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Lectura de Hoy
14-04-2024
DEVOCIONAL
Devocional: Levítico 18
El comienzo de lo que algunos llaman “el código de santidad” (Levítico 18) es de gran interés. Deberíamos tener en cuenta al menos cuatro cosas: (1) Aunque esta sea la primera ocasión en que algunas prohibiciones se articularon en la Biblia, eso no quiere decir que sea la primera vez que semejantes prohibiciones fuesen planteadas, o que las prácticas a las que aludiesen fuesen condenadas. Antes de la prohibición explícita del asesinato, Caín lo comete, es condenado por Dios y castigado. Lo mismo se puede decir de muchas de las acciones a la que la Ley de Moisés se refiere. Gran parte de la Ley de Dios fue escrita en la conciencia de los hombres, de modo que aun sociedades que no han tenido las Escrituras erigen estructuras morales que, por muy diferentes que sean de los valores de las Escrituras, reflejan algunos de estos valores de maneras significativas. Asimismo, muchas de las conductas sexuales que aquí se catalogan también eran motivo de desaprobación; ahora, estas prohibiciones quedan recogidas en un código. (2) Como suele ocurrir, los mandamientos de este capítulo están vinculados a la naturaleza y al carácter de Dios (18:2-4, 21, 30), al Éxodo (18:3) y a las sanciones del pacto (18:29). (3) Muchas de estas prohibiciones establecen fronteras en las relaciones sexuales: un hombre no debe tener relaciones sexuales con su madre, ni con su madrastra, su hermana o hermanastra, su nieta, su tía, su nuera, su cuñada, etc. La homosexualidad era “detestable” (18:22), la bestialidad “una perversión” (18:23). En relación con esta lista tenemos también la prohibición de sacrificar a cualquiera de tus hijos al horrible dios Moloc, quien reclamaba que algunos fuesen ofrendados en holocausto (8:21); tal vez lo que tienen en común estas leyes es la integridad de la familia. Otro aspecto sobrecogedor de las prohibiciones es el hecho de que estas perversiones están prohibidas en Israel para que esta nación incipiente no caiga en la degeneración que caracterizaba a las naciones que iban a ser desplazadas – por si ellos siguiesen por el mismo camino y fuesen, como consecuencia, vomitados de la tierra (18:24-30). La sombra del exilio cae sobre el paisaje aun antes de que el pueblo entre a poseer la tierra. (4) Es intrigante que Levítico 18:5 se cite en Romanos 10:5 y en Gálatas 3:10. El principio subyacente en todos los casos es el mismo. La “Ley”, es decir, la ley-pacto, está anclada en una demanda: guardad las leyes y los estatutos de Dios y viviréis. Esto no quiere decir que la fe no sea necesaria, ni mucho menos que el Antiguo Testamento no sepa nada de la gracia (como vemos, el sistema de sacrificios establecía que aquellos que transgrediesen la ley tenían un camino de restauración). Pero su columna vertebral es la demanda de obediencia. Como contraste, el corazón del nuevo pacto, igual que el pacto con Abraham, es la fe (sean las que sean las demandas que entrañe). Aunque haya un terreno común, las dos columnas vertebrales respectivas no se deben confundir. Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso. |
Devocional: Eclesiastés 1 |
El autor de Eclesiastés es (en hebreo transliterado) Qohelet. Esta palabra tiene relación con la idea de reunirse en asamblea y significa posiblemente “líder de la asamblea”. Esta reunión era probablemente religiosa (“eclesiástica”, diríamos), pero Qohelet también es un académico, que recoge y formula dichos (12:9-12). A consecuencia de ello, algunas Biblias traducen la expresión “el Predicador”; NVI se inclina por “el Maestro”. Algunos comentaristas sugieren “el Profesor”. Qohelet dice de sí mismo: “Reiné en Jerusalén sobre Israel” (1:12). ¿Qué rey? Él declara: “Aquí me tenéis, engrandecido y con más sabiduría que todos mis antecesores en Jerusalén” (1:16), lo cual deja fuera a todos excepto a Salomón. Por el contrario, parece muy extraño que él escribiese tales palabras, ya que solo hubo un rey davídico antes que él en Jerusalén. Así pues, mientras unos comentaristas creen que Qohelet es Salomón, otros señalan que este no es mencionado y sugieren que puede tratarse de un líder religioso que, como parte del elocuente argumento que desarrolla, se caracteriza como alguien superior a Salomón: el hombre con la mayor sabiduría concebible, en una búsqueda de la realización personal, seguiría sintiéndose desamparado, proclamando que nada tiene sentido (1:2). Muchas partes de Eclesiastés no pueden leerse de forma profunda y sabia sin entender el conjunto del libro, tal como ocurre con Job. Qohelet se dispone a explorar el significado de “todo cuanto se hace bajo el cielo”, desde la perspectiva de la humanidad caída. En otras palabras, se encuentra “bajo el sol” (1:9) o “bajo el cielo” (1:13). No defiende el naturalismo ni el ateísmo, pero investiga sin compasión lo que pueda decirse acerca de diversas cosas “buenas”, analizadas una por una, “bajo el sol”. Su tema se deja claro en la introducción (Eclesiastés 1:1-11). “‘Lo más absurdo de lo absurdo’, dice el Maestro, ‘lo más absurdo de lo absurdo, ¡todo es un absurdo!’” (1:2). Este hecho llega al fondo de la expresión traducida tradicionalmente “vanidad de vanidades, todo es vanidad” (RVR60). La palabra sugiere un hilillo de aire, el vapor más pequeño, totalmente sin importancia alguna. En este libro, el Maestro sondea todos los ámbitos de la vida, que muchas personas valoran, aman e incluso adoran, llegando a la conclusión, desde su posición “bajo el sol”, de que nada tiene sentido. Al final del libro, tras haber ido eliminando los desperdicios de la vida, llega al fundamento, el propio Dios. Aquí y allá, a lo largo del camino, nos deja pinceladas de perspectiva divina que trascienden lo que no tiene sentido. Sin embargo, tarda un tiempo en llegar hasta ese punto, porque debemos sentir el peso deprimente de todas las visiones de esa búsqueda que no comienzan con Dios. Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso. |
Levítico 18 |
Leyes sobre el incesto y otras inmoralidades |
18 El SEÑOR también dijo a Moisés: 2 «Di a los israelitas: “Yo soy el SEÑOR su Dios. 3 Ustedes no harán como hacen en la tierra de Egipto en la cual moraron, ni harán como hacen en la tierra de Canaán adonde Yo los llevo; no andarán en los estatutos de ellos. 4 Habrán de cumplir Mis leyes y guardarán Mis estatutos para vivir según ellos. Yo soy el SEÑOR su Dios. 5 Por tanto, guardarán Mis estatutos y Mis leyes, por los cuales el hombre vivirá si los cumple. Yo soy el SEÑOR. 6 ”Ninguno de ustedes se acercará a una parienta cercana suya para descubrir su desnudez. Yo soy el SEÑOR. 7 No descubrirás la desnudez de tu padre, o la desnudez de tu madre. Es tu madre, no descubrirás su desnudez. 8 No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre; es la desnudez de tu padre. 9 La desnudez de tu hermana, sea hija de tu padre o de tu madre, nacida en casa o nacida fuera, su desnudez no descubrirás. 10 La desnudez de la hija de tu hijo, o de la hija de tu hija, su desnudez no descubrirás; porque su desnudez es la tuya. 11 La desnudez de la hija de la mujer de tu padre, engendrada de tu padre, su desnudez no descubrirás; tu hermana es. 12 No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre; parienta de tu padre es. 13 No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre; parienta de tu madre es. 14 No descubrirás la desnudez del hermano de tu padre; no te acercarás a su mujer, tu tía es. 15 No descubrirás la desnudez de tu nuera; es mujer de tu hijo, no descubrirás su desnudez. 16 No descubrirás la desnudez de la mujer de tu hermano; es la desnudez de tu hermano. 17 No descubrirás la desnudez de una mujer y la de su hija, ni tomarás la hija de su hijo ni la hija de su hija para descubrir su desnudez; son parientas. Es aborrecible. 18 No tomarás mujer junto con su hermana, para que sea rival suya, descubriendo su desnudez mientras esta viva. 19 ”Y no te acercarás a una mujer para descubrir su desnudez durante su impureza menstrual. 20 No te acostarás con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella. 21 Tampoco darás hijo tuyo para ofrecerlo a Moloc, ni profanarás el nombre de tu Dios. Yo soy el SEÑOR. 22 No te acostarás con varón como los que se acuestan con mujer; es una abominación. 23 No tendrás trato sexual con ningún animal, contaminándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de un animal para tener trato sexual con él; es una perversión. 24 ”No se contaminen con ninguna de estas cosas, porque por todas estas cosas se han contaminado las naciones que voy a echar de delante de ustedes. 25 Porque esta tierra se ha corrompido, por tanto, he castigado su iniquidad sobre ella, y la tierra ha vomitado a sus moradores. 26 Pero en cuanto a ustedes, guardarán Mis estatutos y Mis leyes y no harán ninguna de estas abominaciones, ni el nativo ni el extranjero que reside entre ustedes 27 (porque los hombres de esta tierra que fueron antes de ustedes han hecho todas estas abominaciones, y la tierra se ha contaminado), 28 no sea que la tierra los vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que estuvo antes de ustedes. 29 Porque todo el que haga cualquiera de estas abominaciones, aquellas personas que las hagan, serán exterminadas de entre su pueblo. 30 Por tanto, ustedes guardarán Mi ordenanza, no practicando ninguna de las costumbres abominables que se practicaron antes de ustedes, para que no se contaminen con ellas. Yo soy el SEÑOR su Dios”». Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com |
Salmos 22 |
Grito de angustia y canto de alabanza Para el director del coro; sobre Ajelet Hasahar. Salmo de David. |
22 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor? 2 Dios mío, de día clamo y no respondes; Y de noche, pero no hay para mí reposo. 3 Sin embargo, Tú eres santo, Que habitas entre las alabanzas de Israel. 4 En Ti confiaron nuestros padres; Confiaron, y Tú los libraste. 5 A Ti clamaron, y fueron librados; En Ti confiaron, y no fueron decepcionados. 6 Pero yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. 7 Todos los que me ven, de mí se burlan; Hacen muecas con los labios, menean la cabeza, diciendo: 8 Que se encomiende al SEÑOR; que Él lo libre; Que Él lo rescate, puesto que en Él se deleita. 9 Porque Tú me sacaste del seno materno; Me hiciste confiar estando a los pechos de mi madre. 10 A Ti fui entregado desde mi nacimiento; Desde el vientre de mi madre Tú eres mi Dios. 11 No estés lejos de mí, porque la angustia está cerca, Pues no hay nadie que ayude. 12 Muchos toros me han rodeado; Toros fuertes de Basán me han cercado. 13 Ávidos abren su boca contra mí, Como un león que despedaza y ruge. 14 Soy derramado como agua, Y todos mis huesos están descoyuntados; Mi corazón es como cera; Se derrite en medio de mis entrañas. 15 Como un tiesto se ha secado mi vigor, Y la lengua se me pega al paladar; Me has puesto en el polvo de la muerte. 16 Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malhechores; Me horadaron las manos y los pies. 17 Puedo contar todos mis huesos; Ellos me miran, me observan. 18 Se reparten entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echan suertes. 19 Pero Tú, oh SEÑOR, no estés lejos; Fuerza mía, apresúrate a socorrerme. 20 Libra mi alma de la espada, Mi única vida de las garras del perro. 21 Sálvame de la boca del león Y de los cuernos de los búfalos; respóndeme. 22 Hablaré de Tu nombre a mis hermanos; En medio de la congregación te alabaré. 23 Los que temen al SEÑOR, alábenlo; Descendencia toda de Jacob, glorifíquenlo, Témanlo, descendencia toda de Israel. 24 Porque Él no ha despreciado ni aborrecido la aflicción del angustiado, Ni le ha escondido Su rostro; Sino que cuando clamó al SEÑOR, lo escuchó. 25 De Ti viene mi alabanza en la gran congregación; Mis votos cumpliré delante de los que le temen. 26 Los pobres comerán y se saciarán; Los que buscan al SEÑOR, lo alabarán. ¡Viva para siempre el corazón de ustedes! 27 Todos los términos de la tierra se acordarán y se volverán al SEÑOR, Y todas las familias de las naciones adorarán delante de Ti. 28 Porque del SEÑOR es el reino, Y Él gobierna las naciones. 29 Todos los grandes de la tierra comerán y adorarán; Se postrarán ante Él todos los que descienden al polvo, Aun aquel que no puede conservar viva su alma. 30 La posteridad le servirá; Esto se dirá del Señor hasta la generación venidera. 31 Vendrán y anunciarán Su justicia; A un pueblo por nacer, anunciarán que Él ha hecho esto. Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com |
Eclesiastés 1 |
Vanidad de todo esfuerzo 1 Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. 2 «Vanidad de vanidades», dice el Predicador, «Vanidad de vanidades, todo es vanidad». 3 ¿Qué provecho recibe el hombre de todo el trabajo Con que se afana bajo el sol? 4 Una generación va y otra generación viene, Pero la tierra permanece para siempre. 5 El sol sale y el sol se pone, A su lugar se apresura. De allí vuelve a salir. 6 Soplando hacia el sur, Y girando hacia el norte, Girando y girando va el viento; Y sobre sus giros el viento regresa. 7 Todos los ríos van hacia el mar, Pero el mar no se llena. Al lugar donde los ríos fluyen, Allí vuelven a fluir. 8 Todas las cosas son fatigosas, El hombre no puede expresarlas. No se sacia el ojo de ver, Ni se cansa el oído de oír. 9 Lo que fue, eso será, Y lo que se hizo, eso se hará; No hay nada nuevo bajo el sol. 10 ¿Hay algo de que se pueda decir: «Mira, esto es nuevo»? Ya existía en los siglos Que nos precedieron. 11 No hay memoria de las cosas primeras Ni tampoco de las postreras que sucederán; No habrá memoria de ellas Entre los que vendrán después. Vanidad del saber 12 Yo, el Predicador, he sido rey sobre Israel en Jerusalén. 13 Y apliqué mi corazón a buscar e investigar con sabiduría todo lo que se ha hecho bajo el cielo. Tarea dolorosa dada por Dios a los hijos de los hombres para ser afligidos con ella. 14 He visto todas las obras que se han hecho bajo el sol, y he observado que todo es vanidad y correr tras el viento. 15 Lo torcido no puede enderezarse, Y lo que falta no se puede contar. 16 Yo me dije: «Yo he engrandecido y aumentado en sabiduría más que todos los que estuvieron antes de mí sobre Jerusalén; mi corazón ha contemplado mucha sabiduría y conocimiento». 17 Y apliqué mi corazón a conocer la sabiduría y a conocer la locura y la insensatez. Me di cuenta de que esto también es correr tras el viento. 18 Porque en la mucha sabiduría hay mucha angustia, Y quien aumenta el conocimiento, aumenta el dolor.ervados. Para más información, visita www.exploranbla.com |
1 Timoteo 3 |
Requisitos para los obispos |
3 Palabra fiel es esta: si alguien aspira al cargo de obispo, buena obra desea hacer. 2 Un obispo debe ser, pues, irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, de conducta decorosa, hospitalario, apto para enseñar, 3 no dado a la bebida, no pendenciero, sino amable, no contencioso, no avaricioso. 4 Que gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad; 5 (pues si un hombre no sabe cómo gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?). 6 No debe ser un recién convertido, no sea que se envanezca y caiga en la condenación en que cayó el diablo. 7 Debe gozar también de una buena reputación entre los de afuera de la iglesia, para que no caiga en descrédito y en el lazo del diablo. Requisitos para los diáconos 8 De la misma manera, también los diáconos deben ser dignos, de una sola palabra, no dados al mucho vino, ni amantes de ganancias deshonestas, 9 sino guardando el misterio de la fe con limpia conciencia. 10 Que también estos sean sometidos a prueba primero, y si son irreprensibles, que entonces sirvan como diáconos. 11 De igual manera, las mujeres deben ser dignas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. 12 Que los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus propias casas. 13 Pues los que han servido bien como diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran confianza en la fe que es en Cristo Jesús. El misterio de la piedad 14 Te escribo estas cosas, esperando ir a verte pronto, 15 pero en caso que me tarde, te escribo para que sepas cómo debe conducirse uno en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad. 16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Él fue manifestado en la carne, Vindicado en el Espíritu, Contemplado por ángeles, Proclamado entre las naciones, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria. Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com |