Una reseña del libro «Confrontando el cristianismo: Doce preguntas difíciles para la religión más grande del mundo».
Crecí en una familia cristiana cuyo compromiso de fe se remonta a cuatro generaciones. Así que, en la casa de mi bisabuelo, había estantes llenos de libros que incluían varios títulos sobre apologética. El objetivo de mi bisabuelo era estar preparado, y preparar a otros creyentes, para defender el cristianismo con argumentos organizados y creíbles (1 P 3:15).
Por el contrario, mi abuelo, que no era cristiano, se dedicó a llenar su casa con libros de ciencia y aprovechaba cada oportunidad para llamar «ignorantes» a los cristianos. Durante mi infancia escuchaba con atención sus argumentos contra el cristianismo con la firme intención de encontrar alguna falla en su lógica, pero sin éxito.
Cuando Dios me permitió llegar a la universidad, estaba convencido de que los cristianos no somos ignorantes. Pero lo que no entendía entonces era que la información sobre la veracidad de nuestra fe es solo una parte del argumento apologético y que no habría cambio alguno si no tenía la parte central faltante: el evangelio.
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Confrontando el cristianismo
REBECCA MCLAUGHLIN
Confrontando el cristianismo está estructurado en doce capítulos que abordan las doce críticas más comunes y difíciles que presentan los ateos o escépticos contra el cristianismo.
ANDAMIO PUBLICACIONES. 352 PÁGINAS.
Me hubiera gustado tener este libro hace unos veinte años para guiar hacia el evangelio las conversaciones que tuve con mi abuelo.
Un libro con argumentos sólidos
Confrontando el cristianismo está estructurado en doce capítulos que abordan las doce críticas más comunes y difíciles que presentan los ateos o escépticos contra el cristianismo. De esta manera, el libro abarca temas difíciles que van desde la inclusividad, la homofobia o —lo que algunos llaman— la irrelevancia de la religión, hasta la base de la moralidad, la violencia, el abuso contra la mujer y la esclavitud.
Este libro también aborda temas esenciales para la fe, como la suficiencia de las Escrituras, la veracidad del cristianismo, el propósito del sufrimiento y el destino final del ser humano. Lo hace mientras comparte conversaciones con personas altamente preparadas de ambos lados del espectro (creyentes y no creyentes) y apunta constantemente al evangelio, de manera sabia y frontal.
La autora presenta una respuesta razonable y bíblica a cada uno de los cuestionamientos hacia la fe cristiana, de una manera persuasiva y clara, ilustrando cada respuesta con historias personales y ejemplos prácticos.
Un ejemplo claro de esto está en el capítulo en el que aborda la acusación de homofobia en el cristianismo. McLaughlin nos comparte allí un testimonio impactante sobre la manera en que se encontró de frente con la realidad de la homosexualidad y cómo el evangelio nos lleva a entender realmente este pecado.
En sus propias palabras, la relación de un pecador arrepentido con el Dios santo «es una historia acerca de la dependencia del amor de Jesús y la confianza de que su no a las relaciones sexuales entre personas del mismos sexo implicase un sí mejor a una relación más íntima con Él» (p. 212). Por eso, lejos de evitar los pasajes que hablan sobre el diseño original de Dios, McLaughlin reflexiona en ellos con detalle.
Si bien parece que la batalla entre cristianos y no cristianos sobre la homosexualidad se centra en el argumento de que los creyentes rechazan a las personas simplemente porque «aman» a otras del mismo sexo, la autora nos ayuda a identificar el verdadero foco del problema: el corazón de un pecador que necesita arrepentirse.
Reconocer que Dios ama al mundo, tanto que envió a Su único Hijo para entregar Su vida en sacrificio voluntario, es suficiente razón para acercarnos a aquellos que batallan con la atracción hacia personas del mismo sexo, mostrándoles el amor transformador de Jesucristo. Este es el argumento más fuerte en el capítulo sobre la homosexualidad, donde la autora nos invita a ser más intencionales y categóricos cuando la Palabra dice «no» a las relaciones homosexuales. Sin embargo, a la vez nos llama a ser amorosos y llenos de gracia hacia aquellos que luchan con un pecado que merece el mismo castigo que los nuestros y tiene la misma promesa de perdón cuando hay arrepentimiento por la fe en Jesús.
De esta manera, y a lo largo de cada capítulo, la autora nos modela cómo responder de manera bíblica, sabia y compasiva a los cuestionamientos contra nuestra fe.
Listos para defender nuestra fe
Tal vez has evitado lidiar con la confrontación de quienes se oponen al cristianismo, pero McLaughlin nos hace en su libro una invitación difícil de rechazar cuando nos anima a estar dispuestos a hacer apologética en nuestros tiempos:
A menudo se dice que debes respetar las creencias de otras personas. Pero no es así: «lo que es esencial es que respetes a otras personas». De hecho, cuando lo examinamos con más cuidado, tratar de persuadir a otros a que cambien sus creencias es una señal de respeto. Los estás tratando como personas que piensan con la habilidad de decidir qué creen y que no solo son el resultado de su contexto cultural. No deberíamos sentirnos ofendidos cuando las personas desafían nuestras creencias: ¡deberíamos sentirnos halagados! (p. 62).
El cristianismo está en el ojo del huracán y experimenta una presión cada vez mayor para amoldarse a los valores de este mundo. No obstante, eso es justamente lo contracultural del evangelio.
En conclusión, McLaughlin ofrece respuestas racionales, frontales y llenas de gracia para combatir la desinformación que arremete contra la fe que ha trascendido en el tiempo y que trascenderá hasta la eternidad (Mt 16:18).
Lo que mi bisabuelo forjó como un llamado para defender nuestras creencias fue, por la gracia de Dios, lo suficientemente sólido para soportar el ataque constante de mi abuelo. Esto, en lugar de abatir mi esperanza, me fortaleció para seguir amando a Dios con toda mi mente, alma y corazón. Mi anhelo es que la Palabra de Dios siga siendo la base sólida de la iglesia en el mundo hispano y que libros como este guíen a las nuevas generaciones para que profundicen en la verdad de la fe en Cristo Jesús.
Rodrigo Gómez es editor del contenido en español para el ministerio Open the Bible y para el ministerio The Word One to One, cuya misión es llevar la Palabra a quienes nunca la han leído. Actualmente se está preparando en una Certificación en Consejería Bíblica por la ACBC. Lo puedes encontrar en Instagram y en su blog De vuelta a la cruz. Vive en la Ciudad de México con su esposa Paty y su hija Naíma.
Acerca del Autor
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