¿En qué consistía el nazareato? Antes de responder esta pregunta, permíteme dar un poco de contexto.
Después de que Dios liberara a la nación de Israel de una esclavitud de 400 años en Egipto, era necesario que este pueblo escogido fuese cultivado para representar a su Señor ante las naciones. Al pasar tantos años subyugados, no es extraño que el pueblo perdiera mucha de su identidad cultural y que no tuviera leyes religiosas y sociales que facilitarán la adoración y la convivencia. En el tiempo que el pueblo pasó en el monte Sinaí, Dios les dio leyes para el culto, pero también leyes morales para que conocieran cómo habría de ser su comportamiento a nivel familiar, social y religioso (Éx 19:1-2).
El Señor también habló del voto de nazareo en medio de todas esas regulaciones y leyes. Los nazareos eran esas personas que podían representar esa conexión entre lo correctamente religioso y lo éticamente social. Aunque esta misma imagen se puede ver en los reyes, sacerdotes y profetas, la diferencia del nazareo consistía en que este no necesariamente servía de forma directa en el templo. Se entiende la palabra nazir o nazareno como:
“persona consagrada a Dios. El sustantivo hebreo nazir procede del verbo nazar, que significa ‘atar’, y de ahí ‘separar’. El nazireato o nazareato es una institución premosaica muy antigua, reglamentado por la Ley de Moisés (Nm 6:1-21). La dedicación del nazir supone un alejamiento de ciertas cosas que separan de Dios o dificultan su consagración a Él. ‘Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Yahvé’ (Nm 6:8). El nazareato duraba un período determinado, pero no implica ruptura con la vida social ni ascetismo”.[1]
El nazareo también era definido como un “elegido y apartado para ser dedicado y consagrado que en ocasiones implicaba un servicio político o militar”.[2] Las leyes sobre el nazareato figuran mayormente en Números 6. Este capítulo describe los elementos específicos sobre las características y las condiciones para que se dé el cumplimiento adecuado del nazareato.
Reglamentos para un nazareo
– El voto de nazareo lo podía tomar un varón o una mujer (Nm 6:2).
– Durante el tiempo de nazareato, no podría ingerir uvas ni sus derivados, tampoco podía beber vinagre o alguna otra clase de licor (Nm 6:3-4).
– Mientras durara el nazareato, no debía cortarse el cabello porque esta sería la señal evidente de su dedicación como nazareo (Nm 6:5). El cabello largo era un símbolo de poder y de abundante vitalidad (cp. 2 S 14:25-26). Al concluir el nazareato, el nazareo debería afeitar su cabeza y poner el pelo en el fuego del altar bajo la ofrenda de paz que estaba ardiendo, sacrificando así al Señor el pelo de su cabeza que había sido llevado en honor a Él (Nm 6:18).
– El nazareo no se acercará a ninguna persona muerta (Nm 6:7-8).
– Si llegara a tocar sin querer a una persona al morir, quedará impuro y deberá cumplir con el protocolo de purificación descrito en Nm 6:9-12.
– Existían casos donde el nazareato era vitalicio, pero cuando era temporal y culminaba el tiempo de su dedicación a Dios, debía cumplir con un protocolo religioso de ofrendas ante el sacerdote (Nm 6:16-21).
Ejemplos y lecciones sobre el nazareato en la Biblia
Es posible identificar una evolución del concepto y las maneras de cumplir con el nazareato en la historia de Israel. Según los textos más antiguos (Jue 13-15;1 Sm 1:11; Gn 49:26; Dt 33:16), el propósito de esta institución consistía en mantener un representante ante la guerra contra los enemigos del pueblo de Dios. Según algunos expertos, para el nazareato antiguo no era tan importante el ascetismo frente a los idólatras cananeos como la defensa contra los enemigos de Israel, como en el caso de Sansón (Jue 16).
En el período de la monarquía, el nazareato evolucionó a nuevos comportamientos que consistían en una vida ascética que obedecía las prescripciones sacerdotales de abstinencia (Nm 6; cp. Lv 10:8; 21:11). El nuevo concepto consistía en que el nazareo era el consagrado a Dios y que se oponía con su vida a las influencias sincretistas paganas de los pueblos vecinos.
En el Nuevo Testamento se menciona que Juan el Bautista fue separado para el servicio a Dios. Juan era el heraldo de Cristo y mostró una vida ejemplar hasta el punto de que Cristo lo reconoció así (Mt 11:11). Con la llegada de Cristo y la instauración de una nueva era, encontramos el paralelo de nazareo en la palabra “santo”, aunque no se desarrolla de la misma manera. En Cristo, la santidad tiene dos elementos complementarios entre sí: la santidad posicional, o que fuimos tomados del reino de las tinieblas a la luz de Cristo (1 Ts 4:7), y la santidad progresiva, que consiste en apartarnos de un comportamiento de prácticas pecaminosas habituales (2 Co 7:1; Stg 1:21).
[1] Alfonso Ropero “Nazareo”, Gran diccionario enciclopédico de la Biblia (Barcelona: Editorial Clie, 2014) p. 2978.
[2] En Luis Alonso Schökel, “Nazir/Nazareo”, Diccionario bíblico hebreo-español (Madrid: Editorial Trotta, 1999) p. 486.
Nimrod López Noj posee una licenciatura en teología y estudios de maestría en Biblia del Seminario Teológico Centroamericano (SETECA) en Guatemala. Es profesor en el Instituto Bíblico Bautista de Ecuador y editor en Coalición por el Evangelio. Vive en Ecuador con su esposa Jeanine y su bebé.