Vida Cristiana
Viviendo la vida a la luz de la victoria de Cristo
«Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo». (Juan 16:33)
El mensaje de Jesús a sus discípulos: “… confiad, yo he vencido al mundo” resuena como un eco reconfortante en el corazón de aquellos que hemos depositado nuestra fe y confianza en Dios. La victoria y promesa de paz en Cristo, en un mundo lleno de aflicciones, se convierte en la roca firme sobre la cual edificamos nuestras vidas.
Puedo asegurarles, mis hermanas, que la victoria en Cristo no es un concepto abstracto, sino una realidad segura y tangible. Implica más que simplemente disfrutar de éxitos temporales o circunstancias favorables. La conquista de Cristo sobre el pecado y la muerte, así como su gloriosa resurrección constituyen el fundamento principal de nuestra fe y despejan el sendero hacia la vida eterna, concediéndonos la gracia celestial para resistir las artimañas del maligno y vencer las adversidades terrenales.
A la luz de esta victoria redentora, estamos llamadas a forjar un estilo de vida que refleje la autenticidad de la salvación, motivando e inspirando a otros a buscar refugio y confianza en la gracia divina de nuestro buen Dios.
Cuando vivimos a la luz de la victoria que Cristo nos ofrece podemos con valentía enfrentar cada desafío siendo luminares y testigos de El e impartiendo con nuestro testimonio esperanza y paz en un mundo que ha abrazado la idolatría y la búsqueda de significado en lugares equivocados. Aún en momentos de prueba, estamos llamadas a recordar que las aflicciones presentes no son comparables con la gloria venidera que será revelada en nosotros (Romanos 8:18).
Jeremías 2:13 en ese contexto dice “Porque dos males han hecho mi pueblo: me dejaron a mi, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen agua.” Este versículo nos recuerda la tendencia humana de apartarnos de la fuente espiritual verdadera y buscar satisfacción y propósito en cisternas que jamás pueden proporcionar la victoria y plenitud que sólo encontramos cuando vivimos a la luz de la victoria en Cristo.
En mi caminar espiritual, puedo atestiguar que sólo al depositar mi fe en el Supremo Creador y Todopoderoso Dios edifico sobre un terreno sólido y a la vez eterno; Se trata de quien sostiene el universo entero y venció sobre todo lo que este mundo caído podría atemorizar o intranquilizar el alma humana. Reconozco que ningún otro camino nos trae, además de victoria y plenitud, la paz que sobrepasa todo entendimiento. Todo ello es exclusivo de Dios.
Desde mi peregrinaje diario, en la búsqueda de conocer cada vez más a nuestro Dios, reconozco que soy una obra en proceso de santificación y que cada experiencia, victoria y desafío se convierten en lecciones de vida que me van acercando a lo que El espera de mí. Desde este enfoque, les comparto 9 aspectos prácticos de vivir a la luz de la vida en Cristo, no como alguien que ha alcanzado la cima, sino como una compañera de viaje en el sendero de la fe, siempre aprendiendo de la fuente inagotable de sabiduría que es Dios y su Palabra, reconociendo que solo en Él se encuentra la verdadera sabiduría (Santiago 3:17):
- Ancla tu identidad en Dios (1 Juan 3:1, Juan 1:12-13) y no busques validación en cisternas vacías, sino en la verdad de que eres una creación única y valiosa de Dios.
- Confía en la provisión divina (Mateo 6:33): Busca primero el reino de Dios y Su justicia, confiando en que Él proveerá todo lo que necesitas. No te afanes por llenar tu vida con cosas temporales, sino busca la plenitud en la relación con tu Creador.
- Confía en Dios y no en tu propia inteligencia, reconoce su soberanía en tu vida y en todo lo que hagas (Proverbios 3:5-6): No dependas de soluciones terrenales, alinea tu voluntad a la de El.
- Sé diligente guardando tu corazón (Proverbios 4:23). Protege tu corazón de las influencias que no honran a Dios y permítele ser llenado por la fuente de agua viva.
- Evita una vida de distracción con las vanalidades del mundo, transforma tu mente cada día (Romanos 12:2).
- Practica el discernimiento espiritual (Hebreos 5:14). Haz una práctica habitual de discernir entre lo que es bueno y lo que no lo es. Ejercita tu tu capacidad de distinguir entre las fuentes que ofrecen vacío y aquellas que fluyen de la fuente divina.
- Perdona y libérate del peso del pasado (Filipenses 3:13-14): Permite que la gracia de Dios te conduzca hacia una vida de victoria.
- Practica el amor genuino y desinteresado (Juan 13:34-35): Refleja el amor de Dios en tus relaciones. Enfócate en amar a los demás como Dios los amaría.
- Inviértete en el Reino de Dios (Mateo 6:20, 1 Timoteo 6:19, Mateo 13:44): Honra a Dios invirtiendo tiempo y energía en actividades que lo glorifiquen.