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Lectura de Hoy

10-03-2024

Devocional

Devocional: Lucas 24

Los dos primeros versos del siguiente poema son una meditación de una parte de Lucas 24:1-813-25. Los dos últimos se basan en otros relatos de la resurrección (Jn. 20:24-29He. 2:14-151 Co. 15:50-58). En inglés se puede cantar con música típica de Londonderry (“Danny Boy”).

Vinieron solas: eran algunas mujeres que le recordaron,
se inclinaron con especias para ungir su cuerpo.
Por oscuras callejuelas, lloraron a su manera y honraron
a aquel cuya muerte había destrozado sus esperanzas.
“¿Por qué buscáis vida entre los sepulcros?

No está aquí. Ha resucitado tal como indicó.
Recordad lo que os dijo estando en Galilea:
El Hijo del Hombre morirá, y resucitará de entre los muertos”.

Dos regresaban a su casa, inmersos en la derrota y la pérdida,
explicando a un desconocido el por qué de su tristeza.
Cómo Jesús pareció ser el Rey ante su cruz,
cómo quedaron sepultadas las esperanzas en su tumba.
“¡Cuánto han tardado en ver que el glorioso peregrinar de Cristo
había de pasar por la cruz”; y entonces partió el pan.
Sus ojos fueron abiertos y entendieron la verdad de las Escrituras:

aquel hombre que les enseñaba había resucitado de entre los muertos.

Era escéptico: no era para él esa fe fácil
que cambia la verdad por un suspiro sentimental.
Si no veía las marcas de los clavos en sus manos
y tocaba su costado, no creería aquella mentira.
Entonces, llegó Jesús, a pesar de las puertas bien cerradas con llave.
“Arrepiéntete por dudar y ven, toca mi costado;
busca las heridas que los clavos dejaron en mis quebrantadas manos.
Y entiende que yo, que ahora te hablo, un día estuve muerto”.

Han pasado muchos años y seguimos temiendo a la muerte,
que nos roba a nuestros seres amados, nos deja deshechos
y sigue confrontándonos, señalando con su aliento helado
el terror final cuando acaba la carrera de la vida.
Mas una cosa sé: el Salvador cruzó primero este sendero,
con su cuerpo vestido de inmortalidad.
Se ha extraído el aguijón: del pecado, el poder se ha destruido.
Cantamos: la muerte ha sido absorbida en la victoria.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.

Devocional: 2 Corintios 9

La meditación del 20 de septiembre en el volumen 1 incide en 2 Corintios 9. Sin embargo, quiero volver a detenerme en este pasaje.

No es necesario repasar la exhortación que Pablo expresa con tanto cuidado a los cristianos de Corinto, de que tuviesen preparado para él el dinero que prometieron enviar a los pobres de Jerusalén (caps. 8—9). Hoy nos centraremos en el vínculo existente entre la misma y el Evangelio.

En el capítulo 8, Pablo recuerda el ejemplo de Cristo, que se entregó en sacrificio: “Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que aunque era rico, por causa de vosotros se hizo pobre, para que mediante su pobreza vosotros llegarais a ser ricos” (8:9). Aquí, en el 9, Pablo dice que si los corintios cumplen lo prometido, los creyentes “alabarán a Dios por la obediencia con que vosotros acompañáis la confesión del evangelio de Cristo, y por vuestra generosa solidaridad” (9:13, cursivas añadidas). En cualquier caso, Pablo nunca deja que los cristianos olviden que todas nuestras ofrendas no son sino un minúsculo reflejo del “don inefable” de Dios (9:15), que, por supuesto, se encuentra en la raíz del Evangelio.

Gran parte de la ética cristiana básica está vinculada de una forma u otra al Evangelio. Cuando los maridos necesitan enseñanza acerca de cómo tratar a su esposa, el apóstol no presenta una terapia matrimonial especial ni apela a una experiencia mística. Más bien, fundamenta la conducta en el Evangelio: “Esposos, amad a vuestras esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella” (Efesios 5:25). Si buscamos madurez, tengamos cuidado de cualquier enfoque “más profundo” de la vida, que pase por alto el Evangelio, porque Pablo escribe: “Por eso, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús como Señor, vivid ahora en él, arraigados y edificados en él, confirmados en la fe como se os enseñó, y llenos de gratitud” (Colosenses 2:6-7). Por supuesto que existe una “vida más profunda” en el sentido de que se exhorta a los cristianos a seguir luchando por conformarse cada vez más a Cristo Jesús y no estancarse en el estado presente de obediencia (por ejemplo, Filipenses 3). No obstante, este hecho no llama a recurrir a nada que se aparte del Evangelio o le añada algo.

Debemos evitar la tendencia a creer que, mientras el Evangelio suministra una especie de billete para escapar del juicio y el infierno, el verdadero poder transformador de vidas proviene de otra fuente, una doctrina esotérica, una experiencia mística, una técnica terapéutica, un curso de discipulado. Esta visión del Evangelio sería muy limitada y, lo que es peor, acaba relativizándolo y marginándolo, despojándolo de su poder mientras dirige la atención de las personas lejos de él y hacia algo menos útil.


Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.

Éxodo 21

Leyes sobre la esclavitud

21 »Estas son las ordenanzas que pondrás delante de ellos. Si compras un siervo hebreo, te servirá seis años, pero al séptimo saldrá libre sin pagar nada. Si entró solo, saldrá solo. Si tenía mujer, entonces su mujer saldrá con él. Si su amo le da mujer, y ella le da hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. Pero si el siervo insiste y dice: “Amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos. No saldré libre”, entonces su amo lo traerá a Dios, lo traerá a la puerta o al poste de la puerta, y su amo le horadará la oreja con una lezna, y él le servirá para siempre.

»Si alguien vende a su hija como sierva, ella no saldrá libre como salen los siervos. Si ella no le gusta a su amo que la había destinado para sí, permitirá que sea redimida. Pero no podrá venderla a un pueblo extranjero, por haberla tratado con engaño. Si la destina para su hijo, la tratará conforme a la costumbre de las hijas. 10 Si toma para sí otra mujer, no disminuirá a la primera su alimento, ni su ropa, ni sus derechos conyugales. 11 Y si no hace por ella estas tres cosas, entonces ella saldrá libre sin pagar nada.

Leyes sobre el homicidio y la violencia

12 »El que hiera de muerte a otro, ciertamente morirá. 13 Pero si no estaba al acecho, sino que Dios permitió que cayera en sus manos, entonces yo te señalaré un lugar donde pueda refugiarse. 14 Sin embargo, si alguien se enfurece contra su prójimo para matarlo con alevosía, lo tomarás aun de Mi altar para que muera.

15 »El que hiera a su padre o a su madre, ciertamente morirá.

16 »El que secuestre a una persona, ya sea que la venda o sea hallada en su poder, ciertamente morirá.

17 »El que maldiga a su padre o a su madre, ciertamente morirá.

18 »Si dos hombres riñen y uno hiere al otro con una piedra o con el puño, y no muere, pero guarda cama, 19 y se levanta y anda afuera con su bastón, el que lo hirió será absuelto. Solo pagará por su tiempo perdido, y lo cuidará hasta que esté completamente curado.

20 »Si alguien hiere a su siervo o a su sierva con una vara, y muere bajo su mano, será castigado. 21 Sin embargo, si sobrevive uno o dos días, no se tomará venganza, porque es propiedad suya.

22 »Si algunos hombres luchan entre sí y golpean a una mujer encinta, y ella aborta, sin haber otro daño, ciertamente el culpable será multado según lo que el esposo de la mujer demande de él. Pagará según lo que los jueces decidan. 23 Pero si hubiera algún otro daño, entonces pondrás como castigo, vida por vida, 24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

Leyes para amos y propietarios

26 »Si alguien hiere el ojo de su siervo o de su sierva y se lo inutiliza, lo dejará ir libre a causa del ojo. 27 Y si hace saltar un diente a su siervo o a su sierva, lo dejará ir libre a causa del diente.

28 »Si un buey acornea a un hombre o a una mujer, y le causa la muerte, ciertamente el buey será apedreado y su carne no se comerá; pero el dueño del buey no será castigado. 29 Sin embargo, si el buey tenía desde antes el hábito de acornear, y su dueño había sido advertido, pero no lo había encerrado, y mata a un hombre o a una mujer, el buey será apedreado, y su dueño también morirá. 30 Si se le impone precio de rescate, entonces dará por la redención de su vida lo que se demande de él. 31 Si acornea a un hijo o a una hija, será enjuiciado según la misma ley. 32 Si el buey acornea a un siervo o a una sierva, el dueño dará a su amo treinta siclos (342 gramos) de plata, y el buey será apedreado.

33 »Si alguien destapa un pozo, o cava un pozo y no lo cubre, y cae en él un buey o un asno, 34 el dueño del pozo hará restitución. Dará dinero a su dueño, y el animal muerto será suyo.

35 »Si el buey de alguien hiere al buey de otro y le causa la muerte, entonces venderán el buey vivo y se dividirán el dinero, y se dividirán también el buey muerto. 36 Pero si sabía que el buey tenía desde antes el hábito de acornear y su dueño no lo había encerrado, ciertamente pagará buey por buey, y el buey muerto será suyo.

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Lucas 24

La resurrección

24 Pero el primer día de la semana, al rayar el alba, las mujeres vinieron al sepulcro trayendo las especias aromáticas que habían preparado. Encontraron que la piedra había sido removida del sepulcro, y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

Aconteció que estando ellas perplejas por esto, de pronto se pusieron junto a ellas dos varones en vestiduras resplandecientes. Estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acuérdense cómo les habló cuando estaba aún en Galilea, diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar».

Entonces ellas se acordaron de Sus palabras, y regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los once apóstoles y a todos los demás. 10 Eran María Magdalena y Juana y María, la madre de Jacobo. También las demás mujeres con ellas decían estas cosas a los apóstoles. 11 A ellos estas palabras les parecieron como disparates, y no las creyeron. 12 Pero Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Inclinándose para mirar adentro, vio* solo las envolturas de lino, y se fue a su casa maravillado de lo que había acontecido.

Jesús se manifiesta a dos discípulos

13 Aquel mismo día dos de los discípulos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba como a once kilómetros de Jerusalén. 14 Conversaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían acontecido. 15 Y mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. 16 Pero sus ojos estaban velados para que no lo reconocieran.

17 Y Él les dijo: «¿Qué discusiones son estas que tienen entre ustedes mientras van andando?». Y ellos se detuvieron, con semblante triste. 18 Uno de ellos, llamado Cleofas, le dijo: «¿Eres Tú el único visitante en Jerusalén que no sabe las cosas que en ella han acontecido en estos días?». 19 «¿Qué cosas?», les preguntó Jesús. Y ellos le dijeron: «Las referentes a Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron a sentencia de muerte y lo crucificaron. 21 Pero nosotros esperábamos que Él era el que iba a redimir a Israel. Además de todo esto, este es el tercer día desde que estas cosas acontecieron. 22 Y también algunas mujeres de entre nosotros nos asombraron; pues cuando fueron de madrugada al sepulcro, 23 y al no hallar Su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto una aparición de ángeles que decían que Él vivía. 24 Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y lo hallaron tal como también las mujeres habían dicho; pero a Él no lo vieron».

25 Entonces Jesús les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en Su gloria?».

27 Comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras. 28 Se acercaron a la aldea adonde iban, y Él hizo como que iba más lejos. 29 Y ellos le insistieron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. 30 Al sentarse a la mesa con ellos, Jesús tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. 31 Entonces les fueron abiertos los ojos y lo reconocieron; pero Él desapareció de la presencia de ellos. 32 Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?».

33 Levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos, 34 que decían: «Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón».

35 Y ellos contaban sus experiencias en el camino, y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Jesús se aparece a los discípulos

36 Mientras ellos relataban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: «Paz a ustedes».

37 Pero ellos, aterrorizados y asustados, pensaron que veían un espíritu. 38 Y Él les dijo: «¿Por qué están turbados, y por qué surgen dudas en sus corazones? 39 Miren Mis manos y Mis pies, que Yo mismo soy; tóquenme y vean, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como ustedes ven que Yo tengo».

40 Cuando dijo esto, les mostró las manos y los pies. 41 Como ellos todavía no lo creían a causa de la alegría y porque estaban asombrados, les dijo: «¿Tienen aquí algo de comer?».

42 Ellos le presentaron parte de un pescado asado, 43 y Él lo tomó en las manos y comió delante de ellos.

La gran comisión

44 Después Jesús les dijo: «Esto es lo que Yo les decía cuando todavía estaba con ustedes: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre Mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos».

45 Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, 46 y les dijo: «Así está escrito, que el Cristo padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día; 47 y que en Su nombre se predicará el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 Ustedes son testigos de estas cosas. 49 Por tanto, Yo enviaré sobre ustedes la promesa de Mi Padre; pero ustedes, permanezcan en la ciudad hasta que sean investidos con poder de lo alto».

Jesús se despide de sus discípulos

50 Entonces Jesús los condujo fuera de la ciudad, hasta cerca de Betania, y alzando Sus manos, los bendijo. 51 Y aconteció que mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado arriba al cielo. 52 Ellos, después de adorar a Jesús, regresaron a Jerusalén con gran gozo, 53 y estaban siempre en el templo alabando a Dios.

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Job 39

Dios habla de la naturaleza y sus criaturas

39 »¿Conoces tú el tiempo en que paren las cabras monteses?
¿Has observado el parto de las ciervas?
¿Puedes contar los meses de su gestación,
O conoces el tiempo en que han de parir?
Se encorvan, paren sus crías,
Y se libran de sus dolores de parto.
Sus crías se fortalecen, crecen en campo abierto;
Se van y no vuelven a ellas.

»¿Quién dejó en libertad al asno montés?
¿Y quién soltó las ataduras del asno veloz,
Al cual di por hogar el desierto,
Y por morada la tierra salada?
Se burla del tumulto de la ciudad,
No escucha los gritos del arriero.
Explora los montes buscando su pasto,
Y anda tras toda hierba verde.
¿Consentirá en servirte el búfalo,
O pasará la noche en tu pesebre?
10 ¿Puedes atar al búfalo con coyundas para el surco,
O rastrillará los valles en pos de ti?
11 ¿Confiarás en él por ser grande su fuerza
Y le confiarás tu labor?
12 ¿Tendrás fe en él de que te devolverá tu grano,
de que lo recogerá de tu era?

13 »Baten alegres las alas del avestruz,
¿Acaso con el ala y plumaje del amor?
14 Porque abandona sus huevos en la tierra,
Y sobre el polvo los calienta;
15 Se olvida de que algún pie los puede aplastar,
O una bestia salvaje los puede pisotear.
16 Trata a sus hijos con crueldad, como si no fueran suyos;
Aunque su trabajo sea en vano, le es indiferente;
17 Porque Dios le ha hecho olvidar la sabiduría,
Y no le ha dado su porción de inteligencia.
18 Pero cuando se levanta en alto,
Se burla del caballo y de su jinete.

19 »¿Das tú al caballo su fuerza?
¿Revistes su cuello de crines?
20 ¿Le haces saltar como la langosta?
Terrible es su formidable resoplido;
21 Escarba en el valle, y se regocija en su fuerza;
Sale al encuentro de las armas.
22 Se burla del temor y no se acobarda,
Ni retrocede ante la espada.
23 Resuena contra él la aljaba,
La lanza reluciente y la jabalina.
24 Con ímpetu y furor corre sobre la tierra;
Y no se está quieto al sonido de la trompeta.
25 Cada vez que la trompeta suena, como que dice: “¡Ea!”.
Y desde lejos olfatea la batalla,
Las voces atronadoras de los capitanes y el grito de guerra.

26 »¿Acaso por tu sabiduría se eleva el gavilán,
Extendiendo sus alas hacia el sur?
27 ¿Acaso a tu mandato se remonta el águila
Y hace en las alturas su nido?
28 En la peña mora y se aloja,
Sobre la cima del despeñadero, lugar inaccesible.
29 Desde allí acecha la presa;
Desde muy lejos sus ojos la divisan.
30 Sus polluelos chupan la sangre;
Y donde hay muertos, allí está ella».


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2 Corintios 9

Llamamiento a la liberalidad

9 Porque en cuanto a este servicio a los santos, es por demás que yo les escriba. Pues conozco su buena disposición, de la cual me alegro por ustedes ante los macedonios, es decir, que Acaya ha estado preparada desde el año pasado. El celo de ustedes ha estimulado a la mayoría de ellos.

Pero he enviado a los hermanos para que nuestra jactancia acerca de ustedes no sea hecha vana en este caso, a fin de que, como decía, estén preparados; no sea que algunos macedonios vayan conmigo y los encuentren desprevenidos, y nosotros, (por no decir ustedes), seamos avergonzados por esta confianza. Así que creí necesario exhortar a los hermanos a que se adelantaran en ir a ustedes, y prepararan de antemano su generosa ofrenda, ya prometida, para que la misma estuviera lista como ofrenda generosa, y no como por codicia.

Recompensa de la liberalidad

Pero esto digo: el que siembra escasamente, escasamente también segará; y el que siembra abundantemente, abundantemente también segará. Que cada uno  como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría. Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abunden para toda buena obra. Como está escrito:

«Él esparció, dio a los pobres;
Su justicia permanece para siempre».

10 Y el que suministra semilla al sembrador y pan para su alimento, suplirá y multiplicará la siembra de ustedes y aumentará la cosecha de su justicia. 11 Ustedes serán enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual por medio de nosotros produce acción de gracias a Dios. 12 Porque la ministración de este servicio no solo suple con plenitud lo que falta a los santos, sino que también sobreabunda a través de muchas acciones de gracias a Dios.

13 Por la prueba dada por esta ministración, glorificarán a Dios por la obediencia de ustedes a la confesión del evangelio de Cristo, y por la liberalidad de su contribución para ellos y para todos. 14 Ellos, a su vez, mediante la oración a favor de ustedes, también les demuestran su anhelo debido a la sobreabundante gracia de Dios en ustedes. 15 ¡Gracias a Dios por Su don inefable!

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