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¿Qué lugar ocupan los tratados evangelísticos en el evangelismo actual?

Los tratados evangelísticos han ganado mala fama, desde los tristemente célebres tratados de Chick hasta los tratados de billetes de cien millones de dólares falsos que sorprenden a las almas codiciosas con una presentación del evangelio de cinco pasos en el reverso.
De hecho, sospecho que la mayoría de los pastores de iglesias sanas evitan los tratados evangelísticos, ya sea porque no quieren que se les asocie con tácticas evangelísticas sensacionalistas o porque no creen que sean útiles. Así que esos tratados no tienen cabida en sus librerías ni en sus mesas de recursos.
Pero ¿qué pasaría si los miembros de la iglesia estuvieran equipados con tratados que realmente persuadieran a los no creyentes a creer en el evangelio?
Pastor, no puedo señalar un imperativo en las Escrituras sobre el uso de tratados evangelísticos. Pero permíteme animarte a considerar el papel de los tratados en el evangelismo de tu iglesia.
El objetivo de los tratados
Para ver el valor de los tratados evangelísticos, primero debemos considerar su objetivo: persuadir a los no creyentes a considerar el evangelio. Los tratados no pretenden explicar todos los aspectos del evangelio o guiar a las personas a través de una teología bíblica de la expiación.
Hay muchas maneras creativas de dar una pequeña muestra de las buenas nuevas que dirija a los no creyentes a una explicación más completa del evangelio
Son como las tapas españolas: platos pequeños y sabrosos que suelen servirse como aperitivo o merienda. Las tapas no están diseñadas para llenarte; son solo una muestra de una porción más grande.
Los tratados evangelísticos no están diseñados para saciar el hambre de un no creyente, pero pueden atraer a las personas al gran festín del evangelio y a la cosmovisión cristiana.
Nuestra iglesia escribió un tratado evangelístico para distribuir en nuestra ciudad y que preguntaba: «¿Por qué hay tantas religiones en este mundo?». Dimos una breve respuesta e incluimos un código QR que enlaza con la página de recursos de nuestra iglesia. La página web incluye un video de diez minutos con la historia de conversión de uno de nuestros miembros.
Ciertamente, hay muchas maneras creativas de dar una pequeña muestra de las buenas nuevas que dirija a los no creyentes a una explicación más completa del evangelio.
La audiencia de los tratados
También debemos considerar la audiencia de un tratado evangelístico. ¿Cuáles son las tendencias demográficas y religiosas en tu contexto?
En Sevilla, España, donde soy pastor, hay una gran comunidad de musulmanes. Muchos de ellos no hablan suficiente español para mantener una conversación sustancial sobre el evangelio. Así que tenemos un pequeño kit para los miembros de nuestra iglesia que incluye un tratado evangelístico, una Biblia y una película sobre Jesús, todo en árabe. Los miembros de nuestra iglesia pueden dar el tratado o la Biblia a un vecino musulmán o a alguien que conozcan en un autobús o tren. Más adelante, podrían ofrecer la película de Jesús.
Si en tu ciudad hay una gran población de origen católico romano, ¿no sería útil tener un tratado evangelístico que contraste brevemente las diferencias entre la concepción católica romana y la protestante de la salvación?
Quizás vives en una zona secular donde se cuestiona la confiabilidad de la Biblia. Considera hacer un tratado que explique por qué la Biblia es digna de confianza y proporciona un enlace al libro ¿Por qué confiar en la Biblia? de Greg Gilbert o simplemente dales el tratado basado en el mismo libro. Si vives en un lugar dominado por el cristianismo cultural, entonces considera la posibilidad de crear un tratado evangelístico que resuma la verdadera conversión según Juan 3. También puedes recomendarles un libro como ¿Soy realmente cristiano?, de Mike McKinley. Estos son solo algunos ejemplos para empezar a pensar.
El tono de los tratados
También debemos considerar el tono de un tratado evangelístico. Debemos evitar tratados que humillen, caricaturicen o insulten a alguien.
Los tratados deben guiar a las personas a conocer el evangelio de una manera que transmita nuestro amor por Dios y por el prójimo