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Doctrina y comunión: dos características de una iglesia sana

La abundancia no siempre es sinónimo de bienestar. Esto es especialmente importante pensar cuando se habla de iglesias. El Señor invita a todo creyente a ser parte de una iglesia local, de una familia de la fe, pero ¿cuál? Douglas Torres nos ayuda a responder a esa pregunta al señalar dos características bíblicas básicas que se deben buscar al momento de ser parte de una congregación.

Hoy, en algunas ciudades, es normal tener un número alto de iglesias cristianas evangélicas, en ocasiones incluso es normal tener en una misma cuadra o vecindario varias de ellas, a veces hasta una al frente de la otra; ahora bien, sabemos que no todas son iguales, sabemos que hay casos donde hay diferencias pequeñas y grandes entre congregación y congregación, sabemos que mientras hay algunas muy abiertas y liberales hay otras muy cerradas y conservadoras, pero ¿sabemos cuáles iglesias son sanas y cuáles no? ¿hay formas de saber si una iglesia no es tan sana como parece? En este artículo quiero mostrar dos características de una iglesia saludable.



Hechos 2:42 hablando del inicial fruto de creyentes luego de la primera predicación del evangelio, dice: “Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración”. Podemos entonces notar las siguientes dos características de la iglesia primitiva.

1. La perseverancia en la doctrina bíblica

Lo primero que podemos notar del pasaje es que la iglesia temprana de Jerusalén tenía como convicción y práctica la persistencia y firmeza en la instrucción de quienes habían sido comisionados por Jesús, pues dice que se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los apóstoles. Al hablar el libro de hechos de la dedicación constante de esta iglesia del primer siglo, se habla de la constancia, persistencia, fidelidad y perseverancia de esta comunidad; simplemente los cristianos aquí tenían en claro cuál era su autoridad de fe y práctica, y esa autoridad era la doctrina apostólica.

Ahora bien, tal autoridad de estos enviados por Dios primero se manifestó de forma oral, como lo vemos en el contexto del capitulo dos de Hechos por medio de la predicación del apóstol Pedro, pero luego, conforme avanzó el tiempo, esta autoridad se manifestó también de forma escrita por medio de sus epístolas y evangelios que a la postre se convirtieron en el Nuevo Testamento.

Aquí es necesario explicar que el hecho de que la iglesia naciente se basara en la doctrina de los apóstoles, no significa, como algunos han argumentado en la historia de la iglesia, que el Antiguo Testamento ya no tenía valides para la iglesia, pues debemos recordar que al inicio, la iglesia casi en su totalidad estaba conformada por judíos que conocían al pie de la letra el antiguo pacto y lo aplicaban, mas bien lo que sí significa es que ahora los convertidos basaban su teología en la nueva revelación dada por medio de los apóstoles, significa que su conocimiento del Antiguo Testamento ahora era interpretado a la luz de la obra de Cristo.

Por lo tanto, tomando este ejemplo de la iglesia de Hechos 2, podemos decir que una iglesia sana tiene como una de sus características principales el perseverar en la teología bíblica, lo cual quiere decir que sus convicciones, creencias y prácticas están fundamentadas en todo el consejo de Dios, una teología que interpreta fielmente toda la Biblia de forma gramatical, histórico y cultural, una teología que comienza y finaliza con lo que dice la Palabra de Dios, una teología que lo que cree, hace y enseña está arraigado en verdades bíblicas independientemente de las modas y prácticas de la sociedad.

Sin duda alguna una iglesia sana es una iglesia conocedora de la Escrituras, practicante de las Escrituras y portavoz de las Escrituras.



Una iglesia sana es aquella que conoce las Escrituras, practica las Escrituras y es portavoz de las Escrituras. / Foto: Hannah Busing

2. La perseverancia en la comunión

La segunda característica que vemos de la naciente iglesia de Jerusalén es su dedicación constante en la comunión. El término comunión significa participación,  tener una parte, interacción, ayuda, compañerismo, relación estrecha  y confraternidad.

Por consiguiente lo que vemos aquí es una iglesia donde cada miembro era parte activa dentro de toda la confraternidad, una iglesia donde el término familia se entendía muy bien, pues dentro de ellos existía un compañerismo que se traducía en unidad y ayuda mutua.

El libro de Hechos nos sigue diciendo:

Todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común; vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno. Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón (2:44-46).

Lo natural y sano que vemos en esta característica de la iglesia naciente, es que el hombre o mujer que venía a los pies de Cristo, de forma automática se hacía parte activa de la comunidad de fe; aquí no hay llaneros solitarios, no hay creyentes sin congregarse ni creyentes sin comunión, dice que “todos los que habían creído estaban juntos”. El testimonio bíblico es que el cristiano verdadero tiene un deseo de estar con otros creyentes, es por esto que 1 Juan 3:14 dice que: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida porque amamos a los hermanos”.

Podemos entonces decir que quien ha creído en Cristo tendrá una necesidad y deseo de estar con quienes también han creído en Cristo, primero porque al amar a Dios amará también a los hijos de Dios (1Jn 5:1). Segundo porque es un mandamiento Divino (Heb 10:24-25). Y tercero porque es una forma como Dios trabaja y perfecciona a Sus hijos. Dios usa a otros creyentes para llevarnos a ser más como Cristo, simplemente nos necesitamos unos a otros, necesitamos de los dones que tienen otros hermanos, y a la vez, nuestros hermanos necesitan de nuestros dones, necesitamos de otros para seguir creciendo y así seguir luchando contra nuestros pecados (1Co 12:7; Ga 6:1-2; Ef 4:11-16).  Nuestro caminar cristiano es un caminar en comunidad.



Una iglesia sana se caracteriza también por la calidad de sus relaciones y por sus muestras de amor y ayuda entre sus miembros; esto es comunión.

Conclusión

¿Cómo reconocer si una iglesia o comunidad de creyentes es sana? De acuerdo con lo que vimos, primero reflexiona si lo que enseña tal iglesia es de verdad el mensaje de la Biblia o, si es solo opiniones o temas de moda o de motivación, observa si la autoridad en esta comunidad de fe está en las Escrituras o en la persona detrás del púlpito, ve si lo que afirman y hacen está realmente aprobado por la Palabra de Dios. 

Y, en segundo lugar, reflexiona sobre el ambiente dentro de la iglesia, observa si las relaciones en esta congregación son de tal modo que en realidad te llevan a crecer como cristiano, considera si te llevan a ser más como Cristo, de tal manera que tu pecado se vea confrontado no solo por las enseñanzas de las Escrituras sino también por las interacciones amorosas con los demás hermanos.

Una iglesia sana tiene características saludables, la doctrina bíblica y la buena comunión son características propias de una iglesia sana.

Douglas Torres

Graduado del seminario bíblico Río grande (Edinburg, Texas), en la actualidad cursa una maestría en teología en el seminario Teológico bautista de Venezuela. Es facilitador del Seminario Teológico Ministerial (SETEMI), prosefor del Centro de Capacitación bíblica para pastores y maestro de la iglesia bautista Nuevo Amanecer en Bocono Edo Trujillo. Está casado con Erika de Torres y juntos tienen dos hijos, Douglas Davet y Naryet Orel Torres.

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