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Lectura de Hoy

26-12-2023
Devocional
Devocional: Zacarías 13:2–9
En ciertas formas, Zacarías 13:2-9 sigue con el tema del liderazgo. Pero tiene dos partes, cada una de ellas con un énfasis muy claro:
(1) En 13:2-6, Dios condena a los falsos pastores, un tema común, claro está (p. ej., Jeremías 23:9ss.; Ezequiel 13; 24:1-10). Además, encaja con los versículos inmediatamente precedentes. En ellos, vimos una fuente abierta para la purificación de los habitantes de Jerusalén en general, y para la casa de David en particular. Pero, si tanto ciudadanos como la realeza son purificados por igual, también deben serlo los líderes religiosos. “En aquel día” (13:2), declara Dios, no sólo arrancará los ídolos, sino también a los falsos profetas de la tierra. La situación sufrirá tal transformación que el ideal del pacto entrará en vigor (Deuteronomio 13:6-11): si alguien dice “Así dice el Señor” cuando él no haya hablado, los miembros de su familia más cercana serán los primeros en silenciarlo. Los que en el pasado fueron falsos profetas se sentirán tan avergonzados que, cuando se los desafíe, insistirán en que son agricultores (13:4-5). Si hubiera “cicatrices proféticas” en su cuerpo (sin duda, heridas autoinfligidas vinculadas a un paganismo extático, como en 1 Reyes 18:28), mentirán con la boca pequeña e insistirán en que son el resultado de alguna pelea u otra cosa “en casa de mis amigos” (13:6).
(2) Algunos se han preguntado si los tres versículos finales (13:7-9) se han colocado mal y no deberían estar al final del capítulo 11 donde Zacarías ha dedicado gran atención a los pastores. En realidad, estos versículos no habrían tenido mucho sentido allí; sin embargo, aquí son admirablemente adecuados. El capítulo 11 acaba con la representación que Zacarías hace del pastor inútil que sufre la desaprobación divina. Pero el pastor de 13:7-9 es uno que Dios aprueba. Las conexiones con las dos secciones precedentes son más fáciles de demostrar. En 12:10—13:1, Yahvé mismo está herido, traspasado; y, después, se denuncia a los falsos profetas (13:2-9). Pero sigue habiendo la necesidad de un pastor adecuado. Es Dios, “mi pastor, el hombre en quien confío”. Dios ordena que la espada lo golpee (reflexiona sobre Hechos 4:27-28). En otros lugares, Dios mismo es el pastor y también lo es su siervo David (Ezequiel 34); aquí, pues, Dios mismo es traspasado y también su pastor. El primer resultado es la dispersión de las ovejas (13:7; véase Marcos 14:27; Mateo 26:31); el definitivo es la purificación y la fidelidad del pueblo de Dios (13:9).
Devocional: Apocalipsis 17
La visión de la prostituta en Apocalipsis 17 está repleta de un lenguaje colorido que ha confundido a muchos intérpretes. No obstante, las líneas principales son razonablemente claras e incluso los puntos más debatidos no son del todo oscuros. Aquí podemos reflexionar sobre tres materias:
(1) Para cualquier lector del primer siglo, la identificación básica de la ramera no ofrecería ninguna duda. La referencia a las siete colinas sobre las cuales está sentada (17:9), junto con la afirmación explícita de que la mujer “es aquella gran ciudad que tiene poder de gobernar sobre los reyes de la tierra” (17:18), la señalarían como Roma.
(2) Formalmente, se le identifica en términos algo oscuros: “misterio: Babilonia la Grande, la Madre de las Rameras y de las Abominaciones de la Tierra” (17:5). La Babilonia histórica en esta época era ya un lugar en ruinas, un centro relativamente pequeño y ciertamente debilitado, sin una influencia significativa. No obstante, en la época del Antiguo Testamento, Babilonia había representado todo lo pagano, poderoso, vil o lo que se promueve a sí mismo. Babilonia era la ciudad que había provocado el exilio de Judá y de Jerusalén (independientemente de que el pueblo de Dios se hubiera ganado el juicio). Ahora, el nombre de la ciudad antigua se le transfiere a Roma, el nuevo centro geopolítico. La palabra prostitutas no se refiere a prostitutas humanas ordinarias, sino a una prostitución espiritual (una vez más, tomado del Antiguo Testamento). “La madre de las X” es una manera semita de decir algo como “el arquetipo de todas las X”. Y en esa época, Roma ciertamente era, en este sentido, la madre de toda la prostitución espiritual, la fuente de las abominaciones de la tierra. Se merecía el título, no sólo por su paganismo, corrupción política, violencia, perversión interminable, extraordinarias riquezas y desgraciada pobreza, sino también porque este era el lugar donde al césar (un mero ser humano) se le refería en las monedas como “nuestro Señor y Dios”. Además, era el centro del cual emanaba la voluntad política que cada vez más iba en contra del pueblo de Dios.
(3) Las siete cabezas de esta prostituta apuntan hacia dos direcciones. Por un lado, miran hacia las siete colinas de Roma. También señalan a siete reyes, cinco de los cuales ya han caído, “uno está gobernando, el otro no ha llegado todavía” (17:10). Es extremadamente difícil relacionar esta lista con los césares conocidos del primer siglo. Se han identificado varias conexiones; pero no estoy seguro de cuál es la correcta. Pero la bestia sobre la que estaba montada la mujer, que se identifica claramente con la bestia que surgió del mar en el capítulo 13, la que recibe una herida mortal y luego es curada, “es el octavo rey” (17:11). Esto sugiere a muchos (correctamente, me parece) una manifestación del mal más allá del imperio romano.
2 Crónicas 31
Reformas religiosas de Ezequías
31 Cuando todo esto había terminado, todos los de Israel que estaban presentes salieron a las ciudades de Judá, despedazaron los pilares sagrados, cortaron las Aseras. También derribaron los lugares altos y los altares por todo Judá y Benjamín, y además en Efraín y Manasés, hasta acabar con todos ellos. Entonces todos los israelitas volvieron a sus ciudades, cada cual a su posesión.
2 Ezequías designó las clases de los sacerdotes y de los levitas, cada uno en su clase, según su servicio, tanto sacerdotes como levitas, para los holocaustos y para las ofrendas de paz, para que ministraran, dieran gracias y alabaran en las puertas del campamento del SEÑOR. 3 También designó de sus propios bienes la porción del rey para los holocaustos, es decir, para los holocaustos de la mañana y de la tarde, y los holocaustos de los días de reposo, de las lunas nuevas y de las fiestas señaladas, como está escrito en la ley del SEÑOR. 4 También ordenó al pueblo que habitaba en Jerusalén que diera la porción correspondiente a los sacerdotes y a los levitas, a fin de que se pudieran dedicar a la ley del SEÑOR.
5 Tan pronto como se divulgó la orden, los israelitas proveyeron en abundancia las primicias de grano, vino nuevo, aceite, miel y de todo producto del campo. Trajeron el diezmo de todo en abundancia. 6 Los israelitas y los de Judá que habitaban en las ciudades de Judá, trajeron el diezmo de bueyes y ovejas y el diezmo de las cosas sagradas dedicadas al SEÑOR su Dios, y los depositaron en montones. 7 En el mes tercero comenzaron a formar los montones y los terminaron en el mes séptimo. 8 Cuando Ezequías y los jefes vinieron y vieron los montones, bendijeron al SEÑOR y a Su pueblo Israel. 9 Ezequías preguntó a los sacerdotes y a los levitas acerca de los montones, 10 y el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoc, le dijo: «Desde que se comenzaron a traer las ofrendas a la casa del SEÑOR, hemos tenido bastante para comer y ha sobrado mucho, porque el SEÑOR ha bendecido a Su pueblo. Esta gran cantidad es lo que ha sobrado».
11 Entonces Ezequías ordenó que prepararan cámaras en la casa del SEÑOR, y las prepararon. 12 Fielmente llevaron allí las ofrendas y los diezmos y las cosas consagradas. El levita Conanías era el intendente encargado de ellas, y su hermano Simei era el segundo. 13 Jehiel, Azazías, Nahat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaía eran inspectores bajo el mando de Conanías y de Simei, su hermano, por nombramiento del rey Ezequías, y Azarías era el oficial principal de la casa de Dios. 14 El levita Coré, hijo de Imna, portero de la puerta oriental, estaba a cargo de las ofrendas voluntarias hechas a Dios, para repartir las ofrendas dedicadas al SEÑOR y las cosas santísimas. 15 Bajo su mando estaban Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías en las ciudades de los sacerdotes, para distribuir fielmente las porciones, por clases, a sus hermanos, fueran grandes o pequeños, 16 sin tener en cuenta su registro genealógico, a los varones de treinta años arriba, todos los que entraban en la casa del SEÑOR para las tareas diarias, por su trabajo en sus oficios según sus clases.
17 Los sacerdotes estaban inscritos genealógicamente conforme a sus casas paternas, y los levitas de veinte años arriba, según sus oficios y sus clases. 18 El registro genealógico incluía todos sus niños pequeños, sus mujeres, sus hijos y sus hijas de toda la asamblea, porque fielmente se consagraban en santidad. 19 También para los hijos de Aarón, los sacerdotes que estaban en las tierras de pasto de sus ciudades, o en cualquiera de las ciudades, había hombres que estaban designados por nombre para distribuir porciones a todo varón entre los sacerdotes, y a todos los inscritos genealógicamente entre los levitas.
20 Así hizo Ezequías por todo Judá; y él hizo lo bueno, lo recto y lo verdadero delante del SEÑOR su Dios. 21 Y toda obra que emprendió en el servicio de la casa de Dios por ley y por mandamiento, buscando a su Dios, lo hizo con todo su corazón y prosperó.
Apocalipsis 17
Las siete copas de la ira de Dios
La condenación de la gran ramera
17 Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, vino y habló conmigo: «Ven; te mostraré el juicio de la gran ramera que está sentada sobre muchas aguas. 2 Con ella los reyes de la tierra cometieron actos inmorales, y los moradores de la tierra fueron embriagados con el vino de su inmoralidad».
3 Entonces me llevó en el Espíritu a un desierto. Vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres blasfemos, y que tenía siete cabezas y diez cuernos. 4 La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada con oro, y piedras preciosas, y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena de abominaciones y de las inmundicias de su inmoralidad. 5 Sobre su frente había un nombre escrito, un misterio: «BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA». 6 Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los testigos de Jesús. Al verla, me asombré grandemente.
7 Y el ángel me dijo: «¿Por qué te has asombrado? Yo te diré el misterio de la mujer y de la bestia que la lleva, la que tiene las siete cabezas y los diez cuernos. 8 La bestia que viste, era y ya no existe, y está para subir del abismo e ir a la destrucción. Y los moradores de la tierra, cuyos nombres no se han escrito en el libro de la vida desde la fundación del mundo, se asombrarán al ver la bestia que era y ya no existe, pero que vendrá.
9 »Aquí está la mente que tiene sabiduría. Las siete cabezas son siete montes sobre los que se sienta la mujer. 10 También son siete reyes: cinco han caído, uno es y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que permanezca un poco de tiempo. 11 Y la bestia que era y ya no existe, es el octavo rey, y es uno de los siete y va a la destrucción. 12 Los diez cuernos que viste son diez reyes que todavía no han recibido reino, pero que por una hora reciben autoridad como reyes con la bestia. 13 Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y autoridad a la bestia. 14 Ellos pelearán contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes, y los que están con Él son llamados, escogidos y fieles».
15 También el ángel me dijo*: «Las aguas que viste donde se sienta la ramera, son pueblos, multitudes, naciones y lenguas. 16 Y los diez cuernos que viste y la bestia odiarán a la ramera y la dejarán desolada y desnuda, y comerán sus carnes y la quemarán con fuego. 17 Porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar Su propósito: que tengan ellos un propósito unánime, y den su reino a la bestia hasta que las palabras de Dios se cumplan. 18 La mujer que viste es la gran ciudad, que reina sobre los reyes de la tierra».
Zacarías 13:2–9
2 »Y sucederá en aquel día», declara el SEÑOR de los ejércitos, «que eliminaré de la tierra los nombres de los ídolos, y nunca más serán recordados; también Yo quitaré de la tierra a los profetas y al espíritu inmundo. 3 Y sucederá que si alguien profetiza todavía, su padre y su madre que lo engendraron le dirán: “No vivirás porque has hablado falsamente en el nombre del SEÑOR”; y su padre y su madre que lo engendraron lo traspasarán mientras profetiza.
4 »También sucederá aquel día que los profetas se avergonzarán cada uno de su visión cuando profetice, y no se vestirán con el manto de piel para engañar, 5 sino que cada uno dirá: “No soy profeta, soy labrador de la tierra, porque un hombre me vendió como esclavo en mi juventud”.
6 »Y alguien le dirá: “¿Qué son esas heridas en tu cuerpo?”. Y él responderá: “Son aquellas con que fui herido en casa de mis amigos”.
7 »Despierta, espada, contra Mi pastor, Y contra el hombre compañero Mío», Declara el SEÑOR de los ejércitos. «Hiere al Pastor y se dispersarán las ovejas, Y volveré Mi mano contra los pequeños. 8 Y sucederá en toda la tierra», declara el SEÑOR, «Que dos partes serán cortadas en ella, y perecerán; Pero la tercera quedará en ella. 9 Y meteré la tercera parte en el fuego, Los refinaré como se refina la plata, Y los probaré como se prueba el oro. Invocarán Mi nombre, Y Yo les responderé; Diré: “Ellos son Mi pueblo”, Y ellos dirán: “El SEÑOR es mi Dios”».
Juan 16