una forma de decir que Jerusalén equivale a un muerto: los carroñeros ya se están reuniendo para su festín. El pueblo podría estar viviendo en una prosperidad y una paz relativas, pero las señales de mal agüero estaban presentes para quienes tuvieran ojos para ver. Las evidencias de una autosuficiencia pecaminosa incluyen:
(1) Una lealtad hipócrita al pacto (8:1-3). Lo que la hace insincera es que Israel clama: “¡Dios de Israel, te conocemos!” (8:2) mientras quebrantan el pacto y se rebelan contra la ley de Dios (8:1). Este es el rechazo de lo que es bueno, y hay consecuencias (8:3). Cf. 1 Juan 2:4.
(2) Desafiantes alternativas a la dinastía davídica (8:4). Esto es lo que implica la acusación: “Establecen reyes que yo no apruebo, y escogen autoridades que no conozco”. El Señor establece su sello sobre la dinastía davídica, pero, para conservar su independencia de Jerusalén, las diez tribus norteñas, ahora constituidas como Israel, optaron por sus propios monarcas. No se los “escogió” en ningún sentido democrático; con frecuencia, se sucedieron unos a otros tras sangrientos golpes de Estado. Pero, sin embargo, fueron la elección de las tribus del norte, por cuanto prefirieron a estos en lugar de ser leales al linaje de David. Eso ocurre siempre: “Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles” (Salmo 127:1); aquí, el pecado consiste en aislarse de la línea mesiánica.
(3) El desarrollo de los ídolos, de la elección que la cultura hace de la religión (8:4-6, 11-13). Inicialmente, se establecieron dos becerros de oro, uno en Dan y otro en Bet-el, para contrarrestar la atracción del templo de Jerusalén (1 Reyes 12:27-30). Además, la gente en Israel no tendría que viajar tan lejos. De esta manera, aunque conservaron formalmente los altares para las ofrendas por el pecado, llegaron a convertirse en “altares para pecar” (8:11).
(4) La constante dependencia de caros y astutos aliados (8:8-10). En lugar de confiar en el Señor, pensaban que su diplomacia más inteligente con las superpotencias regionales enderezaría las cosas. Se menosprecia a Dios e Israel (“Efraín”), además, se deja seducir por la idolatría.
(5) La dependencia de la riqueza y de la fuerza militar (8:14). Israel (al norte) tiene sus palacios; Judá (al sur) fortifica muchas ciudades; en total, cuarenta y seis. Pero Dios los destruirá (8:14b). Cuando Asiria derrotó a Israel (722 a.C.), también tomó todas las ciudades amuralladas de Judá, excepto Jerusalén (2 Reyes 18:13), que fue escatimada hasta que Nabucodonosor ascendió al poder, más de un siglo después.
¿Qué señales de autodependencia caracterizan a nuestra cultura? ¿Qué hará Dios con ellas?
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.
Devocional: Tito 1
En algunas denominaciones, se enseña que la Biblia presenta tres oficios eclesiales: los obispos, que presiden sobre varias congregaciones; los ancianos/pastores, que sirven en iglesias locales, especialmente con respecto al ministerio de la palabra y la oración (algunos añadirían “sacramento”) y los diáconos, que ayudan con la administración de fondos, particularmente en el cuidado de las necesidades físicas del rebaño (ver la meditación del 25 de octubre).
No obstante, en muchos círculos se acepta que, en realidad, el Nuevo Testamento reconoce sólo dos oficios: el obispo/anciano/pastor y el diácono. Uno de los escritos más convincentes sobre este asunto es de J.B. Lightfoot, un anglicano del siglo pasado. Él argumenta, con razón, que la división en tres categorías surgió una vez escritos los documentos del Nuevo Testamento.
Esto significa, por supuesto, que uno de los dos oficios se conoce con tres nombres diferentes, en parte porque la obra tiene muchas facetas. La palabra pastor proviene de una raíz latina y ya se usaba para los encargados de las ovejas (1 Pedro 5:2). Los pastores alimentan, defienden, guían y disciplinan al rebaño. El término anciano surge tanto del gobierno de aldeas antiguas como de las sinagogas: los líderes han de ser maduros y respetados. Como la palabra obispo hoy día tiene tantas connotaciones eclesiásticas, algunas versiones suelen usar otras palabras como episcopado, dirigente o supervisor (1 Timoteo 3:1, por ejemplo) para captar los elementos de supervisión, la gestión piadosa y la responsabilidad espiritual incluidos en la tarea.
Una de las razones por las cuales tantas personas han llegado a la conclusión de que las palabras obispo, anciano y pastor son todas aplicables al mismo puesto es que las listas de requisitos para estas tareas son muy parecidas. Por tanto, compara Tito 1:6-9, que habla sobre el anciano, con 1 Timoteo 3:1-7, que trata del obispo.
Un punto de aparente divergencia en versiones tales como la Nueva Versión Internacional provocan ataques de remordimiento a algunos pastores. 1 Timoteo 3:4 estipula que el obispo “debe gobernar bien su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debido respeto”. Por otro lado, Tito 1:6 exige que el anciano sea un hombre cuyos “hijos sean creyentes, libres de sospecha de libertinaje o de desobediencia”. Este requisito suena más estricto que el del obispo. Pero en realidad, esta traducción no es correcta y además es impracticable. El griego bien podría interpretarse como “cuyos hijos sean fieles”, en el sentido de que no son “libertinos o desobedientes”. Mientras los hijos vivan bajo el techo del padre, el obispo/anciano debe gobernar su casa de tal manera que demuestre ser capaz de dirigir también la iglesia. Si entendiéramos que Tito 1:6, tal como aparece en la NVI, exige que sus hijos sean creyentes, bien podríamos preguntarnos: “¿desde qué edad?” En fin, la mala traducción también es impracticable. Lo que el texto original dice encaja bien con 1 Timoteo 3.
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2013. Usado con permiso.
2 Reyes 15
Reinado de Azarías en Judá
15 En el año veintisiete de Jeroboam, rey de Israel, comenzó a reinar Azarías, hijo de Amasías, rey de Judá. 2 Tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén. 3 Hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, conforme a todo lo que su padre Amasías había hecho. 4 Solo que los lugares altos no fueron quitados. El pueblo todavía sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos. 5 Y el SEÑOR hirió al rey, y quedó leproso hasta el día de su muerte. Y habitó en una casa separada, mientras Jotam, hijo del rey, estaba al frente de la casa, gobernando al pueblo de la tierra. 6 Los demás hechos de Azarías y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá? 7 Y durmió Azarías con sus padres, y lo sepultaron con ellos en la ciudad de David, y su hijo Jotam reinó en su lugar.
Varios reyes de Israel
8 En el año treinta y ocho de Azarías, rey de Judá, Zacarías, hijo de Jeroboam, reinó seis meses sobre Israel en Samaria. 9 Hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, como habían hecho sus padres; no se apartó de los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel. 10 Entonces Salum, hijo de Jabes, conspiró contra él y lo hirió delante del pueblo y lo mató, y reinó en su lugar. 11 Los demás hechos de Zacarías, están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel. 12 Esta es la palabra que el SEÑOR habló a Jehú: «Tus hijos hasta la cuarta generación se sentarán en el trono de Israel». Y así fue.
13 Salum, hijo de Jabes, comenzó a reinar en el año treinta y nueve de Uzías, rey de Judá, y reinó un mes en Samaria. 14 Entonces Manahem, hijo de Gadi, subió de Tirsa y vino a Samaria, e hirió a Salum, hijo de Jabes, en Samaria, y lo mató y reinó en su lugar. 15 Los demás hechos de Salum y la conspiración que tramó, están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel. 16 Entonces Manahem hirió a Tifsa y a todos los que estaban en ella y en sus alrededores desde Tirsa, porque no le abrieron las puertas, por eso la hirió; y abrió el vientre a todas las mujeres que estaban encinta.
17 En el año treinta y nueve de Azarías, rey de Judá, Manahem, hijo de Gadi, comenzó a reinar sobre Israel; y reinó diez años en Samaria. 18 Hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR; en todos sus días no se apartó de los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel.
19 Pul, rey de Asiria, vino contra el país, y Manahem dio a Pul 34 toneladas de plata para que su mano estuviera con él para fortalecer el reino bajo su mando. 20 Entonces Manahem exigió este dinero a Israel, a todos los ricos poderosos, de cada uno cincuenta siclos (570 gramos) de plata para pagar al rey de Asiria. Y el rey de Asiria se volvió y no se detuvo allí en el país. 21 Los demás hechos de Manahem y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel? 22 Y durmió Manahem con sus padres, y su hijo Pekaía reinó en su lugar.
23 En el año cincuenta de Azarías, rey de Judá, Pekaía, hijo de Manahem, comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, y reinó dos años. 24 Hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR; no se apartó de los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel. 25 Entonces su oficial, Peka, hijo de Remalías, conspiró contra él y lo hirió en Samaria, en la ciudadela de la casa del rey, y también a Argob y a Arie; y con él estaban cincuenta hombres de los hijos de los galaaditas. Lo mató y reinó en su lugar. 26 Los demás hechos de Pekaía y todo lo que hizo, están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel.
27 En el año cincuenta y dos de Azarías, rey de Judá, Peka, hijo de Remalías, comenzó a reinar sobre Israel en Samaria, y reinó veinte años. 28 Hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR; no se apartó de los pecados con que Jeroboam, hijo de Nabat, hizo pecar a Israel.
29 En los días de Peka, rey de Israel, vino Tiglat Pileser, rey de Asiria, y tomó Ijón, Abel Bet Maaca, Janoa, Cedes, Hazor, Galaad y Galilea, toda la tierra de Neftalí; y se los llevó cautivos a Asiria. 30 Oseas, hijo de Ela, tramó una conspiración contra Peka, hijo de Remalías, y lo hirió y le dio muerte; y reinó en su lugar, en el año veinte de Jotam, hijo de Uzías. 31 Los demás hechos de Peka y todo lo que hizo, están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel.
Reinado de Jotam
32 En el segundo año de Peka, hijo de Remalías, rey de Israel, comenzó a reinar Jotam, hijo de Uzías, rey de Judá. 33 Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén; y el nombre de su madre era Jerusa, hija de Sadoc. 34 Hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR; hizo conforme a todo lo que su padre Uzías había hecho. 35 Solo que los lugares altos no fueron quitados. El pueblo todavía sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos. Él edificó la puerta superior de la casa del SEÑOR.
36 Los demás hechos de Jotam y todo lo que hizo, ¿no están escritos en el libro de las Crónicas de los reyes de Judá? 37 En aquellos días el SEÑOR comenzó a enviar a Rezín, rey de Aram, y a Peka, hijo de Remalías, contra Judá. 38 Jotam durmió con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de su padre David; y su hijo Acaz reinó en su lugar.
Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Tito 1
Saludo
1 Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y al pleno conocimiento de la verdad que es según la piedad, 2 con la esperanza de vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde los tiempos eternos, 3 y a su debido tiempo, manifestó Su palabra por la predicación que me fue confiada, conforme al mandamiento de Dios nuestro Salvador, 4 a Tito, verdadero hijo en la común fe: Gracia y paz de parte de Dios el Padre y de Cristo Jesús nuestro Salvador.
Requisitos para ancianos y obispos
5 Por esta causa te dejé en Creta, para que pusieras en orden lo que queda, y designaras ancianos en cada ciudad como te mandé. 6 Lo designarás, si el anciano es irreprensible, marido de una sola mujer, que tenga hijos creyentes, no acusados de disolución ni de rebeldía. 7 Porque el obispo debe ser irreprensible como administrador de Dios, no obstinado, no iracundo, no dado a la bebida, no pendenciero, no amante de ganancias deshonestas. 8 Antes bien, debe ser hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo, dueño de sí mismo. 9 Debe retener la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen.
Los falsos maestros censurados
10 Porque hay muchos rebeldes, habladores vanos y engañadores, especialmente los de la circuncisión, 11 a quienes es preciso tapar la boca, porque están trastornando familias enteras, enseñando por ganancias deshonestas, cosas que no deben. 12 Uno de ellos, su propio profeta, dijo: «Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos». 13 Este testimonio es verdadero. Por eso, repréndelos severamente para que sean sanos en la fe, 14 y no presten atención a mitos judaicos y a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.
15 Todas las cosas son puras para los puros, pero para los corrompidos e incrédulos nada es puro, sino que tanto su mente como su conciencia están corrompidas. 16 Profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan, siendo abominables y desobedientes e inútiles para cualquier obra buena.
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Oseas 8
Infidelidad e idolatría de Israel
8 Pon la trompeta a tu boca.
Como un águila viene el enemigo contra la casa del SEÑOR, Porque han transgredido Mi pacto, Y se han rebelado contra Mi ley. 2 Claman a Mí: «¡Dios mío, los de Israel te conocemos!». 3 Israel rechazó el bien, El enemigo lo perseguirá. 4 Ellos han puesto reyes, pero no escogidos por Mí; Han nombrado príncipes, pero sin saberlo Yo. Con su plata y su oro se han hecho ídolos, Para su propia destrucción. 5 Él ha rechazado tu becerro, oh Samaria, diciendo: «Mi ira se enciende contra ellos». ¿Hasta cuándo serán incapaces de lograr la purificación? 6 Porque de Israel es este también; Un artífice lo hizo, y él no es Dios; Ciertamente será hecho pedazos el becerro de Samaria. 7 Porque siembran viento, Y recogerán tempestades. El trigo no tiene espigas, No da grano, Y si lo diera, se lo tragarían los extraños.
8 Israel ha sido devorado; Ahora están entre las naciones Como vasija en que nadie se deleita. 9 Porque Israel ha subido a Asiria Como asno montés solitario. Efraín alquiló amantes; 10 Aunque alquilen aliados entre las naciones, Ahora los juntaré, Y comenzarán a debilitarse A causa de la carga del rey de príncipes.
11 Por cuanto Efraín ha multiplicado altares para pecar, En altares para pecar se le han convertido. 12 Aunque le escribí diez mil preceptos de Mi ley, Son considerados como cosa extraña. 13 En cuanto a Mis ofrendas de sacrificio, Sacrifican la carne y se la comen, Pero el SEÑOR no se ha complacido en ellas. Ahora se acordará de su iniquidad, Y los castigará por sus pecados: Ellos volverán a Egipto. 14 Pues Israel se ha olvidado de su Hacedor y ha edificado palacios, Y Judá ha multiplicado ciudades fortificadas; Pero Yo enviaré fuego a sus ciudades que consumirá sus fortalezas.
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Salmos 123–125