Vida Cristiana
Devocional: Confiar en Cristo es abrazarlo como nuestro Sumo Sacerdote
Los sacerdotes anteriores eran más numerosos porque la muerte les impedía continuar, pero Jesús conserva Su sacerdocio inmutable puesto que permanece para siempre. Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos (He 7:23-25).
El libro de Hebreos es originalmente un llamado a perseverar para los creyentes de ascendencia judía. El autor presenta las pruebas que confirman que todas las promesas mesiánicas se cumplen en Cristo y que Él es la meta final del sistema conformado por los sacrificios y los sacerdotes de Israel. En otras palabras, la plenitud de toda la religión judía se encuentra en Cristo.
Él es superior a todas las expresiones de la religión hebrea. Todos sus líderes, sacrificios y promesas eran sombra y anticipo de Cristo. Por eso en Hebreos se declara que Cristo es mayor que Moisés y Aaron, el sumo sacerdote de Israel (He 3:3). Cristo es nuestro gran Sumo Sacerdote. Por eso hacemos bien al cantar: «Ante el trono celestial, Él intercede hoy por mí; / gran Sacerdote es Jesús, quien por siempre vivirá».
El sumo sacerdote era quien se presentaba ante Dios para interceder por el pueblo y debía entrar ofreciendo un sacrificio para que el Señor recibiera su intercesión a favor de los israelitas. Pero él no podía continuar perpetuamente con su oficio, puesto que debía ser reemplazado al morir. Es por eso que Cristo es un mejor sacerdote, porque es eterno y vive para interceder; es decir, está ante el trono de Dios para presentar la vigencia y suficiencia de Su sacrificio a nuestro favor. Meditemos en esta realidad y encontraremos una preciosa fuente de esperanza para el pueblo de Dios.
Cristo está ante el trono de Dios para presentar la vigencia y suficiencia de Su sacrificio a nuestro favor