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22-04-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Levítico 26

Entre las características más comunes de los antiguos pactos reales –pactos entre alguna superpotencia de la región y un Estado vasallo (Ver 13 de marzo)–, se encontraba un artículo cerca del final que detallaba las ventajas del cumplimiento y los peligros del incumplimiento. Inevitablemente, las bendiciones y las maldiciones iban dirigidas en primer lugar a los Estados vasallos.

En muchos aspectos, Levítico 26 refleja esta clase de pauta: la promesa de bendición si hay obediencia (cumplimiento del pacto), y la amenaza de castigo en caso de desobediencia (incumplimiento del pacto). La pauta se repite, con ciertas modificaciones, en Deuteronomio 27-30.

No deberíamos pensar en estas alternativas como si se tratase de promesas dirigidas a individuos, ni mucho menos como si fuera un plan para asegurarse la vida eterna. Que las promesas no son individualistas queda demostrado por la naturaleza de muchas de las bendiciones y maldiciones. Cuando Dios envía lluvia, por ejemplo, no lo hace a individuos concretos, sino a regiones, y en este caso a la nación, la comunidad del pacto, al igual que cuando envía una plaga o arroja al pueblo al exilio. La misma evidencia demuestra que lo que está en juego no es en primer lugar el acceso a la vida eterna, sino el bienestar de la comunidad del pacto en lo que se refiera a las bendiciones prometidas.

No obstante, podemos reflexionar sobre unos cuantos paralelismos que existen entre estas dos sanciones del antiguo pacto y lo que continúa en vigor bajo el nuevo pacto.

En primer lugar, la obediencia sigue siendo un requisito del nuevo pacto, aunque puede que hayan cambiado algunas de las estipulaciones que hay que obedecer. Por esto no es de extrañar que Juan 3:36 contraste a quien crea en el Hijo con quien le rechace. Se dice que los que persisten en el pecado flagrante quedan “excluidos” del reino (1 Corintios 6:9-11). El libro de Apocalipsis contrapone repetidamente a los que “prevalecen” (es decir, en lo que se refiere a su fidelidad a Cristo Jesús) con los que son cobardes, incrédulos, viles (ver: Apocalipsis 21:7-8). La razón subyacente es que el nuevo pacto ofrece la posibilidad de una nueva naturaleza.

Aunque no logremos la perfección hasta la consumación final, es impensable una ausencia absoluta de transformación bajo los términos de semejante pacto. El resultado es que el juicio se presenta contundente tanto sobre la incredulidad como sobre la desobediencia; las dos cosas permanecen juntas.

En segundo lugar, uno de los rasgos más llamativos de los castigos catalogados en Levítico 26 es la manera como Dios los va incrementando, hasta que culminan en el exilio. La enfermedad, la sequía, los contratiempos militares, las plagas, la terrible hambruna que es resultado de las condiciones de sitio (26:29), e incluso el miedo inducido por Dios (26:36), todos hacen estragos. La paciencia de Yahvé con los que violan la ley, a través de muchas generaciones de juicio retrasado, es masiva. Pero la única solución verdadera es la confesión del pecado y la renovación del pacto (26:40-42).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Eclesiastés 9
Levítico 26 | Salmo 33 | Eclesiastés 9 | Tito 1

Los últimos tres capítulos de Eclesiastés engloban un paréntesis reflexivo (cap. 10) y una conclusión positiva (cap. 11—12). Anteriormente, sin embargo, Eclesiastés 9 nos despoja de cualquier ilusión final si nuestra posición se halla “en esta vida” (9:3).

El Maestro ha llegado a la conclusión de que “los justos y los sabios, y sus obras, están en las manos de Dios” (9:1). No obstante, ¿qué clase de Dios es él, cuando miramos las cosas solo “bajo el sol”, “en esta vida”? Considerando todos los hechos moralmente ambiguos que se producen en este mundo, ¿nos ama Dios o nos odia (9:1)? ¿Nos acepta o nos rechaza? El mundo desborda tanto belleza como fealdad, cálida intimidad y terror cruel. ¿Cómo pueden manejar la situación aquellos que solo piensan de forma mundana?

El Maestro expone tres vicisitudes que lo hacen ciertamente imposible para estas personas; sin embargo, expone el caso llegando tan lejos como ellos pueden asumir:

(1) Todos nos enfrentamos a la muerte (9:2-10). Lo vemos claramente en 9:2-3: los justos y los impíos, las buenas personas y los pecadores, tendrán el mismo final. El propio Qohelet se queja de que no es lo correcto; es un mal que se produce debajo del sol (9:3). Él no está preparado aún para dar una respuesta. Sin embargo, incluso con esta perspectiva, se puede sacar una sólida conclusión desde el sentido común: aunque la vida aquí sea dura y ambigua, la mayoría de nosotros coincidimos en que es mejor que la muerte (9:4-6). Desde esta posición “en esta vida”, los versículos 7-10 nos dicen cómo deberíamos afrontar la vida, sabiendo que esta es mejor que la muerte. Se puede oír el conflicto en un versículo como 9:9: “Goza de la vida con la mujer amada cada día de la fugaz existencia que Dios te ha dado en este mundo. ¡Cada uno de tus absurdos días! Esto es lo que te ha tocado de todos tus afanes en este mundo”. Los problemas de la coherencia, la realización de uno mismo y el significado no se han resuelto; sin embargo, las conclusiones pragmáticas, incluso las de la persona mundana que vive exclusivamente “en esta vida”, se acumulan rápidamente y nos llevan hacia una vida sana e incluso agradecida, si la única alternativa es una muerte sin significado.

(2) Todos nos enfrentamos al tiempo y a la suerte (9:11-12). Lejos de un Dios que nos dice mucho, la vida es tan aleatoria que los seres humanos no deben contar demasiado con ella.

(3) Todos nos enfrentamos a la insensatez caprichosa de otros seres humanos (9:13-18). Incluso cuando se ofrece la auténtica sabiduría, es más probable que esta impresione menos a las masas que la riqueza.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Levítico 26
Bendiciones de la obediencia
26 ”Ustedes no se harán ídolos, ni se levantarán imagen tallada ni pilares sagrados, ni pondrán en su tierra piedra grabada para inclinarse ante ella; porque Yo soy el SEÑOR su Dios. Guardarán Mis días de reposo, y tendrán en reverencia Mi santuario. Yo soy el SEÑOR. Si andan en Mis estatutos y guardan Mis mandamientos para ponerlos por obra, Yo les daré lluvias en su tiempo, de manera que la tierra dará sus productos, y los árboles del campo darán su fruto. Ciertamente, su trilla les durará hasta la vendimia, y la vendimia hasta el tiempo de la siembra. Comerán, pues, su pan hasta que se sacien y habitarán seguros en su tierra. Daré también paz en la tierra, para que duerman sin que nadie los atemorice. Asimismo eliminaré las fieras dañinas de su tierra, y no pasará espada por su tierra.
”Ustedes perseguirán a sus enemigos y caerán a espada delante de ustedes. Cinco de ustedes perseguirán a cien, y cien de ustedes perseguirán a diez mil, y sus enemigos caerán a espada delante de ustedes. Me volveré hacia ustedes y los haré fecundos y los multiplicaré y confirmaré Mi pacto con ustedes. 10 Comerán las provisiones añejas y sacarán lo añejo para guardar lo nuevo. 11 Además, haré Mi morada en medio de ustedes, y Mi alma no los aborrecerá. 12 Andaré entre ustedes y seré su Dios, y ustedes serán Mi pueblo. 13 Yo soy el SEÑOR su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto para que no fueran esclavos de ellos; rompí las varas de su yugo y los hice andar erguidos.
Resultados de la desobediencia
14 ”Pero si ustedes no me obedecen y no ponen por obra todos estos mandamientos, 15 si desprecian Mis estatutos y si su alma aborrece Mis ordenanzas para no poner por obra todos Mis mandamientos, quebrantando así Mi pacto, 16 Yo, por Mi parte, les haré esto: Pondré sobre ustedes terror repentino, tisis y fiebre que consuman los ojos y hagan desfallecer el alma. En vano sembrarán su semilla, pues sus enemigos la comerán. 17 Fijaré Mi rostro contra ustedes, para que sean derrotados delante de sus enemigos; los que los aborrecen los dominarán y ustedes huirán sin que nadie los persiga. 18 Y si aun con todas estas cosas no me obedecen, entonces los castigaré siete veces más por sus pecados. 19 También quebrantaré el orgullo de su poderío, y haré sus cielos como hierro y su tierra como bronce. 20 Y sus fuerzas se consumirán en vano, porque su tierra no dará su producto y los árboles de la tierra no darán su fruto.
21 ”Si proceden con hostilidad contra Mí y no quieren obedecerme, aumentaré la plaga sobre ustedes siete veces conforme a sus pecados. 22 Soltaré entre ustedes las fieras del campo que los privarán de sus hijos, destruirán su ganado y los reducirán en número de manera que sus caminos queden desiertos.
23 ”Y si con estas cosas no se enmiendan ante Mí, sino que proceden con hostilidad contra Mí, 24 entonces Yo procederé con hostilidad contra ustedes; y Yo mismo los heriré siete veces por sus pecados. 25 Y traeré sobre ustedes una espada que ejecutará venganza a causa del pacto; y cuando se reúnan en sus ciudades, enviaré pestilencia entre ustedes, para que sean entregados en manos del enemigo. 26 Cuando Yo les quite el sustento del pan, diez mujeres cocerán su pan en un horno, y les darán su pan en cantidades medidas, de modo que comerán y no se saciarán.
27 ”Si a pesar de todo esto no me obedecen, sino que proceden con hostilidad contra Mí, 28 entonces Yo procederé con ira y hostilidad contra ustedes, Yo mismo los castigaré siete veces por sus pecados. 29 Comerán la carne de sus hijos, y la carne de sus hijas comerán. 30 Destruiré sus lugares altos, derribaré sus altares de incienso y amontonaré sus cadáveres sobre los cadáveres de sus ídolos, pues Mi alma los aborrecerá. 31 También dejaré en ruinas sus ciudades, desolaré sus santuarios y no oleré sus suaves aromas. 32 Asolaré la tierra de tal modo que sus enemigos que se establezcan en ella queden pasmados. 33 A ustedes, sin embargo, los esparciré entre las naciones y desenvainaré la espada en pos de ustedes, y su tierra será asolada y sus ciudades quedarán en ruinas.
34 ”Entonces la tierra gozará de sus días de reposo durante todos los días de su desolación, mientras que ustedes habiten en la tierra de sus enemigos; entonces descansará la tierra y gozará de sus días de reposo. 35 Durante todos los días de su desolación la tierra guardará el descanso que no guardó en sus días de reposo mientras habitaban en ella. 36 En cuanto a los que queden de ustedes, infundiré cobardía en sus corazones en la tierra de sus enemigos; y el sonido de una hoja que se mueva los ahuyentará, y aun cuando nadie los persiga, huirán como quien huye de la espada, y caerán. 37 Tropezarán unos con otros como si huyeran de la espada aunque nadie los persiga; ustedes no tendrán fuerza para hacer frente a sus enemigos. 38 Perecerán entre las naciones y los devorará la tierra de sus enemigos. 39 Así que los que sobrevivan de ustedes se pudrirán a causa de su iniquidad en la tierra de sus enemigos; también a causa de las iniquidades de sus antepasados se pudrirán junto con ellos.
40 ”Si confiesan su iniquidad y la iniquidad de sus antepasados, por las infidelidades que cometieron contra Mí, y también porque procedieron con hostilidad contra Mí, 41 (Yo también procedía con hostilidad contra ellos para llevarlos a la tierra de sus enemigos), o si su corazón incircunciso se humilla, y reconocen sus iniquidades, 42 entonces me acordaré de Mi pacto con Jacob, me acordaré también de Mi pacto con Isaac y de Mi pacto con Abraham, y me acordaré de la tierra. 43 Porque la tierra será abandonada por ellos, y gozará de sus días de reposo mientras quede desolada por su ausencia. Entretanto, ellos pagarán su iniquidad, porque despreciaron Mis ordenanzas y su alma aborreció Mis estatutos. 44 Sin embargo, a pesar de esto, cuando estén en la tierra de sus enemigos no los desecharé ni los aborreceré tanto como para destruirlos, quebrantando Mi pacto con ellos, porque Yo soy el SEÑOR su Dios. 45 Sino que por ellos me acordaré del pacto con sus antepasados, que Yo saqué de la tierra de Egipto a la vista de las naciones, para ser su Dios. Yo soy el SEÑOR”».
46 Estos son los estatutos, ordenanzas y leyes que el SEÑOR estableció entre Él y los israelitas por medio de Moisés en el monte Sinaí.

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Salmos 33
LIBRO PRIMERO
Alabanza al Creador y Preservador
33 Canten de júbilo en el SEÑOR, ustedes los justos;
Apropiada es para los rectos la alabanza.
Den gracias al SEÑOR con la lira;
Cántenle alabanzas con el arpa de diez cuerdas.
Cántenle cántico nuevo;
Tañan con arte, con voz de júbilo.
Porque la palabra del SEÑOR es recta,
Y toda su obra es hecha con fidelidad.
Él ama la justicia y el derecho;
Llena está la tierra de la misericordia del SEÑOR.
Por la palabra del SEÑOR fueron hechos los cielos,
Y todo su ejército por el aliento de Su boca.
Él junta las aguas del mar como un montón;
Pone en almacenes los abismos.
Tema al SEÑOR toda la tierra;
Tiemblen en Su presencia todos los habitantes del mundo.
Porque Él habló, y fue hecho;
Él mandó, y todo se confirmó.
10 El SEÑOR hace nulo el consejo de las naciones;
Frustra los designios de los pueblos.
11 El consejo del SEÑOR permanece para siempre,
Los designios de Su corazón de generación en generación.
12 Bienaventurada la nación cuyo Dios es el SEÑOR,
El pueblo que Él ha escogido como Su herencia.
13 El SEÑOR mira desde los cielos;
Él ve a todos los hijos de los hombres.
14 Desde el lugar de su morada Él observa
A todos los habitantes de la tierra;
15 Él es el que modela el corazón de cada uno de ellos;
Él es el que entiende todas las obras de ellos.
16 El rey no se salva por gran ejército;
Ni es librado el valiente por la mucha fuerza.
17 Falsa esperanza de victoria es el caballo,
Ni con su mucha fuerza puede librar.
18 Los ojos del SEÑOR están sobre los que le temen,
Sobre los que esperan en Su misericordia,
19 Para librar su alma de la muerte,
Y conservarlos con vida en tiempos de hambre.
20 Nuestra alma espera al SEÑOR;
Él es nuestra ayuda y nuestro escudo;
21 Pues en Él se regocija nuestro corazón,
Porque en Su santo nombre hemos confiado.
22 Sea sobre nosotros Tu misericordia, oh SEÑOR,
Según hemos esperado en Ti.
   
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Eclesiastés 9
Todo está en manos de Dios

9 Pues bien, he tomado todas estas cosas en mi corazón y declaro todo esto: que los justos y los sabios y sus hechos están en la mano de Dios. Los hombres no saben ni de amor ni de odio, aunque todo está delante de ellos.
A todos les sucede lo mismo:
Hay una misma suerte para el justo y para el impío;
Para el bueno, para el limpio y para el inmundo;
Para el que ofrece sacrificio y para el que no sacrifica.
Como el bueno, así es el pecador;
Como el que jura, así es el que teme jurar.
Este mal hay en todo lo que se hace bajo el sol: que hay una misma suerte para todos. Además, el corazón de los hijos de los hombres está lleno de maldad y hay locura en su corazón toda su vida. Después se van a los muertos. Para cualquiera que está unido con los vivos, hay esperanza; ciertamente un perro vivo es mejor que un león muerto.
Porque los que viven saben que han de morir,
Pero los muertos no saben nada,
Ni tienen ya ninguna recompensa,
Porque su recuerdo está olvidado.
En verdad, su amor, su odio y su celo ya han perecido,
Y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace bajo el sol.
Vete, come tu pan con gozo,
Y bebe tu vino con corazón alegre,
Porque Dios ya ha aprobado tus obras.
En todo tiempo sean blancas tus ropas,
Y que no falte ungüento sobre tu cabeza.
Goza de la vida con la mujer que amas todos los días de tu vida fugaz que Él te ha dado bajo el sol, todos los días de tu vanidad. Porque esta es tu parte en la vida y en el trabajo con que te afanas bajo el sol.
10 Todo lo que tu mano halle para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque no hay actividad ni propósito ni conocimiento ni sabiduría en el Seol adonde vas.
11 Vi, además, que bajo el sol
No es de los ligeros la carrera,
Ni de los valientes la batalla;
Y que tampoco de los sabios es el pan,
Ni de los entendidos las riquezas,
Ni de los hábiles el favor,
Sino que el tiempo y la suerte les llegan a todos.
12 Porque el hombre tampoco conoce su tiempo:
Como peces atrapados en la red traicionera
Y como aves apresadas en la trampa,
Así son atrapados los hijos de los hombres en el tiempo malo
Cuando este cae de repente sobre ellos.

Sabiduría y necedad

13 También esto llegué a ver como sabiduría bajo el sol, y me impresionó: 14 Había una pequeña ciudad con pocos hombres en ella. Llegó un gran rey, la cercó y construyó contra ella grandes baluartes. 15 Pero en ella se hallaba un hombre pobre y sabio; y él con su sabiduría libró la ciudad; sin embargo, nadie se acordó de aquel hombre pobre. 16 Y yo me dije:
«Mejor es la sabiduría que la fuerza».
Pero la sabiduría del pobre se desprecia
Y no se presta atención a sus palabras.
17 Las palabras del sabio oídas en quietud son mejores
Que los gritos del gobernante entre los necios.
18 Mejor es la sabiduría que las armas de guerra,
Pero un solo pecador destruye mucho bien.

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Tito 1
Saludo
1 Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y al pleno conocimiento de la verdad que es según la piedad, con la esperanza de vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde los tiempos eternos, y a su debido tiempo, manifestó Su palabra por la predicación que me fue confiada, conforme al mandamiento de Dios nuestro Salvador, a Tito, verdadero hijo en la común fe: Gracia y paz de parte de Dios el Padre y de Cristo Jesús nuestro Salvador.
Requisitos para ancianos y obispos
Por esta causa te dejé en Creta, para que pusieras en orden lo que queda, y designaras ancianos en cada ciudad como te mandé. Lo designarás, si el anciano es irreprensible, marido de una sola mujer, que tenga hijos creyentes, no acusados de disolución ni de rebeldía. Porque el obispo debe ser irreprensible como administrador de Dios, no obstinado, no iracundo, no dado a la bebida, no pendenciero, no amante de ganancias deshonestas. Antes bien, debe ser hospitalario, amante de lo bueno, prudente, justo, santo, dueño de sí mismo. Debe retener la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen.
Los falsos maestros censurados
10 Porque hay muchos rebeldes, habladores vanos y engañadores, especialmente los de la circuncisión, 11 a quienes es preciso tapar la boca, porque están trastornando familias enteras, enseñando por ganancias deshonestas, cosas que no deben. 12 Uno de ellos, su propio profeta, dijo: «Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos». 13 Este testimonio es verdadero. Por eso, repréndelos severamente para que sean sanos en la fe, 14 y no presten atención a mitos judaicos y a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.
15 Todas las cosas son puras para los puros, pero para los corrompidos e incrédulos nada es puro, sino que tanto su mente como su conciencia están corrompidas. 16 Profesan conocer a Dios, pero con sus hechos lo niegan, siendo abominables y desobedientes e inútiles para cualquier obra buena.

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