Reflexiones
Nuestro Dios no dejará caído para siempre al justo.
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“Echa sobre Jehová tu carga, y Él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo. (Salmo 55:22)”
Los niños, cuando están aprendiendo a caminar, sufren de muchos tropiezos y caídas. Esto sucede principalmente porque la acción de caminar es algo totalmente nuevo para ellos, y en dicha acción deberán desarrollar habilidades que todavía no logran manejar bien en su corta vida.
Para los padres primerizos, puede ser bastante preocupante presenciar los constantes tropiezos de sus pequeños hijos, pero con el pasar del tiempo, los padres entienden que para que su hijo pueda caminar correctamente deberán superar el proceso de aprendizaje.
Y en menos de lo que se dan cuenta, su hijo estará cayéndose cada vez menos, levantándose más rápido, y después de este proceso de aprendizaje la preocupación será la de cómo hacer para que se queden quietos un momento.
De forma similar, en nuestro andar como hijos de Dios vamos pasando por diferentes etapas, algunas simples, otras más complejas y por último, tendremos que pasar por etapas que no son muy agradables.
Todas estas etapas nos ayudan para alcanzar nuestra madurez espiritual que todo hijo de Dios anhela alcanzar.
Las etapas que son más difíciles de superar en nuestro crecimiento las llamaremos caídas o tropiezos en nuestro andar cristiano y no solo ocurren en nuestras vidas, sino en las vidas de todos los demás creyentes.
A pesar de ello, tenemos un amoroso Dios que nos anima a levantarnos y a no quedarnos tendidos en el suelo al momento de caer, y La Escritura en este sentido nos dice:
“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; Mas los impíos caerán en el mal. (Proverbios 24:17)”
La vida está llena de episodios buenos, y otros que no lo son tanto. Así como un día podemos estar celebrando un ascenso en el trabajo y al otro puede ser que estemos en la nómina de los que serán despedidos.
Generalmente, los episodios que no son tan buenos son los que nos roban nuestra atención, nuestras fuerzas, y en ellos es donde enfocamos la mayor parte de nuestros pensamientos y preocupación.
Cuando fracasamos en alguno de nuestros objetivos, puede ser que nos pongamos tristes y perdamos en cierto modo nuestro enfoque y nuestra perspectiva en lo que deseamos alcanzar.
También puede suceder que cuando sufrimos un resbalón en cualquier área de nuestras vidas, sea espiritual, laboral o familiar, la vergüenza en muchas ocasiones puede ser más fuerte que nuestras propias fuerzas para levantarnos y seguir adelante.
Es en estos casos cuando nuestro ánimo cae por el piso, es ahí cuando debemos tomar la determinación de acercarnos a la Palabra de Dios, porque en ella encontraremos instrucciones claras que nos ayudarán a levantarnos.
En el Salmo que sirve de base bíblica para esta reflexión, se nos da un consejo que nos ayudará a levantarnos rápidamente de cualquier caída o tropezón que suframos:
¡¡¡ECHA SOBRE JEHOVÁ TU CARGA!!!
Sería sabio preguntarnos:
¿Qué tipo de carga estamos llevando sobre nuestros hombros?
Ya que debemos entender que muchas de nuestras caídas son consecuencias de las cargas que llevamos a cuesta y que no deberíamos llevar, ya que al hacerlo la vida se torna difícil.
“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. (Juan 16:33)”
Y con esas cargas extras que llevamos sobre nuestros hombros, la vida puede convertirse en algo imposible de sobrellevar.
Una carga puede estar representada por nuestra familia inconversa, por nuestras amistades, por nuestros estudios, por conseguir un buen trabajo, por una relación sentimental, por un hobby que no puedo realizar, o cualquier cosa que aunque parezcan buenas nos haga fallar en nuestra relación con nuestro Dios.
Sin querer al pasar el tiempo, vamos acumulando sentimientos, pensamientos y recuerdos, que pueden convertirse en una carga extremadamente difícil de poder sobrellevar.
Por tal razón, lo mejor que podemos hacer es dejar todas esas cargas en las manos de nuestro amado Dios, ya que para nosotros puede ser algo imposible de sobrellevar y solucionar por nuestros propios medios, pero para nuestro Dios no lo es.
Muchos siglos después que el rey David escribió el Salmo 55, nuestro Señor Jesucristo dijo que se acercaran a Él, todos los que estuviesen trabajados y cargados porque Él los haría descansar.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. (Mateo 11:28).”
Esta palabra dada por nuestro Señor Jesús es una promesa impresionante, especialmente para todos nosotros que vivimos en una sociedad tan agitada como lo es la nuestra.
Jesús nos promete darnos descanso, al momento de entregar nuestras cargas a Él, ya que sería casi imposible poder descansar, y simultáneamente llevar nuestras cargas.
El apóstol Pedro nos dice algo similar y nos manifiesta lo siguiente:
“Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros. (1 Pedro 5: 7)”
El apóstol Pedro nos anima a colocar todas nuestras ansiedades sobre Jesús porque Él tiene cuidado de cada uno de nosotros.
Cuando entendemos que Dios nos desea cuidar, podemos dejar confiadamente nuestras cargas en Sus manos, porque sencillamente nadie nos podrá ayudar como Él lo puede hacer.
Si hemos caído, necesitamos dejar delante de nuestro Dios todo aquel peso que nos impide levantarnos.
Por lo general, nuestro enemigo al vernos en el piso, nos acusará y tratará de que nos mantengamos tirados ahí.
Por lo tanto, es nuestra tarea el poder levantarnos y entender que, si confesamos nuestras faltas, nuestro Dios es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad:
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:9).”
El Salmo en el cual se basa esta reflexión también nos enseña dos grandes promesas.
La primera nos dice que, Él nos sustentará; y la segunda nos dice que Él no dejará para siempre caído al justo.
🔹️LA PRIMERA PROMESA NOS ENSEÑA QUE DIOS NOS SUSTENTARÁ:
Esta es una promesa increíble, pues es Dios quién sustentará todas las cosas con Su Palabra, Él nos sustentará personalmente a cada uno de nosotros.
“El cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. (Hebreos 1:3)”
También con Su poder y con Sus bendiciones estará sustentando nuestras vidas, y si Dios tiene el poder para mantener el Universo en orden:
¿Cómo no va a poder mantener en orden nuestras vidas?
¡¡¡NUESTRO AMADO DIOS SIGUE SIENDO EL MISMO!!!
Se hace necesario que cada uno de nosotros como creyentes entendamos que nuestro Dios sigue siendo el mismo de ayer, hoy, y por los siglos, y así lo manifiesta el autor del libro de Hebreos:
“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. (Hebreos 13:8),
Su Palabra nos dice claramente que, aunque nosotros seamos infieles, Él siempre permanecerá fiel.
“Si fuéremos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo. (2 Timoteo 2:13). “
Aunque nosotros le fallemos, Su amor y Su misericordia hacia nosotros es incondicional, y Él nos sostendrá en aquellos momentos en los cuales pensemos que ya no podremos resistir más.
🔸️LA SEGUNDA PROMESA A LA CUAL HACE MENCIÓN ESTA PALABRA, NOS ENSEÑA QUE NUESTRO DIOS NO DEJARÁ CAÍDO PARA SIEMPRE AL JUSTO.
En otras palabras, siempre habrá una nueva oportunidad para hacerlo de nuevo, y hacerlo de mejor forma.
Uno de los casos que mejor ejemplifica esto, es el caso del apóstol Pedro. Él le falló a Jesús y lo negó cuando había dicho que no lo haría, e incluso dijo que estaba dispuesto a morir por Él.
Sin embargo, después de negarlo, Jesús le restauró luego de resucitar de entre los muertos y le volvió a hacer el llamado de apacentar a Sus ovejas.
El apóstol Pedro, en un principio, se caracterizaba por su rudeza y por sus constantes fallas, pero luego fue restaurado por el Señor y se levantó para dirigir la iglesia apostólica, predicando a multitudes, y haciendo señales extraordinarias.
Es indispensable que cada creyente entienda que su posición como hijo de Dios no cambiará, y que a pesar de que nuestra situación actual no sea la más correcta delante de Dios, siempre habrá una nueva oportunidad para levantarnos, y alinear nuestras vidas a la voluntad de nuestro Dios.
Por lo tanto, mis queridos hermanos, necesitamos dejar nuestras cargas en las manos de nuestro Dios, sin importar que tan pesadas sean, Dios nos puede ayudar a llevarla y no solo eso, Él puede y quiere guiar nuestras vidas de la mejor manera.
Aunque en nuestro caminar por esta vida nos equivoquemos, nuestro amado Dios en Su infinita misericordia, no nos dejará caídos en el piso por mucho tiempo. Si no que nos proveerá de lo necesario, para que nos podamos levantar una vez más.
Quizás lo que esperamos para reaccionar, sea una reflexión como esta o un mensaje entregado en nuestra iglesia o una simple canción cristiana que nos hace sentido y toca lo más profundo de nuestros corazones, por lo tanto,
¡¡¡NO ESPERES MÁS Y CON LA AYUDA DE NUESTRO DIOS VUELVE A LEVÁNTAR!!!
𝑸𝒖𝒆 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝑫𝒊𝒐𝒔 𝒂𝒏̃𝒂𝒅𝒂 𝒃𝒆𝒏𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂́ 𝒓𝒆𝒇𝒍𝒆𝒙𝒊𝒐́𝒏
Que Dios te cuide y bendiga junto a tus seres queridos y anúnciale al mundo que nuestro Señor Jesucristo vive y espera con Sus manos amorosas por el que quiera conocerle.
Franklin Mirabal, es miembro líder de la Iglesia Asamblea de Dios Central de Higüey, Rep. Dom.