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13-04-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Levítico 17

Había dos especificaciones, según Levítico 17, que constreñían a los antiguos israelitas que quisieran mantenerse fieles al pacto.

En primer lugar (17:1-9), los sacrificios estaban limitados a aquello que estuviese prescrito según el pacto mosaico. Parece ser que algunos israelitas ofrecían sacrificios en el campo abierto, allá donde estuviesen (17:5). Sin duda unos estaban ofreciendo genuinamente sacrificios a Yahvé; mientras otros se deslizaban hacia ofrendas sincretistas, consagradas a dioses paganos (17:7). Someter las prácticas sacrificiales a la disciplina del tabernáculo (y más adelante del templo) tenía como propósito eliminar el sincretismo y, al mismo tiempo, adiestrar al pueblo en las estructuras intrínsecas del pacto mosaico. Allí fuera, en el campo, era demasiado fácil dar por sentado que estas prácticas religiosas contaban con la aprobación de Dios (¡o de los dioses!), y asegurarse así unas buenas cosechas y unos hijos bien plantados. Idealmente, el sistema del tabernáculo/templo sujetó al pueblo al tutelaje de los levitas, que enseñaban al pueblo que había un camino mejor. Dios mismo había mandado este sistema.

Únicamente serían aceptables los mediadores y los sacrificios prescritos por él. La razón de ser de la estructura en su conjunto era dar mayor énfasis a la trascendencia de Dios, establecer y poner de manifiesto en la mente del pueblo lo feo y vil que era el pecado y demostrar que sólo podían ser aceptables a ojos de Dios si este pecado era expiado. Además, el sistema tenía dos ventajas más. Servía para reunir al pueblo en las fiestas que se celebraban tres veces al año en Jerusalén, lo cual aseguraba la cohesión del pueblo del pacto; y mediante los sacrificios anuales, también preparó el camino hacia el sacrificio supremo, inculcando en la mente de generaciones de creyentes que el pecado debe ser confrontado y absuelto tal como Dios mismo manda, o de otra manera no queda esperanza para ninguno de nosotros.

La segunda limitación impuesta en este capítulo (17:10-16) es la prohibición de comer sangre. La razón que se da es muy específica: “Porque la vida de toda criatura está en la sangre. Yo mismo os la he dado sobre el altar, para que hagáis propiciación por vosotros mismos, ya que la propiciación se hace por medio de la sangre” (17:11). El texto no atribuye ningún poder mágico a la sangre. Al fin y al cabo, la vida no reside en la sangre aparte del resto del cuerpo, y esta prohibición estricta contra el comer sangre no podía ser ejecutada a la perfección (puesto que, por mucho que intentes drenar la sangre de un animal, siempre queda sangre en el cuerpo). Lo que el texto quiere subrayar es que no hay vida en el cuerpo sin sangre; es el elemento físico más obvio para simbolizar la vida misma. Para enseñar al pueblo que sólo el sacrificio de una vida podía servir como medio de propiciación – puesto que el castigo del pecado es la muerte –, es difícil imaginarse una prohibición más contundente y eficaz. Recordamos su significado cada vez que participamos de la Mesa del Señor.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Proverbios 31
En la primera parte (31:1-9), el texto nos ofrece los “dichos del rey Lemuel” (del que sabemos muy poco). Aunque se menciona que estos dichos son de él en el sentido de que los autorizó o los dio a conocer, se describen también como “oráculo mediante el cual su madre lo instruyó” (31:1).

Estos dichos tratan tres temas. (a) La madre de Lemuel le exhorta enérgicamente a evitar la fornicación. No debe malgastar su vigor “en las que arruinan a los reyes”, y presidentes, de hecho. Además de los deseos habituales de la carne, los que ostentan el poder tienen más oportunidades para saciarlos, junto a responsabilidades adicionales. Así pues, la determinación correcta debe tomarse desde joven como una cuestión de principios. (b) Le dice que evite las intoxicaciones. En una época anterior a la morfina, la cerveza y el vino aliviaban a los moribundos o a los que pasaban una terrible angustia (31:6), pero este tipo de “ayuda” provocaba que la persona se olvidase de sí misma e incluso perdiese la conciencia. Los gobernantes no tienen derecho a utilizar esta vía de escape, porque son responsables de defender la ley y asistir a los oprimidos (31:4-5). (c) Esto lleva a la reina madre a su tercer tema: el rey Lemuel debe levantar “la voz por los que no tienen voz” (31:8). Los altos oficiales no deberían utilizar su oficio para beneficiarse y vivir apartados del pueblo común, sino para administrar con justicia y especialmente ayudar a los miembros más necesitados y pobres de la sociedad.

La segunda parte del capítulo 31 (vv. 10-31) es bien conocida y describe a una “mujer ejemplar” (el libro de Proverbios también habla bastante del marido de noble carácter, pero los dichos importantes relativos al tema no se encuentran juntos, como en este caso). Esta mujer ejemplar es aquella en quien su marido tiene total confianza (31:11) y que busca constantemente el bien de él (31:12). Es trabajadora, tanto que contribuye en los ingresos de la familia y tiene apartado más que suficiente para ayudar a los pobres y necesitados (31:13-22). Planifica para el futuro, habla con sabiduría y gestiona bien la casa. Sus hijos y su marido la alaban por igual. Sin embargo, sobre todo, más allá de descripciones culturales específicas (p. ej., trabaja con lana y lino, y, como mujer de un campesino, considera un campo y lo compra), ella teme al Señor, que es el principio de la sabiduría y el conocimiento. “Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al SEÑOR es digna de alabanza” (31:30).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Levítico 17
Más leyes sobre sacrificios
17 Entonces el SEÑOR habló a Moisés: «Di a Aarón y a sus hijos, y a todos los israelitas: “Esto es lo que el SEÑOR ha ordenado: ‘Cualquier hombre de la casa de Israel que degüelle un buey, un cordero o una cabra en el campamento, o el que lo degüelle fuera del campamento, sin llevarlo a la puerta de la tienda de reunión para presentarlo como una ofrenda al SEÑOR, delante del tabernáculo del SEÑOR, ese hombre será culpable de la sangre. Ha derramado sangre y ese hombre será exterminado de entre su pueblo. Esto es para que los israelitas traigan los sacrificios que sacrificaban en campo abierto, los traigan al SEÑOR a la puerta de la tienda de reunión, al sacerdote, y los sacrifiquen como sacrificios de las ofrendas de paz al SEÑOR. Y el sacerdote rociará la sangre sobre el altar del SEÑOR a la puerta de la tienda de reunión, y quemará la grasa como aroma agradable al SEÑOR. Y ya no sacrificarán sus sacrificios a los demonios con los cuales se prostituyen. Esto les será estatuto perpetuo por todas sus generaciones’”.
»Entonces les dirás: “Cualquier hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que residen entre ellos, que ofrezca holocausto o sacrificio, y no lo traiga a la entrada de la tienda de reunión para ofrecerlo al SEÑOR, ese hombre también será exterminado de su pueblo.

Ley acerca de la sangre

10 ”Si algún hombre de la casa de Israel, o de los extranjeros que residen entre ellos, come sangre, Yo pondré Mi rostro contra esa persona que coma sangre, y la exterminaré de entre su pueblo. 11 Porque la vida de la carne está en la sangre, y Yo se la he dado a ustedes sobre el altar para hacer expiación por sus almas. Porque es la sangre, por razón de la vida, la que hace expiación”. 12 Por tanto dije a los israelitas: “Ninguna persona entre ustedes comerá sangre; tampoco comerá sangre ningún extranjero que reside entre ustedes”. 13 Y cuando algún hombre de los israelitas o de los extranjeros que residen entre ellos, que al cazar capture un animal o un ave que sea permitido comer, derramará su sangre y la cubrirá con tierra.
14 »Porque la vida de toda carne es su sangre. Por tanto, dije a los israelitas: “No comerán la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la coma será exterminado”. 15 Y cuando alguna persona, sea nativo o extranjero, coma de un animal muerto, o que haya sido despedazado por fieras, lavará sus vestidos y se bañará en agua, y quedará inmundo hasta el atardecer; entonces quedará limpio. 16 Pero si no los lava o no baña su cuerpo, llevará su culpa».

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Salmos 20–21
LIBRO PRIMERO
Oración por la victoria sobre los enemigos
Para el director del coro. Salmo de David.
20 Que el SEÑOR te responda en el día de la angustia;
Que el nombre del Dios de Jacob te ponga en alto.
Que desde el santuario te envíe ayuda
Y desde Sión te sostenga.
Que se acuerde de todas tus ofrendas,
Y halle aceptable tu holocausto. (Selah)
Que te conceda el deseo de tu corazón,
Y cumpla todos tus anhelos.
Nosotros cantaremos con gozo por tu victoria,
Y en el nombre de nuestro Dios alzaremos bandera.
Que el SEÑOR cumpla todas tus peticiones.
Ahora sé que el SEÑOR salva a Su ungido;
Le responderá desde Su santo cielo
Con la potencia salvadora de Su diestra.
Algunos confían en carros y otros en caballos,
Pero nosotros en el nombre del SEÑOR nuestro Dios confiaremos.
Ellos se doblegaron y cayeron,
Pero nosotros nos hemos levantado y nos mantenemos en pie.
¡Salva, oh SEÑOR!
Que el Rey nos responda el día que clamemos.

Alabanza por la liberación
Para el director del coro. Salmo de David.

21 Oh SEÑOR, en Tu fortaleza se alegrará el rey,
¡Y cuánto se regocijará en Tu salvación!
Tú le has dado el deseo de su corazón,
Y no le has negado la petición de sus labios.    (Selah)
Porque le sales al encuentro con bendiciones de bien;
Corona de oro fino colocas en su cabeza.
Vida te pidió y Tú se la diste,
Largura de días eternamente y para siempre.
Grande es su gloria por Tu salvación,
Esplendor y majestad has puesto sobre él.
Pues le haces bienaventurado para siempre;
Con Tu presencia le deleitas con alegría.
Porque el rey confía en el SEÑOR,
Y por la misericordia del Altísimo no será conmovido.
Hallará Tu mano a todos Tus enemigos;
Tu diestra hallará a aquellos que te odian.
Los harás como horno encendido en el tiempo de Tu enojo.
El SEÑOR en Su ira los devorará,
Y fuego los consumirá.
10 Su descendencia destruirás de la superficie de la tierra,
Y sus descendientes de entre los hijos de los hombres.
11 Aunque intentaron el mal contra Ti,
Y fraguaron una conspiración,
No prevalecerán,
12 Pues Tú los pondrás en fuga,
Apuntarás a sus rostros con Tu arco.
13 Engrandécete, oh SEÑOR, en Tu poder;
Cantaremos y alabaremos Tu poderío.

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Proverbios 31
Palabras del rey Lemuel

31 Palabras del rey Lemuel, oráculo que le enseñó su madre.
¿Qué, hijo mío? ¿Y qué, hijo de mis entrañas?
¿Y qué, hijo de mis votos?
No des tu vigor a las mujeres,
Ni tus caminos a lo que destruye a los reyes.
No es para los reyes, oh Lemuel,
No es para los reyes beber vino,
Ni para los gobernantes desear bebida fuerte;
No sea que beban y olviden lo que se ha decretado,
Y perviertan los derechos de todos los afligidos.
Denle bebida fuerte al que está pereciendo,
Y vino a los amargados de alma.
Que beba y se olvide de su pobreza,
Y no recuerde más su aflicción.
Abre tu boca por los mudos,
Por los derechos de todos los desdichados.
Abre tu boca, juzga con justicia,
Y defiende los derechos del afligido y del necesitado.

Elogio de la mujer hacendosa

10 Mujer hacendosa, ¿quién la hallará?
Su valor supera en mucho al de las joyas.
11 En ella confía el corazón de su marido,
Y no carecerá de ganancias.
12 Ella le trae bien y no mal
Todos los días de su vida.
13 Busca lana y lino,
Y con agrado trabaja con sus manos.
14 Es como las naves de mercader,
Trae su alimento de lejos.
15 También se levanta cuando aún es de noche,
Y da alimento a los de su casa
Y tarea a sus doncellas.
16 Evalúa un campo y lo compra;
Con sus ganancias planta una viña.
17 Ella se ciñe de fuerza
Y fortalece sus brazos.
18 Nota que su ganancia es buena,
No se apaga de noche su lámpara.
19 Extiende sus manos a la rueca,
Y sus manos toman el huso.
20 Extiende su mano al pobre,
Y alarga sus manos al necesitado.
21 No tiene temor de la nieve por los de su casa,
Porque todos los de su casa llevan ropa escarlata.
22 Se hace mantos para sí;
Su ropa es de lino fino y de púrpura.
23 Su marido es conocido en las puertas de la ciudad,
Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
24 Hace telas de lino y las vende,
Y provee cinturones a los mercaderes.
25 Fuerza y dignidad son su vestidura,
Y sonríe al futuro.
26 Abre su boca con sabiduría,
Y hay enseñanza de bondad en su lengua.
27 Ella vigila la marcha de su casa,
Y no come el pan de la ociosidad.
28 Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada,
También su marido, y la alaba diciendo:
29 «Muchas mujeres han obrado con nobleza,
Pero tú las superas a todas».
30 Engañosa es la gracia y vana la belleza,
Pero la mujer que teme al SEÑOR, esa será alabada.
31 Denle el fruto de sus manos,
Y que sus obras la alaben en las puertas de la ciudad.

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1 Timoteo 2
Llamado a la oración
2 Exhorto, pues, ante todo que se hagan plegarias, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad.
Porque hay un solo Dios, y también un solo Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por todos, testimonio dado a su debido tiempo. Y para esto yo fui constituido predicador y apóstol, (digo la verdad en Cristo, no miento), como maestro de los gentiles en fe y verdad. Por tanto, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira ni discusiones.

Instrucciones para la mujer cristiana

Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos, 10 sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad. 11 Que la mujer aprenda calladamente, con toda obediencia. 12 Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre, sino que permanezca callada. 13 Porque Adán fue creado primero, después Eva. 14 Y Adán no fue el engañado, sino que la mujer, siendo engañada completamente, cayó en transgresión. 15 Pero se salvará engendrando hijos, si permanece en fe, amor y santidad, con modestia.

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