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¿Quiénes eran los fariseos? | Preguntas bíblicas

Los fariseos eran personas que con frecuencia aparecen en los relatos de los evangelios, siendo acusados por Jesús como religiosos que se caracterizaban por su hipocresía al imponer su interpretación de la ley de Dios a otros (p. ej., Lc 11:39-44).

¿Quiénes eran ellos y cuál fue su origen e influencia? Para responder esta pregunta necesitamos enfocarnos en el período intertestamentario y en su contexto anterior.

El origen y la influencia de los fariseos

A lo largo del Antiguo Testamento vemos que el pueblo de Israel desobedeció sistemáticamente la ley mosaica, lo cual resultó en su exilio en Babilonia. Durante esta época, en un esfuerzo por volver a la obediencia a Dios, los judíos enseñaron las Escrituras y preservaron el texto escrito. ¿Cómo lo hicieron? La mayoría de los estudioso de este período enseñan que algunos judíos expertos en la ley llegaron a desarrollar una tradición exegética extensa, que se conoció como la «ley oral». Se cree que ellos fueron los primeros fariseos y que provenían de una secta judía llamada los haseideos o asideos (heb. jasidim y gr. asidaioi: «santos» o «piadosos»), quienes se preocupaban por preservar las tradiciones judías ante el surgimiento del helenismo en el periodo intertestamentario.1

"Debemos cultivar un corazón agradecido y humilde que reconoce su necesidad de la misericordia de Dios"

De esta manera, para el primer siglo, fueron ellos quienes se encargaron de enseñar tanto la ley escrita como la ley oral. Asimismo, el término fariseos significa los «separados».

Aunque no existe una interpretación unificada sobre a qué se refiere el adjetivo separados, se han propuesto algunos significados posibles:

1) Estaban separados del pueblo.
2) Se separaban para estudiar la ley y volverse expertos en ella.
3) Se separaban de las prácticas paganas.2

En todo caso, el Nuevo Testamento describe a los fariseos como un grupo de religiosos con estas tres características. Es decir, los fariseos se separaban de la vida cotidiana para servir a Dios y estudiar la ley, pero lo hacían con una actitud exclusivista y legalista que los llevó a ejercer juicios despectivos sobre la gente común, lo cual agravó el distanciamiento entre ellos y el pueblo (p. ej., Lc 15:1-2).

Los fariseos administraban la sinagoga y ejercían control sobre la vida religiosa y social del pueblo judío. Esta posición los constituyó en el partido político judío más grande, poderoso e influyente en los tiempos de Jesús.

El historiador Flavio Josefo menciona que el partido de los fariseos tenía al menos seis mil miembros para el primer siglo. Es probable que no hubiera ninguna ciudad ni pueblo habitado por judíos que careciera de fariseos.3 Eran conocidos por su aspecto ostentoso y llevaban vestimentas que los diferenciaban del resto del pueblo. Además, eran famosos por ser minuciosos y celosos en su observancia de su interpretación de la ley, al punto de dejar morir a alguien para no contaminarse.

Lecciones que aprendemos de los fariseos

Cuando leemos sobre el regreso del exilio y la reconstrucción de Jerusalén, encontramos a hombres temerosos de Dios y conocedores de la ley, como Esdras y Nehemías, que tenían un deseo genuino de vivir con integridad. Al parecer, el movimiento de los fariseos inició con el mismo celo.

Sin embargo, con el paso del tiempo, los fariseos hicieron del legalismo su dios. Aunque, como el resto del pueblo, ellos tampoco podían cumplir la ley a cabalidad, promovían la imagen falsa de que sí lo hacían. Este hecho los llevó a tener corazones endurecidos hacia el prójimo y hacia Dios, desarrollando una falsa apariencia de piedad. Por eso Jesús tuvo que confrontarlos con frecuencia (p. ej., Mt 23:23-36). Ellos olvidaron que también necesitaban de la misericordia del Dios santo, al cual nunca podrían alcanzar por medio de su observancia de la ley.

"La ley no solo revela la santidad y la misericordia de Dios, sino también que es imposible ser salvos por medio de nuestras obras"

El comportamiento de los fariseos es un recordatorio de a dónde pueden llevarnos al moralismo extremo que nace de una interpretación incorrecta de la Palabra de Dios, pues los fariseos buscaban justificarse a sí mismos por medio de su observancia a una interpretación deficiente de la ley. Debemos cultivar un corazón agradecido y humilde que reconoce su necesidad de la misericordia de Dios, en lugar de una apariencia externa de piedad.

Los inicios de los fariseos fueron loables y tenían un propósito bueno, pero mantener los ojos en el legalismo y no en Dios y la redención prometida terminó por desviarlos y llevarlos a una vida árida, lejos del Dios que les había dado la ley.

1 Zondervan Illustrated Bible Dictionary (Grand Rapids, Michigan: Zondervan Academic), p. 1118.
2 Diccionario Bíblico Ilustrado Holman (Nashville, Tennessee: B&H Publishing Group), p. 913.
3 Alfred Edersheim, Usos y costumbres de los judíos en los tiempos de Cristo (Barcelona, España: Editorial Clie), p. 227.

María José Rivera estudió comunicaciones y tiene un maestría en marketing y gestión comercial. Es graduada del Instituto Integridad y Sabiduría y cursa una maestría en el Southern Baptist Theological Seminary. También estudia en el Instituto Reforma de Guatemala. Tiene una compañía de adiestramiento canino y otra de alimentos saludables para perros. Produce material cristiano para las redes sociales y también traduce y hace doblaje de libros y autores cristianos. Es miembro de la Iglesia IBC en Lima, Perú. Está casada con Alonso y tiene dos hijos, Aitana y Salvador. Puedes seguirla en Instagram: @riveramajose.

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