Vida Cristiana

Encontrando a Jesús en nuestro estudio de la Palabra

Mis películas favoritas son las de suspenso. Me encantan las tramas en las que casi al final descubres una realidad sorprendente, que siempre estuvo ahí y que hace que todo tenga sentido cuando la descubres.

Son el tipo de películas que, cuando están bien logradas, puedes volver a ver y, como ya sabes lo que sucede, te vas dando cuenta de los detalles que no habías notado antes, porque no conocías esa revelación final que da sentido a toda la trama.

Algo similar ocurre con nuestro acercamiento a las Escrituras y la persona de Jesús. Cuando conocemos que Cristo es la parte esencial de la trama de esta gran historia y sabemos que está presente a lo largo de la Escritura, eso le da sentido a todo lo demás y nos permite ver la Palabra con ojos distintos.

En este artículo quiero contarte que toda la Escritura trata de Jesús y compartirte algunos principios para encontrarlo en nuestro estudio de la Palabra de manera fiel.

Toda la Escritura se trata de Jesús

La Biblia es un solo libro que, de principio a fin, nos apunta a Cristo y Su obra de redención. Cuando Jesús iba con Sus discípulos camino a Emaús, les declaró el enfoque redentor de la Biblia. Lucas nos cuenta: «Comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras» (Lc 24:27).

"La Biblia es un solo libro que, de principio a fin, nos apunta a Cristo y Su obra de redención"

Además, Jesús dice esto en uno de los pasajes en que encontramos la gran revelación de que toda la Escritura se trata de Él: «Ustedes examinan las Escrituras porque piensan tener en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de Mí!» (Jn 5:39). Como esto es una realidad, cuando nos acercamos a las Escrituras debemos hacerlo con la intención de ver de qué manera Jesús se revela en cada pasaje que estudiamos.

Sin embargo, aunque Jesús dijo que toda la Escritura se trata de Él, eso no implica que cada palabra, frase, signo de puntuación o versículo aislado revele directamente a Cristo, sino que cada pasaje dentro de su contexto nos ayuda a entender Su naturaleza y nuestra necesidad de Él.

Para entender mejor esto, miremos un par de ejemplos de cómo es tomar un verso aislado y forzarlo a que «revele» a Cristo. Necesitamos tener cuidado con las alegorías que la Biblia no hace, y con alegorías me refiero a usar elementos de la narrativa como símbolos o tipos.

– Si Éxodo 30:1 dice «Harás además un altar para quemar incienso en él. De madera de acacia lo harás», no puedo concluir: «El altar donde se iba a quemar el incienso como sacrificio fue hecho de una madera resistente, que podía aguantar cambios de temperatura sin ser quebrada. Asimismo, Cristo es nuestra madera de acacia: el lugar resistente que aguanta el peso de cargar con los pecados de la humanidad». En su lugar, debo ver ese verso dentro de su contexto y dentro de la gran historia de las Escrituras, para considerar cómo me apunta a Cristo. Por ejemplo, puedo reflexionar en que llegaría el día en el que no serían necesarios más sacrificios, ni más ofrendas, porque vendría un sacrificio mayor y suficiente.

– También sería incorrecto decir que, en la historia de la caída de Jericó, el cordón de la prostituta Rahab representa la obra de Cristo porque era rojo como Su sangre. En su lugar, este pasaje nos anuncia a Cristo porque Él vino a rescatar a repudiados como Rahab y a rescatar a destituidos como los israelitas. Rahab también nos recuerda el plan de redención porque es parte de la ascendencia del Mesías, el Rey rescatador (Mt 1).

¿Cómo buscamos a Cristo de una manera fiel?

A lo largo de toda la Escritura encontraremos pasajes que nos apuntarán a Jesús de diferentes maneras. En su libro Gracia sin límites, el autor Bryan Chapell nos presenta cuatro formas en que la Palabra nos apunta a Jesús, que quiero resumirte.

1. Una predicción de la obra de Cristo

En la Biblia encontramos pasajes —incluyendo salmos mesiánicos, literatura profética y apocalíptica— que nos apuntan a Jesús porque predicen la obra redentora de Dios en Cristo. Por ejemplo, el Salmo 2:7-9 nos habla del reinado del Mesías:

En la Biblia encontramos pasajes —incluyendo salmos mesiánicos, literatura profética y apocalíptica— que nos apuntan a Jesús porque predicen la obra redentora de Dios en Cristo. Por ejemplo, el Salmo 2:7-9 nos habla del reinado del Mesías:

 Hay otras ocasiones en las que la naturaleza predictiva de un pasaje solo puede ser vista a la luz del Nuevo Testamento. Por ejemplo, podemos ver los ecos de la naturaleza predictiva del Salmo 22 cuando es citado en Mateo 27.

Mateo 27

35 Y habiendo crucificado a Jesús, se repartieron Sus vestidos echando suertes;

37 Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza

46  Y alrededor de la hora novena, Jesús exclamó a gran voz, diciendo: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?». Esto es: «Dios Mío, Dios Mío, ¿Por qué me has abandonado?».

Salmos 22

18 Se reparten entre sí mis vestidos,
Y sobre mi ropa echan suertes.

7 Todos los que me ven, de mí se burlan;
Hacen muecas con los labios, menean la cabeza, diciendo:
 
1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?

2. Una preparación para la obra de Cristo

La intención inspirada de algunos textos del Antiguo Testamento, aunque no hacen mención de Jesús, es preparar al pueblo de Dios para entender aspectos de la persona o la obra de Cristo. No entenderíamos mucho del ministerio de Cristo en el Nuevo Testamento si el Antiguo

Testamento no nos hubiera preparado con distintos relatos de los profetas, sacerdotes y reyes o con eventos como los del libro de Éxodo y los sacrificios en el templo.

También los eventos, tanto negativos como positivos, que de una manera u otra hacen resaltar la necesidad de un Salvador, le prepararon el camino. Podemos encontrar un ejemplo en Oseas 4:1-6, que resalta la maldad entre los israelitas y, por tanto, la necesidad del Salvador.

3. Un resultado de la obra de Cristo

Hay pasajes que nos muestran a Cristo como Aquel que nos capacita para lo que nos llama a hacer. Obediencia sobre la base de la misericordia de Dios revelada en Cristo, imperativos (lo que se nos manda a hacer) basados en los indicativos (lo que Dios ha hecho primero).

Son llamados a la obediencia basados en Su poder. Por ejemplo: «Con este fin también trabajo, esforzándome según Su poder que obra poderosamente en mí» (Col 1:29).

"Hay pasajes que nos muestran a Cristo como Aquel que nos capacita para lo que nos llama a hacer"

Aunque esto es común en el Nuevo Testamento, también lo vemos anticipado en el Antiguo Testamento, cuando se resalta el obrar de Dios. Por ejemplo en la instrucción: «Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.

No tendrás otros dioses delante de Mí» (Dt 5:6-7), el imperativo es «No tendrás otros dioses delante de Mí» y el indicativo «Yo soy el Señor tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre».

4. Un reflejo de la obra de Cristo

Cuando un texto no predice algo sobre Cristo, no nos prepara de manera clara para recibir al Redentor ni nos muestra los resultados de Su obra, puede estar reflejando aspectos claves del mensaje redentor. Si es así, estas dos preguntas pueden ayudarnos a descubrirlo:

– ¿Qué revela este texto acerca de la naturaleza del Dios que provee redención?
– ¿Qué refleja este texto acerca de la naturaleza humana que requiere redención?

Estas preguntas son claves y nos ayudan a ponernos los lentes del evangelio cuando nos acercamos a la Palabra.

Conocer a Cristo

La Biblia no se trata de nosotros sino de Jesús. Él se ha revelado en Su Palabra para que le veamos, conozcamos, amemos y vivamos para Su gloria. Que Dios nos ayude a acercarnos a Su Palabra con un corazón deseoso de ver a Cristo, hasta que digamos junto con el apóstol Pablo:

«Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor» (Fil 3:8).


Patricia Namnún
 es coordinadora de iniciativas femeninas de Coalición por el Evangelio, desde donde escribe, contacta autoras, y adquiere contenidos específicos para la mujer. Sirve en el ministerio de mujeres en la Iglesia Piedra Angular, República Dominicana. Patricia es graduada del Instituto Integridad & Sabiduría y tiene un certificado en ministerio del Southern Baptist Theological Seminary, a través del programa Seminary Wives Institute. Ama enseñar la Palabra a otras mujeres y está felizmente casada con Jairo desde el 2008 y juntos tienen tres hermosos hijos, Ezequiel, Isaac, y María Ester. Puedes encontrarla en Instagram y YouTube.

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