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Lectura de Hoy
22-12-2023
Devocional
Devocional: Zacarías 9
Zacarías 9—14 constituye una segunda y distintiva parte del libro. Con sus imágenes apocalípticas y sus coloridas metáforas, estos capítulos incluyen muchas unidades difíciles de entender. Por lo general, sin embargo, la línea principal de pensamiento es lo suficientemente clara. Zacarías 9 puede dividirse en tres secciones:
(1) La primera es “un oráculo” (9:18). La palabra peculiar utilizada sugiere algo de coacción: este oráculo es una “carga” para el profeta y no puede guardárselo para sí. En el pasado, la mayoría de los enemigos de Israel habían llegado por el norte. En esta profecía, sin embargo, es Yahvé mismo quien avanza sobre la Tierra Prometida desde el norte. La secuencia de ciudades mencionada establece la geografía: conquistará todas las ciudades a lo largo de la costa y llegará a su propia casa (9:8) y defenderá a su pueblo. La esperanza definitiva del pueblo de Dios reside en algo más espectacular que el regreso del exilio que ya han experimentado. Se halla en la suprema visitación del Dios Todopoderoso.
(2) La segunda sección describe la llegada del rey (9.9-10). Estos versículos están impregnados de alusiones a pasajes anteriores del Antiguo Testamento: a la figura que se detalla en Génesis 49:10-11, a los hechos reales de Miqueas 5:10, a la extensión de su reino en el Salmo 72:8, etc. En resumen, se trata de una figura mesiánica, aunque los versículos precedentes describen a Yahvé mismo que viene a rescatar a su pueblo. En ciertos aspectos, el pasaje es, pues, parecido a Isaías 9:1ss., donde un profeta espera también al reino davídico, a quien se le llama “Dios poderoso”. Mateo 21:5 y Juan 12:15 aluden a este pasaje en sus respectivos relatos de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Ninguno de ellos alude al versículo 10, ya que ambos evangelistas son conscientes de que solo se ha producido un cumplimiento parcial en su tiempo. El desarme y la paz incondicionales entre las naciones (9:10) espera su consumación. En este tipo de cita parcial de un texto veterotestamentario, siguen el ejemplo del Señor Jesús, quien, por la misma razón —es decir, porque el juicio final sigue estando en tiempo futuro—, cita algunas partes de pasajes del Antiguo Testamento y no otros (cf. Mateo 11:2-19, y la meditación del 1 de julio).
(3) Dios sigue hablando y proporciona todas las razones para regocijarse (9:11-17). Él mismo vendrá y liberará a los prisioneros, porque su fidelidad del pacto se ha sellado con sangre, no solo en el pacto abrahámico (Génesis 15:9-11), sino en su extensión en el mosaico (Éxodo 24:8) y, de forma suprema, en la sangre del nuevo pacto derramada sobre un monte, a las afueras de Jerusalén (véase Marco 14:24).
Devocional: Apocalipsis 13
Resulta que Satanás tiene dos bestias impías que le asisten, una que sale del mar (Apocalipsis 13:1-10) y la otra de la tierra (13:11-18). Juntos forman un triunvirato impío que, en cierta forma, imita a la Trinidad.
La verdad es que muchos de los símbolos apocalípticos de este capítulo han sido interpretados de maneras mutuamente excluyentes por diferentes escuelas de pensamiento. En estas breves meditaciones, me es imposible defender una estructura en particular. No obstante, en mi opinión estas bestias representan las manifestaciones históricas recurrentes del mal. En uno de los casos, es la maldad en su modalidad de oposición abierta al pueblo de Dios; en el otro, el mal se presenta como el engaño religioso. (No es en vano que, más adelante en el libro, a la bestia que surge de la tierra se le describe como “el falso profeta”: 19:20, por ejemplo.) Satanás no sólo envía agentes que abierta y violentamente atacan a los creyentes, sino que también manda emisarios cuya misión es seducir y engañar, si fuera posible, a los propios elegidos.
Observemos uno de los elementos extraordinarios de la descripción de la primera bestia. Ha recibido una herida mortal, pero esta ha sido curada. Eso suena incongruente: si la herida ha sido sanada, entonces no era fatal, y si era mortal, obviamente no hubiera podido ser sanada. Pero este simbolismo intenta describir las manifestaciones históricas repetidas de este monstruo. Surge como un Nerón, como el emperador romano, como Inocencio III, como Hitler. En cada caso, el monstruo es herido a espada. Muchas personas creen que la maldad en su peor manifestación ya ha sido destruida de manera final. El Reich de los mil años duró una década y media: esta seguramente fue la guerra que acabaría con todas las guerras. Pero luego comenzó de nuevo el genocidio: en el bloque oriental, en China, en Camboya, en Ruanda. La bestia recibe una herida mortal, pero siempre vuelve a la vida.
Notemos algunos de los símbolos que se utilizan para describir al falso profeta. Parece un cordero, pero habla como dragón (13:11): esto probablemente no significa que ruge como dragón y asusta a todos, sino que parece inocente, a pesar de que su discurso es el del dragón, el “gran dragón” del 12:9: nada más y nada menos que Satanás mismo. Este “cordero” resulta ser el portavoz de Satanás. Hace señales milagrosas y así engaña a los habitantes de la tierra (13:14). El texto no sugiere que las señales sean meros trucos; el poder de hacer milagros no necesariamente es muestra de poder divino. En última instancia, utiliza la autoridad que deriva de la primera bestia para establecer una identidad exclusiva para sus propios seguidores, excluyendo a todos los demás con sanciones económicas severas (13:16-17). Con sólo un poco de conocimiento histórico, podemos recordar manifestaciones de este tipo de coacción engañosa.
2 Crónicas 26
Reinado de Uzías
26 Y todo el pueblo de Judá tomó a Uzías, que tenía dieciséis años, y lo hicieron rey en lugar de su padre Amasías. 2 Él edificó a Elot y la restituyó a Judá después que el rey Amasías durmió con sus padres. 3 Uzías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y dos años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolías, de Jerusalén. 4 Uzías hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, conforme a todo lo que su padre Amasías había hecho. 5 Y persistió en buscar a Dios durante los días de Zacarías, quien tenía entendimiento por medio de la visión de Dios; y mientras buscó al SEÑOR, Dios le prosperó.
6 Salió y peleó contra los filisteos, y derribó la muralla de Gat, la muralla de Jabnia y la muralla de Asdod. Además edificó ciudades en la región de Asdod y entre los filisteos. 7 Dios lo ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gurbaal y contra los meunitas. 8 Los amonitas pagaron tributo a Uzías, y su fama se divulgó hasta la frontera de Egipto, pues llegó a ser muy poderoso.
9 Uzías edificó torres en Jerusalén en la puerta del Ángulo, en la puerta del Valle y en la esquina de la muralla, y las fortificó. 10 Edificó también torres en el desierto y excavó muchas cisternas, porque tenía mucho ganado, tanto en las tierras bajas como en la llanura. También tenía labradores y viñadores en la región montañosa y en los campos fértiles porque amaba la tierra.
11 Uzías tenía un ejército listo para la batalla, que salía al combate por divisiones conforme al número de su alistamiento, preparado por el escriba Jeiel y el oficial Maasías, bajo la dirección de Hananías, uno de los oficiales del rey. 12 El número total de los jefes de familia, guerreros valientes, era de 2,600. 13 Y bajo su mando estaba un ejército poderoso de 307,500 que hacían la guerra con gran poder para ayudar al rey contra el enemigo. 14 Uzías proveyó además a todo el ejército de escudos, lanzas, cascos, corazas, arcos y hondas para tirar piedras. 15 Y en Jerusalén hizo máquinas de guerra inventadas por hombres hábiles para ponerlas en las torres y en las esquinas, para arrojar flechas y grandes piedras. Por eso su fama se extendió hasta muy lejos, porque fue ayudado en forma prodigiosa hasta que se hizo muy fuerte.
16 Pero cuando llegó a ser fuerte, su corazón se hizo tan orgulloso que obró corruptamente, y fue infiel al SEÑOR su Dios, pues entró al templo del SEÑOR para quemar incienso sobre el altar del incienso. 17 Entonces el sacerdote Azarías entró tras él, y con él ochenta sacerdotes del SEÑOR, hombres valientes, 18 y se opusieron al rey Uzías, y le dijeron: «No le corresponde a usted, Uzías, quemar incienso al SEÑOR, sino a los sacerdotes, hijos de Aarón, que son consagrados para quemar incienso. Salga del santuario, porque usted ha sido infiel y no recibirá honra del SEÑOR Dios».
19 Pero Uzías, con un incensario en su mano para quemar incienso, se llenó de ira; y mientras estaba enojado contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los sacerdotes en la casa del SEÑOR, junto al altar del incienso. 20 Y el sumo sacerdote Azarías y todos los sacerdotes lo miraron, y él tenía lepra en la frente; y lo hicieron salir de allí a toda prisa, y también él mismo se apresuró a salir, porque el SEÑOR lo había herido.
21 El rey Uzías quedó leproso hasta el día de su muerte, y habitó en una casa separada, ya que era leproso, porque fue excluido de la casa del SEÑOR. Y su hijo Jotam estaba al frente de la casa del rey gobernando al pueblo de la tierra. 22 Los demás hechos de Uzías, los primeros y los postreros, fueron escritos por el profeta Isaías, hijo de Amoz. 23 Uzías durmió con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo del cementerio que pertenecía a los reyes, porque dijeron: «Es leproso». Y su hijo Jotam reinó en su lugar.
Apocalipsis 13
La bestia que sube del mar
13 El dragón se paró sobre la arena del mar.
Y vi que subía del mar una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas. En sus cuernos había diez diademas, y en sus cabezas había nombres blasfemos. 2 La bestia que vi era semejante a un leopardo, sus pies eran como los de un oso y su boca como la boca de un león. El dragón le dio su poder, su trono, y gran autoridad. 3 Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada. Y la tierra entera se maravilló y seguía tras la bestia. 4 Adoraron al dragón, porque había dado autoridad a la bestia. Adoraron a la bestia, diciendo: «¿Quién es semejante a la bestia, y quién puede luchar contra ella?».
5 A la bestia se le dio una boca que hablaba palabras arrogantes y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses. 6 Y abrió su boca con blasfemias contra Dios, para blasfemar Su nombre y Su tabernáculo, es decir, contra los que moran en el cielo. 7 Se le concedió hacer guerra contra los santos y vencerlos. Y se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. 8 Adorarán a la bestia todos los que moran en la tierra, cuyos nombres no han sido escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado.
9 Si alguno tiene oído, que oiga. 10 Si alguien es destinado a la cautividad, a la cautividad va; si alguien ha de morir a espada, a espada ha de morir. Aquí está la perseverancia y la fe de los santos.
La bestia que sube de la tierra
11 Vi otra bestia que subía de la tierra. Tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero y hablaba como un dragón. 12 Ejerce toda la autoridad de la primera bestia en su presencia, y hace que la tierra y los que moran en ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. 13 También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra en presencia de los hombres. 14 Además engaña a los que moran en la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de la bestia, diciendo a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia que tenía* la herida de la espada y que ha vuelto a vivir.
15 Se le concedió dar aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia también hablara y diera muerte a todos los que no adoran la imagen de la bestia. 16 Y hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les dé una marca en la mano derecha o en la frente, 17 para que nadie pueda comprar ni vender, sino el que tenga la marca, la cual es el nombre de la bestia o el número de su nombre.
18 Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, que calcule el número de la bestia, porque el número es el de un hombre, y su número es 666.
Zacarías 9
Juicio contra las naciones vecinas
9 Profecía de la palabra del SEÑOR contra la tierra de Hadrac y Damasco, su lugar de reposo (porque hacia el SEÑOR están puestos los ojos de los hombres y de todas las tribus de Israel),
2 Y también contra Hamat, que linda con ella, Y contra Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias. 3 Tiro se ha edificado una fortaleza, Y ha amontonado plata como polvo Y oro como barro de las calles. 4 Pero el Señor la despojará, Arrojará al mar su riqueza Y ella será consumida por el fuego. 5 Ascalón lo verá y temerá, También Gaza, y se retorcerá con gran dolor, Lo mismo Ecrón, pues su esperanza ha sido confundida. Además, perecerá el rey de Gaza, Y Ascalón no será habitada. 6 Un pueblo bastardo habitará en Asdod, Y Yo destruiré el orgullo de los filisteos. 7 Quitaré la sangre de su boca, Y sus abominaciones de entre sus dientes. Entonces él será también un remanente para nuestro Dios, Será como una tribu en Judá, Y Ecrón será como el jebuseo. 8 Pero Yo acamparé junto a Mi casa como un guardián Para que nadie vaya ni venga, Y no pasará más sobre ellos el opresor, Porque ahora vigilo con Mis ojos.
Restauración del pueblo
9 ¡Regocíjate sobremanera, hija de Sión! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Tu Rey viene a ti, Justo y dotado de salvación, Humilde, montado en un asno, En un pollino, hijo de asna. 10 Destruiré el carro de Efraín Y el caballo de Jerusalén, Y el arco de guerra será destruido. Él hablará paz a las naciones, Y Su dominio será de mar a mar, Y desde el Río hasta los confines de la tierra.
11 En cuanto a ti, por la sangre de Mi pacto contigo, He librado a tus cautivos de la cisterna En la que no hay agua. 12 Vuelvan a la fortaleza, Oh cautivos de la esperanza; Hoy mismo anuncio Que te restituiré el doble. 13 Porque entesaré a Judá como Mi arco, Y cargaré el arco con Efraín. Provocaré a tus hijos, oh Sión, Contra tus hijos, oh Grecia, Y te haré como espada de guerrero. 14 Entonces el SEÑOR aparecerá sobre ellos, Y Su flecha saldrá como un rayo; El Señor DIOS tocará la trompeta, Y caminará en los torbellinos del sur. 15 El SEÑOR de los ejércitos los defenderá; Ellos devorarán y pisotearán las piedras de la honda, Beberán y alborotarán como embriagados de vino, Se llenarán como tazón de sacrificio, Empapados como las esquinas del altar. 16 Los salvará el SEÑOR su Dios aquel día Como rebaño de Su pueblo; Porque como piedras de una corona Brillan sobre Su tierra. 17 Pues ¡cuánta es su gracia y cuánta su hermosura! El trigo hará florecer a los jóvenes y el vino nuevo a las vírgenes.
Juan 12