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Lectura de Hoy

23-12-2023

Devocional

Devocional: Juan 13

El relato de la ocasión en que Jesús lavó los pies a sus discípulos (Juan 13:1-17) se narra para establecer varios puntos:

(1) Caminar por senderos polvorientos con sandalias descubiertas se cobraba su peaje. Muchos hogares asignaban a los sirvientes inferiores que lavaran los pies a sus visitas. En esta ocasión, sin embargo, Jesús y sus discípulos más cercanos están solos, y nadie piensa en asumir el papel del criado más humilde, nadie, excepto Jesús mismo. La forma en que Juan ordena los hechos muestra que, décadas más tarde, cuando escribe estas líneas, sigue sobrecogido por las dimensiones del acto. Jesús sabe que ha llegado su hora de ir a la cruz, “abandonar este mundo para ir al Padre” (13:1), pero no está absorto en sí mismo. Sabe que uno de aquellos cuyos pies está lavando es Judas Iscariote, quien, vendido como está al diablo, se halla en el proceso de traicionarlo. Sabe de dónde ha venido, “que había salido de Dios y a él volvía”. Durante todo el tiempo, había “amado a los suyos que estaban en el mundo”, y ahora les muestra la extensión de su amor “hasta el fin” (13:1), no solo el lavamiento de pies en sí, sino la cruz, a la que este señala (como veremos). Sabiendo todo esto y amando de este modo, “se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura” (13:4); es como si cada uno de los pasos hubiera quedado grabado a fuego dejando una marca indeleble en la memoria de Juan y pudiera revivirlo una y otra vez a cámara lenta. En el silencio de la habitación, Jesús lava los pies de sus discípulos.

(2) Pedro se niega (13:6-11). El intercambio que sigue tiene varias capas. En la superficie de las cosas existe una forma de humildad que, en realidad, es orgullo. En un sentido, lo más humillante que hay que soportar en este entorno es que Jesús lave tus pies. Por tanto, aquí hay una lección de humildad. Pero existe algo más profundo: “Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero lo entenderás más tarde” (13:7); que Jesús lave los pies de sus discípulos presagia, simbólicamente, el lavamiento que se lleva a cabo en la cruz, la auto humillación suprema que se exhibe en ella. Pedro no comprenderá estas cosas hasta después de los acontecimientos. Y, entonces, en un momento de entusiasmo drástico, quiere un baño, y se descubre una tercera capa que muestra a una persona ya limpia que no necesita un baño, sino tan solo que sus pies sean lavados (13:10). En ciertos aspectos, los discípulos, a excepción del hijo de perdición, ya están limpios. Aquí, tenemos, pues, una imagen del elemento “de una vez y para siempre” de la cruz (cf. Hebreos 9:11-1423-26); no necesitamos un nuevo sacrificio, sino una confesión renovada (1 Juan 1:79).

(3) Y siempre existe la exigencia de ser como Jesús. Reflexiona sobre 13:12-17 y su relevancia para nosotros hoy.

Devocional: 2 Crónicas 27–28

En Apocalipsis 13, descubrimos que todos los que estuvieran bajo la autoridad del triunvirato impío tienen una marca en su frente. Esto significa que pueden participar en el orden mundial del dragón y sus bestias, y ser librados de la ira de Satanás. Aquí en Apocalipsis 14, descubrimos que el pueblo de Dios también tiene algo en su frente: el nombre del Cordero y del Padre (14:1). Estas personas están de pie en el monte Sión con el Cordero y todas son libradas de la ira del Cordero. Por otro lado, los que llevan la marca de la bestia se enfrentan ahora a la ira del Cordero, bebiendo “el vino del furor de Dios, que en la copa de su ira está puro, no diluido” (14:10-11).

Las imágenes provienen de una visión muy distinta en Ezequiel 9, en la cual el profeta ve que Dios le pide a un hombre vestido de lino que ponga una marca sobre la frente de todas las personas en Jerusalén que guarden luto por su pecado. Cuando los verdugos angelicales pasan por la ciudad, decididos a la destrucción y a la matanza, pasan por alto a todos los que tienen la marca de Dios sobre su frente. Esta imagen se adapta ahora de dos maneras muy diferentes en Apocalipsis. Ahora todo el mundo tiene una marca en la frente. O tienes la marca de la bestia y eres librado de la ira de la bestia, pero te enfrentas al furor de Dios, o tienes la marca del Cordero, que implica que serás librado de la ira de Dios, pero tendrás que soportar las sanciones de la bestia.

¿Qué ira eliges soportar? Tendrás que enfrentarte a una de las dos. ¿Prefieres toparte con la ira de Satanás o la de Dios?

El Señor Jesús nos enseñó que debemos temer a Aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno (Mateo 10:28). En cuanto a ese tema, pocos pasajes son más aterradores que Apocalipsis 14. Se nos dice muy francamente que “el humo de ese tormento sube por los siglos de los siglos. No habrá descanso ni de día ni de noche para el que adore a la bestia y su imagen, ni para quien se deje poner la marca de su nombre” (14:11). No hay muchos pasajes más explícitos que este en cuanto a la duración eterna de ese castigo. La imagen gráfica final (14:19-20) es inimaginablemente horrenda. En el mundo antiguo, se usaban grandes lagares de piedra con agujeros en la parte de abajo. Estos se llenaban de uvas y jóvenes siervas entraban en ellos y las pisoteaban, exprimiendo el jugo que, a su vez, salía por los hoyos y se recogía para hacer vino. Pero ahora, a la luz de la última cosecha, debemos suponer que son personas las que se arrojan en el recipiente, pues lo que sale del “gran lagar de la ira de Dios” (14:19) es sangre que fluye en trescientos kilómetros.

Entonces, ¿a qué ira prefieres enfrentarte ?

2 Crónicas 27–28

Reinado de Jotam

27 Jotam tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa, hija de Sadoc. Jotam hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, conforme a todo lo que su padre Uzías había hecho; pero no entró en el templo del SEÑOR. Pero el pueblo seguía corrompiéndose. Jotam edificó la puerta superior de la casa del SEÑOR, y edificó extensamente en la muralla de Ofel. Edificó además ciudades en la región montañosa de Judá, y edificó fortalezas y torres en los bosques. También peleó contra el rey de los amonitas y los venció, y los amonitas le dieron aquel año 3.4 toneladas de plata, 10,000 coros (2.2 millones de litros) de trigo y 10,000 coros de cebada. Los amonitas le pagaron también lo mismo en el segundo y en el tercer año.

Jotam se hizo poderoso porque ordenó sus caminos delante del SEÑOR su Dios. Los demás hechos de Jotam y todas sus guerras y sus obras, están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén. Jotam durmió con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad de David; y su hijo Acaz reinó en su lugar.

Reinado de Acaz

28 Acaz tenía veinte años cuando comenzó a reinar, y reinó dieciséis años en Jerusalén; pero no hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR como su padre David lo había hecho, sino que anduvo en los caminos de los reyes de Israel; también hizo imágenes fundidas para los Baales. Además quemó incienso en el valle de Ben Hinom, e hizo pasar a sus hijos por el fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que el SEÑOR había arrojado de delante de los israelitas. Acaz sacrificó y quemó incienso en los lugares altos, en los montes y debajo de todo árbol frondoso.

Por lo cual el SEÑOR su Dios lo entregó en manos del rey de los arameos, que lo derrotaron, tomaron de él gran número de cautivos y los llevaron a Damasco. Y también él fue entregado en manos del rey de Israel, el cual lo hirió con gran mortandad. Porque Peka, hijo de Remalías, mató en Judá a 120,000 en un día, todos hombres valientes, porque habían abandonado al SEÑOR, Dios de sus padres. Y Zicri, hombre poderoso de Efraín, mató a Maasías, hijo del rey, y a Azricam, mayordomo de la casa, y a Elcana, segundo después del rey.

Los israelitas se llevaron cautivos de sus hermanos a 200,000 mujeres, hijos e hijas; y tomaron también mucho botín de ellos y se llevaron el botín a Samaria. Pero había allí un profeta del SEÑOR llamado Oded, y este salió al encuentro del ejército que venía a Samaria, y les dijo: «Porque el SEÑOR, Dios de sus padres, estaba lleno de ira contra Judá, los ha entregado en sus manos, y ustedes los han matado con una furia que ha llegado hasta el cielo. 10 Y ahora se proponen subyugar a los hijos de Judá y de Jerusalén como sus esclavos y esclavas. ¿No tienen ciertamente transgresiones de parte de ustedes contra el SEÑOR su Dios? 11 Ahora pues, óiganme, y devuelvan a los cautivos que capturaron de sus hermanos, porque el furor de la ira del SEÑOR está contra ustedes».

12 Entonces algunos de los jefes de los hijos de Efraín: Azarías, hijo de Johanán, Berequías, hijo de Mesilemot, Ezequías, hijo de Salum, y Amasa, hijo de Hadlai, se levantaron contra los que venían de la batalla, 13 y les dijeron: «No traigan aquí a los cautivos; porque se proponen traer sobre nosotros culpa contra el SEÑOR, añadiendo a nuestros pecados y a nuestra culpa. Porque nuestra culpa es grande y el furor de Su ira está contra Israel». 14 Entonces los hombres armados dejaron a los cautivos y el botín delante de los oficiales y de toda la asamblea. 15 Y se levantaron los hombres que habían sido designados por nombre y tomaron a los cautivos, y del botín vistieron a todos los desnudos y les dieron vestidos y sandalias. También les dieron de comer y de beber y los ungieron, y a todos los débiles los condujeron en asnos y los llevaron a Jericó, ciudad de las palmeras, a sus hermanos; entonces regresaron a Samaria.

16 En aquel tiempo el rey Acaz envió a pedir ayuda a los reyes de Asiria. 17 Porque los edomitas habían venido de nuevo y atacado a Judá y se habían llevado algunos cautivos. 18 También los filisteos habían invadido las ciudades de las tierras bajas y del Neguev de Judá, y habían tomado Bet Semes, Ajalón, Gederot y Soco con sus aldeas, Timna con sus aldeas, y Gimzo con sus aldeas; y se establecieron allí. 19 Porque el SEÑOR humilló a Judá a causa de Acaz, rey de Israel, pues él había permitido el desenfreno en Judá, y fue muy infiel al SEÑOR. 20 Y vino contra él Tilgat Pilneser, rey de Asiria, y lo afligió en vez de fortalecerlo. 21 Pues Acaz había tomado una porción del tesoro de la casa del SEÑOR, del palacio del rey y de los príncipes, y la había dado al rey de Asiria; pero NO le sirvió de nada.

22 Y en el tiempo de su angustia este rey Acaz fue aún más infiel al SEÑOR. 23 Sacrificaba a los dioses de Damasco que lo habían derrotado, y decía: «Por cuanto los dioses de los reyes de Aram los ayudaron, sacrificaré a ellos para que me ayuden». Pero ellos fueron su ruina y la de todo Israel. 24 Además, cuando Acaz recogió los utensilios de la casa de Dios, hizo pedazos los utensilios de la casa de Dios; cerró las puertas de la casa del SEÑOR e hizo para sí altares en cada rincón de Jerusalén. 25 En cada ciudad de Judá hizo lugares altos para quemar incienso a otros dioses, y provocó a ira al SEÑOR, Dios de sus padres.

26 Los demás hechos de Acaz y todos sus caminos, los primeros y los postreros, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 27 Acaz durmió con sus padres, y lo sepultaron en la ciudad, en Jerusalén, pues no lo pusieron en los sepulcros de los reyes de Israel. Su hijo Ezequías reinó en su lugar.

Apocalipsis 14

El cordero y los 144,000

14 Miré que el Cordero estaba de pie sobre el monte Sión, y con Él 144,000 que tenían el nombre del Cordero y el nombre de Su Padre escrito en la frente. Oí una voz del cielo, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de un gran trueno. La voz que oí era como el sonido de arpistas tocando sus arpas. Y cantaban* un cántico nuevo delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Nadie podía aprender el cántico, sino los 144,000 que habían sido rescatados de la tierra.

Estos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son castos. Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero. En su boca no fue hallado engaño; están sin mancha.

El mensaje de los tres ángeles

Después vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua, y pueblo, que decía a gran voz: «Teman a Dios y den a Él gloria, porque la hora de Su juicio ha llegado. Adoren al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas».

Lo siguió otro ángel, el segundo, diciendo: «¡Cayó, cayó la gran Babilonia!, la que ha hecho beber a todas las naciones del vino de la pasión de su inmoralidad».

Entonces los siguió otro ángel, el tercero, diciendo a gran voz: «Si alguien adora a la bestia y a su imagen, y recibe una marca en su frente o en su mano, 10 él también beberá del vino del furor de Dios, que está preparado puro en la copa de Su ira. Será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y en presencia del Cordero. 11 El humo de su tormento asciende por los siglos de los siglos. No tienen reposo, ni de día ni de noche, los que adoran a la bestia y a su imagen, y cualquiera que reciba la marca de su nombre». 12 Aquí está la perseverancia de los santos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

13 Entonces oí una voz del cielo que decía: «Escribe: “Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor”». «Sí», dice el Espíritu, «para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos».

La siega de la tierra

14 Y miré, y había una nube blanca, y en la nube estaba sentado uno semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz afilada. 15 Entonces salió del templo otro ángel clamando a gran voz a Aquel que estaba sentado en la nube: «Mete Tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la cosecha de la tierra está madura». 16 Aquel que estaba sentado en la nube metió Su hoz sobre la tierra y la tierra fue segada.

17 Otro ángel salió del templo que está en el cielo, que también tenía una hoz afilada. 18 Entonces otro ángel, el que tiene poder sobre el fuego, salió del altar, y llamó con gran voz al que tenía la hoz afilada, diciéndole: «Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas están maduras». 19 El ángel metió su hoz sobre la tierra, y vendimió los racimos de la vid de la tierra y los echó en el gran lagar del furor de Dios. 20 El lagar fue pisado fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre que subió hasta los frenos de los caballos por una distancia como de 320 kilómetros.

Zacarías 10

Promesas de bendición

10 Pidan lluvia al SEÑOR En el tiempo de la lluvia tardía, Al SEÑOR que hace los nubarrones; Él les dará aguaceros, Y hierba en el campo a cada uno. Porque los terafines hablan iniquidad, Y los adivinos ven visiones mentirosas, Y cuentan sueños falsos; En vano dan consuelo. Por tanto, el pueblo vaga como ovejas, Está afligido porque no hay pastor. «Contra los pastores se enciende Mi ira, Y a los machos cabríos castigaré. Porque el SEÑOR de los ejércitos ha visitado Su rebaño, la casa de Judá, Y hará de ellos como Su caballo de honor en la batalla. De Judá saldrá la piedra angular, De él la clavija, De él el arco de guerra, De él todo gobernante; todos juntos. Ellos serán como valientes, Que en la batalla pisotean al enemigo en el barro de las calles. Pelearán, porque el SEÑOR estará con ellos, Y serán avergonzados los que montan a caballo. Fortaleceré la casa de Judá Y la casa de José salvaré, Y los haré volver Porque me he compadecido de ellos. Serán como si no los hubiera rechazado, Porque Yo soy el SEÑOR su Dios, y les responderé. Efraín será como un valiente, Y se alegrará su corazón como por el vino; Sus hijos lo verán y se alegrarán, Y se regocijará su corazón en el SEÑOR. Y les silbaré para reunirlos, Porque los he redimido; Y serán tan numerosos como eran. Cuando Yo los esparza entre los pueblos, Aun en lejanas tierras se acordarán de Mí, Y vivirán con sus hijos, y volverán. 10 Los haré volver de la tierra de Egipto, Y de Asiria los recogeré; Los traeré a la tierra de Galaad y del Líbano, Hasta que no haya sitio para ellos. 11 Pasarán por el mar de la angustia, Y Él herirá las olas en el mar Y se secarán todas las profundidades del Nilo; Y será abatido el orgullo de Asiria Y apartado el cetro de Egipto. 12 Yo los fortaleceré en el SEÑOR, Y en Su nombre andarán», declara el SEÑOR.

Juan 13

Jesús lava los pies a Sus discípulos

13 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que Su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los Suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.

Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que lo entregara, Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en Sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, se levantó* de la cena y se quitó* el manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó* agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida.

Cuando llegó* a Simón Pedro, este le dijo*: «Señor, ¿Tú me vas a lavar a mí los pies?». Jesús le respondió: «Ahora tú no comprendes lo que Yo hago, pero lo entenderás después». «¡Jamás me lavarás los pies!», le dijo* Pedro. «Si no te lavo, no tienes parte conmigo», le respondió Jesús. Simón Pedro le dijo*: «Señor, entonces no solo los pies, sino también las manos y la cabeza». 10 Jesús le dijo*: «El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo limpio; y ustedes están limpios, pero no todos».

11 Porque sabía quién lo iba a entregar; por eso dijo: «No todos están limpios».

Jesús, ejemplo supremo de humildad

12 Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó Su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: «¿Saben lo que les he hecho? 13 Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy. 14 Pues si Yo, el Señor y el Maestro, les lavé los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. 15 Porque les he dado ejemplo, para que como Yo les he hecho, también ustedes lo hagan.

16 »En verdad les digo, que un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que lo envió. 17 Si saben esto, serán felices si lo practican.

18 No hablo de todos ustedes. Yo conozco a los que he escogido; pero es para que se cumpla la Escritura: “EL QUE COME MI PAN HA LEVANTADO CONTRA MÍ SU TALÓN”. 19 Se lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, crean que Yo soy. 20 En verdad les digo, que el que recibe al que Yo envíe, me recibe a Mí; y el que me recibe a Mí, recibe a Aquel que me envió».

Jesús identifica al traidor

21 Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: «En verdad les digo que uno de ustedes me entregará». 22 Los discípulos se miraban unos a otros, y estaban perplejos sin saber de quién hablaba.

23 Uno de Sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa reclinado en el pecho de Jesús. 24 Por eso Simón Pedro le hizo* señas, y le dijo*: «Dinos de quién habla». 25 Entonces él, recostándose de nuevo sobre el pecho de Jesús, le dijo*: «Señor, ¿quién es?».

26 Entonces Jesús respondió*: «Es aquel a quien Yo le dé el pedazo de pan que voy a mojar». Y después de mojar el pedazo de pan, lo tomó* y se lo dio* a Judas, hijo de Simón Iscariote. 27 Y después de comer el pan, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo*: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto».

28 Pero ninguno de los que estaban sentados a la mesa entendió por qué le dijo esto. 29 Porque algunos pensaban que como Judas tenía la bolsa del dinero, Jesús le decía: «Compra lo que necesitamos para la fiesta», o que diera algo a los pobres. 30 Y Judas, después de recibir el bocado, salió inmediatamente; y ya era de noche.

Un mandamiento nuevo

31 Entonces, cuando salió, Jesús dijo*: «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en Él. 32 Si Dios es glorificado en Él, Dios también lo glorificará en Él mismo, y lo glorificará enseguida. 33 Hijitos, estaré con ustedes un poco más de tiempo. Me buscarán, y como dije a los judíos, ahora también les digo a ustedes: “adonde Yo voy, ustedes no pueden ir”.

34 »Un mandamiento nuevo les doy: “que se amen los unos a los otros”; que como Yo los he amado, así también se amen los unos a los otros. 35 En esto conocerán todos que son Mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros».

Jesús predice la negación de Pedro

36 «Señor, ¿adónde vas?», le preguntó* Simón Pedro. Jesús respondió: «Adonde Yo voy, tú no me puedes seguir ahora, pero me seguirás después». 37 Pedro le dijo*: «Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora mismo? ¡Yo daré mi vida por Ti!». 38 Jesús le respondió*: «¿Tu vida darás por Mí? En verdad te digo, que no cantará el gallo sin que antes me hayas negado tres veces.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

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