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Lectura de Hoy

13-12-2023

Devocional

Devocional: Hageo 2

Como vimos en la meditación de ayer, Hageo 1 se sitúa en agosto del 520 a.C. Hageo 2 corresponde al mismo año, pero se divide en dos partes. El primer oráculo, o profecía, le llega al profeta en octubre (2:1-9); el segundo, en diciembre (2:10-23). El primero es un aliento al remanente que está empezando la tarea de reedificar el templo; el segundo promete bendición (2:10-19 y un “Zorobabel” definitivo (2:20-23).

La primera sección promete que el nuevo templo, “esta casa”, será llena de mayor gloria que la primera, si esta “gloria” se mide en términos de riqueza o influencia política, que sencillamente no ocurrió antes de que el templo fuera destruido en el 70 d.C. Pero si la gloria de “esta casa” está vinculada con la venida del Mesías que honró sus estructuras y que fue él mismo el “templo” definitivo hacia el que él señalaba, la afirmación no es extravagante. La expresión “sus riquezas” (2:7), tomada en singular, se ha entendido con frecuencia como una alusión al Mesías. En hebreo, sin embargo, es plural (“las riquezas”, es decir, “los tesoros”), sugiriendo un tiempo en el que todas las naciones rendirán homenaje al Dios de Israel. Después de todo, tal como nos recuerda el versículo 8, toda la plata y el oro son de Dios, de todos modos.

Las palabras “reflexionad” se repiten (2:15-18), recordando al lector cómo Hageo ha utilizado esta expresión en el capítulo 1 para llamar a Israel a la reflexión sobre las dos décadas que han transcurrido desde su regreso. La bendición de Dios sobre ellos se ha restringido, de forma casi miserable. “A partir de hoy” (2:19), sin embargo, Dios bendecirá al pueblo.

Pero la mayor bendición aún está por llegar. Dios predice que, en el impreciso futuro, “aquel día” profético (2:23), él derrocará a reyes y reinos y Zorobabel será como “anillo de sellar” (2:23). ¿Por qué? Porque “yo te he elegido”, declara el Señor Todopoderoso. Demasiados indicadores señalan más allá de él. Dios se está refiriendo a “aquel día”. Zorobabel no sólo es el gobernador (2:21), sino “mi siervo” (2:23), un título utilizado para David (Ezequiel 34:2337:24), así como para “el siervo sufriente” de Isaías. “Siervo” “elegido” están yuxtapuestos en Isaías 41:842:144:1. David, Judá y el monte de Sion han sido “elegidos” de forma similar (Salmo 78:68- 70). Recuerda también (el pasaje de ayer) que el abuelo de Zorobabel era el rey Joaquín, de modo que pertenece al linaje davídico, la línea mesiánica. Zorobabel (cuyo nombre sigue apareciendo con honor en las liturgias contemporáneas judías para Hanukkah) establece, pues, un patrón, que forma parte de un modelo davídico más amplio y que señala al Zorobabel definitivo, el David definitivo: el rey Jesús.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Publicaciones Andamio, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 2 Crónicas 14–15

El reinado de Asa en Judá resulta educativo en varios sentidos y ocupará nuestra meditación tanto hoy (2 Crónicas 14-15) como mañana.

El largo reinado de Asa comenzó con diez años de paz (14:1), porque “el Señor le dio descanso” (14:6). Durante este tiempo, Asa “ordenó a los habitantes de Judá que acudieran al Señor, Dios de sus antepasados, y que obedecieran su ley y sus mandamientos” (14:4). El pueblo buscó al Señor y edificaron y prosperaron (14:7). Después de diez años, Asa se enfrentó al poder devastador de las fuerzas cusitas (del norte del Nilo). Asa no podía haber olvidado cómo su abuelo Roboam fue sometido por Sisac de Egipto (2 Crónicas 12). La conducta del mismo Asa es ejemplar, un anticipo de la manera como su descendiente Ezequías se comportaría siglos más tarde al enfrentarse a los babilonios: clamó al Señor, reconociendo con franqueza su total incapacidad ante estas potencias. “¡Ayúdanos, Señor y Dios nuestro, porque en ti confiamos, y en tu nombre hemos venido contra esta multitud! ¡Tú, Señor, eres nuestro Dios! ¡No permitas que ningún mortal se alce contra ti!” (14:11) Por algún medio (el texto no especifica), el Señor responde y el ejército relativamente pequeño de Asa destruye las huestes cusitas.

Llega Azarías, hijo de Obed, un profeta con un mensaje de aliento para Asa y para todo Judá y Benjamín (15:1-2). Reflexionando sobre la época terrible de anarquía durante los últimos años de los jueces y los primeros de la monarquía, el viaje y el comercio eran peligrosos y los levitas no eran lo suficientemente disciplinados y organizados como para instruir al pueblo. Azarías anima al rey y al pueblo en general a buscar al Señor, “él dejará que vosotros lo halléis; pero si lo abandonáis, él os abandonará” (15:2). Ese mensaje fortalece la determinación de Asa. Actúa en contra de la idolatría que aún quedaba e invierte recursos en el mantenimiento del templo. Esta es la comunidad del pacto, y bajo Asa, comienza a actuar como tal. Ellos buscaron “al Señor con voluntad sincera, y él se había dejado hallar de ellos y les había concedido vivir en paz con las naciones vecinas” (15:15) durante otro cuarto de siglo, hasta los treinta y cinco años del reinado de Asa (15:19). No eliminaron los “santuarios paganos” (15:17) — un residuo de la competencia contra el templo—, pero, por lo general, Asa fue un gobernante recto.

No debemos avergonzarnos de la bendición de Dios sobre la integridad y justicia. La justicia exalta a una nación: la levanta y fortalece su poder. Esto no es meramente una conclusión sociológica: es la forma en que Dios ha estructurado las cosas, su manera de reinar providencialmente. A la inversa, la corrupción atrae la ira de Dios y, tarde o temprano, destruirá a la nación.

2 Crónicas 14–15

Reinado de Asa

14 Abías durmió con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David, y su hijo Asa reinó en su lugar. El país estuvo en paz por diez años durante sus días.

Asa hizo lo bueno y lo recto ante los ojos del SEÑOR su Dios, porque quitó los altares extranjeros y los lugares altos, destruyó los pilares sagrados, derribó las Aseras. También ordenó a Judá que buscara al SEÑOR, Dios de sus padres y cumpliera la ley y el mandamiento de Él. Quitó además los lugares altos y los altares de incienso de todas las ciudades de Judá. Y bajo él, el reino estuvo en paz. Edificó ciudades fortificadas en Judá, ya que el país estaba en paz y nadie estuvo en guerra con él durante aquellos años, porque el SEÑOR le había dado tranquilidad.

Por tanto Asa dijo a Judá: «Edifiquemos estas ciudades y cerquémoslas de murallas con torres, puertas y barras. La tierra es aún nuestra, porque hemos buscado al SEÑOR nuestro Dios. Lo hemos buscado, y Él nos ha dado tranquilidad por todas partes». Así que edificaron y prosperaron. Asa tenía un ejército de 300,000 hombres de Judá que llevaban escudos grandes y lanzas, y 280,000 de Benjamín que llevaban escudos y usaban arcos. Todos ellos eran valientes guerreros.

Zera el etíope salió contra ellos con un ejército de 1,000,000 de hombres y 300 carros, y vino hasta Maresa. 10 Asa salió a su encuentro, y se pusieron en orden de batalla en el valle de Sefata junto a Maresa. 11 Entonces Asa invocó al SEÑOR su Dios, y dijo: «SEÑOR, no hay nadie más que Tú para ayudar en la batalla entre el poderoso y los que no tienen fuerza. Ayúdanos, oh SEÑOR Dios nuestro, porque en Ti nos apoyamos y en Tu nombre hemos venido contra esta multitud. Oh SEÑOR, Tú eres nuestro Dios; que no prevalezca ningún hombre contra Ti».

12 Y el SEÑOR derrotó a los etíopes delante de Asa y delante de Judá, y los etíopes huyeron. 13 Pero Asa y el pueblo que estaba con él los persiguieron hasta Gerar. Cayeron tantos etíopes que no pudieron rehacerse, porque fueron destrozados delante del SEÑOR y delante de Su ejército. Los de Judá recogieron muchísimo botín. 14 Después destruyeron todas las ciudades alrededor de Gerar, porque el terror del SEÑOR había caído sobre ellas; y todas las saquearon, pues había mucho botín en ellas. 15 También hirieron a los que poseían ganado, y se llevaron gran cantidad de ovejas y camellos. Entonces regresaron a Jerusalén.

Reformas religiosas de Asa

15 El Espíritu de Dios vino sobre Azarías, hijo de Oded, y salió al encuentro de Asa y le dijo: «Óiganme, Asa y todo Judá y Benjamín: el SEÑOR estará con ustedes mientras ustedes estén con Él. Y si lo buscan, se dejará encontrar por ustedes; pero si lo abandonan, Él los abandonará. Por muchos días Israel estuvo sin el Dios verdadero y sin sacerdote que enseñara, y sin ley. Pero en su angustia se volvieron al SEÑOR, Dios de Israel, y lo buscaron, y Él se dejó encontrar por ellos. En aquellos tiempos no había paz para el que salía ni para el que entraba, sino muchas tribulaciones sobre todos los habitantes de las tierras. Y era destruida nación por nación, y ciudad por ciudad, porque Dios los afligió con toda clase de adversidades. Pero ustedes, esfuércense y no desmayen, porque hay recompensa por sus obras».

Cuando Asa oyó estas palabras y la profecía del profeta Azarías, hijo de Oded, se animó y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que había conquistado en la región montañosa de Efraín. También restauró el altar del SEÑOR que estaba delante del pórtico del SEÑOR. Entonces reunió a todo Judá y Benjamín y a los de Efraín, Manasés y Simeón que residían con ellos. Porque muchos de Israel se pasaron a él cuando vieron que el SEÑOR su Dios estaba con él. 10 Así que se reunieron en Jerusalén en el tercer mes del año quince del reinado de Asa. 11 Y aquel día sacrificaron al SEÑOR 700 bueyes y 7,000 ovejas del botín que habían traído. 12 Hicieron pacto para buscar al SEÑOR, Dios de sus padres, con todo su corazón y con toda su alma; 13 y que todo el que no buscara al SEÑOR, Dios de Israel, moriría, ya fuera pequeño o grande, hombre o mujer. 14 Además, lo juraron al SEÑOR a gran voz, con gritos, trompetas y cuernos. 15 Y todo Judá se alegró en cuanto al juramento, porque habían jurado de todo corazón y habían buscado sinceramente al SEÑOR y Él se dejó encontrar por ellos. Y el SEÑOR les dio tranquilidad por todas partes.

16 El rey Asa también depuso a Maaca, su madre, de ser reina madre, porque ella había hecho una horrible imagen de Asera. Asa derribó la horrible imagen, la hizo pedazos y la quemó junto al torrente Cedrón. 17 Pero los lugares altos no fueron quitados de Israel; sin embargo, el corazón de Asa fue intachable todos sus días. 18 Y trajo a la casa de Dios las cosas consagradas por su padre y sus propias cosas consagradas: plata, oro y utensilios. 19 No hubo más guerra hasta el año treinta y cinco del reinado de Asa.

Apocalipsis 4

Visión del trono de Dios

4 Después de esto miré, y vi una puerta abierta en el cielo. Y la primera voz que yo había oído, como sonido de trompeta que hablaba conmigo, decía: «Sube acá y te mostraré las cosas que deben suceder después de estas». Al instante estaba yo en el Espíritu, y vi un trono colocado en el cielo, y a Uno sentado en el trono. El que estaba sentado era de aspecto semejante a una piedra de jaspe y sardio, y alrededor del trono había un arco iris, de aspecto semejante a la esmeralda. Y alrededor del trono había veinticuatro tronos. Y sentados en los tronos, veinticuatro ancianos vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en la cabeza. Del trono salían relámpagos, voces, y truenos. Delante del trono había siete lámparas de fuego ardiendo, que son los siete Espíritus de Dios.

Delante del trono había como un mar transparente semejante al cristal; y en medio del trono y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo ser era semejante a un becerro; el tercer ser tenía el rostro como el de un hombre, y el cuarto ser era semejante a un águila volando. Los cuatro seres vivientes, cada uno de ellos con seis alas, estaban llenos de ojos alrededor y por dentro, y día y noche no cesaban de decir:

«SANTO, SANTO, SANTO es EL SEÑOR DIOS, EL TODOPODEROSO, el que era, el que es y el que ha de venir».

Y cada vez que los seres vivientes dan gloria, honor, y acción de gracias a Aquel que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10 los veinticuatro ancianos se postran delante de Aquel que está sentado en el trono, y adoran a Aquel que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:

11 «Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque Tú creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas».

Hageo 2

Promesa de Dios a Zorobabel

2 El día veintiuno del mes séptimo, vino la palabra del SEÑOR por medio del profeta Hageo: «Habla ahora a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y al sumo sacerdote Josué, hijo de Josadac, y al remanente del pueblo: “¿Quién ha quedado entre ustedes que haya visto este templo en su gloria primera? ¿Y cómo lo ven ahora? Tal como está, ¿no es como nada ante sus ojos? Pero ahora, esfuérzate, Zorobabel”, declara el SEÑOR, “esfuérzate tú también, Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, y esfuércense todos ustedes, pueblo de la tierra”, declara el SEÑOR, “y trabajen, porque Yo estoy con ustedes”, declara el SEÑOR de los ejércitos. Conforme a la promesa que les hice cuando salieron de Egipto, Mi Espíritu permanece en medio de ustedes; no teman”.

»Porque así dice el SEÑOR de los ejércitos: “Una vez más, dentro de poco, Yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra firme. Y haré temblar a todas las naciones; vendrán entonces los tesoros de todas las naciones, y Yo llenaré de gloria esta casa”, dice el SEÑOR de los ejércitos. “Mía es la plata y Mío es el oro”, declara el SEÑOR de los ejércitos. “La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera”, dice el SEÑOR de los ejércitos, “y en este lugar daré paz”, declara el SEÑOR de los ejércitos».

10 El día veinticuatro del mes noveno, en el año segundo de Darío, vino la palabra del SEÑOR al profeta Hageo: 11 «Así dice el SEÑOR de los ejércitos: “Pide ahora instrucción a los sacerdotes: 12 Si alguien lleva carne consagrada en la falda de su vestidura, y con su falda toca pan, alimento cocido, vino, aceite o cualquier otro alimento, ¿quedará este consagrado?”». Y los sacerdotes respondieron: «No». 13 Y dijo Hageo: «Si alguien, inmundo por el contacto con un cadáver, toca cualquiera de estas cosas, ¿quedará inmunda?». «Quedará inmunda», respondieron los sacerdotes. 14 Entonces volvió a hablar Hageo: «“Así es este pueblo y así es esta nación delante de Mí”, declara el SEÑOR, “y así es toda obra de sus manos; y lo que aquí ofrecen, inmundo es.

15 ”Ahora pues, consideren bien esto de hoy en adelante: antes que se pusiera piedra sobre piedra en el templo del SEÑOR, 16 en aquel tiempo, cuando alguien buscaba un montón de 20 medidas, solo encontraba 10; venía alguien al lagar para sacar 50 cántaros, y solo sacaba 20. 17 Los herí con viento abrasador, plaga y granizo en toda obra de sus manos; pero ninguno de ustedes se volvió a Mí”, declara el SEÑOR. 18 “Pero consideren bien esto desde hoy en adelante, desde el día veinticuatro del mes noveno; desde el día en que se pusieron los cimientos del templo del SEÑOR, consideren bien: 19 ¿Está todavía la semilla en el granero? Todavía la vid, la higuera, el granado y el olivo no han dado fruto; pero desde hoy Yo los bendeciré”».

20 La palabra del SEÑOR vino por segunda vez a Hageo, el día veinticuatro del mes, diciendo: 21 «Habla a Zorobabel, gobernador de Judá: “Yo estremeceré los cielos y la tierra, 22 y volcaré el trono de los reinos y destruiré el poder de los reinos de las naciones; y volcaré el carro y a los que montan en él, y caerán los caballos y sus jinetes, cada uno por la espada de su hermano. 23 En aquel día”, declara el SEÑOR de los ejércitos, “te tomaré a ti, Zorobabel, hijo de Salatiel, siervo Mío”, declara el SEÑOR, “y te pondré como anillo de sellar, porque Yo te he escogido”», declara el SEÑOR de los ejércitos

Juan 3

El nuevo nacimiento

3 Había un hombre de los fariseos, llamado Nicodemo, prominente entre los judíos. Este vino a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede hacer las señales que Tú haces si Dios no está con él».

Jesús le contestó: «En verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios».

Nicodemo le dijo*: «¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?».

Jesús respondió: «En verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te asombres de que te haya dicho: “Tienen que nacer de nuevo”. El viento sopla por donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu».

Nicodemo le preguntó: «¿Cómo puede ser esto?». 10 Jesús le respondió: «Tú eres maestro de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? 11 En verdad te digo que hablamos lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no reciben nuestro testimonio. 12 Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿cómo creerán si les hablo de las celestiales? 13 Nadie ha subido al cielo, sino Aquel que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo.

14 »Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, 15 para que todo aquel que cree, tenga en Él vida eterna.

El amor de Dios

16 »Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. 18 El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

19 »Y este es el juicio: que la Luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la Luz, pues sus acciones eran malas. 20 Porque todo el que hace lo malo odia la Luz, y no viene a la Luz para que sus acciones no sean expuestas. 21 Pero el que practica la verdad viene a la Luz, para que sus acciones sean manifestadas que han sido hechas en Dios».

Testimonio final de Juan el Bautista

22 Después de esto Jesús vino con Sus discípulos a la tierra de Judea, y estaba allí con ellos, y bautizaba. 23 Juan también bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y muchos venían y eran bautizados. 24 Porque Juan todavía no había sido puesto en la cárcel.

25 Surgió entonces una discusión entre los discípulos de Juan y un judío acerca de la purificación. 26 Vinieron a Juan y le dijeron: «Rabí, mira, Aquel que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien diste testimonio, está bautizando y todos van a Él».

27 Juan les respondió: «Ningún hombre puede recibir nada si no le es dado del cielo. 28 Ustedes mismos me son testigos de que dije: “Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de Él”. 29 El que tiene la novia es el novio, pero el amigo del novio, que está allí y le oye, se alegra en gran manera con la voz del novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado. 30 Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya.

31 »El que procede de arriba está por encima de todos; el que es de la tierra, procede de la tierra y de la tierra habla. El que procede del cielo está sobre todos. 32 Lo que Él ha visto y oído, de eso da testimonio; y nadie recibe Su testimonio. 33 El que ha recibido Su testimonio ha certificado esto: que Dios es veraz. 34 Porque Aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, pues Él da el Espíritu sin medida.

35 »El Padre ama al Hijo y ha entregado todas las cosas en Su mano. 36 El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él».

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

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