La batalla de Armagedón es la batalla futura entre el bien y el mal, y es considerada la más conocida de toda la Biblia. ¿Cómo podemos entender mejor esta batalla y su significado en la historia de la redención?
En Apocalipsis se menciona este acontecimiento junto a varios elementos que arrojan luz para comprender su significado:
El sexto ángel derramó su copa sobre el gran Río Éufrates; y sus aguas se secaron para que fuera preparado el camino para los reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, a tres espíritus inmundos semejantes a ranas. Pues son espíritus de demonios que hacen señales, los cuales van a los reyes de todo el mundo, a reunirlos para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. «¡Estén alerta! Vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y guarda sus ropas, no sea que ande desnudo y vean su vergüenza». Entonces los reunieron en el lugar que en hebreo se llama Armagedón (16:12-16, énfasis añadido).
Tres símbolos esenciales
Como casi todos los símbolos que encontramos en Apocalipsis, tenemos que regresar al Antiguo Testamento para entender su significado.
1) El río Éufrates
Este río también se menciona en la sexta trompeta, anteriormente en el libro de Apocalipsis (Ap 9:14). Cuando Dios efectúa un milagro en los mares o en los ríos nos muestra que actúa a favor de Su pueblo al destruir a sus enemigos; como lo hizo con Moisés para juzgar a Egipto o por medio del rey Ciro, quien desvió las aguas del Éufrates para derrotar a Babilonia (Éx 14:21-22; Is 44:27-28).
La última Babilonia será juzgada por Dios cuando las mismas naciones que la sigan se vuelvan contra ella (Ap 17:16-17). Los «reyes de todo el mundo», es decir, las naciones del mundo pasarán por tierra seca —que no tendrá ningún obstáculo— solo para experimentar el juicio de una batalla final contra Dios (v. 14).
2) Los tres espíritus inmundos semejantes a ranas
Sobre este símbolo, G. K. Beale, profesor de Nuevo Testamento, afirma lo siguiente en su comentario de Apocalipsis 16:
La plaga histórica de las ranas es ahora aplicada simbólicamente a los espíritus de engaño. La alusión es uno de los ejemplos más claros en el libro de una plaga literal del Éxodo que es aplicada simbólicamente a una nueva situación y es espiritualizada (Handbook on the New Testament Use of the Old Testament, [Manual sobre el uso del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento], p. 343).
Estos espíritus inmundos saldrán de la «trinidad satánica» (Satanás, la bestia y el falso profeta). Las ranas representan el juicio de Dios contra hechiceros y poderes demoníacos que, aunque pueden imitar algunos milagros que Él hace, nunca obtienen los mismos resultados (Éx 8:7). Las ranas pueden parecer inofensivas y, sin embargo, destruyeron a los egipcios (p. ej., Sal 78:45).
3) Armagedón, ¿el lugar de la batalla final?
El término griego «Armagedón» solo aparece en Apocalipsis 16:16 y es una transliteración aproximada del hebreo har meggido, que literalmente se traduce como «Monte de Meguido». Aunque «Armagedón» solo se menciona en Apocalipsis, su equivalente hebreo «Meguido» tiene mucho significado simbólico en la historia de la redención en el Antiguo Testamento, donde Dios pelea a favor de Su pueblo.
"El término griego «Armagedón» solo aparece en Apocalipsis 16:16 y es una transliteración aproximada del hebreo har meggido, que literalmente se traduce como «Monte de Meguido». Aunque «Armagedón» solo se menciona en Apocalipsis, su equivalente hebreo «Meguido» tiene mucho significado simbólico en la historia de la redención en el Antiguo Testamento, donde Dios pelea a favor de Su pueblo."
En Jueces 4 y 5, Débora anima y envía a Barac para pelear contra el rey Jabín y el general Sísara.
Este enfrentamiento se libró en Meguido (5:19). El canto de Débora y Barac en Jueces 5 nos habla de esta batalla y nos apunta en especial a la batalla final, en la que Dios pelea por Su pueblo y destruirá a todos Sus enemigos (5:31a).
Más adelante explico por qué Armagedón no se refiere al Monte o Valle de Meguido como el lugar de la batalla final.
Un acercamiento hermenéutico
Si vemos el libro de Apocalipsis con una perspectiva que considera su aspecto cíclico, entonces es mucho más fácil entender la cronología de esta batalla. Otros lugares que Apocalipsis menciona nos dan otra perspectiva que completa nuestro entendimiento de los detalles que rodean a este evento. La batalla final entre el bien y el mal se dará en el sexto juicio del plan de Dios para esta era (sexto sello, sexta trompeta, sexta copa).
Diagrama EP 7.1 (Escatología Práctica pág. 149)
En el sexto sello encontramos a todos los habitantes de la tierra huyendo del inminente juicio de Dios (Ap 6:15-17) y en la sexta trompeta encontramos a la humanidad que, a pesar de los juicios divinos (Ap 9:13-21), no quiere arrepentirse de su pecado e idolatría (una imagen que nos recuerda a Faraón y a sus ejércitos después de la décima plaga). Estas dos descripciones previas nos ayudan a entender mejor cómo se cumplirá esta batalla final.
La batalla de Armagedón se retoma en los capítulos 19 y 20 de Apocalipsis, con imágenes tomadas de Ezequiel 38 y 39. El capítulo 19 de Apocalipsis presenta al ángel que estaba de pie en el sol declarando:
Vengan, congréguense para la gran cena de Dios, para que coman carne de reyes, carne de comandantes y carne de poderosos, carne de caballos y de sus jinetes, y carne de todos los hombres, libres y esclavos, pequeños y grandes. Entonces vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer guerra contra Aquel que iba montado en el caballo blanco y contra Su ejército (19:17-19).
En el capítulo 20 (también citando Ezequiel 39), la misma guerra se describe así:
Cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlas para la batalla. El número de ellas es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró (Ap 20:7-9).
Entonces, los capítulos 16, 19 y 20 de Apocalipsis parecen describir la misma guerra final de las naciones, siendo reunidas por Satanás, la bestia y el falso profeta, para hacer un intento final de oponerse a Dios.
Armagedón en los sucesos finales
Asimismo, sostengo que la batalla de Armagedón no se desarrollará en la región geográfica del Monte o Valle de Meguido actual. En primer lugar, porque se trata de todas las naciones de la tierra, las cuales no cabrían en esta región. En segundo lugar, porque, como ya hemos visto, Apocalipsis usa Meguido, así como Gog y Magog, como lugares simbólicos del Antiguo Testamento de la oposición al reino de Dios. En tercer lugar, porque no se trata de una guerra contra Israel como nación, sino contra la iglesia de Dios en todo el mundo.
Esta batalla, en realidad, no representa una guerra extendida y equitativa, ya que Dios inmediata y fácilmente destruye a Sus enemigos. La descripción del juicio final la encontramos en la séptima posición de cada juicio (ver diagrama EP 7.1).
La batalla de Armagedón es el clímax de la historia de la humanidad oponiéndose a Dios, a Sus planes y a Su pueblo. Por lo tanto, no debe extrañarnos que el mundo sea hostil al mensaje del evangelio (1 Co 2:14). Mientras esperamos este breve episodio final de la era presente, debemos seguir buscando y anhelando la era venidera al vivir en santificación y obediencia a Dios (2 P 3:11-13). No tengamos miedo del futuro. Este mundo será juzgado y la iglesia será vindicada. Dios siempre gana.
Nota del editor: Puedes leer más sobre los últimos tiempos en el libro Escatología Práctica: Cómo vivir los últimos tiempos hoy (Poiema Publicaciones, 2023), por el autor de este artículo.
Nathan Díaz es pastor de enseñanza en la Iglesia Evangélica Cuajimalpa en la ciudad de México y productor del programa de radio “Clasificación A” que se transmite en emisoras del mundo hispano. También es autor de “Escatología Práctica” y “Si Dios es bueno, ¿Por qué existe el mal?“. Estudió Biblia y teología en el Instituto Bíblico Moody de Chicago y es maestro de escatología y apologética en la escuela de estudios bíblicos y teológicos Semper Reformanda. Él y su esposa Cristin tienen tres hijos, Ian, Cael y Evan.