Vida Cristiana

9 mitos sobre la soltería que muchos cristianos creen

Nota del editor: Este es un fragmento adaptado del libro Jamás solo: La bendición de la soltería (B&H Español, 2023), por Clara Bastidas.

Echemos un vistazo general a los mitos más populares sobre la soltería.

Mito #1: Esa persona llegará justo cuando sueltes el deseo de casarte y lo pongas en las manos de Dios.

La forma en la que Dios obra no puede ser limitada a una fórmula matemática. Yo pensaba que, si soltaba ese deseo y me deleitaba en el Señor, mi futuro esposo llegaría de inmediato.

Lo malo es que intentaba deleitarme en Dios para que me diera lo que quería, pero esto no es más que una mala interpretación del Salmo 37:4. Aunque confiarle a Dios las cosas que anhelamos es evidencia de madurez espiritual, no lo hacemos como una negociación para que nos dé lo que queremos.

Los tiempos de Dios son diferentes para cada uno y reflejan la bondad de Su voluntad que no necesariamente será un cónyuge express. Si vas a soltar ese deseo, que sea para poder caminar en la libertad que tienes en Cristo y disfrutar de la soltería hoy. De otra manera, si no llega pronto (o no llega) eso que esperas que se cumpla, producto de esa aparente obediencia de tu parte, podrías frustrarte y hasta dudar de la fidelidad de Dios.

Estar satisfecho en Cristo es una realidad y privilegio en sí mismo, no un prerrequisito para el matrimonio.

Mito #2: Seguro eres demasiado exigente y por eso permaneces soltera (o soltero).

Esta idea errónea te establece como el único causante de tu soltería y supone motivaciones y hechos que solo Dios conoce completamente. Creer en este mito te lleva a cuestionarte tus estándares y a creer que la razón por la cual Dios no te ha dado el regalo del matrimonio es porque esos estándares son demasiado altos, irreales y hasta pecaminosos.

"Estar satisfecho en Cristo es una realidad y privilegio en sí mismo, no un prerrequisito para el matrimonio"

Aquí es necesaria una explicación. Creo firmemente que es posible que alguien se esté perdiendo la posibilidad de comenzar una vida con una persona maravillosa debido a que tiene los estándares equivocados.1 Si lo que buscas es alguien que ame a Dios con todo su corazón, que comparta una visión de vida y valores contigo, que sea maduro y que te atraiga, entonces no estás siendo demasiado exigente y definitivamente este estándar no es la razón por la cual no ha llegado todavía el esposo. Estamos llamados a anhelar lo que Dios quiere para Sus hijos, nada menos que eso. No te conformes.

Mito #3: Se te pasó el tren y a tu edad los buenos partidos están casados. 

Este mito afirma que hay un rango de edad específica para casarse, después de la cual se perdieron todas las oportunidades. Quizás tú, a tus cuarenta o cincuenta piensas que para ti es demasiado tarde, pero si algo he descubierto en mi camino con Dios es que Él es el «¡Dios proveedor!». Su provisión no es solo financiera o laboral, sino que incluye a personas en tu vida, cuyos propósitos se alinean con el que Dios tiene para ti.

Dios no une a Sus hijos para que se vean bonitos juntos o para crear un romance de novela.

Dios une personas con propósitos comunes para Su reino. Esta es una muy buena razón para no desesperarse. No eres demasiado mayor ni se «acabaron» las personas para ti en este mundo. Vale la pena poner tu confianza en Dios y Su magnífica provisión a tu vida, sea un cónyuge o no.

Mito #4: Necesitas tener todo resuelto en tu vida para que llegue esa persona.

Mientras estemos en la tierra estaremos siempre como una «obra en marcha» en las manos del Señor. Muchos piensan que deben estar estables financieramente, haber terminado la carrera o el posgrado, haber comprado una propiedad o cualquiera de las cosas que el mundo valora, para que entonces Dios ponga en su vida a esa persona.

Este mito lo conocemos todos, pero es bastante popular entre los hombres. Si bien la estabilidad económica y los logros académicos y laborales son deseables, lo que una persona, hombre o mujer, debe ofrecer al matrimonio no es la perfección ni la vida resuelta, tampoco una cuenta bancaria con cifras voluminosas. Lo que necesitas ofrecer a un cónyuge es un carácter moldeado en Cristo que sigue creciendo de manera activa, una madurez adquirida a través de las pruebas y la determinación del amor y el compromiso.

Mito #5: No eres suficiente para que alguien te escoja.

Este mito nos hace creer que quienes somos es lo que está impidiendo que Dios nos traiga la bendición del matrimonio. Al aceptar esto, lo que hacemos es denigrarnos porque pensamos que no somos lo suficientemente atractivos, interesantes, dóciles, inteligentes, sino carentes de otras virtudes.

Sin embargo, la Escritura enseña que tu identidad viene determinada por Cristo y tu valor por el precio que Él pagó por ti en la cruz. Tu valor jamás dependerá de cómo te ves físicamente, de tu situación económica ni siquiera de tus defectos de carácter, sino que está en Jesús.

Si Dios ha planeado proveer un cónyuge para ti, esa persona amará y apreciará todo lo que eres.

Mito #6: Debe haber algo malo conmigo. No es normal seguir soltero por tanto tiempo.

La Biblia nos revela que es completamente normal y bueno estar y permanecer solteros. Dios estará trabajando en nosotros hasta el último día de nuestra vida terrenal, porque ha prometido completar Su obra hasta que Jesucristo venga. ¡Eso no condiciona el matrimonio!

"Mientras estemos en la tierra estaremos siempre como una ‘obra en marcha’ en las manos del Señor"

Este mito se parece mucho al anterior, pero se vincula más a la creencia de que estamos siendo castigados con la soltería. La confusión surge al no concebir la soltería como un estado bueno, de bendición, ¡como un regalo, al igual que el matrimonio! Este mito también lleva a una idea distorsionada: «Si Dios es tan bueno y Su mejor regalo es el matrimonio, ¿por qué este hombre o mujer no lo tiene? ¡Algo debe estar haciendo mal!». Lo cierto es que ninguna bendición del cielo es merecida, ni la soltería ni el matrimonio, pero Dios, en Su bondad, permite que podamos experimentar Su gracia en cualquier estado. Es siempre bueno reflexionar y pedirle a Dios que examine nuestro corazón (Sal 139), pero podemos confiar en Su soberanía y Sus tiempos providenciales en nuestra vida.

Mito #7: No estarás completo hasta que te cases.

El diseño de Dios para la humanidad no es un estado civil particular, sino que lo conozcamos por medio de Su Hijo y tengamos una relación viva con Él. Nuestra plenitud y realización solo se encuentran en relación con una persona: Jesús. Ninguna otra persona ni estado civil podrán hacerte más completo o completa. El diseño de Dios para la humanidad es que hombres y mujeres experimenten una relación viva y personal con Jesús, siendo parte de Su iglesia, amándolo y amando a otros al compartir Su evangelio. El matrimonio ciertamente es un modelo de vida que puede ayudar a vivir ese propósito y es un símbolo de una relación mucho más sublime e importante, la de Jesús y Su iglesia. Si estás soltero, de ninguna manera estás incompleto ni fuera del diseño de Dios. Él tiene un plan perfecto para cada uno en el estado civil en que nos encontramos desde el cual puede cumplir todos Sus propósitos.

Mito #8: La soltería es una sala de espera para una vida mejor.

Algunos cristianos llegan a vivir su soltería como un tiempo de «mientras tanto»; se percibe como una sala de espera antes de pasar a la vida de verdad y llena de propósito que vivirán una vez que se casen y formen una familia. La soltería es la mejor vida que Dios tiene para ti hoy, porque ya tienes acceso a Su vida abundante. El mayor regalo de tu vida no es ese matrimonio que anhelas. El mayor regalo que puede llegar a tu vida ¡es tu presente en Jesús!

Es la vida que Dios ya puso en tus manos, abundante, libre y llena de propósito. Tu vida no comenzará cuando te unas a alguien más. ¡Tu vida comenzó en el momento en el que recibiste la salvación por gracia y la vida eterna por medio de la fe en Jesús!

Mito #9: La vida de los casados es mejor o más importante que la de los solteros.

Este mito atribuye una estela de superioridad a los casados, como si el soltero fuese un cristiano de segunda clase. Algunos creen que el matrimonio es el medio más perfecto de santificación. Alguien me dijo que es inigualable la verdadera transformación y el crecimiento espiritual que trae el matrimonio. Entonces me pregunté, ¿quiere decir que Dios priva a los solteros del recurso más importante para su santificación? ¡Absolutamente no!

"El mayor regalo de tu vida no es ese matrimonio que anhelas. El mayor regalo que puede llegar a tu vida ¡es tu presente en Jesús!"

Es lamentable escuchar el testimonio de algunas personas solteras que han experimentado cierto rechazo en sus iglesias locales y ministerios por su estado civil. Aunque esto no es algo generalizado, muchas veces este mito viene de creer que los matrimonios y familias merecen más tiempo de formación o tienen mayor potencial de liderazgo, lo cual no puede estar más lejos de la realidad. El mejor líder de la historia, Jesús, era soltero. ¡Pensemos en todo lo que hizo Pablo para Dios sin casarse! Nadie es más importante que otro en el reino de Dios y menos por su estado civil. Esto significa que no debes perder tu tiempo anhelando el matrimonio para sentirte más relevante. La relevancia de tu vida proviene de que hoy estás llamado a caminar en las buenas obras que Dios preparó de antemano para ti antes de la fundación del mundo (Ef 2:10).

1 Si mis estándares de lo que busco en un esposo son que sea millonario, simpático, alto, atlético, educado, culto y que vaya a la iglesia, puedo decirte que además de estar buscando una falsa idea de perfección en mi cabeza, estoy siguiendo el estándar equivocado. No, no tiene nada de malo ser alto, con dinero o culto, pero si esas son tus prioridades para elegir a un esposo, corres el riesgo de pasar por alto lo que realmente vale la pena y de verdad necesitas en esa persona.

Clara Bastidas es abogada y master en Derechos Humanos del King’s College en Londres. Entre 2008 y 2018 trabajó en la Agencia de la ONU para los Refugiados, la Relatoría para los migrantes de la OEA y la Misión de Paz de la ONU en Colombia. Actualmente, es misionera en Quebec, Canadá, junto con su esposo José David y su hijo Gabriel. Comparte sobre el amor de Jesús y enseña sobre la Biblia en YouTube .

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