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Lectura de Hoy

18-06-2024

DEVOCIONAL

Devocional: Deuteronomio 23

De vez en cuando aparece en el Pentateuco un capítulo con leyes y estatutos diversas. Uno de estos capítulos es Deuteronomio 23. Excedería los límites de estas meditaciones reflexionar sobre cada asunto sobre el que se formuló un estatuto, e incluso comentar el principio del ordenamiento de algunas de las listas. Cae por su peso que parte de la legislación se basa en la experiencia histórica de los israelitas. (ej., 23:3-8). En otros casos se trata de la pureza ritual altamente simbólica (ej., 23:9-14); en otros se insta al pueblo a mantenerse alejado de las prácticas abominables del paganismo cananeo (23:21-23). Lo que sí comentaré hoy son los versos 24 al 25: “Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu cesto. Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo”.

Hay una profunda sabiduría detrás de estos sencillos estatutos. Era una postura básicamente comunitaria que permitía a quienquiera coger lo que quisiera, cuando quisiera, y lo que quisiera; frente a una alternativa Comunista donde todos los productos pertenecen al Estado y dónde ningún individuo puede coger nada en absoluto sin el permiso de los líderes de la comunidad. Frente a una óptica Capitalista, (donde, el enfoque que prima es la propiedad privada), cualquiera que cogiera una sola uva de la viña de su prójimo sería considerado ladrón, cualquiera que recogiese unos cuantos granos de trigo para masticarlos mientras se paseaba por un camino que atravesaba la finca de alguien quedaría sujeto a todo el peso de la ley. Pero al permitir a la gente que comiesen lo que quisiesen mientras estaban en la finca de un vecino, este estatuto servía para fomentar una interdependencia que englobaba toda la comunidad, una visión de herencia común. Los muros y las vallas que se erigen por un concepto celoso de la propiedad quedan rebajados. Además, los desamparados encontrarían al menos algo para comer. Esto no supondría una carga demasiado onerosa para ningún propietario mientras el estatuto fuese respetado por todos. Por otro lado, el hecho que se estipulase que no se podía llevar nada a otro sitio, si se respetaba, servía no sólo para militar contra el robo y la pereza, sino para preservar el principio de la propiedad privada y los incentivos al trabajo y al esfuerzo disciplinado que lo acompañan.

Muchos son los estatutos de la ley de Moisés que, si se administran bien, reflejan un equilibrio piadoso de intereses complementarios.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen I, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2013. Usado con permiso.
Devocional: Isaías 50
Isaías 50 tiene una importancia transitoria que contradice su brevedad. En 50:1-3, Dios se dirige a los hijos de Israel en el exilio, especialmente aquellos que creen que él los ha abandonado totalmente. No lo ha hecho. No se ha divorciado de su madre, Sion, ni los ha vendido como esclavos para saldar alguna deuda, de forma que el camino de vuelta a él sigue abierto. A la luz de esta reflexión, las dos últimas líneas de 50:1 deben leerse como una ironía: si los hijos fuesen “vendidos” o la madre “repudiada” en cualquier sentido, sería debido a su pecado, no por una acción legal final por parte de Dios. Además, el Creador soberano es ciertamente capaz de traerlos de vuelta (50:2b-3). La verdadera pregunta es: ¿Por qué no fue ninguno de ellos a él cuando los llamó? (50:2a).

Después, habla el Siervo (50:4-9), más para sí mismo que para los demás, pero de forma que estos lo oigan (50:10-11. ¿Quién es él? Se han hecho muchas sugerencias: Isaías, o uno de sus discípulos del siglo VI a.C.; Jeremías; Israel, personificado como una persona maltratada y que sufre (cp. Salmos 129:1-3). Conforme se va desarrollando el libro, Isaías dejará clara la identidad del Siervo. Incluso ahora, observemos sus características: este Siervo es un buen consejero. Sus palabras sostienen al cansado, porque él mismo oye todo lo que el Señor soberano dice y no se ha rebelado (50:4- 5, a diferencia de Israel). Así pues, es un discípulo perfecto, pero del Señor, no de Isaías (compárese con Juan. 5:18ss.).

No se aparta de la obediencia (50:5), ni siquiera frente al implacable abuso (50:6; cp. Mateo 27:30Marcos 14:6515:19). El Señor soberano lo sostiene en su misión, por lo que se dispone a completar la tarea asignada a él (50:7; cp. Lucas 9:51), confiando en que Dios lo vindicará (50:7-9; cf. Filipenses 2:9-11).

¿Cómo se relaciona entonces la segunda parte de este capítulo con la primera? Seguramente, de esta forma: aquellos a los que se dirige 50:1-3 siguen pareciendo ajenos, distantes, insensibles, cínicos, mientras aquí, en 50:10-11, se traza una línea en la arena, que concierne al Siervo. A un lado de la misma, se encuentra la persona que “teme al Señor y obedece la voz de su siervo”, que, a pesar de la terrible oscuridad que lo envuelve, “confía en el nombre del Señor” (50:10, cursivas añadidas). Al otro lado, está la persona que trata de proveer su propia luz, que enciende fuegos de rebelión; Dios dice a tal persona: “Esto es lo que vosotros recibiréis de mi mano: en medio de tormentos quedaréis tendidos” (50:11). Así pues, la identidad del “pueblo de Dios” se somete a una sutil redefinición. En 49:8-12, engloba tanto a israelitas como a gentiles; aquí, un elemento que lo define es que obedece la palabra del Siervo del Señor.

Este devocional es un extracto de Por amor a Dios, Volumen II, por Donald A. Carson © Andamio Editorial, 2016. Usado con permiso.
Deuteronomio 23
Los excluidos de la asamblea
23 »Ninguno que haya sido castrado o que tenga cortado su miembro viril entrará en la asamblea del SEÑOR. Ningún bastardo entrará en la asamblea del SEÑOR, ninguno de sus descendientes, aun hasta la décima generación, entrará en la asamblea del SEÑOR. Ningún amonita ni moabita entrará en la asamblea del SEÑOR; ninguno de sus descendientes, aun hasta la décima generación, entrará jamás en la asamblea del SEÑOR, porque no fueron al encuentro de ustedes con pan y agua en el camino cuando salieron de Egipto, y porque alquilaron contra ti a Balaam, hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia, para maldecirte. Pero el SEÑOR tu Dios no quiso escuchar a Balaam, sino que el SEÑOR tu Dios te cambió la maldición en bendición, porque el SEÑOR tu Dios te ama. Nunca procurarás la paz ni la prosperidad de ellos en todos tus días.
»No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque fuiste extranjero en su tierra. Los hijos de la tercera generación que les nazcan podrán entrar en la asamblea del SEÑOR.
Leyes diversas
»Cuando salgas como ejército contra tus enemigos, te guardarás de toda cosa impura. 10 Si hay en medio de ti un hombre inmundo a causa de una emisión nocturna, debe salir fuera del campamento; no volverá a entrar al campamento. 11 Pero al llegar la tarde se bañará con agua, y cuando se ponga el sol, podrá entrar de nuevo al campamento. 12 Tendrás también un lugar fuera del campamento y saldrás allí; 13 y entre tus herramientas tendrás una pala, y cuando te sientes allá fuera, cavarás con ella, y te darás vuelta para cubrir tu excremento. 14 Porque el SEÑOR tu Dios anda en medio de tu campamento para librarte y para derrotar a tus enemigos de delante de ti, por tanto, tu campamento debe ser santo; y Él no debe ver nada indecente en medio de ti, no sea que se aparte de ti.
15 »No entregarás a su amo un esclavo que venga a ti huyendo de su señor. 16 Contigo habitará en medio de ti, en el lugar que él escoja en una de tus ciudades donde le parezca bien; no lo maltratarás.
17 »Ninguna mujer de Israel será ramera de culto pagano; tampoco ninguno de los israelitas será sodomita de culto pagano. 18 No traerás la paga de una ramera ni el sueldo de un perro a la casa del SEÑOR tu Dios para cualquier ofrenda votiva, porque los dos son abominación para el SEÑOR tu Dios. 19 No cobrarás interés a tu hermano: interés sobre dinero, alimento, o cualquier cosa que pueda ser prestado a interés. 20 Podrás cobrar interés a un extranjero, pero a tu hermano no le cobrarás interés a fin de que el SEÑOR tu Dios te bendiga en todo lo que emprendas en la tierra que vas a entrar para poseerla.
21 »Cuando hagas un voto al SEÑOR tu Dios, no tardarás en pagarlo, porque el SEÑOR tu Dios ciertamente te lo reclamará, y sería pecado en ti si no lo cumples22 Sin embargo, si te abstienes de hacer un voto, no sería pecado en ti. 23 Lo que salga de tus labios, cuidarás de cumplirlo, tal como voluntariamente has hecho voto al SEÑOR tu Dios, lo cual has prometido con tu boca.
24 »Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás comer las uvas que desees hasta saciarte, pero no pondrás ninguna en tu cesto. 25 Cuando entres en la cosecha de tu prójimo, entonces podrás arrancar espigas con tu mano, pero no meterás la hoz a la cosecha de tu prójimo.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com
Salmos 112 – 113
LIBRO QUINTO
Prosperidad del que teme al SEÑOR
112 ¡Aleluya! Cuán bienaventurado es el hombre que teme al SEÑOR, Que mucho se deleita en Sus mandamientos. Poderosa en la tierra será su descendencia; La generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa, Y su justicia permanece para siempre. Luz resplandece en las tinieblas para el que es recto; Él es clemente, compasivo y justo. Bien le va al hombre que se apiada y presta; Arreglará sus asuntos con juicio. Porque nunca será sacudido; Para siempre será recordado el justo.
No temerá recibir malas noticias; Su corazón está firme, confiado en el SEÑOR. Su corazón está seguro, no temerá, Hasta que vea vencidos a sus adversarios. Con liberalidad ha dado a los pobres; Su justicia permanece para siempre; Su poder será exaltado con honor.
10 Lo verá el impío y se irritará; Rechinará los dientes y se consumirá; El deseo de los impíos perecerá.

El SEÑOR exalta al humilde

113 ¡Aleluya! Alaben, siervos del SEÑOR, Alaben el nombre del SEÑOR. Bendito sea el nombre del SEÑOR Desde ahora y para siempre. Desde el nacimiento del sol hasta su ocaso, Alabado sea el nombre del SEÑOR. Excelso sobre todas las naciones es el SEÑOR; Su gloria está sobre los cielos.
¿Quién es como el SEÑOR nuestro Dios, Que está sentado en las alturas, Que se humilla para mirar Lo que hay en el cielo y en la tierra? Él levanta al pobre del polvo, Y al necesitado saca del muladar, Para sentarlos con príncipes, Con los príncipes de Su pueblo. Hace habitar en casa a la mujer estéril, Gozosa de ser madre de hijos. ¡Aleluya!.

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Isaías 50
Exhortación a confiar en el SEÑOR

50 Así dice el SEÑOR: «¿Dónde está esa carta de divorcio Con la que repudié a su madre? ¿O a cuál de Mis acreedores los vendí? Por causa de sus iniquidades ustedes fueron vendidos, Y por sus transgresiones fue repudiada su madre. ¿Por qué cuando vine no había nadie, Y cuando llamé no había quien respondiera? ¿Acaso es tan corta Mi mano que no puede rescatar, O no tengo poder para librar? Con Mi reprensión seco el mar, Convierto los ríos en desierto. Sus peces huelen mal por falta de agua, Mueren de sed. Yo revisto de negrura los cielos, Y hago de cilicio su cobertura».
El Señor DIOS me ha dado lengua de discípulo, Para que Yo sepa sostener con una palabra al fatigado. Mañana tras mañana me despierta, Despierta Mi oído para escuchar como los discípulos. El Señor DIOS me ha abierto el oído; Y no fui desobediente, Ni me volví atrás. Ofrecí Mi espalda a los que me herían, Y Mis mejillas a los que me arrancaban la barba; No escondí Mi rostro de injurias y salivazos. El Señor DIOS me ayuda, Por eso no soy humillado, Por eso he puesto Mi rostro como pedernal, Y sé que no seré avergonzado. Cercano está el que me justifica; ¿Quién discutirá conmigo? Comparezcamos juntos; ¿Quién es el enemigo de Mi causa? Que se acerque a Mí. Si el Señor DIOS me ayuda; ¿Quién es el que me condena? Todos ellos como un vestido se gastarán, La polilla se los comerá. 10 ¿Quién hay entre ustedes que tema al SEÑOR, Que oiga la voz de Su siervo, Que ande en tinieblas y no tenga luz? Confíe en el nombre del SEÑOR y apóyese en su Dios. 11 Todos ustedes que encienden fuego, Que se rodean de teas, Anden a la lumbre de su fuego Y entre las teas que han encendido. Esto les vendrá de Mi mano: En tormento yacerán.

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Apocalipsis 20
Satanás atado durante el milenio
20 Vi entonces a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo y una gran cadena en su mano. El ángel prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años. Lo arrojó al abismo, y lo encerró y puso un sello sobre él para que no engañara más a las naciones, hasta que se cumplieran los mil años. Después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
También vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que se les concedió autoridad para juzgar. Y vi las almas de los que habían sido decapitados por causa del testimonio de Jesús y de la palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, ni habían recibido la marca sobre su frente ni sobre su mano. Volvieron a la vida y reinaron con Cristo por mil años. Esta es la primera resurrección. Los demás muertos no volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años. Bienaventurado y santo es el que tiene parte en la primera resurrección. La muerte segunda no tiene poder sobre estos sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él por mil años.

La derrota de Satanás

Cuando los mil años se cumplan, Satanás será soltado de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlas para la batalla. El número de ellas es como la arena del mar. Y subieron sobre la anchura de la tierra, rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró. 10 Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta. Y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.

El juicio ante el trono blanco

11 Vi un gran trono blanco y a Aquel que estaba sentado en él, de cuya presencia huyeron la tierra y el cielo, y no se halló lugar para ellos. 12 También vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono, y los libros fueron abiertos. Otro libro fue abierto, que es el libro de la vida, y los muertos fueron juzgados por lo que estaba escrito en los libros, según sus obras. 13 El mar entregó los muertos que estaban en él, y la Muerte y el Hades entregaron a los muertos que estaban en ellos. Y fueron juzgados, cada uno según sus obras. 14 La Muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda: el lago de fuego. 15 Y el que no se encontraba inscrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.

Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com

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