¿Cómo resumirías el evangelio?
Tal vez dirías que se trata de la buena noticia de que Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a morir por nuestros pecados y a prometernos salvación por medio de nuestra fe en Él. Esto en verdad forma parte del evangelio, y yo también lo incluiría en mi resumen de las Buenas Noticias.
Pero he notado que, a menudo, eso es básicamente lo único que decimos sobre el evangelio. A veces pasamos por alto la resurrección en nuestra presentación. En otro tiempo, yo hubiese sido con facilidad el presidente del “club de evangélicos que no mencionan la resurrección cuando predican”.
La resurrección forma parte del evangelio
Que los cristianos a veces dejemos de prestar importancia a la resurrección de Cristo no es algo nuevo.
En 1 Corintios 15, uno de los primeros pasajes de la Biblia en ser escritos sobre la resurrección, se nos muestra que la iglesia en Corinto había olvidado la importancia de esta verdad. Algunas personas incluso la estaban negando. ¿Puedes imaginar algo así? ¿“Cristianos” que no creen que Cristo resucitó?
Por eso el apóstol Pablo le recuerda a la iglesia en qué consiste el evangelio, y presenta su resumen:
“Ahora les hago saber, hermanos, el evangelio que les prediqué, el cual también ustedes recibieron, en el cual también están firmes, por el cual también son salvos, si retienen la palabra que les prediqué, a no ser que hayan creído en vano. Porque yo les entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:1-5)