Plan
Lectura de Hoy
14-11-2023
Devocional
Devocional: Amós 3
Aquí, reflexiono sobre dos asuntos de Amós 3:
(1) “Solo a vosotros os he escogido entre todas las familias de la tierra. Por tanto, os haré pagar todas vuestras perversidades” (3:2). La premisa básica es simple: el privilegio entraña responsabilidad. Pero el asunto fluye de forma más profunda, a lo largo de dos líneas. (a) Aquí, el privilegio peculiar consiste en ser escogido para conocer a Dios, ser conocidos de él, y todo el conocimiento de este Dios conlleva una proximidad a la santidad. Poco sorprende, pues, que este privilegio acarree el castigo de los pecados. (b) Pero, en cualquier caso, es en sí mismo un privilegio. El pecado alimentado trae finalmente condenación y destrucción; el pecado castigado puede provocar arrepentimiento y contrición, que es lo que el Señor busca. Ciertamente, este texto excluye la visión de que haber sido escogido por Dios significa que uno esté exento de la obediencia y la fidelidad que le debemos, o que Dios sea un bondadoso “papi” en el cielo. Como lo ha expresado J. A. Motyer: “Los privilegios especiales, las obligaciones especiales, la gracia especial, la santidad especial, la revelación especial, el escrutinio especial, el amor especial y la capacidad de respuesta especial… la iglesia de Dios no puede escapar jamás a los peligros de su singularidad”.
(2) La secuencia de preguntas retóricas en los versículos 3-5 puede parecer, en un principio, irrelevante a los ojos occidentales. Pero, sin duda, son la forma en que Amós transmite su mensaje a los oyentes que eran hostiles tanto a él mismo como a lo que tuviera que decir. En una cultura que amaba las adivinanzas y los proverbios, sus preguntas los atrajeron a su pensamiento antes de que pudieran sospechar de qué trataba todo aquello. La idea se va haciendo más clara con cada nueva pregunta: los acontecimientos tienen causas. Si las personas se encuentran y caminan juntas, es porque así lo han acordado. Si un león ruge es porque ha matado a su presa. Si una trampa ha saltado, es porque algún pájaro o animal ha caído en ella. Si suena una trompeta de alerta, es porque se ha avistado a un enemigo peligroso. Los acontecimientos tienen causas. Amós aclara, pues, dos puntos. (a) Si el desastre golpea una ciudad, Dios tiene que estar detrás de ello (3:6). Por supuesto, puede haber muchas causas secundarias, pero, en última instancia, Dios mismo está detrás de ello. Amós no cree en las coincidencias, en la mala suerte, ni en un Dios finito que comete deslices de vez en cuando. Cree en la providencia y hacerlo significa creer que, en los desastres, Dios está hablando con un lenguaje de advertencia o juicio. (b) Las advertencias que Dios da corresponden a peligros reales. La trompeta suena para avisar de un enemigo real. Dios puede proporcionar un aviso misericordioso por medio de sus siervos los profetas (3:7) y estas advertencias no son el resultado de una calentura momentánea, ni meras fanfarronadas religiosas, sino señales que corresponden a un peligro inminente. Así que arrepiéntete: “Ruge el león; ¿quién no temblará de miedo? Habla el Señor omnipotente; ¿quién no profetizará?” (3:8).
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.
Devocional: 1 Crónicas 1–2
Hay un enlace temático entre las dos lecturas principales de hoy.
Con 1 Crónicas 1-2 comienza una serie de largos capítulos de información genealógica.
Este no es el tipo de material que nos atrae inmediatamente. Sin embargo, las genealogías bíblicas logran muchas cosas además de lo obvio, que es registrar la descendencia genealógica. Si uno estuviera leyendo la Biblia entera, en este momento las listas de nombres servirían, en parte, como un repaso: los inicios hasta David, y luego 1 y 2 Crónicas llevan al lector hasta el final de la dinastía activa de David. La genealogía también presenta brevemente algunas de las ramas que fácilmente podemos perder de vista al leer los relatos en sí. ¿Cómo están conectados los descendientes de Abraham con Noé? El propio Abraham tuvo hijos de tres mujeres: Hagar, Cetura y Sara. ¿Dónde acabaron?
Ciertamente, la genealogía no pretende ser exhaustiva. Se dirige hacia Judá y la dinastía davídica. Hay movimiento y cambio, desarrollos y pactos nuevos, pero desde el principio, el argumento de la Biblia ha sido un relato unificado que se dirige hacia el linaje davídico y, como último objetivo, hacia el “Hijo grandísimo del gran David” (ver meditaciones del 17 de mayo y 10 de septiembre).
En cuanto a género y énfasis, Hebreos 8 es muy distinto a las genealogías de los primeros capítulos de 1 Crónicas. No obstante, parte del argumento de este capítulo coincide con ciertas lecciones de 1 Crónicas. En este capítulo de Hebreos, el autor está afirmando que el tabernáculo (y, en principio, el templo) establecido por el pacto en el Sinaí no debe tomarse con la expresión final de la voluntad de Dios para la adoración de su pueblo. Esto sería malinterpretar su propósito en el panorama más amplio de la historia de la redención. El autor ya ha argumentado extensamente a favor de la superioridad del sacerdocio de Jesús frente al sacerdocio levítico (Hebreos 5-7) e incluso que este sacerdocio superior ya había sido anunciado por las mismas Escrituras del Antiguo Testamento. Ahora resalta el hecho de que el “santuario” construido en el desierto siguió exactamente el “patrón” que se le mostró a Moisés en el monte (8:5). El autor nos explica que se debía a que el santuario era sólo una sombra de la realidad. Convertirlo en la realidad final es malinterpretarlo. Además, los lectores del canon hebreo deberían saberlo. Ese tabernáculo estaba vinculado al pacto mosaico, pero siglos más tarde, en la época de Jeremías, Dios prometió la llegada de un nuevo pacto (8:7-12). “Al llamar ‘nuevo’ a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior; y lo que se vuelve obsoleto y envejece, ya está por desaparecer” (8:13). La llegada del nuevo pacto no sólo relega el tabernáculo del antiguo pacto al pasado, sino que demuestra la unidad del relato bíblico, pues utiliza corrientes diversas, aunque todas estas convergen en Jesús.
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2013. Usado con permiso.
1 Crónicas 3-4
Hijos de David
3 Estos fueron los hijos de David que le nacieron en Hebrón: el primogénito, Amnón, de Ahinoam la de Jezreel; el segundo, Daniel, de Abigail la de Carmel; 2 el tercero, Absalón, hijo de Maaca, hija de Talmai, rey de Gesur; el cuarto, Adonías, hijo de Haguit; 3 el quinto, Sefatías, de Abital; el sexto, Itream, de Egla su mujer. 4 Seis hijos le nacieron en Hebrón. Allí reinó siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años. 5 Y estos le nacieron en Jerusalén: Simea, Sobab, Natán y Salomón: los cuatro de Bet Súa, hija de Amiel. 6 También Ibhar, Elisama, Elifelet, 7 Noga, Nefeg y Jafía. 8 Elisama, Eliada y Elifelet: nueve. 9 Todos estos fueron los hijos de David, además de los hijos de las concubinas; y Tamar fue hermana de ellos.
Descendientes de Salomón
10 El hijo de Salomón fue Roboam; Abías fue su hijo, Asa su hijo, Josafat su hijo, 11 Joram su hijo, Ocozías su hijo, Joás su hijo, 12 Amasías su hijo, Azarías su hijo, Jotam su hijo, 13 Acaz su hijo, Ezequías su hijo, Manasés su hijo, 14 Amón su hijo, Josías su hijo. 15 Los hijos de Josías fueron Johanán el primogénito, y el segundo fue Joacim, el tercero Sedequías, el cuarto Salum. 16 Los hijos de Joacim fueron Jeconías su hijo, Sedequías su hijo. 17 Los hijos de Jeconías, el cautivo, fueron Salatiel su hijo, 18 y Malquiram, Pedaías, Senazar, Jecamías, Hosama y Nedabías. 19 Los hijos de Pedaías fueron Zorobabel y Simei. Y los hijos de Zorobabel fueron Mesulam y Hananías, y Selomit fue su hermana; 20 y Hasuba, Ohel, Berequías, Hasadías y Jusab Hesed: cinco. 21 Los hijos de Hananías fueron Pelatías y Jesaías, los hijos de Refaías, los hijos de Arnán, los hijos de Abdías, los hijos de Secanías. 22 Los descendientes de Secanías fueron Semaías, y los hijos de Semaías: Hatús, Igal, Barías, Nearías y Safat: seis. 23 Los hijos de Nearías fueron Elioenai, Ezequías y Azricam: tres. 24 Los hijos de Elioenai fueron Hodavías, Eliasib, Pelaías, Acub, Johanán, Dalaías y Anani: siete.
Descendientes de Judá
4 Los hijos de Judá fueron Pérez, Hazrón, Carmi, Hur y Sobal. 2 Reaía, hijo de Sobal, fue padre de Jahat, y Jahat fue el padre de Ahumai y de Lahad. Estas fueron las familias de los zoratitas. 3 Estos fueron los hijos de Etam: Jezreel, Isma e Ibdas; y el nombre de su hermana era Hazelelponi. 4 Penuel fue el padre de Gedor, y Ezer, padre de Husa. Estos fueron los hijos de Hur, primogénito de Efrata, padre de Belén. 5 Asur, padre de Tecoa, tuvo dos mujeres: Hela y Naara. 6 Naara dio a luz a Ahuzam, Hefer, Temeni y Ahastari. Estos fueron los hijos de Naara. 7 Los hijos de Hela fueron Zeret, Izhar y Etnán. 8 Cos fue el padre de Anub y Zobeba y de las familias de Aharhel, hijo de Harum.
9 Jabes fue más ilustre que sus hermanos, y su madre lo llamó Jabes, diciendo: «Porque lo di a luz con dolor». 10 Jabes invocó al Dios de Israel, diciendo: «¡Oh, si en verdad me bendijeras, ensancharas mi territorio, y Tu mano estuviera conmigo y me guardaras del mal para que no me causara dolor!». Y Dios le concedió lo que pidió.
11 Quelub, hermano de Súa, fue el padre de Mehir, que fue padre de Estón. 12 Estón fue el padre de Bet Rafa, de Paseah y de Tehina, padre de Ir Nahas. Estos son los hombres de Reca.
13 Los hijos de Quenaz fueron Otoniel y Seraías. Y los hijos de Otoniel fueron Hatat y Meonotai. 14 Meonotai el padre de Ofra, y Seraías fue el padre de Joab, padre de Gue Jarasim, porque eran artífices. 15 Los hijos de Caleb, hijo de Jefone, fueron Iru, Ela y Naam; y el hijo de Ela fue Quenaz. 16 Los hijos de Jehalelel fueron Zif y Zifa, Tirías y Asareel.
17 Los hijos de Esdras fueron Jeter, Mered, Efer y Jalón. (Estos son los hijos de Bitia, hija de Faraón, que Mered tomó por mujer). Bitia concibió y dio a luz a Miriam, a Samai y a Isba, padre de Estemoa. 18 Y su mujer Jehudaía dio a luz a Jered, padre de Gedor, a Heber, padre de Soco, y a Jecutiel, padre de Zanoa. 19 Los hijos de la mujer de Hodías, hermana de Naham, fueron los padres de Keila el garmita y Estemoa el maacateo. 20 Los hijos de Simón fueron Amnón y Rina, Ben Hanán y Tilón. Y los hijos de Isi fueron Zohet y Benzohet. 21 Los hijos de Sela, hijo de Judá, fueron Er, padre de Leca, y Laada, padre de Maresa, y las familias de la casa de los que trabajaban el lino en Bet Asbea; 22 y Joacim, los hombres de Cozeba, Joás y Saraf, que gobernaban en Moab, y Jasubi Lehem. Y los registros son antiguos. 23 Estos eran alfareros y habitantes de Netaím y Gedera; moraban allí con el rey para hacer su trabajo.
Descendientes de Simeón
24 Los hijos de Simeón fueron Nemuel, Jamín, Jarib, Zera, Saúl; 25 Salum su hijo, Mibsam su hijo, Misma su hijo. 26 Los hijos de Misma fueron Hamuel su hijo, Zacur su hijo, Simei su hijo. 27 Simei tuvo dieciséis hijos y seis hijas, pero sus hermanos no tuvieron muchos hijos, ni se multiplicaron todas sus familias como los hijos de Judá. 28 Y habitaron en Beerseba, Molada y Hazar Sual, 29 en Bilha, Ezem, Tolad, 30 Betuel, Horma, Siclag, 31 Bet Marcabot, Hazar Susim, Bet Birai y Saaraim. Estas fueron sus ciudades hasta el reinado de David. 32 Y sus aldeas fueron Etam, Aín, Rimón, Toquén y Asán, cinco ciudades; 33 y todas sus aldeas que estaban alrededor de las mismas ciudades hasta Baal. Estas fueron sus moradas, y tienen su genealogía.
34 Y Mesobab, Jamlec, Josías, hijo de Amasías, 35 Joel, Jehú, hijo de Josibías, hijo de Seraías, hijo de Asiel, 36 Elioenai, Jaacoba, Jesohaía, Asaías, Adiel, Jesimiel, Benaía, 37 Ziza, hijo de Sifi, hijo de Alón, hijo de Jedaías, hijo de Simri, hijo de Semaías; 38 estos, mencionados por nombre, fueron jefes de sus familias; y sus casas paternas aumentaron en gran manera. 39 Ellos fueron a la entrada de Gedor, hasta el lado oriental del valle, para buscar pastos para sus ganados. 40 Allí encontraron pastos abundantes y buenos, y la tierra era espaciosa, tranquila y reposada, porque los que habitaban antes allí eran los de Cam. 41 Estos, registrados por nombre, llegaron en los días de Ezequías, rey de Judá, y atacaron sus tiendas y a los meunitas que se encontraban allí, y los destruyeron completamente hasta el día de hoy, y habitaron en su lugar, porque allí había pastos para sus ganados. 42 Y de ellos, de los hijos de Simeón, 500 hombres fueron al monte Seir, con Pelatías, Nearías, Refaías y Uziel, hijos de Isi, como sus jefes. 43 Y destruyeron al remanente de los de Amalec, que habían escapado, y allí han habitado hasta el día de hoy.
Hebreos 9
El santuario terrenal
9 Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas para el culto y el santuario terrenal. 2 Porque había un tabernáculo preparado en la parte anterior, en el cual estaban el candelabro, la mesa, y los panes consagrados. Este se llama el lugar santo. 3 Y detrás del segundo velo había un tabernáculo llamado el Lugar Santísimo, 4 el cual tenía el altar de oro del incienso y el arca del pacto cubierta toda de oro, en la cual había una urna de oro que contenía el maná y la vara de Aarón que retoñó y las tablas del pacto. 5 Sobre el arca estaban los querubines de gloria que daban sombra al propiciatorio. Pero de estas cosas no se puede hablar ahora en detalle.
6 Así preparadas estas cosas, los sacerdotes entran continuamente al primer tabernáculo para oficiar en el culto. 7 Pero en el segundo, solo entra el sumo sacerdote una vez al año, no sin llevar sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados del pueblo cometidos en ignorancia.
8 Queriendo el Espíritu Santo dar a entender esto: que el camino al Lugar Santísimo aún no había sido revelado en tanto que el primer tabernáculo permaneciera en pie. 9 Esto es un símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto en su conciencia al que practica ese culto, 10 ya que tienen que ver solo con comidas y bebidas, y diversos lavamientos, ordenanzas para el cuerpo impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.
La sangre del nuevo pacto
11 Pero cuando Cristo apareció como Sumo Sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación, 12 entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de Su propia sangre, obteniendo redención eterna.
13 Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la novilla, rociadas sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne, 14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, quien por el Espíritu eterno Él mismo se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?
15 Por eso Cristo es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna. 16 Porque donde hay un testamento, necesario es que ocurra la muerte del testador. 17 Pues un testamento es válido solo en caso de muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador. 18 Por tanto, ni aun el primer pacto se inauguró sin sangre.
19 Porque cuando Moisés terminó de promulgar todos los mandamientos a todo el pueblo, conforme a la ley, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua y lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo, 20 diciendo: «ESTA ES LA SANGRE DEL PACTO QUE DIOS LES ORDENÓ A USTEDES». 21 De la misma manera roció con sangre el tabernáculo y todos los utensilios del ministerio. 22 Y según la ley, casi todo ha de ser purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.
El sacrificio definitivo
23 Por tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. 24 Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros, 25 y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.
26 De otra manera, a Cristo le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo. 27 Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio, 28 así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente lo esperan.
Amós 3
Castigo de Israel
3 Oigan esta palabra que el SEÑOR ha hablado contra ustedes, israelitas, contra toda la familia que Él sacó de la tierra de Egipto:
2 «Solo a ustedes he escogido de todas las familias de la tierra; Por eso los castigaré por todas sus iniquidades». 3 ¿Andan dos hombres juntos si no se han puesto de acuerdo? 4 ¿Ruge un león en la selva sin tener presa? ¿Gruñe un leoncillo desde su guarida si no ha apresado algo? 5 ¿Cae un ave en la trampa en la tierra si no hay cebo en ella? ¿Se levanta la trampa del suelo si no ha atrapado algo? 6 Si se toca la trompeta en la ciudad, ¿no temblará el pueblo? Si sucede una calamidad en la ciudad, ¿no la ha causado el SEÑOR? 7 Ciertamente el Señor DIOS no hace nada Sin revelar Su secreto A Sus siervos los profetas. 8 Ha rugido un león, ¿quién no temerá? Ha hablado el Señor DIOS, ¿quién no profetizará?
9 Proclamen en los palacios de Asdod y en los palacios de la tierra de Egipto, y digan: «Congréguense en los montes de Samaria y vean los grandes tumultos dentro de ella y la opresión en medio suyo. 10 No saben hacer lo recto», declara el SEÑOR, «los que acumulan violencia y destrucción en sus palacios».
11 Por tanto, así dice el Señor DIOS: «Un enemigo, rodeando la tierra, Echará abajo tu poder Y serán saqueados tus palacios». 12 Así dice el SEÑOR: «Como el pastor rescata de la boca del león dos patas o un pedazo de oreja, Así serán rescatados los israelitas que moran en Samaria, En la esquina de una cama y en la cubierta de un sofá. 13 Oigan y testifiquen contra la casa de Jacob», Declara el Señor DIOS, el Dios de los ejércitos. 14 «Porque el día que Yo castigue las transgresiones de Israel, Castigaré también los altares de Betel; Los cuernos del altar serán cortados Y caerán a tierra. 15 Derribaré también la casa de invierno junto con la casa de verano; También perecerán las casas de marfil, Y muchas casas serán destruidas», Declara el SEÑOR.
Salmos 146–147