Todos mis hijos adultos tienen cámaras de tres lentes integradas en sus teléfonos. Las múltiples lentes les permiten enfocar las adorables caras de nuestros nietos, obtener una vista panorámica de una puesta de sol en el océano y capturar mejores imágenes en condiciones de poca luz. El trabajo combinado de estas lentes mejora la calidad de las fotos y da como resultado imágenes más nítidas.
Del mismo modo, enfocar nuestra identidad cristiana a través de tres lentes —santo, pecador y sufriente— nos da una imagen más clara y completa de quiénes somos.
Eres un santo
Tu primera y principal identidad como cristiano está firmemente arraigada en tu unión con Cristo. Cualquier otro marcador de identidad es secundario.
Como dice Mike Emlet:
La lucha continua con el sufrimiento o con el pecado debe entenderse en este contexto básico de nuestra nueva identidad como hijos del Dios vivo. Somos santos que sufren. Somos santos que pecan. Pero somos santos en nuestra esencia.
En Cristo, te presentas ante Dios como un santo. La santificación es el proceso por el cual aprendes a practicar esta nueva posición.
Tu primera y principal identidad como cristiano está firmemente arraigada en tu unión con Cristo
Por ejemplo, cuando Pablo escribe a los creyentes de Corinto, dirige su carta «a los que han sido santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en cualquier parte invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo» (1 Co 1:2). A pesar de la brecha entre la posición santa de los corintios y sus prácticas no santas, Pablo les asegura que están «llamados a ser santos». Eso es verdad para todo cristiano desde el momento de su conversión.
Pero, al igual que los creyentes de Corinto, no siempre nos comportamos como santos. El reto que tenemos ante nosotros es poner en práctica nuestra posición en Cristo: ser quienes ya somos en nuestra posición ante Dios.
Es emocionante verte a ti mismo por medio del lente de tu posición exaltada como un santo, pero, si solo usas ese lente, puedes empezar a pensar que eres más fuerte de lo que eres, incluso invencible. Cuando recuerdas que eres un luchador en el camino hacia la santidad, no miras despectivamente a otros como si fueras superior a quienes están atrapados por el pecado, ni olvidarás la advertencia de mirarte «a ti mismo, no sea que tú también seas tentado» (Gá 6:1).
Eres un pecador
Como santo, eres apartado por Dios, para Dios y hacia Dios. Pero aprender a practicar tu nueva posición en Cristo es un proceso de toda la vida porque eres un pecador redimido, un santo que todavía peca.
En la conversión, nos apartamos del pecado para acercarnos a Cristo. Este cambio es la base de un estilo de vida de arrepentimiento y fe continuos. El arrepentimiento bíblico es una decisión continua de abandonar nuestra esclavitud al pecado y vivir como «siervos de la justicia» (Ro 6:18).
La fe que salva no confía en Cristo solo para la salvación futura y luego lo ignora en el aquí y ahora. Por el contrario, debemos seguir aferrados a Su persona y a Su obra, no viviendo «conforme a la carne» (Ro 8:12), sino según «la voluntad de Dios» (1 P 4:2).
El lente de pecador es útil para revelar nuestra continua necesidad de arrepentimiento. Pero si te miras a ti mismo únicamente con este lente, es probable que te sientas derrotado por tu lucha diaria contra la tentación. Puedes perder de vista la realidad de que, en Cristo, has sido levantado con Aquel que ya venció al pecado, a la muerte y al diablo. Jesús rompió la espalda de Satanás y soltó los grilletes del pecado cuando dio Su vida por ti. En Él, eres un santo que camina en novedad de vida impulsado por el Espíritu (Ro 6:4; Col 3:1-10).
Eres un sufriente
El sufrimiento es una de las principales herramientas que Dios utiliza para llevar a cabo la santificación de los creyentes. En nuestro sufrimiento, aprendemos a apreciar la presencia amorosa de Dios y Su cuidado a lo largo de nuestras vidas.
El sufrimiento es, en última instancia, un don de Dios, cuyo amor por nosotros en Cristo es profundo y cuya intención es bendecirnos incluso cuando experimentamos dolor. Esta fue la conclusión de Pablo en 2 Corintios 12. Tres veces suplicó al Señor que le quitara la aflicción. Pero en lugar de quitarle la espina, Jesús le respondió: «Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad» (v. 9). En pocas palabras, Jesús dijo: «No, Pablo, no te la quitaré».
El sufrimiento es una de las principales herramientas que Dios utiliza para llevar a cabo la santificación de los creyentes
Dios conocía la tentación de Pablo de exaltarse a sí mismo. Así que el Señor amoroso envolvió una espina, la etiquetó con el nombre y la dirección de Pablo e hizo que Satanás se la entregara. Este relato nos muestra que ningún sufrimiento entra en nuestras vidas fuera del plan de Dios para santificarnos y rehacernos a imagen de Su Hijo.
Puede parecer difícil escapar del lente de «sufriente». Sin embargo, si piensas en ti mismo solo como un sufriente, puedes caer presa del poder paralizante del victimismo, viéndote como un peón pasivo en el tablero de ajedrez de la vida. Si miras también a través de otros lentes, puedes verte a ti mismo como un pecador-santo que se enfrenta al sufrimiento con adoración, respondiendo activamente a la soberana bondad de Dios con la confianza de que está llevando a cabo Sus propósitos sabios para tu bien y para Su gloria.
Cómo nos ayuda el lente triple
En Cristo, eres un santo que viaja por el camino de la santificación. A lo largo del camino, serás tentado a volver a los placeres del pecado, y te encontrarás con el dolor del sufrimiento. A través de estos desafíos, Dios está llevando a cabo Su buen propósito.
¿Cuál es Su buen propósito? Dios quiere santificarnos, rehacer a todos los creyentes a imagen de Su Hijo (Ro 8:29; Col 3:10). 2 Corintios 3:18 nos dice que aquello en lo que nos fijamos —en quién o en qué nos fijamos— es clave para nuestro crecimiento espiritual. A medida que nos enfocamos en el Señor Jesús, nos conocemos mejor a nosotros mismos y somos transformados progresivamente a Su imagen «de gloria en gloria».
Contemplar a Cristo ayuda a que nuestras lentes espirituales se alineen con nuestra identidad bíblica triple. Cuando nos tomamos una «selfie» bíblica, crecemos en seguridad de nuestra posición ante Dios, nos fortalecemos en la batalla contra el pecado remanente y permanecemos firmes en el sufrimiento. Cuando nos sumergimos en la poderosa y viva Palabra de Dios, nuestra evaluación de nosotros mismos, de nuestro pecado y de nuestras circunstancias se alinea con la perspectiva integral de Dios.
Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
Paul Tautges (DMin) es el pastor principal de Cornerstone Community Church en Mayfield Heights, Ohio.