Pastor, no evites predicar las genealogías

En la tarea de predicar y enseñar la Palabra de Dios, los pastores muchas veces nos enfrentamos a diferentes retos. Uno de ellos es la tentación a pasar por alto ciertos  textos que pueden parecer particularmente difíciles o incluso poco útiles para la vida de nuestra iglesia. Este es el caso de las genealogías bíblicas.

Como oyente, me cuesta mucho recordar algún sermón sobre genealogías bíblicas. Sin embargo, como pastor, cuando tuve que predicar de manera expositiva y consecutiva ciertos libros (como Esdras y Nehemías), llegué a capítulos con genealogías bastante largas. Estos pasajes representaron un desafío nuevo para mí como predicador y, a primera vista, me pareció una tarea abrumadora e imposible. Sin embargo, decidí hacerlo y, con la ayuda del Señor, aquellos sermones resultaron de gran beneficio para mi alma y para la vida de la iglesia.

Esto me llevó a reflexionar en las razones por las que estos textos no suelen ser «populares» en los púlpitos, pero también en la enorme bendición que son para el pueblo de Dios cuando los estudiamos y reflexionamos en su significado para la iglesia hoy a la luz del evangelio. Por eso deseo compartir seis razones por las cuales los pastores no debemos evitar predicar las genealogías.

1. Son parte de todo el consejo de Dios

Al despedirse de los pastores de Éfeso en Mileto, Pablo animó a aquellos siervos a cuidar de sí mismos y de la congregación en medio de la cual el Señor los había puesto para apacentar la iglesia de Dios (Hch 20:17-38).

Allí Pablo describió su ministerio como la enseñanza del reino de Dios y del evangelio en medio de ellos. El apóstol lo había hecho con tal fidelidad que aseguraba estar libre de responsabilidad delante de Dios en cuanto a los efesios, debido a que no rehuyó anunciarles «todo el consejo de Dios» (Hch 20:27 RV60, énfasis añadido).

"Las genealogías son parte de todo el consejo de Dios y estamos llamados a enseñarlas si queremos ser predicadores fieles"

De igual forma, hoy los pastores sabemos que debemos cuidar, alimentar y proteger al rebaño que el Señor compró con Su sangre. Esta encomienda la cumplimos, en gran parte, a través de la enseñanza fiel de la Palabra de Dios. Esta debe ser nuestra prioridad.

En relación a las genealogías en la Biblia, esto nos recuerda que ellas son parte de todo el consejo de Dios, por lo que debemos combatir la tentación de pensar que estos textos no son útiles ni relevantes para la iglesia a la cual servimos. Si queremos ser pastores que anuncian todo el consejo de Dios, debemos ser diligentes en predicar las genealogías.

2. Toda la Escritura es inspirada por Dios

Pablo encomendó a Timoteo ser fiel en la predicación de la Palabra de Dios. Aunque le dio varias razones, tal vez esta sea la más importante:

Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra (2 Ti 3:16-17).

Toda la Biblia es inspirada y procede de la boca de Dios, incluso esas genealogías extensas que encontramos en el Antiguo Testamento. Esto quiere decir que todos los pasajes de la Biblia son útiles y beneficiosos para todas las personas y para los creyentes en especial, puesto que con ellos son alimentados en su vida espiritual y equipados para toda buena obra.

Si nuestro ministerio de predicación evita las genealogías, ¿no es factible creer que nos resistimos, tal vez sin darnos cuenta, al propósito que Dios tiene con ellas para el crecimiento de Sus hijos?

3. Muestran la fidelidad de Dios hacia Su pueblo

Las genealogías en las Escrituras nos llevan a meditar en la verdad preciosa de que Dios preserva a Su pueblo y conoce a todos los que son Suyos.

Al leer, por ejemplo, las largas listas de nombres de los exiliados en Babilonia que volvieron a Jerusalén, podemos ver a un Dios fiel a Sus promesas. Él había anunciado por medio de los profetas que haría regresar a Su pueblo para habitar Su ciudad (Is 11:11-12Jer 25:11-1229:10). El regreso de aquellas personas, listadas por sus nombres, nos habla de que Dios cuida a los Suyos y los preserva, cumpliendo Sus propósitos para ellos.

"Las genealogías nos recuerdan que aunque somos una multitud de rostros, Él está cerca de cada uno y nos conoce por nombre"

Al leer estas listas de nombres varios siglos después, podemos estar convencidos de que Dios conoce de manera personal a cada uno de Sus hijos. El Dios que gobierna la historia para Su gloria, también lo hace para el bien de Su pueblo amado. Las genealogías nos recuerdan que aunque somos una multitud de rostros, Él está cerca de cada uno y nos conoce por nombre.

4. Anuncian la llegada del Salvador

Ni bien comenzamos a leer el Nuevo Testamento, lo primero que encontramos es la genealogía del Señor Jesucristo (Mt 1:1-16), que sirve como un resumen de toda la historia del Antiguo Testamento. El autor nos muestra tres divisiones: de Abraham hasta David, de David hasta la deportación en Babilonia y desde la deportación hasta Cristo (v. 17). De esta manera, la genealogía nos ayuda a ver cómo Dios dirigió la historia para cumplir las promesas sobre la llegada de Su Hijo, el Rey prometido del linaje de David, el hijo esperado de Abraham.

Además, la segunda genealogía de Cristo en el Nuevo Testamento nos muestra la soberanía de Dios en toda la historia humana (Lc 3:23-38). Dios cumplió Su promesa temprana de enviar una simiente de la mujer para aplastar a la serpiente (Gn 3:15).

Las genealogías en la Biblia hablan del propósito de Dios de salvar a Su pueblo y mostrar Su gloria. Por tanto, te invito a enseñar a tus oyentes que cada genealogía es un testimonio de la fidelidad y la soberanía de Dios mostrada en Cristo.

5. Enseñarás a tus hermanos a estudiar las Escrituras

Cuando predicamos las Escrituras, estamos enseñando a nuestros hermanos cómo abordar los diferentes tipos de textos que se encuentran en la Biblia. Esto también se aplica a las genealogías.

"Pastor, enseña a tus oyentes que cada genealogía es un testimonio de la fidelidad y la soberanía de Dios"

Al exponer las genealogías, mostramos a la iglesia que aún estos textos, que parecen difíciles o extraños, encierran una gran riqueza que nos ayuda a crecer en nuestra vida espiritual. Debemos enseñar a la iglesia que podemos acercarnos a estos pasajes con la confianza de ser edificados. Pero al mismo tiempo, se requiere dedicación y diligencia para entender su significado y aplicar sus verdades a nuestras vidas. Sin duda, predicar las genealogías animará a la iglesia a esforzarse en el estudio de la Palabra.

6. Bendecirá grandemente tu alma

Finalmente, las genealogías, al igual que el resto de las Escrituras, son dadas por nuestro Dios para que podamos ser bendecidos y edificados.

Muchas son las bendiciones que ha traído a mi vida estudiar y predicar a través de las genealogías bíblicas. Me han animado y han fortalecido mi fe cuando recuerdo que Dios cuida de Sus hijos. Me siento profundamente amado por Dios al recordar que el Padre me conoce por mi nombre. Mi corazón se llena de asombro y agradecimiento al entender cómo preservó a Su pueblo con el gran propósito de que Su Hijo llegara a esta tierra. Jesús vino a vivir la vida que nadie pudo vivir, de manera que también pudiera ser Aquel que nos rescató del pecado y la muerte. Me he sobrecogido al estudiar las genealogías, porque hablan de la misericordia de Dios, de Su gracia y de Su perdón hacia un pueblo rebelde y de Su amor eterno.

Querido pastor, espero haberte animado a que no evites predicar las genealogías. Acércate a ellas con la confianza de saber que nuestro Señor las dejó en la Escritura para beneficio de tu vida y de los que te escuchan. Las genealogías son porciones valiosas que Dios nos ha dado para cumplir nuestra tarea de instruir, cuidar y alimentar a Su pueblo.

Pero también te hablo a ti, querido hermano en la fe. No evites leer y estudiar las genealogías en tus devociones personales. Atesóralas como una fuente de consuelo, ánimo y asombro al ver la grandeza, poder, bondad y misericordia de nuestro buen Dios. ¡Al Señor sea toda la gloria!

Álvaro Rivera es pastor de la Iglesia Cristiana Verdad y Gracia, en la ciudad de Bogotá, y esposo de Ary Vega y padre de María Juliana. Actualmente también lidera la labor que realiza la iglesia en medio de la etnia wayuu en el norte del país, principalmente en la capacitación de pastores. Completó su Maestría en Artes en Estudios Teológicos en CBTS.

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