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Lectura de Hoy

21-11-2023

Devocional

Devocional: Abdías

Anteriormente, reflexionamos sobre los juicios de Dios pronunciados sobre Edom, la nación constituida por los descendientes de Esaú (y, por tanto, los primos lejanos de los israelitas). Ezequiel es muy explícito (Ezequiel 35; ver meditación del 2 de octubre); Oseas es menos prosaico, aunque dice cosas similares. Aquí, en Abdías, se dedica todo un libro (aunque breve) a este tema. Ocurre en el tiempo posterior al saqueo de Jerusalén en el 587 a.C. y, posiblemente, es tan tardío como el primer periodo posexílico en el que los judíos comenzaron a regresar a la tierra. El cumplimiento de estas profecías tuvo lugar a lo largo de un extenso periodo de tiempo. Ciertamente, hacia el 312 a. C., la capital de Edom se encontraba firmemente en manos de los árabes nabateos. Una coalición de árabes había estado desplazando a los edomitas durante más de un siglo. En un principio los guiaba el rey Gesem, quien, en el 440 a. C. fue uno de los oponentes de Nehemías.

Uno debe preguntarse por qué los profetas veterotestamentarios dedicaban tanto tiempo y espacio a Edom.

(1) Por todo este pequeño libro surge el tema de la justicia de Dios. Si Edom se hubiera librado con su triunfalismo y su regodeo, cuando su propia conducta no era mejor que la de la nación de los judíos de los que se burlaba, la justicia no existiría.

(2) Esta idea se puede universalizar. “Porque cercano está el día del Señor contra todas las naciones. ¡Edom, como hiciste, se te hará! ¡Sobre tu cabeza recaerá tu merecido!” (15; cursivas añadidas). Aunque, en cierto modo, Edom es única (entre las naciones que rodeaban a Israel era la única que tenía lazos de sangre con él), a otro nivel se levanta como importante modelo para todas las naciones. Cuando vemos caer a los oponentes, más nos valdría reconocer que Dios es aquel que exige los juicios temporales, y, un día, todos nosotros nos enfrentaremos al juicio eterno. Los juicios temporales son, pues, el anuncio profético de Dios de lo que les ocurrirá a todos. Jesús argumenta siguiendo líneas similares (Lucas 13:1-5), con respecto a grupos relativamente pequeños de individuos. Aquí, Abdías insiste en que esto mismo es cierto a escala nacional. Los nazis fracasaron. ¿Deberíamos nosotros jactarnos y darnos palmaditas en la espalda en señal de júbilo triunfalista? ¿Acaso no tendríamos que recordar que Alemania era una nación de extraordinaria educación y competencia técnica, que recurrió al poder, al expansionismo y al mal en cascada… hasta que cayó? ¿No deberíamos temer y suplicar la misericordia de Dios para poder caminar en integridad, honor y amor de la virtud?

(3) En ciertas formas, Abdías es un comentarista de Amós 9:12. Como Judá, Edom está cercenada. Sin embargo, la esperanza del mundo se halla en el futuro de Judá y no en el de Edom, y ese reino es el del Señor (17, 21). Esta fue una razón suficiente para no despreciar al pueblo del pacto de Dios ni entonces ni ahora.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: Santiago 3

Con toda probabilidad, Santiago 3 es uno de los pasajes más conocidos de toda la literatura que trate sobre la lengua.

(1) La carga del 3:3-6 es que, a pesar de que la lengua es un órgano muy pequeño, en muchos sentidos controla y, en el peor de los casos, inflama al resto del ser humano. Cada una de las analogías que presenta Santiago le da otro matiz al tema. El freno es diminuto en comparación con el resto del caballo y, sin embargo, dirige al animal. Algo parecido se dice sobre el timón del barco, pero ahora forma parte del mismo y no es un objeto separado. La chispa es pequeña en comparación con el incendio que puede provocar, pero en este caso, el énfasis no es en el tamaño relativo, sino en el terrible daño que puede ocasionar la lengua.

(2) La siguiente sección (3:7-8) adapta la última de estas tres analogías e intencionalmente se distancia de la primera. La noción del freno en la boca de un caballo puede generar una expectativa mental de control y disciplina. La realidad, afirma Santiago, es más parecida al incendio. Logramos domesticar “toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas, pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal” (3:7-8).

(3) En particular, lo más ofensivo es la brutal inconsistencia de la lengua (3:9-12). Las analogías de Santiago nos sugieren que si con la misma lengua alabamos a Dios y abusamos de las personas creadas a su imagen, esa alabanza que le ofrecemos a Dios no puede ser más que hipocresía religiosa. De una misma fuente no puede manar agua dulce y salada.

(4) Todo esto corre el riesgo de entenderse mal. El énfasis en la lengua es una retórica poderosa, desde luego, pero todos sabemos que la lengua no es independiente de la persona. Tal vez por eso, Santiago pasa a contrastar dos tipos de sabiduría (3:13-18). Se trata de quiénes somos como persona. Si nuestro corazón tiene “envidias amargas y rivalidades” (3:14), esto se reflejará en nuestro hablar. Nosotros controlamos nuestra propia lengua y lo que necesitamos es “la sabiduría que desciende del cielo” (3:17), tan gráficamente descrita en los últimos dos versículos del capítulo.

(5) De manera similar, los primeros dos versículos del capítulo no se pueden abstraer de lo que Santiago dice sobre la lengua. Estos dos versículos asustan a todos los maestros cuidadosos de las Escrituras: los que enseñamos “seremos juzgados con más severidad” (3:1). Esto es parte de un axioma bíblico: la responsabilidad se evalúa en función del conocimiento. Pero los maestros saben que el desempeño de su tarea está ligado a lo que dicen (3:2). Hemos regresado a la lengua o, si lo estiramos un poco, a la página impresa o al archivo digital.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2013. Usado con permiso.

1 Crónicas 16

16 El arca de Dios la trajeron y la colocaron en medio de la tienda que David había levantado para ella, y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz delante de Dios. Cuando David terminó de ofrecer el holocausto y las ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre del SEÑOR. Y repartió a todos en Israel, tanto hombre como mujer, a cada uno una torta de pan, una porción de carne y una torta de pasas.

Designó a algunos levitas como ministros delante del arca del SEÑOR, para que celebraran, dieran gracias y alabaran al SEÑOR, Dios de Israel: Asaf el jefe, y segundo después de él, Zacarías; después Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed Edom y Jeiel, con instrumentos musicales, arpas, liras. También Asaf tocaba címbalos muy resonantes, y los sacerdotes Benaía y Jahaziel tocaban trompetas continuamente delante del arca del pacto de Dios.

Salmo de acción de gracias

Entonces en aquel día David, por primera vez, puso en manos de Asaf y sus parientes este salmo para dar gracias al SEÑOR:

Den gracias al SEÑOR, invoquen Su nombre; Den a conocer Sus obras entre los pueblos. Cántenle, cántenle alabanzas; Hablen de todas Sus maravillas. 10 Gloríense en Su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan al SEÑOR. 11 Busquen al SEÑOR y Su fortaleza; Busquen Su rostro continuamente. 12 Recuerden las maravillas que Él ha hecho, Sus prodigios y los juicios de Su boca, 13 Oh simiente de Israel, Su siervo, Hijos de Jacob, Sus escogidos. 14 Él es el SEÑOR nuestro Dios; Sus juicios están en toda la tierra. 15 Acuérdense de Su pacto para siempre, De la palabra que ordenó a mil generaciones, 16 Del pacto que hizo con Abraham, Y de Su juramento a Isaac. 17 También lo confirmó a Jacob por estatuto, A Israel como pacto eterno, 18 Diciendo: «A ti te daré la tierra de Canaán Como porción de la heredad de ustedes». 19 Cuando eran pocos en número, Muy pocos, y extranjeros en ella, 20 Y vagaban de nación en nación Y de un reino a otro pueblo, 21 Él no permitió que nadie los oprimiera, Y por amor a ellos reprendió a reyes, diciendo: 22 «No toquen a Mis ungidos, Ni hagan mal a Mis profetas». 23 Canten al SEÑOR, toda la tierra; Proclamen de día en día las buenas nuevas de Su salvación. 24 Cuenten Su gloria entre las naciones, Sus maravillas entre todos los pueblos. 25 Porque grande es el SEÑOR, y muy digno de ser alabado; Temible es Él también sobre todos los dioses. 26 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos, Mas el SEÑOR hizo los cielos. 27 Gloria y majestad están delante de Él; Poder y alegría en Su morada. 28 Tributen al SEÑOR, oh familias de los pueblos, Tributen al SEÑOR gloria y poder. 29 Tributen al SEÑOR la gloria debida a Su nombre; Traigan ofrenda, y vengan delante de Él; Adoren al SEÑOR en la majestad de la santidad. 30 Tiemblen ante Su presencia, toda la tierra; Ciertamente el mundo está bien afirmado, será inconmovible. 31 Alégrense los cielos y regocíjese la tierra; Y digan entre las naciones: «El SEÑOR reina». 32 Ruja el mar y cuanto contiene; Regocíjese el campo y todo lo que en él hay. 33 Entonces los árboles del bosque cantarán con gozo delante del SEÑOR; Porque viene a juzgar la tierra. 34 Den gracias al SEÑOR, porque Él es bueno; Porque para siempre es Su misericordia. 35 Entonces digan: «Sálvanos, oh Dios de nuestra salvación, Y júntanos y líbranos de las naciones, Para que demos gracias a Tu santo nombre, Y nos gloriemos en Tu alabanza». 36 Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, Desde la eternidad hasta la eternidad.

Entonces todo el pueblo dijo: «Amén»; y alabó al SEÑOR.

37 Y David dejó allí, delante del arca del pacto del SEÑOR, a Asaf y a sus parientes para ministrar continuamente delante del arca, según demandaba el trabajo de cada día. 38 También dejó como porteros a Obed Edom con sus sesenta y ocho parientes, a Obed Edom, también hijo de Jedutún, y a Hosa.

39 David dejó a Sadoc el sacerdote y a sus parientes los sacerdotes delante del tabernáculo del SEÑOR en el lugar alto que estaba en Gabaón, 40 para ofrecer continuamente holocaustos al SEÑOR sobre el altar del holocausto, por la mañana y por la noche, conforme a todo lo que está escrito en la ley del SEÑOR, que Él ordenó a Israel. 41 Con ellos estaban Hemán y Jedutún, y los demás que fueron escogidos, que fueron designados por nombre, para dar gracias al SEÑOR, porque para siempre es Su misericordia. 42 Y con ellos estaban Hemán y Jedutún con trompetas y címbalos para los que harían resonancia, y con instrumentos para los cánticos de Dios, y designó a los hijos de Jedutún como porteros. 43 Entonces todo el pueblo se fue, cada uno a su casa, y David se volvió para bendecir su casa.

Santiago 3

El poder de la lengua

3 Hermanos míos, que no se hagan maestros muchos de ustedes, sabiendo que recibiremos un juicio más severo. Porque todos fallamos de muchas maneras. Si alguien no falla en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Ahora bien, si ponemos el freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, dirigimos también todo su cuerpo. Miren también las naves; aunque son tan grandes e impulsadas por fuertes vientos, son, sin embargo, dirigidas mediante un timón muy pequeño por donde la voluntad del piloto quiere.

Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas. ¡Pues qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego! También la lengua es un fuego, un mundo de iniquidad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, la cual contamina todo el cuerpo, es encendida por el infierno e inflama el curso de nuestra vida. Porque toda clase de fieras y de aves, de reptiles y de animales marinos, se puede domar y ha sido domado por el ser humano, pero ningún hombre puede domar la lengua. Es un mal turbulento y lleno de veneno mortal.

Con ella bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a la imagen de Dios. 10 De la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso una fuente echa agua dulce y amarga por la misma abertura? 12 ¿Acaso, hermanos míos, puede una higuera producir aceitunas, o una vid higos? Tampoco la fuente de agua salada puede producir agua dulce.

Sabiduría de lo alto

13 ¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que muestre por su buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. 14 Pero si tienen celos amargos y ambición personal en su corazón, no sean arrogantes y mientan así contra la verdad. 15 Esta sabiduría no es la que viene de lo alto, sino que es terrenal, natural, diabólica. 16 Porque donde hay celos y ambición personal, allí hay confusión y toda cosa mala.

17 Pero la sabiduría de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, condescendiente, llena de misericordia y de buenos frutos, sin vacilación, sin hipocresía. 18 Y la semilla cuyo fruto es la justicia se siembra en paz por aquellos que hacen la paz.

Abdías

Humillación de Edom

Visión de Abdías.

Así dice el Señor DIOS acerca de Edom: «Hemos oído un mensaje del SEÑOR, Y un mensajero ha sido enviado a las naciones, a decirles: Levántense y alcémonos contra Edom en batalla». «Yo te haré pequeño entre las naciones; Despreciado eres en gran manera. La soberbia de tu corazón te ha engañado, Tú que habitas en las hendiduras de la peña, En las alturas de tu morada; Que dices en tu corazón: “¿Quién me derribará por tierra?”. Aunque te remontes como el águila, Y aunque entre las estrellas pongas tu nido, De allí te derribaré», declara el SEÑOR. «Si vinieran a ti ladrones O salteadores de noche (¡Cómo quedarías arruinado!), ¿No robarían solo hasta que les bastara? Si vinieran a ti vendimiadores, ¿No dejarían algunos rebuscos? ¡Cómo será escudriñado Esaú, Y rebuscados sus tesoros escondidos! Hasta la frontera te echarán Todos tus aliados; Te engañarán, te dominarán Los que están en paz contigo; Los que comen tu pan Tenderán emboscada contra ti. (No hay entendimiento en él.) ¿No destruiré en aquel día», declara el SEÑOR, «a los sabios de Edom Y el entendimiento del monte de Esaú? Entonces tus valientes serán atemorizados, oh Temán, De modo que todo hombre será cortado del monte de Esaú con muerte violenta.

10 »Por la violencia contra tu hermano Jacob, Te cubrirá la vergüenza, Y serás cortado para siempre. 11 El día que te pusiste a un lado, El día en que extraños se llevaban su riqueza, Y extranjeros entraban por su puerta Y sobre Jerusalén echaban suertes, Tú también eras como uno de ellos. 12 No te alegres en el día de tu hermano, En el día de su exterminio. No te alegres de los hijos de Judá En el día de su destrucción. Sí, no te jactes En el día de su angustia. 13 No entres por la puerta de Mi pueblo En el día de su ruina. Sí, no te alegres tú de su desgracia En el día de su ruina; No te apoderes de sus riquezas En el día de su ruina. 14 No aceches en la encrucijada Para exterminar a sus fugitivos, Y no entregues a sus sobrevivientes En el día de su angustia.

Restauración de Israel

15 »Porque se acerca el día del SEÑOR sobre todas las naciones. Como tú has hecho, te será hecho; Tus acciones recaerán sobre tu cabeza. 16 Como ustedes bebieron en Mi santo monte, Así beberán continuamente todas las naciones. Beberán y tragarán, Y serán como si no hubieran sido. 17 Pero en el monte Sión quedará un remanente, Y será lugar santo, Y la casa de Jacob volverá a tomar sus posesiones. 18 Entonces la casa de Jacob será un fuego, Y la casa de José una llama, Y hojarasca la casa de Esaú. Los quemarán y los consumirán, Y no quedará sobreviviente alguno de la casa de Esaú», Porque el SEÑOR ha hablado. 19 Entonces los del Neguev poseerán el monte de Esaú, Y los de la Sefela, la llanura de los filisteos; Poseerán también el territorio de Efraín y el territorio de Samaria, Y Benjamín poseerá Galaad. 20 Y los desterrados de este ejército de los israelitas Que están entre los cananeos hasta Sarepta, Y los desterrados de Jerusalén que están en Sefarad, Poseerán las ciudades del Neguev. 21 Los libertadores subirán al monte Sión Para juzgar al monte de Esaú, Y el reino será del SEÑOR.

Lucas 5

Llamamiento de los primeros discípulos

5 Aconteció que mientras la multitud se agolpaba sobre Él para oír la palabra de Dios, estando Jesús junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban a la orilla del lago, pero los pescadores habían bajado de ellas y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, pidió que se separara un poco de tierra; y sentándose, enseñaba a las multitudes desde la barca. Al terminar de hablar, dijo a Simón: «Sal a la parte más profunda y echen sus redes para pescar».

Simón le contestó: «Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada, pero porque Tú lo pides, echaré las redes». Cuando lo hicieron, encerraron una gran cantidad de peces, de modo que sus redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Y vinieron y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.

Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: «¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!». Porque el asombro se había apoderado de él y de todos sus compañeros, por la gran pesca que habían hecho; 10 y lo mismo les sucedió también a Jacobo y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». 11 Y después de traer las barcas a tierra, dejándolo todo, siguieron a Jesús.

Curación de un leproso

12 Estando Jesús en una de las ciudades, había allí un hombre lleno de lepra, y cuando vio a Jesús, cayó sobre su rostro y le rogó: «Señor, si quieres, puedes limpiarme». 13 Extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: «Quiero; sé limpio». Y al instante la lepra lo dejó. 14 Y Él le mandó que no se lo dijera a nadie. «Pero anda», le dijo, «muéstrate al sacerdote y da una ofrenda por tu purificación según lo ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio».

15 Su fama se difundía cada vez más, y grandes multitudes se congregaban para oír a Jesús y ser sanadas de sus enfermedades. 16 Pero con frecuencia Él se retiraba a lugares solitarios y oraba.

Curación de un paralítico

17 Y un día que Él estaba enseñando, estaban allí sentados algunos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea y Judea, y de Jerusalén; y el poder del Señor estaba con Él para sanar. 18 Y unos hombres trajeron en una camilla a un hombre que estaba paralítico; y trataban de meterlo y ponerlo delante de Jesús. 19 No hallando cómo introducirlo debido a la multitud, subieron a la azotea y lo bajaron con la camilla a través del techo, poniéndolo en medio, delante de Jesús. 20 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados te son perdonados».

21 Entonces los escribas y fariseos comenzaron a razonar, diciendo: «¿Quién es Este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?». 22 Conociendo Jesús sus pensamientos, les respondió: «¿Por qué razonan en sus corazones? 23 ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y anda”? 24 Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados», dijo al paralítico: «A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».

25 Al instante se levantó delante de ellos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa glorificando a Dios. 26 El asombro se apoderó de todos y glorificaban a Dios; y se llenaron de temor, diciendo: «Hoy hemos visto cosas extraordinarias».

Llamamiento de Leví y la cena en su casa

27 Después de esto, Jesús salió y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: «Sígueme». 28 Y él, dejándolo todo, se levantó y lo seguía.

29 Leví le ofreció un gran banquete en su casa, y había un grupo grande de recaudadores de impuestos y de otros que estaban sentados a la mesa con ellos. 30 Y los fariseos y sus escribas se quejaban a los discípulos de Jesús, diciendo: «¿Por qué comen y beben ustedes con los recaudadores de impuestos y con los pecadores?». 31 Jesús les respondió: «Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. 32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento».

Pregunta sobre el ayuno

33 Ellos dijeron a Jesús: «Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones; los de los fariseos también hacen lo mismo, pero los Tuyos comen y beben». 34 Entonces Jesús les dijo: «¿Acaso pueden hacer que los acompañantes del novio ayunen mientras el novio está con ellos? 35 Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, entonces ayunarán en aquellos días».

36 También les dijo una parábola: «Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; porque entonces romperá el nuevo, y el pedazo del nuevo no armonizará con el viejo. 37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán, 38 sino que el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. 39 Y nadie, después de beber vino añejo, desea vino nuevo, porque dice: “El añejo es mejor”».

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

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