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Lectura de Hoy

05-05-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Números 12-13

La Rebelión tiene múltiples caras.
Números 12-13 narra la historia de la rebeldía de dos formas muy distintas y complejas. En primer lugar encontramos a Aarón y Miriam que hablan mal de su hermano Moisés. El problema que se nos presenta es que al haber hablado Dios también por medio de ellos, al igual que por Moisés, creen tener derecho a compartir cualquier autoridad que él posea. Pero hay otras capas que permanecen escondidas bajo la superficie: están enojados contra Moisés a causa de su matrimonio con una mujer cusita. Las motivaciones con las que los seres humanos actuamos a menudo están muy mezcladas.

Por supuesto, a primera vista la protesta parece razonable y sensata, e incluso (a nuestros ojos) democrática. Pero posteriormente, tiene como propósito colocar a Moisés en una situación muy desagradable. Si él insiste en que es el líder a quien Dios ha llamado, de manera exclusiva, a esta tarea, los envidiosos y los escépticos le podrían acusar de una defensa egocéntrica de sus propios intereses. Lo que salva a Moisés, en parte, es que, igual que el Salvador que viene después de él, Moisés es extraordinariamente humilde (12:3; Mateo 11:29).

Es Dios mismo quien interviene y designa al verdadero líder. Moisés es único, puesto que la inmediatez de la revelación que recibe y transmite está más allá de la de cualquiera de los demás profetas; es más, Moisés ha demostrado ser fiel en toda la casa de Dios (12:6-8). Miriam recibe un castigo terrible. No queda claro por qué Miriam es castigada de esta manera mientras a Aarón no le pasa nada: tal vez fue ella la instigadora de esta rebelión, o tal vez Dios no quiso poner en tela de juicio la autoridad legítima que Aarón había recibido como sumo sacerdote. Lo que sí queda claro es que aun cuando Miriam, gracias a la intercesión de Moisés, es perdonada, tiene que enfrentarse con una semana de enfermedad y vergüenza fuera del campamento, a fin de que ella y la nación entera aprendan que la rebelión que se manifieste en un deseo de poder merece ser castigada por Dios.

La segunda rebelión, narrada en Números 13, comienza con los temores de los cinco espías que fueron enviados para reconocer la Tierra Prometida. No podían por menos que describir la asombrosa fertilidad que encontraron; sin embargo, escogieron poner el acento en los obstáculos. En este aspecto habían olvidado, o más bien voluntariamente ignorado, todo lo que Dio había obrado para llevarles hasta este sitio. Más su rebeldía resulta ser todavía peor.

Como líderes tenían la obligación no sólo de hacer un informe verídico de aquello que viesen, sino también de formar las opiniones del pueblo. Como líderes del pueblo de Dios, tenían que haber presentado ante todas las características de la tierra tal como la encontraron, y luego llamado la atención del pueblo al carácter fiel del Dios de la alianza, recordándoles los hechos de las plagas, de la pascua, del éxodo, de la provisión abundante de alimentos y de protección durante su travesía en el desierto, y de la autorevelación en Sinaí. Pero de hecho, lo único que logran es fomentar un motín gravísimo (ver cap. 14), principalmente al incitar al miedo y a la incredulidad.

¿De qué maneras se manifiesta el espíritu rebelde en el seno del pueblo de Dios hoy en día?

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Isaías 2
La primera sección de Isaías 2 (vv. 1-5) mira simultáneamente al pasado y al futuro. La primera línea recuerda al lector el primer versículo del libro. Cuando se leen conjuntamente las dos introducciones, 1:1 y 2:1, se nos ofrece una visión global del mismo, gran parte del cual se centra en los días de Uzías y de los demás reyes mencionados en 1:1. Sin embargo, esta es tan exhaustiva que incluye “los últimos días” (2:2). Trata de Judá y Jerusalén, pero anuncia a la que está por venir.

Estos primeros versículos también tienen relación con las bendiciones prometidas en los versículos finales del capítulo 1. Ahora, sin embargo, la visión es abiertamente escatológica. Un monte santo, el del Señor, reinará de forma suprema. Esta visión es exclusiva en un sentido, y global en otro, ya que “hacia él confluirán todas las naciones” y “muchos pueblos” dirán: “¡Venid, subamos al monte del Señor!” (2:2, 3). Isaías describe la paz universal en términos que se han vuelto proverbiales (2:4). Aunque denuncia rotundamente la injusticia de su época, nunca pierde de vista el hecho de que nuestra esperanza definitiva no es una reforma política sino la intervención final de Dios.

Estos primeros versículos también apuntan al futuro. Antes de los “últimos días” de 2:2-5, el Señor tiene preparado otro “día” (2:6-22, especialmente 2:12). El profeta sabe que el juicio es inminente, porque lo que está ocurriendo en la nación significa que en cierta medida Dios ya ha abandonado a su pueblo (2:6). Los israelitas han adoptado supersticiones religiosas de Oriente y practican ahora la adivinación como los filisteos (que vivían al oeste). En otras palabras, buscan la idolatría allá donde pueden encontrarla. Las bendiciones materiales los han vuelto insoportablemente arrogantes (2:7-9). Sin embargo, cuando caiga el juicio, los “ojos del altivo serán humillados y la arrogancia humana será doblegada. ¡En aquel día sólo el Señor será exaltado!” (2:11). Algunos se esconderán entre rocas y cuevas, huyendo de los invasores que Dios ha enviado sobre ellos (2:10, 19-21; compárese Apocalipsis 6:12-17). Cuando Dios “se levante” en “el esplendor de su majestad” (2:21), no habrá dónde esconderse.

¿Cuánto tiempo más estará gran parte de la iglesia en Occidente bajo un juicio parecido? “Su tierra está llena de oro y plata, y sus tesoros son incalculables” (2:7). No somos un pueblo caracterizado por una gran humildad y celo por la gloria del Señor. La solución es la misma que en la época de Isaías: “¡Dejad de confiar en el hombre, que es muy poco lo que vale! ¡Su vida es un soplo nada más!” (2:22).

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Números 12-13
Murmuración contra Moisés
1212 Entonces Miriam y Aarón hablaron contra Moisés por causa de la mujer cusita con quien se había casado, pues se había casado con una mujer cusita; y dijeron: «¿Es cierto que el SEÑOR ha hablado solo mediante Moisés? ¿No ha hablado también mediante nosotros?». Y el SEÑOR lo oyó. Moisés era un hombre muy humilde, más que cualquier otro hombre sobre la superficie de la tierra. Y el SEÑOR de repente les dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: «Salgan ustedes tres a la tienda de reunión». Y salieron los tres. Entonces el SEÑOR descendió en una columna de nube y se puso a la puerta de la tienda; y llamó a Aarón y a Miriam. Y cuando los dos se adelantaron, Él dijo:
«Oigan ahora Mis palabras:
Si entre ustedes hay profeta,
Yo, el SEÑOR, me manifestaré a él en visión.
Hablaré con él en sueños.
No así con Mi siervo Moisés;
En toda Mi casa él es fiel.
Cara a cara hablo con él,
Abiertamente y no en dichos oscuros,
Y él contempla la imagen del SEÑOR.
¿Por qué, pues, no temieron
Hablar contra Mi siervo, contra Moisés?».
Y se encendió la ira del SEÑOR contra ellos, y Él se fue. 10 Pero cuando la nube se retiró de sobre la tienda, vieron que Miriam estaba leprosa, blanca como la nieve. Y cuando Aarón se volvió hacia Miriam, vio que estaba leprosa. 11 Entonces Aarón dijo a Moisés: «Señor mío, te ruego que no nos cargues este pecado, en el cual hemos obrado neciamente y con el cual hemos pecado. 12 No permitas que ella sea como quien nace muerto, que cuando sale del vientre de su madre su carne ya está medio consumida». 13 Y Moisés clamó al SEÑOR y dijo: «Oh Dios, sánala ahora, te ruego». 14 Pero el SEÑOR le respondió a Moisés: «Si su padre le hubiera escupido a ella en el rostro, ¿no llevaría su vergüenza por siete días? Que sea echada fuera del campamento por siete días, y después puede ser admitida de nuevo». 15 Miriam fue confinada fuera del campamento por siete días y el pueblo no se puso en marcha hasta que Miriam volvió.
16 Después el pueblo salió de Hazerot y acampó en el desierto de Parán.

Los doce espías

13 Entonces el SEÑOR habló a Moisés: «Tú mismo envía hombres a fin de que reconozcan la tierra de Canaán, que voy a dar a los israelitas. Enviarás un hombre de cada una de las tribus de sus padres, cada uno de ellos jefe entre ellos». Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, al mandato del SEÑOR; todos aquellos hombres eran jefes de los israelitas. Y estos eran sus nombres: de la tribu de Rubén, Samúa, hijo de Zacur; de la tribu de Simeón, Safat, hijo de Hori; de la tribu de Judá, Caleb, hijo de Jefone; de la tribu de Isacar, Igal, hijo de José; de la tribu de Efraín, Oseas, hijo de Nun; de la tribu de Benjamín, Palti, hijo de Rafú; 10 de la tribu de Zabulón, Gadiel, hijo de Sodi; 11 de la tribu de los hijos de José y de la tribu de Manasés, Gadi, hijo de Susi; 12 de la tribu de Dan, Amiel, hijo de Gemali; 13 de la tribu de Aser, Setur, hijo de Micael; 14 de la tribu de Neftalí, Nahbi, hijo de Vapsi; 15 de la tribu de Gad, Geuel, hijo de Maqui. 16 Así se llamaban los hombres a quienes Moisés envió a reconocer la tierra; pero a Oseas, hijo de Nun, Moisés lo llamó Josué.
17 Cuando Moisés los envió a reconocer la tierra de Canaán, les dijo: «Suban allá, al Neguev; después suban a la región montañosa. 18 Vean cómo es la tierra, y si la gente que habita en ella es fuerte o débil, si son pocos o muchos; 19 y cómo es la tierra en que viven, si es buena o mala; y cómo son las ciudades en que habitan, si son como campamentos abiertos o con fortificaciones; 20 y cómo es el terreno, si fértil o estéril. ¿Hay allí árboles o no? Procuren obtener algo del fruto de la tierra». Aquel tiempo era el tiempo de las primeras uvas maduras.
21 Entonces ellos subieron y reconocieron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, en Lebo Hamat. 22 Y subieron por el Neguev, y llegaron hasta Hebrón, donde estaban Ahimán, Sesai y Talmai, los descendientes de Anac. Hebrón fue edificada siete años antes que Zoán en Egipto.
23 Y llegaron hasta el valle de Escol y de allí cortaron un sarmiento con un solo racimo de uvas; y lo llevaban en un palo entre dos hombres, con algunas de las granadas y de los higos. 24 A aquel lugar se le llamó valle de Escol por razón del racimo que los israelitas cortaron allí.
25 Y volvieron de reconocer la tierra después de cuarenta días, 26 y fueron y se presentaron a Moisés, a Aarón, y a toda la congregación de los israelitas en el desierto de Parán, en Cades; y les dieron un informe a ellos y a toda la congregación, y les enseñaron el fruto de la tierra. 27 Y le contaron a Moisés, y le dijeron: «Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella. 28 Solo que es fuerte el pueblo que habita en la tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos allí a los descendientes de Anac. 29 Amalec habita en la tierra del Neguev, y los hititas, los jebuseos y los amorreos habitan en la región montañosa, y los cananeos habitan junto al mar y a la ribera del Jordán».
30 Entonces Caleb calmó al pueblo delante de Moisés, y dijo: «Debemos ciertamente subir y tomar posesión de ella, porque sin duda la conquistaremos». 31 Pero los hombres que habían subido con él dijeron: «No podemos subir contra ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros». 32 Y dieron un mal informe a los israelitas de la tierra que habían reconocido, diciendo: «La tierra por la que hemos ido para reconocerla es una tierra que devora a sus habitantes, y toda la gente que vimos en ella son hombres de gran estatura. 33 Vimos allí también a los gigantes (los hijos de Anac son parte de la raza de los gigantes); y a nosotros nos pareció que éramos como langostas; y así parecíamos ante sus ojos».

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Salmos 49
LIBRO SEGUNDO
La insensatez de confiar en las riquezas
Para el director del coro. Salmo de los hijos de Coré.
49 Oigan esto, pueblos todos;
Escuchen, habitantes todos del mundo,
Tanto humildes como encumbrados,
Ricos y pobres juntos.
Mi boca hablará sabiduría,
Y la meditación de mi corazón será entendimiento.
Inclinaré al proverbio mi oído,
Con el arpa declararé mi enigma.
¿Por qué he de temer en los días de adversidad
Cuando la iniquidad de mis enemigos me rodee,
De los que confían en sus bienes
Y se jactan de la abundancia de sus riquezas?
Nadie puede en manera alguna redimir a su hermano,
Ni dar a Dios rescate por él,
Porque la redención de su alma es muy costosa,
Y debe abandonar el intento para siempre,
Para que viva eternamente,
Para que no vea corrupción.
10 Porque él ve que aun los sabios mueren;
El torpe y el necio perecen de igual manera,
Y dejan sus riquezas a otros.
11 Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas,
Y sus moradas por todas las generaciones;
A sus tierras han dado sus nombres.
12 Pero el hombre, en su vanagloria, no permanecerá;
Es como las bestias que perecen.
13 Este es el camino de los insensatos,
Y de los que después de ellos aprueban sus palabras.           (Selah)
14 Como ovejas son destinados para el Seol,
La muerte los pastoreará,
Los rectos los regirán por la mañana;
Su forma será para que el Seol la consuma,
De modo que no tienen morada.
15 Pero Dios redimirá mi alma del poder del Seol,
Pues Él me recibirá.  (Selah)
16 No temas cuando alguien se enriquece,
Cuando la gloria de su casa aumenta;
17 Porque nada se llevará cuando muera,
Ni su gloria descenderá con él.
18 Aunque mientras viva, a sí mismo se felicite
(Y aunque los hombres te alaben cuando prosperes),
19 Irá a reunirse con la generación de sus padres,
Quienes nunca verán la luz.
20 El hombre en su vanagloria, pero sin entendimiento,
Es como las bestias que perecen.
   
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Isaías 2
Reinado universal de Dios y Su juicio

2 Lo que vio Isaías, hijo de Amoz, con relación a Judá y Jerusalén.
Acontecerá en los postreros días,
Que el monte de la casa del SEÑOR
Será establecido como cabeza de los montes.
Se alzará sobre los collados,
Y confluirán a él todas las naciones.
Vendrán muchos pueblos, y dirán:
«Vengan, subamos al monte del SEÑOR,
A la casa del Dios de Jacob,
Para que nos enseñe acerca de Sus caminos,
Y andemos en Sus sendas».
Porque de Sión saldrá la ley,
Y de Jerusalén la palabra del SEÑOR.
Él juzgará entre las naciones,
Y hará decisiones por muchos pueblos.
Forjarán sus espadas en rejas de arado,
Y sus lanzas en podaderas.
No alzará espada nación contra nación,
Ni se adiestrarán más para la guerra.
Casa de Jacob, vengan y caminemos a la luz del SEÑOR.
Ciertamente has abandonado a Tu pueblo, la casa de Jacob,
Porque están llenos de costumbres del oriente,
Son adivinos como los filisteos,
Y hacen tratos con hijos de extranjeros.
Se ha llenado su tierra de plata y de oro,
Y no tienen fin sus tesoros.
Su tierra se ha llenado de caballos,
Y no tienen fin sus carros.
También su tierra se ha llenado de ídolos.
Adoran la obra de sus manos,
Lo que han hecho sus dedos.
Ha sido humillado el hombre común,
Y ha sido abatido el hombre de importancia;
Pero no los perdones.
10 Métete en la roca, y escóndete en el polvo
Del terror del SEÑOR y del esplendor de Su majestad.
11 La mirada altiva del hombre será abatida,
Y humillada la soberbia de los hombres.
Solo el SEÑOR será exaltado en aquel día.
12 Porque el día del SEÑOR de los ejércitos vendrá
Contra todo el que es soberbio y orgulloso,
Contra todo el que se ha ensalzado,
Y serán abatidos.
13 esto será contra todos los cedros del Líbano Altos y erguidos,
Contra todas las encinas de Basán,
14 Contra todos los montes encumbrados,
Contra todos los collados elevados,
15 Contra toda torre alta,
Contra toda muralla fortificada,
16 Contra todas las naves de Tarsis
Y contra toda obra de arte preciada.
17 Será humillado el orgullo del hombre
Y abatido el orgullo de los hombres.
Solo el SEÑOR será exaltado en aquel día,
18 Y los ídolos desaparecerán por completo.
19 Los hombres se meterán en las cuevas de las rocas
Y en las hendiduras de la tierra,
Ante el terror del SEÑOR
ante el esplendor de Su majestad,
Cuando Él se levante para hacer temblar la tierra.
20 Aquel día el hombre arrojará a los topos y a los murciélagos,
Sus ídolos de plata y sus ídolos de oro
Que se había hecho para adorarlos.
21 Y se meterá en las cavernas de las rocas y en las hendiduras de las peñas,
Ante el terror del SEÑOR y ante el esplendor de Su majestad,
Cuando Él se levante para hacer temblar la tierra.
22 Dejen de considerar al hombre, cuyo soplo de vida está en su nariz.
Pues ¿en qué ha de ser él estimado?

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Hebreos 10
La ley no puede quitar los pecados
10 Pues ya que la ley solo tiene la sombra de los bienes futuros y no la forma misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que ellos ofrecen continuamente año tras año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera, ¿no habrían cesado de ofrecerse, ya que los adoradores, una vez purificados, no tendrían ya más conciencia de pecado? Pero en esos sacrificios hay un recordatorio de pecados año tras año. Porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados.
Por lo cual, al entrar Cristo en el mundo, dice:

«SACRIFICIO Y OFRENDA NO HAS QUERIDO,
PERO UN CUERPO HAS PREPARADO PARA Mí;
EN HOLOCAUSTOS y sacrificios POR EL PECADO NO TE HAS COMPLACIDO.
ENTONCES DIJE: “AQUÍ ESTOY, YO HE VENIDO
(EN EL ROLLO DEL LIBRO ESTÁ ESCRITO DE Mí)
PARA HACER, OH DIOS, TU VOLUNTAD”».

Habiendo dicho anteriormente:

«SACRIFICIOS Y OFRENDAS Y HOLOCAUSTOS, y sacrificios POR EL PECADO NO HAS QUERIDO, NI en ellos TÚ TE HAS COMPLACIDO» (los cuales se ofrecen según la ley), entonces dijo: «HE AQUÍ, YO HE VENIDO PARA HACER TU VOLUNTAD».

Él quita lo primero para establecer lo segundo. 10 Por esa voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida una vez para siempre.
Cristo puede quitar los pecados
11 Ciertamente todo sacerdote está de pie, día tras día, ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados. 12 Pero Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, SE SENTÓ A LA DIESTRA DE DIOS, 13 esperando de ahí en adelante HASTA QUE SUS ENEMIGOS SEAN PUESTOS POR ESTRADO DE SUS PIES. 14 Porque por una ofrenda Él ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados.
15 También el Espíritu Santo nos da testimonio. Porque después de haber dicho:

«ESTE ES EL PACTO QUE HARÉ CON ELLOS
DESPUÉS DE AQUELLOS DÍAS, DICE EL SEÑOR:
PONDRÉ MIS LEYES EN SU CORAZÓN,
Y EN SU MENTE LAS ESCRIBIRÉ», 
añade:

17 «Y NUNCA MÁS ME ACORDARÉ DE SUS PECADOS E INIQUIDADES».

18 Ahora bien, donde hay perdón de estas cosas, ya no hay ofrenda por el pecado.
Exhortación a la perseverancia
19 Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús, 20 por un camino nuevo y vivo que Él inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, Su carne, 21 y puesto que tenemos un gran Sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura.
23 Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es Aquel que prometió. 24 Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, 25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca.
Advertencia a los que continúan pecando
26 Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, 27 sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios. 28 Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos.
29 ¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merecerá el que ha pisoteado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia? 30 Pues conocemos a Aquel que dijo: «MÍA ES LA VENGANZA, YO PAGARÉ». Y otra vez: «EL SEÑOR JUZGARÁ A SU PUEBLO». 31 ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!
Necesidad de perseverar
32 Pero recuerden los días pasados, cuando después de haber sido iluminados, ustedes soportaron una gran lucha de padecimientos. 33 Por una parte, siendo hechos un espectáculo público en oprobios y aflicciones, y por otra, siendo compañeros de los que eran tratados así. 34 Porque tuvieron compasión de los prisioneros y aceptaron con gozo el despojo de sus bienes, sabiendo que tienen para ustedes mismos una mejor y más duradera posesión. 35 Por tanto, no desechen su confianza, la cual tiene gran recompensa. 36 Porque ustedes tienen necesidad de paciencia, para que cuando hayan hecho la voluntad de Dios, obtengan la promesa.

37 PORQUE DENTRO DE MUY POCO TIEMPO,
EL QUE HA DE VENIR VENDRÁ Y NO TARDARÁ.
38 MAS MI JUSTO VIVIRÁ POR LA FE;
Y SI RETROCEDE, MI ALMA NO SE COMPLACERÁ EN ÉL.

39 Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma.

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