Ministerio

¿Buscas recibir o dar mentoría? Comienza por tu actitud

Aprendiendo del ejemplo de Moisés y Jetro

Muchos cristianos han creído la mentira de que, dado que un día rendiremos cuentas delante del Señor por nuestra vida, la manera en que vivimos depende exclusivamente de cada uno.

Sin embargo, de acuerdo a la Biblia, ¡nada está más lejos de la intención del Señor Jesús!
Cristo nos exhorta a vivir en comunidades de amor: «En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros» (Jn 13:35). Además, Su Palabra nos invita a rendir cuentas unos a otros: «Antes, exhórtense los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: “Hoy”; no sea que alguno de ustedes sea endurecido por el engaño del pecado» (He 3:13). Así que no, la vida cristiana no se vive de forma aislada.

De eso se trata la mentoría cristiana, del crecimiento que sucede en el contexto de una relación de amor fraternal y de rendición de cuentas, bajo el consejo sabio de una persona madura en la fe.

Son muchos los ejemplos de tándems bíblicos que nos inspiran a vivir en interdependencia, para nuestro crecimiento espiritual. En este caso te invito a reflexionar sobre una historia entre Moisés y Jetro, para aprender la importancia de la mentoría y la actitud que requiere de nosotros (Éx 18:1-27).

Moisés: modelo de recibir mentoría

Por un momento, te invito a pensar en los hombres y mujeres que te han influido para ser la persona que eres hoy. ¿Qué sabiduría has aprendido de ellos y cómo ha sido determinante en tu vida y servicio a Cristo? Quizás hoy no tienes una relación así y reconoces que necesitas guía. Tal vez anhelas tener a alguien que te tienda la mano para caminar juntos, pero no sabes por dónde empezar. Si este es tu caso, Moisés puede ser tu modelo de la actitud necesaria para recibir mentoría.

1. Sometimiento

Ante su suegro, Moisés «se inclinó delante de él y lo besó» (v. 7). Con sus acciones, Moisés demostró cuál era su lugar y cuál el de su suegro. Al manifestarle respeto genuino con todo su ser, demostró sometimiento.

Si quieres caminar y aprender de alguien más maduro en la fe, debes estar dispuesto a menguar. Cuando te sometes a un mentor, en actitud de humildad y en la medida en que ese mentor es bíblico en su enseñanza y andar, manifiestas que más que conocimiento, buscas sabiduría y estás dispuesto a aprender.

Más enfáticamente, esta actitud apunta a que necesitas un cambio en tu vida. En el sometimiento a otros aprendemos a rendirnos a Aquel que es el ejemplo de sometimiento por excelencia, el que se humilló a fin de saldar la deuda que nos pertenecía (Fil 2:5-11).

2. Vulnerabilidad

Ante las preguntas de su suegro, Moisés le explicó: «El pueblo viene a verme para consultar a Dios» (v. 15). El Señor había encomendado a Moisés dirigir a Su pueblo, lo que sin duda le daba un lugar de poder y autoridad, que incluso Jetro podía reconocer. Sin embargo, al abrir su corazón y contarle a su suegro todo lo que estaba aconteciendo, Moisés se expone a las críticas. A ojos del mundo, estaba permitiendo que su liderazgo pudiera ser cuestionado. No obstante, su disposición a mostrarse vulnerable es precisamente lo que lo afirmó y afianzó en la tarea que Dios le había encomendado.

Cuando te sometes a otros, te haces vulnerable porque decides compartir aquello que puede ponerte bajo escrutinio y corrección. Tu crecimiento no viene por tu fuerza o fortaleza, viene por tu debilidad. En la debilidad ante un hermano maduro en la fe, aprendemos de manera más profunda que la gracia de Dios es todo lo que necesitamos.

3. Cambio

Casi al final de la historia, conocemos que «Moisés escuchó a su suegro, e hizo todo lo que él había dicho» (v. 24). Moisés pudo haber rechazado el consejo y, sin embargo, que lo practicara refleja sus intenciones, pues no compartió su lucha para excusar su responsabilidad o justificar su posición. Más bien, demostró un deseo profundo y honesto de buscar soluciones y alternativas.

"Celebrar la obra de Dios en la vida de otros les alienta a seguir caminando con Cristo y le damos al Señor el lugar que solo le pertenece a Él"

Cuando recibes las propuestas y los consejos de otros y los implementas, estás dando una señal de madurez y crecimiento. El proceso lógico de la mentoría implica que seas intencional para tomar decisiones y el éxito del cambio revelará la sabiduría del consejero, como también del aconsejado. En la disposición al cambio, mientras implementamos el consejo de otros, aprendemos que Dios tiene el único poder transformador.

Jetro: modelo de dar mentoría

Quizás tu caso es diferente al de Moisés. En tu corazón reconoces que ya es tiempo de ofrecer mentoría a otros. También te invito a que hagas una pausa para pensar en aquellas personas a tu alrededor. ¿Te está llamando Dios a ofrecer mentoría a uno, ¡o más!, de ellos? Si es así y no sabes por dónde empezar, Jetro puede ser tu modelo de la actitud necesaria para dar mentoría.

1. Iniciativa

«Jetro fue al desierto para ver a Moisés… allí Moisés le contó a su suegro todo» (vv. 5, 8). El texto no nos dice cómo supo Jetro de todo lo que Dios había hecho por Moisés. Me pregunto si no fueron la esposa y los hijos quienes le dieron un informe… ¡Quizás la visita de Jetro tuvo la intención de corroborar dicho informe! Con todo, nada en el texto nos incita a pensar que Jetro iba preparado para «poner en su lugar» a su yerno. Todo lo contrario, Jetro se acerca a Moisés con interés y compasión. Este encuentro se produce también con discreción, dentro de la tienda, lejos de los ojos y oídos públicos (v. 7).

Si Dios ha puesto en tu corazón buscar servir a alguien, no esperes a que venga, ¡toma la iniciativa! Y hazlo con una actitud hospitalaria, que los demás sepan que pueden abrir sus corazones de forma segura contigo. En la iniciativa amorosa, anunciamos que Dios nos amó primero.

2. Celebración

Jetro exclamó: «Bendito sea el SEÑOR que los libró de la mano de los egipcios y de la mano de Faraón… Ahora sé que el SEÑOR es más grande que todos los dioses…» (vv. 10-11). Moisés no le cuenta a Jetro sus victorias propias, sino todo lo que Dios había hecho en medio de Su pueblo.

Después de escuchar con atención, Jetro identifica al verdadero héroe de la historia: el Dios de Israel.

La historia la escribe Dios, siempre. Asegúrate de leer y celebrar las victorias de Dios a través de las personas a las que sirves, por muy pequeñas que parezcan. Celebrar la obra de Dios en la vida de otros les alienta a seguir caminando con Cristo. Además, permanecemos en nuestro lugar y le damos al Señor el lugar que solo le pertenece a Él.

3. Observación

«Cuando el suegro de Moisés vio todo lo que él hacía por el pueblo, dijo: “¿Qué es esto que haces por el pueblo?… No está bien lo que haces. Con seguridad desfallecerás tú, y también este pueblo que está contigo, porque el trabajo es demasiado pesado para ti. No puedes hacerlo tú solo”» (vv. 14, 17-18). Alguna circunstancia llevó a Jetro a quedarse un tiempo considerable. Quizás fue por lo que le comentó Moisés en la privacidad de su tienda. Pero vemos que su consejo (v. 19) viene después de haber escuchado y observado.

De la misma manera, tu consejo será sabio si viene por observar y escuchar con atención y compromiso, no por el impulso arrebatado de una opinión propia. Asegúrate de que tu consejo es administrado en base al amor, no en base exclusiva a la corrección. Mientras tomamos tiempo para escuchar y observar a otros, el Señor va arando caminos en sus corazones y preparándolos para recibir el consejo de amor.

En esta breve historia vemos que Moisés atendió al consejo y que Jetro no desapareció de la escena hasta que vio su implementación. El fin último de los beneficios de la mentoría para el pueblo de Dios es el crecimiento en compañerismo. Que sepamos recibir y ofrecer mentoría como una oportunidad en las manos de Dios para hacer Su obra de transformación en nuestras vidas. Dios termina la obra que empieza.


Edith Vilamajó Sanchis
 es la Decana de estudiantes y profesora de la asignatura de Pedagogía en la EET. Se graduó en Pedagogía por la Universidad de Barcelona y obtuvo seguidamente una Maestría en teología en la Trinity Evangelical Divinity School (USA). Dedicó los primeros veinte años de su ministerio a la obra estudiantil, en una primera etapa con GBU España (1996-2003), desde su ciudad natal Barcelona, y en una segunda etapa (2003-2013) con IFES Europa y algunas visitas a América Latina, desde Oxford, donde reside actualmente con su marido Peter y su hijo Alex. En el 2016 obtuvo su DMin en Liderazgo Transformacional por el Ashland Theological Seminary. Su tesis ha servido, en buena medida, como base de su primer libro publicado en el 2019 por la Editorial Andamio: «Formar para transformar. Propuesta para renovar el ministerio de enseñanza en la Iglesia».

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