
Sofonías, con tan solo tres capítulos, es un libro extraordinariamente emocionante. Similar a otros libros bíblicos de profecía, está caracterizado por imágenes de juicio sobre Judá, Jerusalén y el mundo.
Su estructura en el hebreo es compacta y punzante, como una lanza literaria lista para perforar el corazón de sus lectores. El profeta no desperdicia palabras. Sofonías usa la repetición para acentuar temas específicos o, mejor dicho, para acrecentar el dramatismo en su composición (cp. Sof 1:14-16).
En este artículo, quiero repasar brevemente los aspectos más importantes de este libro profético y pensar en cómo su mensaje puede aplicarse a la iglesia hoy.
El fundamento de la santidad de Dios
Si bien la mayoría de los comentaristas bíblicos dividen el texto de Sofonías sobre el paradigma del día del Señor (expresión de juicio divino), es crucial recordar que la santidad de Dios es el fundamento teológico sobre el cual todo juicio es proclamado. Sin este fundamento, cualquier juicio parece demasiado severo.
Tras encontrar el libro de la ley, el rey Josías (Sof 1:1) comenzó reformas que tenían como propósito traer a la nación de vuelta al camino del Señor. Sin embargo, este proceso tomó tiempo porque el pueblo se había habituado a la idolatría alentada por muchos reyes anteriores (cp. 2 R 21:11).
La forma en que la santidad de Dios había sido profanada es doble. Por un lado, Sofonías denuncia de manera explícita el sincretismo mediante el cual el pueblo había adoptado deidades (Baal y Milcom) y costumbres paganas, como danzar en los techos y en las puertas de los templos (Sof 1:4-5, 8). Por otro lado, Sofonías muestra que el juicio viene también por haber quebrantado la justicia que el Dios santo espera de Su pueblo santo (Sof 1:9).
De este modo, el profeta confronta tanto la fe como las prácticas del pueblo de Dios, mostrando que estas siempre van de la mano.
El día del Señor: juicio y misericordia
El «día del Señor» es un tema recurrente entre los profetas, pero especialmente en Sofonías. El libro es prácticamente una descripción de este momento crítico. Como tal, existen algunos detalles importantes para subrayar.
La santidad de Dios es el fundamento teológico sobre el cual todo juicio es proclamado. Sin este fundamento, cualquier juicio parece demasiado severo
Primero, el juicio de Dios es seguro y digno de ser temido. Si bien la paciencia del Señor, y que hubiera restrasado Su ira, había llevado a muchos a dudar sobre esta realidad (1:12), Sofonías asegura que el día del Señor no se debe tomar a la ligera.
En imágenes propias de su tiempo, Sofonías presenta a los guerreros más fuertes llorando como niños pequeños y ciudades fortificadas destruidas como si fueran nada (1:14-16). La oscuridad de estas imágenes solo es superada por la violencia contra aquellos que se han burlado del Señor. Con imágenes de sangre derramada y cadáveres contaminando la ciudad santa (1:17), Sofonías asegura que no hay nada en este mundo que pueda brindar seguridad contra quien sea hallado culpable en el día del Señor (1:18).
Segundo, el juicio de Dios es comprensivo, en el sentido de que nadie escapa de la justicia divina.
Es interesante notar el movimiento geográfico en el libro, comenzando desde el templo mismo (1:9), pasando por la puerta del Pescado, el segundo distrito, las colinas y el Mortero (1:10-11) —regiones de Judá. Luego se expande a Gaza, Ascalón, Asdod, Ecrón (2:4), la nación de los cereteos, la tierra de los filisteos (2:5), Moab, Amón (2:8-9), Etiopía (2:12) y Nínive, capital del imperio Asirio (2:13). Las menciones de estas naciones no son aleatorias. El desarrollo muestra una progresión donde el juicio comienza con el templo, como punto focal, y luego se expande hasta los confines del mundo conocido.
Tercero, el juicio de Dios es provisional. Es decir, el fuego que parece consumir a las naciones (3:8) termina por ser un mecanismo de purificación que trae felicidad, gozo y paz eternos.
Similar a la experiencia de purificación de Isaías (Is 6:6-7), ahora todas las naciones son purificadas en sus labios para que puedan proclamar el nombre del Señor (3:9; Is 6:8). De este modo, la provisionalidad del juicio enfatiza la profunda gracia y misericordia de Dios. El juicio del Señor destruye todos aquellos ídolos que han tomado el lugar de Dios en el corazón de Judá, y en el resto de la tierra, para formar un espíritu de humildad listo para recibir al Señor como único refugio (3:11-12).
Es hacia el final del libro que Sofonías revela el propósito detrás de la ira divina: conformar un pueblo de todas las naciones de la tierra con quienes el Señor mismo habitará para brindar gozo y paz por siempre (Sof 3:17).
Ecos bíblicos y Cristo en Sofonías
Al leer el libro de Sofonías, debemos hacerlo viendo hacia atrás, recordando la historia de redención hasta este punto. De este modo, percibiremos los ecos de otras partes de la Escritura que agregan mayor tensión a la lectura de sus oráculos.
Por ejemplo, las primeras palabras del libro son una inversión de la historia de la creación en Génesis. Las personas, los animales, las aves del cielo y los peces del mar dejarán de poblar la faz de la tierra (Sof 1:3). Además, las imágenes del juicio nos recuerdan las maldiciones sobre las que Moisés había advertido a quienes rompieran el pacto. Entre muchas otras, la imagen de un pueblo ciego (Sof 1:17) que anda «a tientas» al medio día es una imagen explícita de estas maldiciones de la desobediencia (Dt 28:29); al mismo tiempo, es una imagen que pone en paralelo al corrompido pueblo de Dios con aquellos varones impíos que arremetieron contra Lot previo a la destrucción de Sodoma y Gomorra (Gn 19:11).
Aunque las advertencias de juicio deben animar al pecador a arrepentirse, la seguridad del juicio final garantiza paz para el pecador arrepentido
A su vez, el libro de Sofonías anticipa porciones del Nuevo Testamento y, por tanto, anuncia a Cristo, comenzando quizá con un susurro sobre la necesidad de un espíritu pobre y humilde para heredar el reino de Dios (Sof 3:12; cp. Mt 5:3). Sofonías también pasa por imágenes como aquella de un Rey que viene a habitar en medio de Su pueblo para retirar los juicios del Señor (Sof 3:15; cp. Jn 1:14, 29) o de Dios como Guerrero victorioso que derrota a todos los enemigos de Su pueblo amado (Sof 3:17; cp. Ap 19:11-21).
Las conexiones bíblicas con libros tanto anteriores como posteriores al tiempo de Sofonías nos recuerdan que el Autor de la historia, quien tiene por propósito bendecir a todas las naciones a través de un Salvador, siempre cumple Sus promesas (Gn 12:3; Sof 2:11; Fil 2:9-11).
Aplicando Sofonías hoy
¿Cómo el mensaje de Sofonías puede aplicarse a nuestro contexto? Encuentro al menos tres maneras en que este libro nos ayuda hoy.
1. Nos ayuda a establecer prioridades bíblicas
En Sofonías existe una progresión desde la adoración correcta hacia la vida y la sociedad correcta. En otras palabras, aunque todo creyente debe estar en contra de la injusticia y la opresión en la sociedad, Sofonías muestra que la raíz de estos males se encuentra en la idolatría del corazón, en el orgullo de abandonar al Creador.
En este sentido, Sofonías parece proveer una respuesta sutil al problema de las injusticias sociales de nuestros tiempos. Si bien hay muchas cosas que podemos y debemos hacer como individuos, el papel de la iglesia es primordialmente la predicación del evangelio poderoso que destruye fortalezas para exaltar a Cristo (Sof 1:16; cp. 2 Co 10:4-5). Nuestra labor es buscar al Señor en humildad y llamar a otros a hacer lo mismo (Sof 2:3).
2. Nos recuerda nuestra seguridad en tiempos de caos
En medio de un mundo que no parece conocer límites para las imaginaciones más perversas del mal, la iglesia puede estar tentada a pensar que el Señor está distante o es insensible ante la realidad del pecado en nuestra familia, nuestra sociedad o nuestro país. Sofonías asegura que esto no es así.
La seguridad del gozo eterno como resultado de la íntima comunión con Dios nos alienta a no desfallecer, sino a perseverar hasta el final