Reflexiones
¿Podemos andar en el Espíritu y no bajo nuestros deseos?
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. (Gálatas 5:16)”
Vivir en el Espíritu es vivir una vida transparente, es vivir una vida agradable a nuestro Dios, es vivir la vida que nuestro Señor Jesucristo nos enseñó, la cual nos es trasvasijada a nuestras vidas a través de Su Espíritu Santo.
¿Estás dispuesto a obedecerle a nuestro Dios por completo? ¿Nuestro Dios puede confiar en el compromiso que le hemos hecho a Él?
Si vamos a vivir en la unidad del Espíritu, la Biblia nos muestra que primeramente debemos negarnos a nosotros mismos.
En este mundo nos encontramos con un sin número de personas que dicen ser fieles seguidores de Cristo, pero tristemente solo le seguirán hasta la mitad del camino y no completarán todo el trayecto que nuestro Señor ha establecido para que puedan llegar a la meta. La razón por la cual muchos no llegamos a este último tramo es por las trabas que nos ponemos a nosotros mismos.
¿Estamos dispuestos a morir a nuestra antigua forma de vivir negándonos a nosotros mismos?
La vida cristiana que no se deja llevar por los deseos de la carne es aquella que está dispuesta a seguir a nuestro Señor Jesucristo en completa obediencia y sin reservas, negándose a sí mismo.
Esto significa comprometerse, completamente, en obediencia y sin reservas a nuestro Dios.
La obediencia a Dios mediante el Espíritu Santo se traduce en obtener una completa libertad, una libertad en nuestra vida espiritual que viene a medida que nos rendimos a nuestro Dios a través del Espíritu Santo y la razón es muy simple, ya que esta libertad está exenta de egoísmo.
Nuestro Señor Jesucristo les dijo a Sus discípulos y a todos Sus seguidores:
“Si me amáis, guardad mis mandamientos. (Juan 14:15)”
Cuando le obedecemos a Dios, comenzaremos a caminar en perfecta libertad, y en este sentido la Biblia nos dice:
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud. (Gálatas 5:1)”
Y un poco más adelante en la misma carta a los Gálatas el apóstol Pablo escribe lo siguiente:
“Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. (Gálatas 5:18).”
El requisito de la ley se cumple en los creyentes, cuando no andamos conforme a los deseos de la carne, sino conforme a los deseos del Espíritu. (ver Romanos 8:4).
La idea de caminar en el Espíritu es literalmente caminar de forma habitual como lo hace una persona al conducir su vida diariamente. El apóstol Pablo habla de esta acción habitual de caminar en el Espíritu diciendo:
“Digo, pues: andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. (Gálatas 5:16)”
Ante esta verdad que nos revela la Biblia deberíamos preguntarnos:
¿Quién está ordenando mi vida, yo o el Señor? ¿Estoy buscando una completa obediencia a mi voluntad, a mis deseos, a mis ambiciones y solo priorizo mis objetivos?
Si estoy obedeciendo a mi Señor, seguro estaré disfrutando de esta plena libertad que nos habla Su Palabra, porque Él tiene el control de mi vida.
Cuando somos libres en Cristo, estamos unidos a todo lo que Él nos demanda, como es luchar en contra de la injusticia, a buscar la santidad, a buscar el amor de Cristo para compartirlo con mis semejantes y podremos decir:
¡¡¡PRESENTE SEÑOR, AQUÍ ESTAMOS!!!!
La Palabra de Dios nos dice a través del apóstol Pablo lo siguiente:
“Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. (2 Corintios 3:17).”
Cuando estamos viviendo en el Espíritu del Señor, estamos viviendo en plena libertad. Sólo entonces podemos sentirnos libres de vivir una vida en Cristo.
El resultado de esta libertad de vivir en el Espíritu nos da como resultado los frutos de los que habla el apóstol Pablo en el libro de Gálatas. (ver Gálatas 5:22-23).
Nuestro Dios, a través del Espíritu Santo, va reproduciendo la imagen de nuestro Señor Jesucristo en nuestras vidas y si vivimos en el Espíritu del Señor, tendremos una abundante gracia en nuestro diario caminar.
Viviendo en el Espíritu, estaremos transitando en una vida controlada por Dios y constantemente viviremos llenos del Espíritu del Señor.
Vivir bajo la cobertura de nuestro Dios a través de Su Espíritu es vivir una vida constante, consciente y definitivamente sometida a nuestro Dios. Es una vida que anhela el deseo para que el Espíritu Santo tome control de todos nuestros pensamientos, palabras y obra en nuestras vidas.
Cuando vivimos en comunión con nuestro Dios, viviremos una vida que no cesa de ser controlada por Él y podremos vivir una vida poderosa y sobrenatural a menos que el Espíritu Santo determine soberanamente otra cosa.
Al "No" vivir bajo el Espíritu, se pierde el control de nuestro cuerpo físico y espiritual el cual se opondrá a todo lo que Dios quiere de nosotros. El Espíritu Santo es una persona Divina que nos controla a medida que nos rendimos a Él y Él nos utilizará para llevar a cabo la voluntad de nuestro Dios en nuestras vidas y así el Espíritu Santo siempre producirá frutos en cada uno de nosotros.
¿Estamos dejando que el Espíritu Santo tome el pleno control de nuestras vidas? ¿Estamos cooperando con el Espíritu Santo en todas las áreas que nuestro Dios nos muestra?
Nuestro Dios nos ha dado la libertad de caminar a través de la figura de nuestro Señor Jesucristo y en esa libertad que sentimos en nuestro Espíritu, vamos a ejercer victoria en nosotros.
No reprimas lo que nuestro Dios nos quiere dar y dejemos actuar al Espíritu Santo en nuestras vidas, y en este sentido la Biblia nos dice:
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. (Juan 16:13)”