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Lectura de Hoy
01-01-2024
Devocional
Devocional: Génesis 1
Estos cuatro capítulos describen nuevos comienzos, pero la primera lectura –Génesis 1– narra el origen de todo lo creado en el universo.
En principio, este capítulo, y las líneas de pensamiento que desarrolla, establece que Dios es distinto del universo que crea y, por tanto, el panteísmo queda descartado; que la creación original era buena en su totalidad y, por consiguiente, el dualismo queda al margen; que, según se declara, los seres humanos, varón y hembra, son los únicos hechos a imagen de Dios desmintiendo así toda forma de reduccionismo que afirma que somos parte del reino animal y nada más; que Dios es un Dios que habla, refutando cualquier noción de un Dios impersonal; que él ha hecho todas las cosas de forma soberana, incluidas todas las personas, por lo que se niega todo concepto de deidades meramente tribales.
Algunos de estos y otros temas relacionados quedan perfectamente claros por los autores bíblicos posteriores cuando reflexionan sobre la doctrina de la creación y ofrecen un sinfín de conclusiones de valor incalculable. La gloria total del orden creado da testimonio de la de su Hacedor (cf. Sal 19). El universo existió por la voluntad de Dios, a quien se adora de manera in- cesante por ello (cf. Ap 4:11). Que Dios haya creado todas las cosas habla de su trascendencia; es decir, que está por encima de este orden creado, del tiempo y del espacio, y, por tanto, no puede ser domesticado por ninguna cosa que este contenga (cf. Hch 17:24-25). Él creó todas las cosas y sigue gobernando sobre su totalidad, mostrando así que el racismo y el tribalismo deben ser rechazados (cf. Hch 17:26). Además, si hemos sido hechos a su imagen, resulta absurdo pensar que podamos representarle de manera adecuada con cualquier imagen inventada por nosotros (cf. Hch 17:29). Estas y muchas otras nociones quedan aclaradas en Escrituras posteriores.
Una de las implicaciones más importantes en la doctrina de la creación es la siguiente: es el fundamento de toda responsabilidad humana. El tema es recurrente en la Biblia, a veces de manera explícita y otras por implicación. Solo por poner un ejemplo, el Evangelio de Juan comienza con la declaración de que todo lo que fue creado existió por mediación del “Verbo” de Dios, que se encarnó en Jesucristo (cf. Jn 1:2-3, 14). Sin embargo, esta observación establece el escenario para una acusación devastadora: cuando este Verbo vino al mundo, aunque el mundo fue creado por medio de él, el mundo no le conoció (cf. Jn 1:10). Dios nos hizo para que fuésemos su “imagen”, para su propia gloria. Lejos de ser una medida de madurez, imaginar que somos autónomos no es más que la mayor señal de nuestra rebelión, la bandera de nuestro rechazo de la verdad (cf. Ro 1).
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Devocional: Esdras 1
Los primeros pasos hacia el retorno de Israel del exilio y la reconstrucción del templo (Esdras 1) son muy interesantes:
(1) Una persona sin demasiado conocimiento de historia puede pensar que Israel fue el único grupo nacional liberado del cautiverio del exilio, algo que históricamente no es cierto. Cuando los persas dominaron a los babilonios (que habían enviado a Judá al exilio), el rey Ciro de Persia, cambió la política que estos pusieron en práctica. Los babilonios (y antes los asirios) se llevaban a la aristocracia y a los dirigentes de los territorios subyugados. En el mundo antiguo, la rebelión se apoyaba en tres elementos: pueblo, tierra y religión. Si se eliminaba uno de los tres, las probabilidades de que se produjesen revueltas disminuían. Los imperios se aseguraban la paz deportando a todos los líderes de cada rama de una cultura a un nuevo territorio alejado de su propia tierra (separando así pueblo y tierra). Es obvio que también se producían enormes desplazamientos, lo que debió causar muchos efectos negativos, sobre todo económicos. Cualesquiera que fuesen las razones, Ciro no sólo acabó con esta política, sino que permitió que los exiliados, incluidos los judíos, volviesen a su patria.
(2) No obstante, Esdras no se equivoca cuando comprende que estos hechos son obra de Dios: “En el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, el Señor dispuso el corazón del rey” (1:1). En otra ocasión, Dios hizo que se llevase a cabo un censo de todo el mundo romano, a fin de llevar a una mujer encinta a Belén, una vez más para que se cumpliese una antigua Escritura (Lucas 2).
(3) En este caso, según Esdras, la profecía es la de Jeremías (Esdras. 1:1), haciendo referencia probablemente a Jeremías 25:11-12; 29:10-14; 51. Sería un error leer Esdras 1:1 con la idea de que Dios se viese obligado de alguna forma por la palabra de Jeremías, en lugar de lo contrario. El sentido es que la profecía de éste no es sino la palabra del Señor. Dios sólo está atado a su propia palabra. Cuando Daniel entendió que el tiempo de exilio estaba llegando a su fin, se dispuso a buscar el rostro de Dios por su pueblo (Daniel 9), exactamente lo que había que hacer. Aquí encontramos las respuestas a la oración de Daniel y a las promesas de Dios.
(4) Como es habitual, cuando el Señor obra de forma decisiva, no quedan cabos sueltos. Por una parte, conmueve al rey Ciro a que haga su proclamación; por otra, infunde el deseo de volver a casa en el corazón de muchos judíos (1:5). Después de todo, estamos hablando de una generación que creció totalmente en el valle del Tigris y el Éufrates. Sería como pedir a la segunda o tercera generación de inmigrantes en un país que volviese “a casa”, a la tierra de sus padres o abuelos. Sin embargo, el pueblo de Dios está dispuesto a hacerlo por el poder de su Señor.
Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Génesis 1
La creación
1 En el principio Dios creó los cielos y la tierra. 2 La tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. 3 Entonces dijo Dios: «Sea la luz». Y hubo luz. 4 Dios vio que la luz era buena; y Dios separó la luz de las tinieblas. 5 Y Dios llamó a la luz día y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día.
6 Entonces dijo Dios: «Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas». 7 Dios hizo la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión. Y así fue. 8 Y Dios llamó a la expansión cielos. Y fue la tarde y fue la mañana: el segundo día.
9 Entonces dijo Dios: «Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco». Y así fue. 10 Dios llamó a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas llamó «mares». Y Dios vio que era bueno. 11 Entonces dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semilla, y árboles frutales que den su fruto con su semilla sobre la tierra según su especie». Y así fue. 12 Y produjo la tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su especie, y árboles que dan su fruto con semilla, según su especie. Y Dios vio que era bueno. 13 Y fue la tarde y fue la mañana: el tercer día.
14 Entonces dijo Dios: «Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y sean para señales y para estaciones y para días y para años; 15 y sean por luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra». Y así fue. 16 Dios hizo las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para dominio del día y la lumbrera menor para dominio de la noche. Hizo también las estrellas. 17 Dios las puso en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 18 y para dominar el día y la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y Dios vio que era bueno. 19 Y fue la tarde y fue la mañana: el cuarto día.
20 Entonces dijo Dios: «Llénense las aguas de multitudes de seres vivientes, y vuelen las aves sobre la tierra en la abierta expansión de los cielos». 21 Y Dios creó los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, de los cuales, según su especie, están llenas las aguas, y toda ave según su especie. Y Dios vio que era bueno. 22 Dios los bendijo, diciendo: «Sean fecundos y multiplíquense, y llenen las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra». 23 Y fue la tarde y fue la mañana: el quinto día.
24 Entonces dijo Dios: «Produzca la tierra seres vivientes según su especie: ganados, reptiles y animales de la tierra según su especie». Y así fue. 25 Dios hizo las bestias de la tierra según su especie, y el ganado según su especie, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y Dios vio que era bueno.
Creación del hombre y de la mujer
26 Y dijo Dios: «Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra». 27 Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Dios los bendijo y les dijo: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra».
29 También les dijo Dios: «Miren, Yo les he dado a ustedes toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto les servirá de alimento. 30 Y a todo animal de la tierra, a toda ave de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra, y que tiene vida, les he dado toda planta verde para alimento». Y así fue. 31 Dios vio todo lo que había hecho; y era bueno en gran manera. Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día.
Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Mateo 1
Genealogía de Jesucristo
1 Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
2 Abraham fue padre de Isaac, Isaac de Jacob, y Jacob de Judá y de sus hermanos; 3 Judá fue padre de Fares y de Zara, cuya madre fue Tamar; Fares fue padre de Esrom, y Esrom de Aram; 4 Aram fue padre de Aminadab, Aminadab de Naasón, y Naasón de Salmón; 5 Salmón fue padre de Booz, cuya madre fue Rahab; Booz fue padre de Obed, cuya madre fue Rut; y Obed fue padre de Isaí; 6 Isaí fue padre del rey David.
Y David fue padre de Salomón, cuya madre Betsabé había sido mujer de Urías. 7 Salomón fue padre de Roboam, Roboam de Abías, y Abías de Asa; 8 Asa fue padre de Josafat, Josafat de Joram, y Joram de Uzías; 9 Uzías fue padre de Jotam, Jotam de Acaz, y Acaz de Ezequías; 10 Ezequías fue padre de Manasés, Manasés de Amón, y Amón de Josías; 11 Josías fue padre de Jeconías y de sus hermanos durante la deportación a Babilonia.
12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías fue padre de Salatiel, y Salatiel de Zorobabel; 13 Zorobabel fue padre de Abiud, Abiud de Eliaquim, y Eliaquim de Azor; 14 Azor fue padre de Sadoc, Sadoc de Aquim, y Aquim de Eliud; 15 Eliud fue padre de Eleazar, Eleazar de Matán, y Matán de Jacob; 16 Jacob fue padre de José, el marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
17 De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones; y desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
Nacimiento de Jesucristo
18 El nacimiento de Jesucristo fue como sigue: estando Su madre María comprometida para casarse con José, antes de que se llevara a cabo el matrimonio, se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo. 19 Entonces José su marido, siendo un hombre justo y no queriendo denunciarla públicamente, quiso abandonarla en secreto. 20 Pero mientras pensaba en esto, se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciéndole: «José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Y dará a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados».
22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo: 23 «HE AQUÍ, LA VIRGEN CONCEBIRÁ Y DARÁ A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRÁN POR NOMBRE EMMANUEL», que traducido significa: «DIOS CON NOSOTROS». 24 Cuando José despertó del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a María como su mujer; 25 y la conservó virgen hasta que dio a luz un Hijo; y le puso por nombre Jesús.
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Esdras 1
Proclamación de Ciro
1 En el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del SEÑOR por boca de Jeremías, el SEÑOR movió el espíritu de Ciro, rey de Persia, y este hizo proclamar por todo su reino y también por escrito: 2 «Así dice Ciro, rey de Persia: “El SEÑOR, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra, y Él me ha designado para que le edifique una casa en Jerusalén, que está en Judá. 3 El que de entre todos ustedes pertenezca a Su pueblo, sea su Dios con él. Que suba a Jerusalén, que está en Judá, y edifique la casa del SEÑOR, Dios de Israel; Él es el Dios que está en Jerusalén. 4 Y a todo sobreviviente, en cualquier lugar que habite, que los hombres de aquel lugar lo ayuden con plata y oro, con bienes y ganado, junto con una ofrenda voluntaria para la casa de Dios que está en Jerusalén”».
5 Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y los levitas, y todos aquellos cuyo espíritu Dios había movido a subir para edificar la casa del SEÑOR que está en Jerusalén. 6 Y todos los que habitaban alrededor de ellos los ayudaron con objetos de plata, con oro, con bienes, con ganado y con objetos preciosos, además de todo lo que fue dado como ofrenda voluntaria.
7 También el rey Ciro sacó los objetos de la casa del SEÑOR que Nabucodonosor se había llevado de Jerusalén y había puesto en la casa de sus dioses. 8 Ciro, rey de Persia, los hizo sacar por mano del tesorero Mitrídates, que los dio contados a Sesbasar, príncipe de Judá. 9 Este fue su número: 30 platos de oro, 1,000 platos de plata, 29 cuchillos duplicados; 10 30 tazas de oro; 410 tazas de plata de otra clase; y 1,000 de varias clases. 11 Todos los objetos de oro y de plata fueron 5,400. Sesbasar los trajo todos con los desterrados que subieron de Babilonia a Jerusalén.
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Hechos 1