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¿Quieres discipular? ¡Entonces aconseja con la Biblia!
Una iglesia centrada en el evangelio entiende que su meta principal es glorificar a Dios por medio de hacer discípulos (Mt 28:18-20; Hch 2:46). La iglesia no es el edificio ni un negocio, como si las personas que asisten se trataran de «clientes» a los que atendemos cada fin de semana. Tampoco se trata de programas que ofrecemos a nuestros congregantes.
Más bien, la iglesia es la expresión del reino de Dios en la tierra y, por lo tanto, es viva, real, tangible y es el agente por el cual el Dios soberano ha elegido manifestar Su reino en esta época dentro de la historia de la redención (Ef 1:10; 22-23). Sin embargo, aunque entendemos la importancia de la iglesia local y del discipulado, muchas veces nos cuesta entender cómo llevarlo a cabo de maneras prácticas.
Practicar el discipulado
El discipulado puede tener muchas facetas y la mayoría de ellas son muy edificantes. Por ejemplo, algunas personas tienen clases periódicas para estudiar doctrinas bíblicas y aprender aspectos específicos de la fe cristiana (Mt 28:20). Otros prefieren un tipo de discipulado menos estructurado y más práctico, «haciendo vida» juntos, compartiendo alimentos y la lectura de la Biblia.
Estoy convencido de que Dios honra toda buena obra de nuestra parte (Fil 2:13), pero permíteme sugerir otra forma para discipular a los santos: aconséjalos bíblicamente.
Si discipular es enseñar y también es hacer vida juntos, entonces la consejería bíblica es un excelente medio de gracia para obedecer a Dios en nuestro llamado a hacer discípulos. La consejería bíblica es un medio por el cual un hijo de Dios camina junto a otro hijo de Dios en el proceso de santificación progresiva.
Aquí te doy tres razones para entender la consejería bíblica como una forma de practicar el discipulado.
1. La consejería bíblica es hacer comunidad
Cuando hablamos de consejería, no estamos hablando de una «terapia» que alguien recibe. Puede que a veces la consejería suceda en un lugar «formal», como una oficina o un cuarto destinado para tal encuentro, pero el ambiente no importa tanto como lo que se hace durante la consejería.
La consejería bíblica es una forma de hacer comunidad. De hecho, la premisa de la consejería es vivir el concepto bíblico de los mandatos «unos a los otros». El Nuevo Testamento está lleno de mandatos comunales para la iglesia que nos animan a considerar las necesidades de los demás antes que las propias (Fil 2:3-5). Un encuentro de consejería procura cumplir con estos mandatos.
Si discipular es enseñar y también es hacer vida juntos, entonces la consejería bíblica es un excelente medio para obedecer nuestro llamado a hacer discípulos