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Lectura de Hoy
07-07-2024
DEVOCIONAL
Devocional: Josué 9
El relato del engaño Gabaonita (Josué 9) tiene elementos un tanto graciosos, así como su lado serio. Los israelitas andan husmeando un pan florecido y conversando seriamente sobre la distancia recorrida por estos emisarios. Pero el hecho triste es que los tuvieron en jaque. ¿Qué lecciones debemos aprender de esto? Primero, muchos creyentes que son capaces de resistir un acecho directo, carecen del sentido de soportar el engaño. Por eso, en Apocalipsis 13, el dragón tiene dos bestias- una cuya oposición es abierta y cruel, y la otra que se identifica como el falso profeta (ver la meditación del 22 de Diciembre). Por esto también, en Hechos 20 Pablo advierte a los ancianos Efesios no sólo acerca de los lobos rapaces que intentarán saquear el rebaño de Dios, sino también del hecho de que- aún de entre sus propios miembros-se levantarán hombres que “distorsionarán la verdad” (Hechos 20:30). Tales personas nunca anuncian lo que hacen: “¡Ahora vamos a distorsionar la verdad!” El peligro que representan radica en que se les ve como “inofensivos” y desde esta posición segura, abogan por posturas “progresistas” que distorsionan el Evangelio. El poder del engaño se puede relacionar con trucos explícitos como la adulación, justamente, la técnica utilizada por los Gabaonitas (9:9-10). En nuestra época, el engaño aún es más fácil porque muchos cristianos ya no están profundamente moldeados por las Escrituras. Es difícil desenmascarar los errores sutiles cuando se alinean con la cultura, utilizan verborrea espiritual, citan piadosamente algún que otro pasaje bíblico y “funcionan”. Segundo, el rechazo descrito en el 9:14 ha espantado a muchos creyentes y no sólo a los israelitas antiguos: “Los hombres de Israel participaron de las provisiones de los gabaonitas, pero no consultaron al Señor”. Sin duda, su consulta al Señor habría sido directa; tal vez, los sacerdotes hubieran recurrido al Urim y Tumim (ver meditación del 17 de marzo). Jamás sabremos por qué el pueblo pensó que no necesitaba la dirección del Señor. Tal vez, la adulación los había vuelto un poco creídos. El hecho de que su decisión se basó en su estimación de cuán lejos habían venido estos Gabaonitas dejó claro que eran conscientes del peligro de hacer tratados con los Cananeos. Por tanto, no debemos entender que el fracaso consistió en una mera falta devocional durante ese día, en un paso mágico que se les olvidó dar a causa de la prisa. El problema es más profundo: hay una negligencia desafortunada que refleja un exceso de confianza que piensa que no necesita a Dios en este caso. Muchos líderes cristianos han cometido errores desastrosos al no dedicar tiempo a buscar la perspectiva de Dios, mediante el estudio de las Escrituras y pidiéndole a él la sabiduría que prometió darnos (Santiago 1:5). |
Devocional: Jeremías 3 |
Cuando los autores humanos de la Biblia escribieron las Escrituras, lo más habitual era que hubiesen leído lo que ya se había escrito de las mismas y meditado en ello. Así pues, los primeros escritores del Nuevo Testamento leían constantemente lo que llamamos Antiguo Testamento, citándolo también y haciendo alusiones al mismo, mientras que los más tardíos recurrían al menos a algunos de los primeros libros de aquel (considérese 2 Pedro 3:15-16), algo que se daba de forma parecida en el Antiguo Testamento. Es muy probable que Jeremías, un profeta del siglo VI a. C., hubiese leído la obra de Oseas, que vivió en el VIII a. C., y reflexionado en ella. El libro de Oseas desarrolla ampliamente la analogía entre Israel y una prostituta: la apostasía es una forma de prostitución espiritual. Esta historia terrible, pero reveladora, se puede entender de muchas maneras, principalmente a través del amor excepcionalmente fiel de Dios por su novia prostituida. Jeremías toma algunos elementos de este tema y los desarrolla (sobre todo en Jeremías 3). El primer versículo alude a Deuteronomio 24:1-4, donde se establece que, si una mujer se divorcia y se casa con otro, no puede divorciarse del segundo para volver con el primero. Tristemente, el pueblo de Judá se había “prostituido con muchos amantes” (3:1) y ahora pretenden volver al Señor como si no hubiese problema. Creen que pueden entrar tranquilamente en la presencia del Señor y orar con nostalgia: “Padre mío, amigo de mi juventud, ¿vas a estar siempre enojado? ¿Guardarás rencor eternamente?”. Lo dicen como si acercarse a este Dios tremendamente ofendido se tratara de un asunto fácil, como si las consecuencias fuesen evitables, como si las dificultades que se presentasen recayesen en Dios y su ira inflexible. Sin embargo, la perspectiva del Señor es bastante diferente. Él comenta tranquilamente: “Mientras hablabas, hacías todo el mal posible” (3:5). Pretender estar arrepentidos, las promesas de lealtad y las bonitas alusiones a una relación pasada no significan nada para Dios en comparación con la actitud presente. La palabrería religiosa esconde, con frecuencia, no solo una conducta impía, sino también en deseo secreto de hacer el mal (3:5), aunque la persona que actúa así está normalmente tan ciega que no puede catalogarlo como tal. El reino norteño de Israel cayó en el adulterio espiritual y Dios le dio “carta de divorcio” (3:6-8), lo envió al exilio en 722 a. C., bajo el rey asirio Sargón II. Su hermano Judá no aprendió nada de este ejemplo: un siglo más tarde hizo lo mismo, pero incluso con menos excusa esta vez, después de ver lo que le había acontecido a Israel (3:9ss.). ¿Hasta qué punto el mundo evangélico contemporáneo está vendiendo el Evangelio, y no ha aprendido nada de la zozobra parecida por el confesionalismo protestante cien años atrás? Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com |
Josué 9 |
Astucia de los gabaonitas |
9 Y sucedió que cuando se enteraron todos los reyes que estaban al otro lado del Jordán, en los montes, en los valles y en toda la costa del Mar Grande hacia el Líbano, los reyes de los hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos, 2 a una se reunieron y se pusieron de acuerdo para pelear contra Josué y contra Israel. 3 Cuando los habitantes de Gabaón también se enteraron de lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai, 4 ellos usaron de astucia y fueron como embajadores, y llevaron alforjas viejas sobre sus asnos, y odres de vino viejos, rotos y remendados, 5 y sandalias gastadas y remendadas en sus pies, y vestidos viejos sobre sí. Todo el pan de su provisión estaba seco y desmenuzado. 6 Vinieron a Josué al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los hombres de Israel: «Hemos venido de un país lejano. Hagan, pues, pacto con nosotros». 7 Y los hombres de Israel dijeron a los heveos: «Quizá habitan en nuestra tierra, ¿cómo, pues, haremos pacto con ustedes?». 8 Respondieron ellos a Josué: «Somos tus siervos». Y Josué les preguntó: «¿Quiénes son, y de dónde vienen?». 9 Ellos le dijeron: «Tus siervos han venido de un país muy lejano a causa de la fama del SEÑOR tu Dios. Porque hemos oído hablar de Él, de todo lo que hizo en Egipto, 10 y de todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón, rey de Hesbón, y a Og, rey de Basán, que estaba en Astarot. 11 Y nuestros ancianos y todos los habitantes de nuestro país nos dijeron: “Tomen provisiones en su mano para el camino, vayan a su encuentro y díganles: ‘Somos siervos de ustedes; hagan, pues, pacto con nosotros’”. 12 Este pan nuestro estaba caliente cuando lo sacamos de nuestras casas para provisión el día que salimos para venir a ustedes, pero ahora está seco y desmenuzado. 13 Estos odres de vino que llenamos eran nuevos, y vean que están rotos. Estos vestidos nuestros y nuestras sandalias están gastados a causa de lo muy largo del camino». 14 Y los hombres de Israel tomaron de sus provisiones, y no pidieron el consejo del SEÑOR. 15 Josué hizo paz con ellos y celebró pacto con ellos para conservarles la vida. También los jefes de la congregación se lo juraron. 16 Pero sucedió que después de tres días de haber hecho pacto con ellos, los israelitas se enteraron de que eran vecinos y que habitaban en su tierra. 17 Entonces salieron los israelitas, y al tercer día llegaron a sus ciudades. Sus ciudades eran Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat Jearim. 18 Los israelitas no los mataron porque los jefes de la congregación les habían hecho un juramento por el SEÑOR, Dios de Israel. Y toda la congregación murmuraba contra los jefes. 19 Pero todos los jefes dijeron a la congregación: «Nosotros les hemos jurado por el SEÑOR, Dios de Israel, y ahora no podemos tocarlos. 20 Esto es lo que haremos con ellos: los dejaremos vivir, para que no venga sobre nosotros la ira por el juramento que les hemos hecho». 21 Y los jefes les dijeron: «Déjenlos vivir». Y ellos fueron leñadores y aguadores para toda la congregación, tal como los jefes les habían dicho. Juicio contra los gabaonitas 22 Entonces Josué los mandó llamar y les habló: «¿Por qué nos han engañado, diciendo: “Habitamos muy lejos de ustedes”, cuando habitan en nuestra tierra? 23 Ahora pues, malditos son y nunca dejarán de ser esclavos, leñadores y aguadores para la casa de mi Dios». 24 Y ellos respondieron a Josué: «Porque ciertamente tus siervos fueron informados de que el SEÑOR tu Dios había ordenado a Su siervo Moisés que les diera toda la tierra, y que destruyera a todos los habitantes de la tierra delante de ustedes. Por tanto, temimos en gran manera por nuestras vidas a causa de ustedes, y hemos hecho esto. 25 Ahora pues, estamos en tus manos. Haz con nosotros lo que te parezca bueno y justo». 26 Y así hizo él con ellos, y los libró de las manos de los israelitas, y estos no los mataron. 27 Y aquel día Josué los hizo leñadores y aguadores para la congregación y para el altar del SEÑOR, en el lugar que Él escogiera, hasta el día de hoy. Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com |
Salmos 140–141 |
Plegaria pidiendo protección Para el director del coro. Salmo de David. |
140 Líbrame , oh SEÑOR, de los hombres malignos; Guárdame de los hombres violentos, 2 Que traman maldades en su corazón; Que cada día provocan guerras. 3 Aguzan su lengua como serpiente; Veneno de víbora hay bajo sus labios. (Selah) 4 Guárdame, SEÑOR, de las manos del impío; Protégeme de los hombres violentos, Que se han propuesto hacerme tropezar. 5 Los soberbios han ocultado trampa y cuerdas para mí; Han tendido red al borde del sendero; Me han puesto lazos. (Selah) 6 Dije al SEÑOR: «Tú eres mi Dios; Escucha, oh SEÑOR, la voz de mis súplicas. 7 Oh Dios, Señor, poder de mi salvación, Tú cubriste mi cabeza en el día de la batalla. 8 No concedas, SEÑOR, los deseos del impío; No hagas prosperar sus malos designios, para que no se exalten. (Selah) 9 »En cuanto a los que me rodean, Que la malicia de sus labios los cubra. 10 Caigan sobre ellos carbones encendidos; Sean arrojados en el fuego, En abismos profundos de donde no se puedan levantar. 11 Que el hombre de mala lengua no permanezca en la tierra; Que al hombre violento lo persiga el mal implacablemente». 12 Yo sé que el SEÑOR sostendrá la causa del afligido, Y el derecho de los pobres. 13 Ciertamente los justos darán gracias a Tu nombre, Y los rectos morarán en Tu presencia. Oración vespertina suplicando santificación y protección Salmo de David. 141 Oh SEÑOR, a Ti clamo, apresúrate a venir a mí. Escucha mi voz cuando te invoco. 2 Sea puesta mi oración delante de Ti como incienso, El alzar de mis manos como la ofrenda de la tarde. 3 SEÑOR, pon guarda a mi boca; Vigila la puerta de mis labios. 4 No dejes que mi corazón se incline a nada malo, Para practicar obras impías Con los hombres que hacen iniquidad, Y no me dejes comer de sus manjares. 5 Que el justo me hiera con bondad y me reprenda; Es aceite sobre la cabeza; No lo rechace mi cabeza, Pues todavía mi oración es contra sus obras malas. 6 Sus jueces son lanzados contra los costados de la peña, Y oyen mis palabras, que son agradables. 7 Como cuando se ara y se rompe la tierra, Nuestros huesos han sido esparcidos a la boca del Seol. 8 Porque mis ojos miran hacia Ti, oh DIOS, Señor; En Ti me refugio, no me desampares. 9 Guárdame de las garras de la trampa que me han tendido, Y de los lazos de los que hacen iniquidad. 10 Caigan los impíos en sus propias redes, Mientras yo paso a salvo. Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com |
Jeremías 3 |
3 Dios dice: «Si un hombre se divorcia de su mujer, Y ella se va de su lado Y llega a ser de otro hombre, ¿Volverá él a ella? ¿No quedará esa tierra totalmente profanada? Pues tú eres una ramera con muchos amantes, Y, sin embargo, vuelves a Mí», declara el SEÑOR. 2 «Alza tus ojos a las alturas desoladas y mira; ¿Dónde no te has prostituido? Junto a los caminos te sentabas para ellos Como el árabe en el desierto. Has profanado la tierra Con tu prostitución y tu maldad. 3 Por eso fueron detenidas las lluvias, Y no hubo lluvia de primavera; Pero tú tenías frente de ramera, No quisiste avergonzarte. 4 ¿No acabas de llamarme: “Padre Mío, Tú eres el amigo de mi juventud”? pensando: 5 “¿Guardará rencor para siempre? ¿Estará indignado hasta el fin?”. Así has hablado, Pero has hecho lo malo, Y has hecho tu voluntad». Infidelidad de Israel y de Judá 6 El SEÑOR me dijo en días del rey Josías: «¿Has visto lo que hizo la infiel Israel? Ella andaba sobre todo monte alto y bajo todo árbol frondoso, y allí se prostituía. 7 Y me dije: “Después que ella haya hecho todas estas cosas, volverá a Mí”; pero no regresó, y lo vio su rebelde hermana Judá. 8 Y vio que a causa de todos los adulterios de la infiel Israel, Yo la había despedido, dándole carta de divorcio. Con todo, su rebelde hermana Judá no tuvo temor, sino que ella también fue y se hizo ramera. 9 A causa de la liviandad con que se prostituyó, profanó la tierra, y cometió adulterio con la piedra y con el leño. 10 A pesar de todo esto, su rebelde hermana Judá tampoco se volvió a Mí de todo corazón, sino con engaño», declara el SEÑOR. 11 Y el SEÑOR me dijo: «Más justa ha probado ser la infiel Israel que la rebelde Judá. 12 Ve y proclama estas palabras al norte, y di: “Regresa, infiel Israel”, declara el SEÑOR, “No te miraré con ira, Porque soy misericordioso”, declara el SEÑOR; “No guardaré rencor para siempre. 13 Solo reconoce tu iniquidad, Pues contra el SEÑOR tu Dios te has rebelado, Has repartido tus favores a los extraños bajo todo árbol frondoso, Y no has obedecido Mi voz”, declara el SEÑOR. 14 “Vuelvan, hijos infieles”, declara el SEÑOR, “porque Yo soy su dueño, y los tomaré, uno de cada ciudad y dos de cada familia, y los llevaré a Sión”. 15 Entonces les daré pastores según Mi corazón, que los apacienten con conocimiento y con inteligencia. 16 En aquellos días, cuando ustedes se multipliquen y crezcan en la tierra», declara el SEÑOR, «no se dirá más: “Arca del pacto del SEÑOR”. No les vendrá a la mente ni la recordarán, no la echarán de menos ni será hecha de nuevo. 17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: “Trono del SEÑOR”; y todas las naciones acudirán a ella, a Jerusalén, a causa del nombre del SEÑOR; y no andarán más tras la terquedad de su malvado corazón. 18 En aquellos días andará la casa de Judá con la casa de Israel, y vendrán juntas de la tierra del norte a la tierra que di en heredad a sus padres. 19 »Yo había dicho: “¡Cómo quisiera ponerte entre Mis hijos, Y darte una tierra deseable, La más hermosa heredad de las naciones!”. Y decía: “Padre Mío me llamarán, Y no se apartarán de seguirme”. 20 Ciertamente, como una mujer se aparta en rebeldía de su amado, Así ustedes han obrado en rebeldía conmigo, Oh casa de Israel», declara el SEÑOR. 21 Se oye una voz sobre las alturas desoladas, El llanto de las súplicas de los israelitas; Porque han pervertido su camino, Han olvidado al SEÑOR su Dios. 22 Vuelvan, hijos infieles, Yo sanaré su infidelidad. Aquí estamos, venimos a Ti, Porque Tú, el SEÑOR, eres nuestro Dios. 23 Ciertamente un engaño son las colinas Y el tumulto sobre los montes. Ciertamente, en el SEÑOR nuestro Dios Está la salvación de Israel. 24 «Pero lo vergonzoso consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud: sus ovejas y sus vacas, sus hijos y sus hijas. 25 Acostémonos en nuestra vergüenza, y que nos cubra nuestra humillación, porque hemos pecado contra el SEÑOR nuestro Dios, nosotros y nuestros padres desde nuestra juventud hasta hoy, y no hemos obedecido la voz del SEÑOR nuestro Dios». Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com |
Mateo 17 |
La transfiguración |
17 Seis días después, Jesús tomó* con Él a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó* aparte a un monte alto. 2 Delante de ellos se transfiguró; y Su rostro resplandeció como el sol y Sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. 3 En esto, se les aparecieron Moisés y Elías hablando con Él. 4 Entonces Pedro dijo a Jesús: «Señor, bueno es que estemos aquí; si quieres, haré aquí tres enramadas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías». 5 Mientras estaba aún hablando, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la nube, diciendo: «Este es Mi Hijo amado en quien Yo estoy complacido; óiganlo a Él». 6 Cuando los discípulos oyeron esto, cayeron sobre sus rostros y tuvieron gran temor. 7 Entonces Jesús se les acercó, y tocándolos, dijo: «Levántense y no teman». 8 Y cuando alzaron sus ojos no vieron a nadie, sino a Jesús solo. Elías y Juan el Bautista 9 Mientras descendían del monte, Jesús les ordenó: «No cuenten a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos». 10 Los discípulos entonces le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?». 11 Respondió Jesús: «Elías ciertamente viene, y restaurará todas las cosas; 12 pero Yo les digo que Elías ya vino y no lo reconocieron, sino que le hicieron todo lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre va a padecer a manos de ellos». 13 Entonces los discípulos entendieron que Él les había hablado de Juan el Bautista. Jesús sana a un muchacho epiléptico 14 Cuando llegaron a la multitud, se acercó a Jesús un hombre, que arrodillándose delante de Él, dijo: 15 «Señor, ten misericordia de mi hijo, porque es epiléptico y sufre terriblemente, porque muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. 16 Lo traje a Tus discípulos y ellos no pudieron curarlo». 17 Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo acá». 18 Jesús lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento. 19 Entonces los discípulos, llegándose a Jesús en privado, dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?». 20 Y Él les dijo*: «Por la poca fe de ustedes; porque en verdad les digo que si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada les será imposible. 21 Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno». Otra vez Jesús anuncia Su muerte 22 Mientras andaban juntos por Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 23 Lo matarán, y al tercer día resucitará». Y ellos se entristecieron mucho. Pago del impuesto del templo 24 Cuando llegaron a Capernaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban las dos dracmas del impuesto del templo y dijeron: «¿No paga su maestro el impuesto del templo?». 25 «Sí», contestó* Pedro. Y cuando él llegó a casa, Jesús se le anticipó, diciendo: «¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes cobran tributos o impuestos los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?». 26 «De los extraños», respondió Pedro. «Entonces los hijos están exentos», le dijo Jesús. 27 «Sin embargo, para que no los escandalicemos, ve al mar, echa el anzuelo, y toma el primer pez que salga; y cuando le abras la boca hallarás un siclo; tómalo y dáselo por ti y por Mí». Nueva Biblia de las Américas Copyright © 2005 por The Lockman Foundation, La Habra, California. Todos los derechos reservados. Para más información, visita www.exploranbla.com |