Vida Cristiana
Hermana, perdona como Dios te perdonó en Cristo
La Palabra de Dios es clara cuando nos manda a perdonar a quienes nos ofenden: «…perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo» (Ef 4:32).
Aunque entendamos las verdades bíblicas sobre el perdón, no siempre es fácil ponerlo en práctica. Por eso quiero meditar en este artículo sobre la necesidad y los beneficios del perdón, para que seamos animadas a extender esta gracia a los demás.
¿Por qué es necesario perdonar?
Muchas veces no queremos perdonar porque sentimos que es justo que el ofensor pague el precio de la culpa y que sienta —si es posible— el mismo dolor que nos provocó.
Aunque es bueno anhelar la justicia, no nos corresponde a nosotras emitir el juicio definitivo sobre las acciones ni juzgar las motivaciones de las otras personas, en especial cuando no podemos reconocer ni siquiera las nuestras (Jr 17:9).
El único que puede juzgar con justicia es Dios. Sin embargo, solemos creer que siempre tenemos la razón y que nuestras evaluaciones son correctas (Pr 21:2).
Entonces, cuando creemos que podemos hacer justicia por nuestras manos, estamos posicionando nuestra capacidad por encima de la capacidad de Dios.
Esto es una expresión de la idolatría de nuestro corazón.
Como embajadoras de Cristo (2 Co 5:20), tenemos que andar en tal forma que el mundo de tinieblas pueda reconocer al Señor en nuestras vidas.
Para testificar a Cristo, tenemos que caminar de una forma que es imposible por nosotros mismos, a menos que el Espíritu Santo nos dirija. Este es el camino del perdón y el amor.
"La falta de perdón atenta contra nuestra vida espiritual, emocional y hasta física"
Gary Chapman dijo bien: «El perdón no es un sentimiento sino un compromiso.
Es una decisión demostrar la misericordia, y no tomar en cuenta la ofensa contra el ofensor. El perdón es una expresión de amor» (Los cinco lenguajes del amor, p. 32).
Cuando perdonamos, estamos demostrando el amor verdadero al mundo, estamos reflejando el carácter de Dios.
¿Quién se beneficia del perdón?
El beneficio mayor del perdón es para quien perdona.
Dios nos ha mandado a perdonar y cuando no perdonamos, estamos en pecado, lo que daña nuestra comunión con Dios (Is 59:2). Tan pronto estamos alejadas de Él por nuestros sentimientos de amargura y rencor, perdemos el poder que el Espíritu Santo nos ha otorgado en Cristo y estamos abriendo una oportunidad al diablo (Ef 4:26-27).
Además, la persona que se rehúsa a perdonar se vuelve necia y se le hace más difícil controlar su ira (Pr 29:11).
En cambio, la paz del Señor acompaña a quien perdona y Su gracia le enseña a tener la empatía necesaria para con el prójimo.
Dios regala felicidad y serenidad a quienes buscan ser obedientes a Su mandato de perdonar. Debemos recordar que, si queremos recibir el perdón de Dios, es necesario perdonar a otros (Mt 6:14-15). Cuando perdonamos, podemos tener una mente limpia (1 Jn 1:7, 2:1).
Además, el perdón puede tener un efecto positivo en las personas a nuestro alrededor, aunque no estén involucradas directamente con el problema. Ellos podrán aprender lecciones valiosas a través del ejemplo de nuestro perdón.
Por supuesto, el ofensor también se beneficia por el perdón que le otorgan, en especial porque no sufrirá la venganza de aquel a quien ha ofendido, aunque las consecuencias impuestas por Dios siguen en pie.
Sin embargo, un ofensor arrepentido puede confiar que el Señor es compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia (Sal 103:7).
Aun el ofensor no arrepentido puede ser impactado en gran manera al recibir el perdón del ofendido. El evangelio puesto en acción lo confronta para que vea su necesidad de transformación.
Muchas veces Dios ha usado casos así para traer a ofensores a los pies de Cristo. Así, la práctica del perdón beneficia el avance de la obra del Señor.
Cuando los embajadores de Cristo caminan sobre Sus huellas, el aroma de nuestro Señor se hace evidente por todas partes (1 Co 2:15-16). El mundo vive en tinieblas, justificando la falta de perdón, pero los cristianos debemos traer luz con nuestra manera de vivir (Ef 5:8).
Recordemos que el buen obrar de los santos puede vencer el mal (Ro 12:21).
¿Cuáles son las consecuencias de no perdonar?
"Ese amor que se demostró en Cristo es el que nos mueve a perdonar a otros"
Como dije más arriba, la falta de perdón hace daño a la comunión con Dios, de quien viene toda dádiva buena y los dones perfectos (Stg 1:17).
Cuando no perdonamos, nos quedamos inquietas y amargadas, la ofensa sigue dando vueltas en nuestra mente y la falta de perdón comienza a controlarnos, afectando cómo tratamos a aquellos a nuestro alrededor.
Finalmente, descubrimos que la falta de perdón atenta contra nuestra vida espiritual, emocional y hasta física.
Por eso, Dios quiere liberarnos de nuestro pecado de falta de perdón (cp. Jn 8:36).
Él nos ofrece una vida libre, pero esta libertad viene por la fe en Él que nos dirige a la obediencia a Sus mandatos. Si queremos disfrutar de la vida en libertad y comunión que el Señor quiere regalarnos, ¡debemos perdonar!
¿Es posible perdonar como Él nos ha perdonado?
Espero que, al repasar la necesidad y los beneficios de perdonar, como también las consecuencias de no hacerlo, seas animada a perdonar a los demás como Dios te perdonó en Cristo.
¿Cómo es que Dios nos perdonó en Cristo? A pesar de que no lo merecíamos, a pesar de que éramos Sus enemigas y no lo pedimos inicialmente, sino porque Él es amor. Ese amor que se demostró en Cristo es el que nos mueve a perdonar a otros.
¿Podremos hacerlo todo el tiempo, con todos los que nos ofenden? Probablemente no, no siempre es tan fácil. Sin embargo, proseguimos con entusiasmo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios (Fil 3:14).
Para que podamos amar como Cristo amó, debemos perdonar como Cristo perdonó, y entonces caminaremos sobre las huellas del Espíritu como Cristo caminó.
Catherine Scheraldi de Núñez es la esposa del pastor Miguel Núñez, y es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Está encargada del ministerio de mujeres Ezer de la Iglesia Bautista Internacional. Conduce el programa Mujer para la gloria de Dios, en Integridad y Sabiduría. Puedes seguirla en Twitter.