Un tesoro escondido
Sospecho que Isaías puede ser el gran tesoro escondido de nuestras biblias hoy. No es que no sepamos de su existencia, sino que es posible que no apreciemos su valor. Todavía estoy descubriendo esto por mí mismo.
Hay algunas barreras que hacen que su valor parezca alusivo. Escrito hace casi 2700 años en una antigua cultura del Cercano Oriente, se encuentra principalmente en el género de la poesía hebrea. También es bastante largo. Pero se puede obtener un gran gozo al comprometernos en estudiarlo de manera diligente.
Aclara nuestra visión de Dios
«Sentado sobre un trono alto y sublime», con serafines clamando «Santo, Santo, Santo es el SEÑOR de los ejércitos; / Llena está toda la tierra Su gloria» (Is 6:1-3). Esta visión exaltada de Dios se sostiene a través de la totalidad de la profecía de Isaías. Isaías está incansablemente centrado en Dios y enfocado en Él. Veinticinco veces llama a Dios «el Santo de Israel». No hay nadie como Él, y Su grandeza contrasta con la pecaminosidad de la humanidad y el vacío de la idolatría.
No hay nadie como Dios, y Su grandeza contrasta con la pecaminosidad de la humanidad y el vacío de la idolatría